5. Ilusiones
Para la señorita Park, sus días cumplen la misma rutina, la alarma suena a las cinco y media de la mañana, ella se levanta con un ánimo neutral, vamos a decir, como un Robot que estaba programado a encenderse a dicha hora. Ella debe estar en la repostería lo más temprano posible, para hacer limpieza, cuadrar los productos, comenzar a preparar los dulces y otras cosas que se han encargado.
Pero este día, tenía un aire distinto, su sueño es cálido, no estaba nada mal un descanso por media hora más y llegar tarde a su trabajo. Abraza con delicadeza algo suave y esponjoso. Sana abre sus ojos y sonríe, mientras sigue velando por el sueño de Jihyo. La coreana abre sus ojos despacio y observa aquella chica con ojos café, alegre y hermosa, un reflejo de su chica ideal, que se había hecho realidad.
—¡Buenos días!—saluda Sana.—¡Luces tan bonita!
Jihyo se levanta de la cama y se dirige hacia el baño, cuando llega se observa en el espejo.
—¿En serio, ella piensa eso?—se pregunta en voz baja mientras no para de mirarse en el espejo, su cabello está hecho un desastre, pero aún así, para Sana lucía perfecta.
—¡Amor! ¿Qué quieres desayunar?—grita Sana y se encamina a donde está la coreana.—Te puedo preparar unos deliciosos panqueques con frutas.—sugiere ella.—¿Qué fruta es tu favorita?
Jihyo se deja de observar en el espejo y mira a su chica de jengibre.
—¡Me parece bien!—contesta.—Que sean frutas mixtas.
Sana le muestra una gran sonrisa y no puede evitar abrazar a su creadora.
—Es nuestro segundo día, hagamos cosas lindas ¿si?—le susurra al oído y la piel de Jihyo se eriza.
—¡Hagamos cosas lindas!–confirma ella.
—Es como una persona, se ve exactamente igual.—dice Dahyun, mientras Jihyo y ella observan a Sana jugar con las sobras de harina.
—¡Cuida tu brazo, Sana!—le advierte Jihyo sin parar de masajear la masa.
—A Sharon le encantará.—añade Kim mientras decora algunos dulces.—Ella podrá ayudarte, sabe mucho acerca de este tipo de "mitos".
—¿Cuando vuelve de Japón?—pregunta Jihyo.
—No especificó, pero será antes de que Sana se vaya.–responde.
—¿Sabes?—Jihyo comienza a bajar su tono de voz.—Aparento estar tranquila, pero tengo miedo.—no aparta la mirada de Sana.
—¿Sana o Tzuyu?
—Ambas.—contesta.—Tzuyu, se casará dentro de poco y la perderé, y sobre Sana...—hace una breve pausa.—No me quiero ilusionar, la idea de que se va pronto no me lo permite, las perderé a ambas.
Dahyun suspira y deja de hacer su trabajo por un breve momento, para aconsejar a Jihyo.
—Sobre Tzuyu, supérala, tienes a una chica increíble frente a ti.—habla y señala a Sana, quien intenta evitar que su antebrazo caiga una vez más.—Y sobre Sana, disfrútala, vive, haz todo lo que quieras hacer con tu tipo ideal.—aconseja y la deja de señalar.—No todos tienen este tipo de oportunidades, puede que pronto se encuentre una solución...—hace una pausa y mira a Sana apenada—o se vaya.—suelta un suspiro—¡Sana! ¿Estás dispuesta a quedarte con Jihyo toda la vida?—le grita.
—¡Por supuesto, amo a Jihyo!—responde sin dudar.
—¿Se puede amar a alguien dos días después de conocerlo?—pregunta Jihyo.
—Claro, tú me creaste.—contesta la chica de jengibre alegremente.—¿¡Abrazo?!—Sana abre sus brazos con emoción esperando una respuesta positiva de Jihyo, pero ésta solo observa las manos sucias de Sana, lo que la hace dudar un poco.
—¡Ve y abrázala! ¡Solo la tienes seis días y medio!—Dahyun empuja a Jihyo hacia los brazos de Sana.
—¡Que rico huele tu cabello Jihyo, que suave eres!—exclama Sana durante el abrazo.—¡Hagamos cosas lindas este día!—le susurra.
—Excelente idea, salgan, yo me encargo de la repostería.—propone Dahyun.
—Ajá, ¿y quién te ayudará?—Jihyo comienza a interrogar.
—Tengo a mi esclava, quiero decir, novia.
—Avísame, si sucede algo y cierra la tienda una vez entregues los pedidos.—le dice Jihyo y se quita su manta.—¿Vamos?—mira a Sana.
—¡Vamos!—grita emocionada.—Quiero tocar el pasto, ver el cielo azul, contemplar la forma de las nubes, ver las estrellas, sentir la brisa... y... y...
—Eso no se va a poder, ya que vivimos en el cuidad.—interrumpe Jihyo y sale de la cocina junto a Sana.—¡Oh, oh! Esto es un gran problema.—observa a través de los cristales de su repostería, el gran aguacero que cae.
—¡Así de hermosa es la lluvia!—Sana se pega al cristal y contempla cada gota que cae.—¡Se escucha tan bonito!—exclama mientras admiraba a una hermosa pareja jugando debajo de la lluvia.—¡Quiero jugar debajo de la lluvia, junto a ti Jihyo!
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