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𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏: Dejar el pasado atrás.
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Las lágrimas se deslizaban por mis pómulos hasta caer en el asfalto mientras intentaba con todas mis fuerzas reprimir los sollozos que amenazaban con salir, razón por la cual decidí morder fuertemente mi labio inferior.
Supe que me estaba sobrepasando al notar el amargo sabor a metal en mi boca, pero preferí ignorarlo porque no es momento para preocuparme por heridas superficiales, no cuando tengo mi vida entera plácidamente dormidito en mis brazos: Choi Odi, mi precioso hijo de tan solo dos añitos recién cumplidos.
No me gustaría despertarlo y que me viera llorar. Aunque aún no tenga la capacidad de percepción suficiente para notar la negatividad del llanto, me niego a mostrarle mi faceta más deprimente. Quiero que él tenga una infancia plenamente satisfactoria y pienso seguir ese camino aun con los múltiples problemas que tengo encima.
La cuestión es que ahora mismo me encuentro en la peor situación posible: no tengo un hogar al que volver. Para mí, no hay un techo bajo el que dormir. Ya no.
Lo he perdido todo: trabajo, familia, pareja, amigos… No tengo a nadie a quien acudir. Actualmente, solo estamos Odi, yo y una pequeña mochila donde guardo todas las necesidades de mi pequeño, junto con mi cartera, donde llevo mis identificaciones, los documentos de Odi y todos mis ahorros en efectivo.
El teléfono y las tarjetas de crédito los dejé atrás intencionalmente para que nadie pudiera rastrearme. Sé que suena un poco paranoico, pero las circunstancias me aterran y temo por la seguridad de mi hijo.
Una ráfaga de aire helado me azotó de repente, por lo que detuve mi andar un momento para comprobar que Odi estuviera calentito. Por suerte, parece ser el caso, pues mi pequeño ni se inmutó, sino que siguió durmiendo pacíficamente.
Ahora agradezco con toda mi alma haber tomado la decisión de traer la mantita gruesa, la que abriga un montón. Odiaría que mi pequeño pillara un resfriado por mi culpa, por tener que llevarlo en brazos durante la oscura y fría noche, caminando a la deriva y sin rumbo alguno por esta larga carretera recta en medio de la nada.
Cuando metí en la mochila todo lo que consideraba importante, me enfoqué en la comodidad de Odi. Por eso olvidé traer ropa abrigada para mí y, en mi caso, si me estoy muriendo de frío. Hasta puedo sentir el castañeteo de mis dientes, pero no importa. Mientras mi bebé esté bien, yo también lo estoy.
Ignorando lo frías que estaban mis extremidades, especialmente mis dedos, seguí caminando con la intención de buscar cobijo, al menos para pasar esta noche. Mañana será otro día en el que tendré que ocuparme de otro de los muchos problemas que debo solucionar, pero por ahora la prioridad es encontrar un lugar donde dormir.
No me quiero arriesgar a pasar la noche en el exterior de nuevo. Ya van cuatro días seguidos. Y, siendo primavera, nada más caer el sol, el ambiente se volvía insoportablemente gélido. No me preocuparía demasiado si no fuera porque Odi ayer soltó algún que otro estornudo.
Me duele tenerlo viviendo en la calle. No es lugar para criar un bebé, por lo que pensé que ya es hora de establecerse en algún sitio, aunque sea temporalmente.
Mi dinero en efectivo no da para mucho, en realidad. Si bien cuento con bastante cantidad, ahora mismo no puedo permitirme comprar una vivienda. Debo tener ahorros extra para las necesidades de Odi, así que el presupuesto del hogar está tan limitado que descarté la idea de buscar un alquiler, sabiendo lo mucho que han subido estos últimos años. Tampoco puedo pedir un préstamo al banco estando desempleado, así que estoy jodido.
Supongo que un hotel y un hostal son buenas opciones por ahora. El problema es que no sé dónde estoy ni adónde voy. La carretera está desolada y hay puro bosque alrededor. No veo ninguna pista que me ayude a ubicarme, por lo que tampoco sé cuánto falta para llegar al final del camino.
Quería llorar aún más de impotencia, especialmente porque no puedo caminar más rápido. No he comido nada desde ayer y me siento extremadamente cansado y abatido. Lo único que deseo ahora mismo es no transformarme.
Soy un alfa cambiaformas defectuoso, así que tardaré un poco en volver a mi forma humana si me transformo y no quiero dejar a mi bebé esperando en el suelo mientras tanto.
Es un problema con el que he lidiado desde que nací. Siempre me convierto en los momentos menos convenientes, lo que ocasionó que mi familia empezara a tratarme como un bicho raro por supuestamente humillarlos frente a los demás.
Honestamente, no es para menos. Nací en una prestigiosa familia de alfas cambiaformas que se convertían en grandes y feroces lobos de hermoso pelaje plateado. Pero ahí estaba yo, siendo una anomalía genética que representaba todo lo contrario a mi familia. Como era de esperarse, fui rechazado por ellos tras mi primera transformación.
Con mi forma humana, cumplo esos estándares de alfa de los que tanto hablaban: soy alto y fuerte, no tan fornido como mis padres, pero sigo luciendo como un alfa de todas formas. Sin embargo, al transformarme, me vuelvo un pequeño y lindo conejito de pelaje negro y orejas caídas.
Todos me miraban extraño por eso, pues se supone que un alfa no debería cambiar a un animal tan débil como el conejo, sino a un gran e intimidante carnívoro. Es la ley de la naturaleza: los alfas son depredadores; los omegas presa; los betas son gente ordinaria que no tienen la genética de híbridos ni la capacidad para ser cambiaformas.
Una vez traté de hacerme pasar por omega, siendo lo más conveniente debido a mi animal. El resultado fue desastroso. Se enteraron de que en realidad soy alfa y recibí bastantes burlas por ello, así que decidí no volver a intentarlo.
Aún es pronto para saber qué es Odi, pero espero de todo corazón que no sea defectuoso como yo. Digo, lo seguiré queriendo muchísimo sea lo que sea, pero no quiero que viva las dificultades de ser un marginado social por algo que escapa de su control.
Es horrible sentirse rechazado y usado por los demás. Que tus amigos te dejen de lado por ser diferente; que tu propia familia te rechace; que cuando finalmente encuentras a alguien que te acepta tal y como eres, resulte ser un monstruo que solo se aprovechó de ti.
Aunque Odi ya tiene la seguridad de que nunca le fallaré pase lo que pase, sigo sin querer que experimente todo lo demás.
Por ahora, sé que Odi va a ser un alfa. Es lo que sospechan todos los médicos, pero se sabrá con seguridad dentro de unos años. Solo puedo desear que, de ser así y si resulta ser un cambiaformas como yo, espero que no herede mi naturaleza de conejo.
Porque un omega conejito estaba bien visto, pero un alfa conejito no, lo cual es injusto porque nadie puede escoger su genética. Es una inseguridad con la que he batallado durante años por lo mucho que me ha jodido la vida.
Ya es demasiado tarde para lamentar mi genética. Suicidarme alguna vez fue una opción que descarté tras la noticia de que iba a ser padre.
La llegada de Odi a mi vida se sintió como una especie de renacimiento para mí. Ahora tengo una razón para seguir adelante. No soy el tipo de padre capaz de abandonar a su propio hijo solo por no poder soportar el suplicio que es vivir, sobre todo cuando ahora mismo yo soy la única figura parental que tiene mi pequeño. Jamás lo dejaría solo y estoy dispuesto a darlo todo para que crezca sano y salvo.
Por primera vez en la noche, escuché el sonido del motor de un coche.
Esperanzado, me di la vuelta para confirmar que, efectivamente, había un auto a pocos metros de mí.
Ahí empecé un debate mental: ¿debería hacer autostop? Estando en la absoluta nada, me daba un poco de miedo que el conductor fuera mala persona y se aprovechara mi estado de vulnerabilidad.
Ya fui testigo de lo peligrosas que pueden llegar a ser las personas, y desafortunadamente lo descubrí con alguien muy cercano. ¿Qué se podría esperar de un desconocido? Absolutamente todo.
Estuve a punto de ignorar la idea y seguir caminando, pero un leve quejido de Odi, acompañado del escalofrío que noté en su cuerpecito, me hizo reflexionar.
No estaba en posición de dudar y, pasara lo que pasara, protegería a mi pequeño a toda costa. Tal y como lo hice al alejarlo de la casa de horrores donde solíamos vivir con su otro padre.
Resignado, me incliné hacia la carretera y alcé un brazo mientras sostenía a Odi con el otro, rezando para que el conductor fuera lo suficientemente amable como para detenerse; lo cual, tristemente, no ocurrió.
Pero otro auto que iba detrás de él sí se detuvo, bajando la ventanilla para interactuar conmigo.
Aun con la oscuridad, pude ver que se trataba de una mujer sin rasgos animales ni presencia salvaje, por lo que no es ni híbrida ni cambiaformas.
Sospeché que se trataba de una beta hasta que sus feromonas, con olor a almendra, llegaron a mis fosas nasales. Una omega, sin duda.
━¿Puedo ayudarle en algo? ━preguntó ella con expresión preocupada al notar a mi bebé.
Tal vez era el cansancio, el frío, o que mi ya fallecida abuela compartía el mismo aroma que esta desconocida; pero me transmitía algo de confianza. Tampoco tenía más opciones, y la mujer tuvo la honradez de acudir a mi señal. No le haré perder el tiempo con mis debates mentales.
━D-Disculpe, ¿podría usted llevarnos hasta el final de la carretera? ━pregunté educadamente en tono bajo para no despertar a Odi.
La chica sonrió━. Por supuesto, sube.
Agradecido, me subí rápidamente al asiento del copiloto, suspirando de alivio al notar que el interior del coche estaba calentito gracias a la calefacción.
Una vez me puse el cinturón y acomodé bien a mi pequeño contra mi pecho, la desconocida volvió a arrancar el auto y siguió conduciendo por la carretera, no sin antes apagar la radio, asumo que para no molestar el pesado sueño de Odi.
━¿Cuál es tu nombre, joven?
Cierto, olvidé que un momento así requiere interacción social.
Suelo ser un poco tímido. Nunca se me ha dado bien acercarme a los demás y establecer relaciones. De hecho, todos mis amigos son gente que conocí a través de mi expareja. Y tampoco es que yo fuera quien hablaba en nuestras reuniones; soy más de escuchar. Además, siempre tuve compañía que se encargaba de guiar la conversación cuando conocía a alguien nuevo.
Ahora que lo pienso, jamás hice amigos por mi cuenta ni he podido elegir cuidadosamente mi círculo. Esta es la primera vez que interactúo con alguien sin la influencia de mi antiguo entorno, lo que me obligaba a tener cuidado con mis palabras y mi actitud.
A decir verdad, nunca antes había sentido esta libertad en el ámbito social. Siempre he seguido órdenes y hecho todo lo que otros me han pedido. Ahora que debo actuar por mi cuenta, no sé muy bien cómo hacerlo, pero hice un esfuerzo por no caer en un silencio incómodo, pues parece que el viaje será largo. Al frente solo veía kilómetros de carretera.
━Me llamo Choi Soobin.
━Encantada, Soobin. Yo soy Im Nayeon ━se presentó la omega. Tenía su vista fija en la carretera, pero cada rato me miraba de reojo y me dio la sensación de que estaba intentando reconocer mi raza. Me puse unos supresores de olor, así que debe pensar que soy beta, pero es cierto que para una omega es peligroso dejar entrar a su auto a un desconocido. Debe tener mucha precaución con los extraños━. ¿Y a dónde te diriges?
Buena pregunta━. Honestamente, no lo sé. Ni siquiera sé dónde estoy… ━opté por ser honesto, esperando que me ayudara a ubicarme.
Pude notar cómo Nayeon se quedó atonita por mi desorientación, pero más que indagar sobre por qué caminaba sin rumbo en medio de la noche con un bebé, me informó exactamente lo que necesitaba saber: ━Esta carretera une Ulsan y Daegu. Estamos de camino a Daegu.
Eso me sorprendió.
Mi gran e improvisada aventura empezó en Seúl, en el momento en que me subí al primer tren que salió de la estación. Necesitaba alejarme urgentemente de esa ciudad con mi bebé, así que fue una decisión bastante apresurada. Por eso, me llevé una gran sorpresa al llegar a Andong, que ya de por sí está lejos de Seúl; pero como sé que hay conocidos de mi expareja viviendo allí, estuve un par de días tomando autobuses al azar con la intención de dejar un rastro confuso, para luego ponerme a caminar por la primera carretera larga que vi.
La idea era perderme hasta alcanzar un lugar suficientemente alejado y tranquilo para asentarme. Sin embargo, con tantos cambios de camino, perdí el sentido de la orientación y eso de "perderme" se me fue de las manos.
No esperaba llegar tan lejos. He avanzado más de lo que pensaba, lo que me ayudó a calmarme. Será muy difícil localizarme.
━¿Puedo saber por qué se dirige a Daegu tan tarde? ━pregunté con curiosidad, intentando ser sociable. El reloj digital del coche marcaba las cuatro de la mañana, y era inusual ver a alguien recorriendo largas distancias a esas horas.
━Voy por trabajo. Soy azafata ━respondió Nayeon. Se notaba el cansancio en su voz━. En realidad, me muevo mucho, así que será llegar e irme.
━Oh, ¿y siempre empiezan tan temprano?
━Si tú supieras… ━me tomé eso como una afirmación y la confesión implícita de que tienen horarios horribles.
Suena agotador. Seguro que lo es. Debe viajar mucho y es complicado adaptarse a los cambios de horario de cada país, pero deberá cobrar cantidades que yo nunca podría conseguir ni en un año.
━Ahora cuéntame, Soobin, ¿qué hacía alguien como tú con un niño en medio de la carretera?
En algún momento tendría que surgir esa duda, ¿no? La verdad, no sabía qué responder.
¿Está bien si me desahogo con una desconocida? No he podido hablar con absolutamente nadie de mi situación porque es complicado confiar en personas conocidas que no dudarán en apuñalarme por la espalda debido a sus intereses personales, así que dentro de mí hay una bomba repleta de sentimientos a punto de explotar que nunca he podido expresar en voz alta.
No me vendría mal hablar de ello. Después de todo, se puede resumir en una sola frase: ━…Escapar de mi vida.
Nayeon hizo un sonido de comprensión. No me está juzgando por ello, y eso ya es más cordialidad de la que he recibido nunca desde que soy padre.
━¿Puedo saber la razón, o es algo personal que prefieres no comentar?
━Es… complicado ━iba a dar una respuesta más contundente, pero los malos recuerdos pasaron por mi mente y tuve que apretar ligeramente el agarre de Odi para recordarme que todo iba a ir mejor ahora que los dos nos alejamos del peligro. No me veo capaz de contar los detalles en voz alta. Siento que me romperé a llorar otra vez━. De todos modos, ya no importa. Lo único que busco es una vida mejor donde pueda criar a mi bebé.
━Dejar el pasado atrás y empezar de nuevo es un buen comienzo ━estuvo de acuerdo, para mi sorpresa. Si fuera cualquier otra persona me estaría acusando de ser un mal padre━. Significa que estás abierto a nuevas fronteras que antes no habías considerado. Tal vez encuentres algo interesante en el proceso.
Esa pizca de sabiduría me llamó especialmente la atención, por lo que no pude evitar preguntar: ━¿Usted tiene hijos?
━Oh, no, pero me gustaría. Seguro que me veo linda con pancita.
━¿Qué te lo impide?
━Mi alfa también es azafata y ambas tenemos poco tiempo para niños. Si no podemos criarlos nosotras, ¿qué sentido tiene tenerlos? ━la vi fruncir el ceño. Se nota que es un tema que le molesta━. Para ser madres ausentes, mejor no somos madres.
No podía estar más de acuerdo con ella. Quizás yo sea un caso del extremo contrario a la ausencia: necesito estar presente.
Nada más supe que iba a ser padre, abandoné la carrera universitaria y empecé a trabajar para hacerme cargo de esa responsabilidad. Incluso estuve cuidando muy bien a mi omega embarazado precisamente porque quería ser partícipe en todo el proceso y que Odi naciera sano y salvo.
La verdad sea dicha, Odi fue un accidente inesperado, pero ser padre me ilusionó un montón y hasta hace poco creí que mi ex, el papá omega de Odi, pensaba igual.
Recordarlo me dio inmensas ganas de llorar.
Después de todos los años que pasamos juntos y de todo lo que luché por nuestra relación... todo eso se derrumbó en un solo día repleto de confesiones y golpes de realidad.
Yo… He estado cegado por un amor que pensé que era mutuo, cuando siempre fue algo unilateral. Pero me tenía tan engañado que creí en todas sus mentiras sin dudar ni una sola vez.
Y lo peor de todo es que, a pesar de saber lo dañino que es para mí y para nuestro hijo, lo extraño.
Sé que no debo, pero lo hago. Esta huida es mi intento de desintoxicación. Alejarme de él y superarlo por el bien de Odi, porque si no, mi bebé acabará sufriendo las consecuencias tarde o temprano. Ya permití que ocurrieran varias situaciones alarmantes que no pienso volver a tolerar.
No me importa si ese sujeto fue quien pasó nueve meses gestando a Odi y tuvo un parto doloroso. Dar a luz y ser legalmente uno de sus padres no le da derecho a sobrepasarse con nuestro hijo al tratarlo como su saco de boxeo. Me arrepiento mucho de haber tardado tanto en hacer algo.
━¿Tienes dónde quedarte, aunque sea en otra ciudad? ━preguntó Nayeon de repente, a lo que yo negué━. ¿Y a alguien a quien llamar que pueda ayudarte?
━No…
━Está bien. No conozco mucho Daegu, pero debe haber algún lugar barato donde asentarte para que puedas organizarte mejor. ¿Tienes dinero?
━Algo ━no pienso especificar la cantidad. Por muy amable que sea, Nayeon sigue siendo una desconocida para mí.
Asumo que comprende mi cautela, pues no insistió en saber ni se tomó a mal mis ambiguas respuestas. En su lugar, dijo: ━Supongo que te dará. Si me da tiempo, te ayudaré a buscar algo. Por ahora puedes quedarte tranquilo y dormir. Te despertaré cuando lleguemos.
Accedí por simple gesto de educación y me acurruqué junto a la puerta, apoyando la cabeza en el cristal de la ventana.
Ni de coña me voy a dormir. Tengo que estar alerta por si acaso, pero Nayeon no tiene por qué saber que en realidad permaneceré despierto todo el tiempo, abrazando protectoramente a su bebé.
Por mucha confianza que me transmitiera, no bajaría la guardia con nadie, principalmente por miedo a transformarme. Soy mucho más vulnerable en mi forma animal.
Además, Odi a veces se despierta debido a pesadillas. Debo estar atento para mimarlo y decirle que todo estará bien, con ese tono de voz suave que tanto le relaja.
Dormir no es una opción para mí. O al menos, no ahora.
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