—Esto es inaceptable -expresó con molestia el hombre sentado a la cabeza de la enorme mesa, su puño impactó con fuerza contra la fina madera de roble, resonando por todo el lugar, los demás sujetos que estaban allí hicieron algunas muecas de impresión- Doce barcos hundidos, casi tres mil hombres muertos y desaparecidos, ¿Y ninguno de los idiotas aquí presente es capaz de decirme qué carajos está pasando?

Ninguno se atrevió a decir palabra alguna, el silencio abrumó de cierta manera al hombre con corona, que bufando y exhalando el aire que tenía en sus pulmones juntó sus dos manos en la mesa.

—¿Qué mierda están haciendo ustedes? -este preguntó, su voz sonaba suave, pero la furia e irá se podía sentir fácilmente- ¿Qué clase de ministros tan competentes tengo qué no son capaces de darme un mísero reporte en casi un mes?

Uno de ellos se puso de pie, llamando la atención de todos allí incluído el emperador.

—Majestad, no hemos podido darle un reporte sobre lo sucedido ya que usted mismo lo ha dicho; una docena de barcos han zarpado en dirección a Nihon, y como sabrá, ninguno de ellos ha vuelto, ni siquiera la última expedición que salió hace una semana volvió -este dijo, el emperador frunció el ceño levemente mientras lo escuchaba- Nuestros recursos no son los suficientes como para mandar un satélite al espacio como lo han hecho en Báltica, de una manera u otra seguiremos estancados en lo mismo.

Al terminar este nuevamente se sentó, todo bajo la atenta y tensa mirada de los demás ministros.

El imperio de Sendai era comunmente conocido por todo el mundo como el más grande, el más poderoso y el más brutal estado que jamás haya existido, todos sus gobernantes -incluído el que actualmente ocupa el cargo- han tenido un ferviente deseo de conquistar y controlar nuevos territorios, expandiendo su grandiosidad hacia todas partes. Y todos y cada uno de ellos han querido conquistar Hwaa; el territorio desconocido.

Sobra decir que ninguno lo ha logrado en más de dos mil años de la existencia del imperio de Sendai.

Una guerra mágica, catástrofes naturales, desapariciones inexplicables han sido algunos tropiezos de un sin fin de cosas más que han evitado que ochenta y cuatro monarcas de la dinastía Jeon hayan reclamo aquel territorio como suyo. Jungkook, el actual emperadores había decidido seguir el legado que su padre, su abuelo, su bisabuelo y todos sus ancestros han seguido por siglos.

Tras un breve momento de silencio el empleo se puso de pie, quedandose inmóvil allí.

—La escoria de Báltica ha logrado un sin fin de cosas que nosotros no, han avanzado en muchos campos y sentidos, tanto así que ya casi nos llevan un siglo de ventaja, ¿Teléfonos móviles? ¿Motores eléctricos? ¿Qué carajos es un avión? -luego comenzó a caminar lentamente por todo el alrededor de la mesa, tocando con sus dedos las sillas de los presentes- Nos han dejado en ridículo, básicamente somos el hazme reír de todo el mundo, ¿Por qué dejamos que eso pasara? -silencio, nadie dijo nada- Mi deber como emperador es mantener a flote está nación, pero si sigo compartiendo mi poder con incompetentes como ustedes terminaremos en desgracia.

Finamente este regresó al punto de inicio, mirando con desdén a sus subditos. —Todo aquel que se sienta incapaz de lograr hacer lo que les pido puede retirarse ahora mismo, no habrán repercusiones contra ustedes o sus familias, la vergüenza de no poder hacer nada bien será suficiente castigo -al decir esto, uno a uno fueron dejando la sala de reuniones, dejando así al emperador solo junto a seis hombres más- No fue tan malo como creí.

Todos ellos rieron levemente.

—¿Y ahora que sigue, majestad? -uno de ellos preguntó.

Jungkook sonrió macabramente.

—Quiero que traigan ante mi a cada uno de los enemigos que tiene la reina Park -este dijo con elocuencia, delineando con sus dedos aquel anillo de color carmesí en su dedo- Si de verdad existe tal poder en ese desconocido lugar tendré que hacer muchas cosas malas para obtenerlo, pero antes de eso tengo que deshacerme de aquellos ilusos pacíficistas que solo detienen mi progreso...

Mientras Chaeyoung divisaba la vista hacia las lejanas montañas recubiertas de nieve desde su barco, la azabache junto a ella frotó sus manos entre sí, generando de tal manera una chispa que recorrió todo su cuerpo, otorgándole el calor que necesitaba.

Chaeyoung miró a T/n, la cual solo llevaba su armadura -bastante delgada a decir verdad- carente de la protección necesaria para combatir a las heladas temperaturas que acechaban el ambiente.

—¿Es impresión mía o el invierno está comenzando? -musitó Chaeyoung acurrucada en su abrigo, tiritando de frío- ¿Y por qué tú no estás muriendo de frío?

T/n rió suavemente, mirando a Chaeyoung de arriba a abajo, muriendo de ternura en el proceso por la actitud de la menor.

—Tengo mis métodos para no sentir frío Chaeng -esta respondió riendo- En este momento estamos navegando por el río Yontarak en el reino de Lion, este reino y Siberia son los reinos más australes de todo el continente, por esa razón el invierno llega más pronto en estos lugares, si no quieres morir de frío, pero tampoco sufrir golpes de calor, tendrás que visitar el reino de Hann, si quieres ir a nadar en aguas cristalinas con arena blanca visita el reino de Guri, pero si quieres visitar grandes ciudades como lo es la capital visita al reino de Dahlia, mi madre Shuhua alardea que su reino tiene a la segunda ciudad más avanzada y poblada de todo el continente... Pero no le digas eso, o la tendrás todo el tiempo encima de ti -esta dijo, haciendo reír a la pequeña pelinegra- ¿Hay algo más que desees preguntar?

Chaeyoung rápidamente asintió, desde que había llegado está deseaba preguntar algo en específico.

La pequeña suspiró profundamente, sacando el aire helado de sus pulmones.

—Si tus dos madres pueden convertirse en dragones... Y tú tienes el ADN de ellas dos... -Chaeyoung titubeó, T/n enarcó una ceja mientras sonreía- ¿También puedes convertirte en uno?

T/n hizo silencio por algunos segundos, mirando detenidamente como la ilusión crecía en los orbes marrones de Chaeyoung, después de unos segundos está asintió.

—Mira, te diré un pequeño secreto, pero no se lo digas a nadie, ¿Va? -Chaeyoung asintió emocionada- Cuando mi abuela llegó a este continente llegó en una pequeña barcaza junto a su primogénita, mi tía Seo Yeeun que en ese entonces tenía diez años, y mi madre, Seo Soojin, quién apenas era una recién nacida, junto a algunos subditos que acompañaron a sus reyes en el exilio -Chaeyoung asintió conforme T/n hablaba- Yeeun había nacido con un don especial, el cual le permitía ser la portadora de un inmenso poder que le daba las habilidades de escupir fuego, una fuerza sobre humana y la capacidad de volar, claramente en ese momento sus poderes eran considerados como brujería... Y bueno, por eso los antiguos reyes querían su poder -T/n dijo mirando hacia las montañas de River Dragon- Cuando mi abuela se asentó en este lugar una especie de... Algo mágico la guío hasta aquella montaña que ves allí, la más alta -la más baja miró, viendo la montaña que la azabache decía- Realmente no sé qué fue lo que sucedió, pero ese algo mágico despertó algo en mi familia que nunca habíamos imaginado tener. El don de mi tía Yeeun era algo hereditario del clan Seo, por lo cual ese genoma despertó en todos ellos, incluida mi madre, y les dió la capacidad de regenerarsen ilimitadamente, además de poder cambiar su cuerpo a voluntad a la forma de ese algo mágico que los guío hacia aquella fuente de poder; un dragón.

Chaeyoung abrió su boca levemente, sintiéndose abrumada e impresionada por lo revelado. T/n notó la expresión de la más baja y rió, luego continúo.

—Conforme avanzaba el tiempo ese gen también se adhirió a las demás familias que fundaron los siete reinos de Hwaa, las familias Yeh, Cho, Yontarak, Jeong, Song y obviamente a la familia Seo. Así fue como nuestro imperio nació, y la naturaleza, confiada en que ellos serían los cuidadores perfectos les otorgó el don para que se pudieran defender, para que no sucediera lo mismo que pasó en Báltica -esta dijo- Décadas después los soldados del imperio de Sendai vinieron a nuestras tierras, guiados por los rumores de un colosal poder...

—¿La gran guerra mágica?

—Si -T/n respondió a la pregunta de Chaeyoung- En aquel entonces yo solo tenía cerca de quince años... Pero puedo recordar perfectamente que sucedió ese día -la azabache hizo una pequeña pausa, usando ese momento para respirar con tranquilidad- Mi tía Yeeun y mi abuela Minjeong murieron a causa de unas heridas que nunca pudieron ser regeneradas... Y después... Confío en que conoces que sucedió al final.

—Los invasores fueron masacrados por la "Devastación Escarlata", ¿No? -Chaeyoung supuso, T/n asintió- ¿Esa era tu madre Soojin?

T/n negó, luego está apoyo sus manos en la baranda del barco.

—Era yo -esta confesó, Chaeyoung abrió sus ojos tanto como pudo- Cuando estoy cegada por la irá mi forma interior es la de un dragón rojo, tan rojo como el color de la sangre que recorre tu cuerpo, de ojos tan negros como la noche y con el poder cubriendo todo su cuerpo, encendida en una llama de fuego -al decir esto está rió, haciendo pequeñas flamas en las palmas de sus manos- Fui apodada como la Devastación Escarlata por los invasores, y bueno, el apodo se convirtió en toda una leyenda, tanto así que los mismos habitantes de Hwaa me incluyeron en sus canticos como su heroína...

—¿Y como es cuando estás calmada? -Chaeyoung preguntó, haciendo fruncir el ceño a la azabache- La forma de tu dragón, ¿Cómo es?

T/n entendió la pregunta, y antes de responder sonrió.

—Es de una hermosa combinación entre blanco y rojo, esto es gracias a los colores de mis madres -T/n dijo, Chaeyoung hizo memoria tratando de recordar la forma y el color de los dos gigantes que vió días atrás- Si el tiempo me lo permite y si tu curiosidad así lo quiere puedo enseñarte como es, mis palabras no serían suficientes como para saciar tu sed de saber.

Chaeyoung rió, cubriendo sus manos con su abrigo, la punta de su nariz estaba un poco rosácea, al igual que sus mejillas.

—Eso sería fantástico -expresó Chaeyoung con una sonrisa, luego, frente a ella, apareció la imponente vista de un castillo blanco y azul, rodeado de árboles y montañas- ¿Ya llegamos?

—Si, hemos llegado a la capital de Lion -T/n dijo- Y si mis cálculos no fallan mis madres y la reina Minnie ya han de estar aquí.

—¿Puedo preguntar por qué estamos aquí?

Antes de poder responder el pequeño barco se detuvo finalmente en el puerto. Los soldados que las acompañaban comenzaron a bajar cajas y bultos, seguido del equipaje de ambas y muchas cosas más.

—Hace unos días fui a visitar a la reina Park, fui enviada con un mensaje y noticias sobre ti y Tzuyu -Chaeyoung frunció el ceño, T/n rió- Vamos a ir hacia Báltica Chaeng, mis madres y tu reina van a comenzar un tratado de relaciones públicas, ya te había dicho que nuestros planes a futuro eran reabrirnos al mundo exterior, ¿Y que mejor manera que hacerlo con la única nación que ahora mismo goza de paz?