
── ( 𝗼𝗻𝗲 )
╰┈➤ ❝ [ el pingüino no es un héroe ] ❞
— ¿𝐿𝑒 𝑑𝑒𝑐𝑒𝑝𝑐𝑖𝑜𝑛𝑎 𝑠𝑎𝑏𝑒𝑟 𝑞𝑢𝑒
𝐵𝑙𝑎𝑐𝑘 𝐶𝑎𝑛𝑎𝑟𝑦 𝑒𝑠 𝑢𝑛𝑎 𝑚𝑢𝑗𝑒𝑟,
𝑠𝑒𝑛̃𝑜𝑟 𝑃𝑖𝑛𝑔𝑢̈𝑖𝑛𝑜 ?
Escuchar a su coro llamarlo héroe era la mejor forma de comenzar el día para Oswald, quien desde hace tres meses era alabado y respetado por las personas en su territorio, o eso pensaba él.
— La producción es constante, señor Cobblepot. Nuestros depósitos contienen 512 panes, 2001 litros de agua filtrada, 400 232 balas y... — el señor Penn no pudo terminar ya que todos se quedaron en silencio al ver a uno de los chicos del coro desplomarse frente a ellos.
— Penn, ¿Por qué se desmayó mi contratenor?
— Lo siento señor Cobblepot — tartamudeo ojeando con nerviosismo la agenda en sus manos — Todos trabajaron en la fábrica de balas toda la noche, tenemos poca mano de obra — Se tomó unos segundos antes de continuar pues sabía que lo que diría no le haría gracia al pingüino —La gente comenzó a... escapar.
— ¿Escapar? — cuestionó con burla — ¿Me estás ocultando cosas, Penn?
— Mil disculpas — retrocedió asustado — No soportaba verlo enfadado mientras estaba en recuperación.
— ¡Solo tienes que contármelo todo, maldición! — gritó histérico.
— Se dice que huyeron a un lugar llamado Haven, en el sector de Jim Gordon.
— ¿Mis súbditos huyen con Jim Gordon? ¿Después de que me disparo? — reprochó haciendo que todos se estremecieran por su tono de voz — ¿Y la recompensa por la cabeza de Gordon?
— No hemos podido encontrar quien la acepte, las pandillas están muy desorganizadas, y la gente común... lo adoran, señor.
Eso le cayó a Oswald como un balde de agua helada, ¿Cómo podían adorar a Jim? Después de todo lo que el había hecho por ellos.
— Deberían adorarme a mí. Sin mí la isla se sumiría en el caos — chilló molesto caminando hacia su escritorio.
— No nos pasa solo a nosotros, personas de todos los territorios huyen a Haven.
— Por fin, el desayuno — señalo con felicidad al ver a dos hombres entrar con unas enormes bandejas repletas de comida.
De la nada dos idiotas con armas entraron disparando a todo el que se les cruzara, Oswald se escondió detrás del escritorio, tomando una de las armas que habían quedado en el piso, dándoles en la rodilla a los intrusos.
— Los Street Demonz. ¿A que le debo este honor? — pregunto con ironía.
— Atacaste nuestra fortaleza y mataste a los nuestros. No solo a nosotros, atacaste también a los Low Boyz y a los No Muertos.
— ¿En serio? — se burló.
— Pintaste en el muro un letrero que decía: "El Pingüino estuvo aquí"
— Que idiota — se agachó a la altura del hombre que sus "guardias" estabas sosteniendo — Si quisiera iniciar una guerra de pandillas, todos estarían muertos. No dejaría a unos pocos, ni pondría mi nombre — explicó con obviedad — Alguien quería que me atacaran.
— Suela lógico. No nos detuvimos a pensarlo — respondió el pelirrojo.
— Pues tendrán mucho tiempo para pensarlo mientras mis hombres les arrancan las uñas.
Los hombres fueron arrastrados lejos de la vista de Oswald, quien molesto ordenó cerrar las fronteras, impidiendo que alguien pueda entrar o salir de su territorio.
— Señor Cobblepot, si me lo permite — intervino el señor Penn — Creo que necesitamos ayuda, hay rumores que un grupo tiene tratos con los líderes de varios territorios, les brinda ayuda a cambio de favores. Su líder hace llamar Blac...
— ¡No necesito la ayuda de nadie! Vete de aquí antes de que te vuele la cabeza.
El hombre no tuvo más remedio que asentir y salir lo más rápido posible de aquel lugar.
(...)
Mientras tanto en otra parte de Gotham dos fornidos hombres intentaban despertar a su líder.
— Señorita, debe levantarse. Tiene cosas importantes que hacer.
— Mmh — gimió tapando su rostro con la colcha.
Ambos hombres se miraron sin saber qué hacer.
— Dinah, si no te levantas te quedarás sin panqueques —
hizo una pausa al ver que la rubia destapaba sus ojos —
Tienen fresas y chocolate.
— Dios Leonard, hubieras empezado por ahí — se levantó de un salto, sacando de prisa uno jeans de su armario.
Torpemente se los puso bajo la burlesca mirada de los dos hombres, que la esperaban de brazos cruzados.
— ¿Por qué sigues durmiendo en calzones? ¿No estas consciente que algún violador puede entrar en cualquier momento? — cuestionó Leonard.
— Ningún violador puede llegar hasta aquí sin que me dé cuenta, es el séptimo piso.
— Los violadores trepan — agregó John, el hermano de Leonard.
— Como sea, no podría tocarme un solo pelo antes de que yo le arranque la cabeza.
Salió de la habitación saludando a las personas que se encontraba en el pasillo. Su grupo no era muy grande, 30 personas eran protegidas por Lance desde meses atrás. Ella se había ganado su respeto y todos la seguían sin dudarlo, ellos daría su vida por la rubia. El edifico en el que vivían era el mismo que vio crecer a Dinah, habían modificado todo dejando solo una entrada y salida.
— Buenos días, señorita Lance — saludó una mujer de blancos cabellos — El desayuno está listo.
— Bendita seas tú y tus manos que preparan semejantes platillos, Lauren — tomó el plato que la anciana le extendía, en él se encontraban un par de panqueques con unos trocitos de fresa encima.
La mujer sonrió y Dinah se dirigió al comedor. Desde hace unas semanas habían decidido quedarse todos en el séptimo piso gracias a una pandilla que se hacía llamar Red Skull habían intentado robarles sus alimentos. Obviamente la chica se había librado rápidamente de ellos pero era mejor prevenir.
— Tenemos buen noticias, Lance.
— Mierda, ¿no pueden dejarme comer? — habló con la boca llena.
— Entonces no te interesara saber que el secretario del Pingüino acaba de llamar — informó el menor de los Lawrence haciendo que la chica se ahogara con su comida.
— ¿Qué? Te juro John que si esto es una puta broma te voy a...
— Parece que tu amado ídolo está teniendo problemas, su gente está huyendo a Haven.
— ¿El refugio de Gordon? ¿Por qué querrían irse teniendo al Pingüino como líder? Es decir, literalmente son intocables.
— Parece que tu noviecito no es tan perfecto como dices.
— Cállate John, no es mi novio.
— Pero quisieras que así fuera.
Leonard intervino al ver a su hermano y a la mujer que se supone es su líder, sacarle la legua al otro como un par de niños pequeños.
— Vamos, dejen de comportarse como unos niños — les regaño — Esta podría ser una buena oportunidad Dinah, podríamos ayudarles a cambio de balas. Las necesitaremos si Él aparece.
— ¡Bien! Lo haremos, vamos con el Pingüino — dió una lamida al plato dejándolo casi limpio — Además, ni de loca perderé la oportunidad de conocer en persona a Cobblepot.
Alistaron sus cosas para marcharse, Dinah estaba completamente emocionada pues no solo podría conocer a la persona que ha admirado durante años, esa podría ser una oportunidad para mostrarle a Gotham quién es en realidad Black Canary.
— Quiero que te quedes aquí John, alguien debe cuidar el lugar — ordenó Lance saliendo del edificio.
— Quién diría que Oswald Cobblepot haría que te vistieras de una manera más decente — dijo Leonard al ver a la rubia salir con un vestido con flores estampadas.
— Cállate, fue la única cosa formal que encontré.
— Te ves bien pero creo que te falta eso — John le lanzó su vieja chaqueta de cuero — Tengan cuidado, cualquier problema dejare la radio encendida.
El viaje se mantuvo en silencio, en el auto solo podía escucharse las respiraciones de los dos pasajeros. Dinah mordía sus uñas con nerviosismo, dejo de hacerlo hasta que una comenzó a sangrar.
— Tienes que tranquilizarte, no dejaré que nada te pase.
— Ese no es el problema, Leonard — limpió pon un trocito de papel la sangre que escurría por su dedo — Todos creen que Black Canary es un hombre, un tipo enorme y con pelos hasta en el culo.
Aquello era verdad, todas las pandillas habían hecho sus tratos con Leonard que se hacía pasar por Black Canary a petición de la chica, el único grupo que sabía quién era en realidad eran Las Sirenas. Pero ¿Por qué Dinah no quería que supieran que era una mujer? Fácil, porque la única vez en la que se presentó todos se burlaron e intentaron matar a su gente.
Así que crear un personaje ficticio, basado en el intimidante físico de Leonard había sido la mejor opción.
— Alitas, no deberías preocuparte por eso. Yo solo soy una fachada — intento consolarla usando el ridículo apodo que le había puesto — Tú eres a quien en realidad le tienen miedo ¿recuerdas?
— Si lo sé, pero aun así es aterrador, toda mi vida he sido la sombra de algún hombre. Es difícil.
— Todo saldrá bien y si tu noviecito no se da cuenta de lo cool que eres le romperé todos los dientes.
Ella le dió una sonrisa pequeña, desde que conoció realmente a Leonard y John, se habían convertido en una clase de hermanos mayores para ella, aún así le obedecían en todo lo que ella dijera.
(...)
Después de un rato y con algunos inconvenientes con algunas pandillas que se toparon en el camino, estaban en la frontera que dividía el resto con el hogar del rey de Gotham.
— ¿Nadie vigila este lugar o que mierda?
— Parece que si están muy necesitados.
Decidieron caminar, el lugar estaba algo sucio y demasiadas manchas de sangre decoraban las calles.
— Gracias al cielo están aquí.
El pobre hombre se arrodillo asustado levantado las manos al ver a las dos personas frente a él apuntarle con sus armas.
— ¡No! No disparen, soy el señor Penn. Yo los llamé.
— Oh, lo lamento. La próxima vez no salga de la nada gritando o le volarán la cabeza.
El hombre asintió acomodando sus gafas — Un gusto conocerlo Black Canary — extendió su mano hacia Leonard.
— El gusto es mío señor Penn — habló Dinah.
— Oh, lo lamento yo creí que...
— ¿Que era un hombre? Lamento decepcionarlo.
— No, para nada — negó mientras los dirigía hacia el ayuntamiento — Las cosas que murmuran por las calles sobre Black Canary son sorprendentes, nos vendrá muy bien su ayuda señorita.
Dinah sonrió sintiéndose orgullosa.
— Por aquí.
El ayuntamiento era enorme, el piso estaba brillando de limpio. Todo lo contrario a su entrada. En las paredes colgaban algunas pinturas con Oswald como protagonista que hacían que Dinah bajara la mirada sonrojada.
— Esperen aquí — pidió el hombre tomando un gran respiro antes de entrar al salón en el cual se encontraba Oswald comiendo, nuevamente.
Sabía que su jefe no estaría conforme con que pidiera ayuda sin antes consultárselo.
— Ese pequeñín se está cagando en los pantalones.
— Admito que yo también, Leo.
No tardaron en escuchar gritos provenientes de la habitación, algunas cosas estaban rompiéndose. Dinah asomó su cabeza por el pequeño espacio que había entre la puerta. Ahí estaba Oswald, con su traje impecable lanzándole trozos de su comida al pobre hombre de gafas.
— Eres un idiota ¡Te dije que no necesitaba ayuda!
— Lo lamento señor, pero creí que sería lo mejor.
— ¡Pues deja de creer estupideces, Penn!
— ¿Algún problema, señores? — habló Dinah entrando al salón, a su izquierda encadenados a la pared estaban dos hombres que pudo reconocer como los Street Demonz.
Oswald giró hacia la puerta a apunto de gritarle a la rubia por entrometerse en asuntos que no le importaban pero su rostro se relajó al verla, por unos segundos pudo sentir que su boca se abría un poco. El vestido floreado se pegaba a su cuerpo perfectamente, sus piernas desnudas con unos botines que no combinaban en absoluto y su chaqueta negra la hacían ver... extrañamente atractiva. Pero rápidamente borro aquel pensamiento al ver como ayudaba a su pobre secretario, recordándole porque estaba gritando.
— Bien — dió un golpe a la mesa y cojeando se puso frente a su escritorio — Ya que el señor Penn se atrevió a organizar esta reunión sin consultármelo antes, no me queda más que tener una pequeña conversación con... canario negro, ¿cierto?
— Me parece bien — respondió Dinah.
— ¡Largo todos! Es una conversación privada.
Leonard espero hasta tener la aprobación de la chica, quién con la cabeza le dijo que estaría bien.
— Con todos me refiero también a ti — se dirigió a Dinah — Sólo quiero hablar con él, no con su secretaria.
Ella mordió su labio con vergüenza, una secretaria. Así era como la veía Oswald.
— Amm, señor Cobblepot — habló Penn temeroso ganándose un ¿Qué? De parte del pelinegro — Black Canary no es un él, es un ella.
Oswald miró a la rubia sorprendido, ¿Era una mujer la que tenía a sus pies a casi todas las pandillas más peligrosas de Gotham?
— ¿Le decepciona saber que Black Canary es una mujer, señor Pingüino? — preguntó con un toque de tristeza.
—Es una broma ¿cierto? Como sea, no necesito la ayuda de nadie y menos de una mujer.
Dinah sintió una horrible picazón en sus ojos y manteniendo la poca dignidad que aún le quedaba salió a paso rápido de aquel lugar, estando lo suficientemente lejos dejo escapar aquellas lágrimas de ira y vergüenza. El hombre que había admirado desde que era joven, aquel personaje del que se enamoró desde la primera vez que vió su nombre en el periódico, solo la veía como una broma. Como si fuera alguien débil y sin sentido y carajo, sí que le dolía.
— Oh vamos — dijo Cobblepot después de verla salir casi corriendo — Ni siquiera me dejo terminar.
— Ahora entiendo porque su gente se está largando de este lugar, usted es un enorme imbécil — Leonard lo miraba molesto — Dinah es la mujer más fuerte y leal que conozco y usted — se acercó peligrosamente a él señalándolo con el dedo — Acaba de romperle el corazón.
— Solamente le dije que no necesitaba de su ayuda, ¿qué hay de malo con eso?
— No fue solo eso, si tan solo se hubiera tomado cinco minutos para escucharla se hubiera dado cuenta que ella lo admira con toda su alma — Oswald se sorprendió al escuchar aquello — Tan solo hubiera visto su sonrisa cuando se enteró que vendríamos aquí.
— Yo...
Sin más Leonard acomodo su rifle en su hombro y salió en busca de su amiga dejando a Oswald completamente impactado.
🐧 𝕳0𝖔𝖓𝖊𝖞𝖑𝖊𝖒𝖔𝖓
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