05. Sin preguntas
Kim Namjoon
Ajusto las gafas sobre el puente de mi nariz y continúo resolviendo los ejercicios de mi cuadernillo de trabajo. Hay una extensa mezcla entre ejercicios matemáticos, algebraicos y de física que en otro tiempo me hubieran tenido con la cabeza adolorida; pero me fui acostumbrando a todo este ajetreo que implican las clases extracurriculares.
La punta del lápiz se me rompe de imprevisto, pero trato de no darle muchas vueltas y agarro otro de los que tengo a un lado. Puedo escuchar con claridad el tic toc del reloj resonando en la parte delantera del salón junto a los pasos del profesor; siento el estrés recorrer por completo mi cuerpo y la ansiedad queriendo hacer de las suyas, no obstante consigo concluir los ejercicios junto antes de que el tiempo estipulado para resolverlos llegue a su fin.
Un suspiro de alivio abandona mi cuerpo dejando caer contra el asiento la espalda en un gesto de relajación.
-Dejen de escribir, pónganse de pie y coloquen los cuadernos al frente -todos hacemos lo que ordena el profesor Seo y regresamos a nuestros asientos-. Muy bien, la clase ha terminado así que ya se pueden ir. Recuerden que este solo fue un simulacro, aun así será revisado y calificado como una lección normal. Además de eso, prepárense y estudien mucho.
-Sí.
Soy el primero en abandonar el salón y dejar atrás el edificio. Debido a la última discusión con mi padre -que surgió solo unos minutos antes de irme a la escuela esta mañana- el chófer ya me está esperando fuera; no obstante consigo escapar sin que alcance a verme y tomo el camino opuesto a casa. En su lugar, prefiero ir a un sitio que me otorgue algo de calma y eso no es sino la pastelería en la que Hoseok trabaja. Tomo el autobús utilizando las pocas monedas que cargo y espero hasta llegar a mi destino; una vez bajo en la parada correspondiente, avanzo unos pocos pasos hasta llegar a la renovada pastelería cuyo nombre actual es Sweet dreams Coffee.
La campana hace su típico sonido al momento se abrirse la puerta pero nadie presta atención a quien ha entrado -muy típico de los coreanos-, por lo que camino hasta el mostrador. Me fijo en que la decoración tiene un estilo vintage y retro, las paredes están adornadas con pósters de álbumes de décadas pasadas y también hay uno que otro cuadro réplica de alguna obra maestra; eso último es lo que más llama mi atención.
-Bienvenido a Sweet dreams Coffee -una chica bajita y menuda me mira con una sonrisa, mi mente explota preguntándose quién es la extraña mientras ella aún con una sonrisa espera mi respuesta.
-Tomaré un latte de vainilla -respondo al fin-, con crema extra, por favor.
-Claro que sí, son 12.000 wones -estoy por entregarle el dinero en efectivo, pero decido utilizar la tarjeta de mi padre-. ¿Le agrego datos a su factura?
-No, gracias.
La chica se va al otro lado del mostrador a preparar mi pedido, y una vez está listo, me lo entrega.
-Gracias por su compra, que tenga buena tarde.
Asiento y me alejo con su sonrisa siendo lo último que veo una vez le doy la espalda. Salgo de la cafetería y avanzo por las transitadas calles; son cerca de las seis de la tarde y ya hay mucha gente acumulada en las calles, aunque es normal teniendo en cuenta que estamos en el distrito de Gangnam. Camino sin un rumbo fijo y llego hasta un parque, miro cómo hay niños jugando con mascotas o entre ellos, y continúo mi camino.
No quiero regresar a casa aun, lo que me hace caminar hasta que mis pies duelen y me obligo a detenerme por el dolor.
-¿Kim Namjoon? -me giro para ver quién me ha llamado y me sorprendo al descubrir de quién se trata-. ¿Estás bien? -hace un escudriñamiento hacia mi persona con sus grandes ojos, brillan debido a la luz de las farolas.
-Sí, lo estoy -respondo tras salir de mi trance-. ¿Qué haces aquí?
La chica me mira en silencio, mientras, yo doy una rápida y corta mirada a su persona; carga puesta una gorra, una camiseta con el logo de lo que parece ser un equipo, un pantalón jean rasgado en las rodillas y unos converse negros para completar su look. Noto, también, que sujeta con una de sus manos un pequeño bolso.
-Tuve un partido por aquí cerca, ya voy de regreso a casa.
Asiento, no comprendiendo muy bien sus palabras al inicio. Giro el rostro de nuevo hacia ella -tal vez con demasiada fuerza puesto que mi cuello empieza a doler- y caigo en cuenta de lo que me ha dicho.
-¿Practicas algún deporte?
-Sí, béisbol -y como si quisiera corroborar sus palabras, señala su camiseta y gorra, que comparten el mismo logotipo.
-Ya veo.
-¿Estás sorprendido? -pregunta con una pequeña risa, asiento mientras empezamos a caminar, o más bien ella camino y yo le sigo-. Y con justa razón, ni siquiera Hoseok sabe que estoy en un equipo de béisbol.
Por alguna razón algo en mi interior se agita al tener conocimiento de aquello.
-Los únicos que saben son mis padres, pero ellos no me apoyan en lo absoluto.
-¿Por qué? -encoge los hombros, pero entiendo que en realidad no quiere hablar de ello así que cuando cambia de tema acepto contestar sus dudas.
Aunque no todas.
-¿Cómo terminaste aquí?
-Caminé.
-¿Desde Gangnam hasta Itaewon?
-Digamos que sí.
No digo nada más y agradezco que ella tampoco haga más preguntas. A veces, hay cosas de nosotros que preferimos no compartir con nadie; y este es mi caso en este momento.
*Total de palabras: 948.
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