6. Te amo, pero... [JITZU]
—¿Alguna vez has lastimado a alguien?—preguntó Tzuyu manteniendo su vista en el paisaje de aquellas verdosas y frías montañas. Jihyo dirigió su vista al perfil de su novia.
—Si alguna te lastime, perdóname.—respondió.
—No.—negó Tzuyu.—Justo en este momento, tengo miedo de hacerlo, ¿me comprendes?.—comentó la taiwanesa y bajo la cabeza apartando su vista del paisaje.
—¡Nunca lo harías!—Jihyo rió incómodamente.
—¡Te amo demasiado!—exclamó y abrazo a su novia.—Pero...
—¿Desde cuando hay "peros" en nuestros te amos?—Jihyo se separó de Tzuyu.
—Estoy intentando ser cautelosa, no quiero perderte.—la abraza nuevamente.—Pero...—lo dice por segunda vez.–esto es suficiente, Jihyo, ya me cansé.
La coreana siente un fuerte ardor en sus ojos e intenta retener sus lágrimas, pero no aguanta más y sus lágrimas rodean sus mejillas sin parar.
—Entiendo, amor.—Jihyo no apartó la mirada de Tzuyu en ningún momento.—entiendo si ya crees que esta relación fue lo suficiente...—tragó saliva y limpió sus lágrimas— y si me amaras de verdad, así como dices, no me hubieras dejado y tampoco me hubieras lastimado como lo estás haciendo en este momento.—La taiwanesa se queda sin palabras, Jihyo se eleva un poco para alcanzar los labios de su ahora ex novia.—¡Gracias por todo! ¡Serás la mejor novia que habré tenido!—le agradece—O mejor dicho, la única. No olvides, que te amo, dejaré que seas feliz con alguien más, considérame ahora...—se queda pensando por varios segundos.—tu amiga o tal vez una desconocida, de igual manera, no te guardaré rencor.—deposita un beso en los labios de Tzuyu, sin esperar respuesta alguna, vuelve a su posición normal y comienza a caminar para alejarse de su ex-novia.
Mientras tanto, Tzuyu no tiene respuesta alguna a las palabras de Jihyo, solo se queda allí, mirando hacia la nada mientras la fuerte brisa desordena su cabello.
El orgullo lo impedía, cada día Jihyo evitaba escribirle a Tzuyu a pesar de que la extrañaba.
—¿Estará igual de triste que yo?—se preguntó mientras navegaba por la galería de su celular, borrando foto tras foto sobre los bellos momentos que pasaron juntas. En una de esas fotos, se topó con la de su momento favorito junto a Tzuyu.—¡Te extraño, joder!.—comienza a llorar.—¿Qué hice mal para que te cansaras de mí?— enfocó la fotografía.
El celular de Jihyo suena, luego de cuatro largos días Tzuyu había decidido dar el paso de llamarle primero.
—¿Debería cambiar el nombre de contacto?—se preguntó ella misma.—Tal vez luego...—contestó la llamada.
—Jihyo, hola.—Tzuyu se escuchaba un poco nerviosa.
—¡Hola, Tzuyu!—Jihyo respondió en tono seco.
—¿Quería saber cómo te encuentras?
—Para serte sincera, si te digo que estoy bien, te estaría mintiendo.—responde Jihyo con sinceridad, ella escucha el suspiro de su ex.
—Lo siento, Jihyo.—se disculpó.—Pensé las cosas y no quiero que me termines odiando. ¿Quieres volver a ser mi amiga?—le preguntó.
Jihyo presiona el botón de silencio y comienza a llorar nuevamente. Cuando se logra calmar, toma un poco de aire y desactiva el modo silencio.
—¡Sí!—finalizó la llamada.—Me gustaría volver contigo.—dijo decepcionada.
—Conocí a alguien.—la coreana sintió un fuerte apretón en su pecho al escuchar las palabras de Tzuyu, pero solo intenta sonreír.
—¿Y cómo es ella?—le preguntó con una sonrisa falsa.
—¡Es perfecta! ¡La mujer perfecta!—exclamó.
Jihyo finge estar sorprendida, su corazón late tan rápido y siente una pesada sensación de mareo.
—¿Dónde se conocieron?—le preguntó nuevamente.
—No me lo vas a creer, fue en tu local.—comienza a contar.—Pasó hace dos semanas, iba saliendo y ella entrando, entonces tropezamos, ya sabes, todo un cliché.—contaba emocionada.
Tzuyu es feliz, no con ella, dolía pero se alegraba a la vez.
—No durarán mucho.—le dijo Jihyo a Dahyun.
—¿Comprometida?—preguntó la coreana aturdida.
—¡Sí!—gritó emocionada.—¡Jeongyeon acaba de pedirme que me case con ella!—abrazó a Jihyo sin pensarlo.
—Que bien.—forzó una sonrisa y responde al abrazo de Tzuyu.
Su corazón aún permanecía con aquella herida. Tzuyu había encontrado a alguien con quien ahora es feliz, mientras Jihyo está estancada en recuerdos que no le ayudarán a conseguir soluciones para su vida. Pero eso muy pronto cambiaría.
—No podemos hacerlo, Sana.—le dice Jihyo.—No puedes tocar el agua.—le recuerda.
Los ojos de Sana se tornaron del color de arcoíris, pero ella impide que sus lágrimas de confeti caigan y le sonríe a Jihyo.
—Jamás podré jugar contigo bajo la lluvia.—contesta. Jihyo recuerda uno de los ingredientes que le agregó a Sana.—¡Qué tonta soy!
—Pero, eso no nos impide hacer otras cosas.—coloca su mano sobre el hombro de Sana.—¡Podemos divertimos de una mejor manera!
—¿¡De verdad!?—su mirada muestra brillo y curiosidad.
—¡Claro! Podemos ir a un parque de diversiones, comer un delicioso algodón, ir al cine, disfrutar de una buena película, viajar en barco y ver el océano, o ir a un karaoke...—la chica de jengibre imagina cada cosa que le cuenta su creadora.
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