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━━ 𝟎𝟏: 𝐂𝐀𝐍 𝐘𝐎𝐔 𝐇𝐄𝐀𝐑 𝐌𝐄?

𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐔𝐍𝐎

𝐂𝐀𝐍 𝐘𝐎𝐔 𝐇𝐄𝐀𝐑 𝐌𝐄?

💙

Todos suelen decir que las señales de un maltratador están presentes desde el principio, pero muchas veces no hay una sola señal y eso fue lo que a Susan le paso, Malcolm parecía como todos los chicos de su edad, risueño, amable, protector, el amigo de todos y además de eso, atractivo. Susan siempre fue tratada con amor por él, nunca alzo la voz de forma grosera ante ella, nunca critico de forma grosera, nunca intento tocarla de forma irrespetuosa, era el hombre perfecto, como todas sus compañeros le apodaban en ese entonces.


Pero todo cambio entre ellos cuando finalmente fueron marido y mujer, en un principio las cosas fueron bien, sus comentarios críticos respecto a sus amistades, maquillaje, ropa eran "normales" pero conforme paso el tiempo, comenzaron los gritos, las peleas y después vino el primer golpe. Nada te prepara para una situación de esas, Susan se congeló en su sitio en el momento en que la mano de su esposo golpeo su mejilla con tal fuerza que fue a parar al suelo de la cocina. 


Malcolm le pidio mil disculpas por su arrebato, le trajo múltiples ramos de rosas y sus bocadillos favoritos, genuinamente parecía arrepentido, el error de Susan fue creer que esté cambiaria. Tal como lo hizo su madre alguna vez, esta lo dejo pasar y ese fue el punto clave donde cayó a la fosa más profunda que una persona puede llegar a pisar, el comienzo del infierno.


Cuando los golpes y gritos fueron reemplazados por golpizas que la mantenían en cama durante varios días, Malcolm solicito ser transferido a una ciudad donde nadie los conociera, un lugar donde nadie notara lo que sucedía, donde nadie pudiese ayudarla.


— Debiste obedecerme y quedarte quieta — Susan no respondió y se limitó a asentir levemente mientras quitaba la manta llena de sangre fresca — Es simple, debes obedecerme siempre. No tendría que hacer esto si tan solo obedecieras.


— Lo siento.


— Siempre dices lo mismo, cielo. Ojalá algún día entiendas todo lo que hago por ti — Malcolm toma su mentón con fuerza obligandole a verle a los ojos — Del trabajo a casa ¿Entiendes, verdad?


— Sí, del trabajo a casa.


— Bien, tengo turno nocturno pero llamaré temprano para ver que estás aquí — Se coloca la placa de policía en el uniforme y sonríe — Te veo más tarde, amor.


— Aquí estaré — La puerta principal se cierra tras su esposo y finalmente la castaña deja derramar las lágrimas que llevaba conteniendo desde muy temprano en la madrugada. Durante dos años había vivido en el mismísimo infierno una y otra vez y no sabía como salir de él.


Se puso de pie como pudo y fue directo a la ducha intentando dejar de sentirse sucia y asqueada, lloro con la mayor fuerza que su cuerpo tenía y miro al cielo pensando en que si alguna vez habría fin a todo su dolor. Ya no tenía fuerzas para seguir luchando contra la corriente, solo deseaba que todo acabara de una vez...


Tras media hora bajo el agua tuvo que salir de la ducha, secarse y vestirse para su turno en el supermercado local, maquillo el moretón cerca de su ojo lo mejor que pudo y se puso en marcha. Las personas que pasaban a su lado sonreían y hablaban animadamente, nadie la notaba en absoluto ¿Cuándo había sido la última vez que había sonreído así? Ya no recordaba la fecha exactamente...


  — ¡Susan, llevo horas esperándote! — Jack Jordan, su supervisor y jefe inmediato, parecía a punto de perder los nervios cuando ella entró por la puerta del supermercado — Los códigos de los nuevos productos no están y la única que los sabes eres tú... si mi jefe se entera de que los he perdido me despedirá ¿Entiendes eso?  


  — La carpeta con los códigos viejos y nuevos están en el cajón izquierdo de su escritorio, señor Jordan, en la carpeta roja — El hombre parece aliviado de pronto — Se lo dije antes de irme ayer, señor.  


— Debiste decírmelo más veces entonces — Hace un gesto airoso y continua su camino hasta su oficina. Susan suspira y checa su hora de entrada como todos los días y se puso tras la caja registradora.



Susan estaba terriblemente agotada y muerta del miedo, pero tuvo que sonreír a los clientes que llegaban a pagar en su caja uno tras otro en todo su turno, ninguna persona parecía notar el gran pesar que su alma llevaba consigo, estaba marchitándose rápidamente y pronto se lograría ese cometido a menos de su propio esposo. Tras el termino de su horario se dirigio distraidamente hacia la parada del bus, caminar le estaba provocando un dolor indescriptible, pero no podia ir al medico o Malcolm la mataria. 


Su cuerpo se quedo quieto a un centimetro de la carretera, los autos pasaban a una velocidad tan alta que la idea de simplemente cruzar....sonaba demasiado tentadora en ese momento ¿Y si....?


— Oye, tu ¿Me escuchas? — Parpadeo varias veces regresando a la realidad, sus mejillas se llenaron de un ligero tono rojo y se sintio estupida de pronto. En ese instante se giró rápidamente ante la voz del desconocido que le hablaba, estaba tan distraída en sus pensamientos oscuros que no había notado a nadie detrás suyo  — Oye, ¿Qué pretendes hacer?  Eh, ¿Eres acaso eres sorda...?


Cuando posó sus ojos en aquel chico, de inmediato se sintió avergonzada, apretó un poco los labios intentando pensar en una excusa creíble para su comportamiento al borde de una carretera, sin embargo, cuando estaba por hablar, este chico se congeló en su lugar y de la nada cayó de rodillas ante ella con una expresión confusa.


— Oye, ¿Estás bien? — Susane no pudo evitar agacharse a su altura  y tocar la frente del chico, estaba hirviendo — Parece que tienes fiebre.


— ¿Eh, Qué? No, no... esta es mi temperatura normal — El chico parpadea varias veces como intentando recobrar el sentido, levanta su mirada y la observa con fascinación instantánea — Soy Jared, Jared Cameron.


— Susan Tate, pero ¿Seguro que estás bien? Tal vez deberías llamar a alguien para que te recoja — El chico sonríe ampliamente ante sus palabras ¿Acaso estaba drogado? Sacudió la cabeza dándose cuenta de que pronto darían las 6:00 pm y Malcolm debía estar por llamar a casa y corroborar que estuviera ahí — Bueno, si no vas a hacer eso debo irme. Debo estar en casa y se me hizo tarde por hablar contigo.


El chico de nombre Jared pareció confundido ante sus palabras, como si no entendiera por qué quería irse, pero antes de que dijese algo, Susan cruzo la calle y subió al bus que la llevaría a casa. Mientras el bus avanzaba, ella no podía evitar preguntarse del porqué se sentía tan abrumada por abandonar al pelinegro en la parada del bus, era extraño.

No olviden dejar su voto, comentario, nos vemos en el proximo capitulo.

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