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𝗙𝗢𝗨𝗥


🎀🎀🎀

Un rayo de sol entra por la ventana.

Después de que hubiera estado lloviendo durante toda la semana, el sol por fin se había dignado a salir, y el contraste de este con la lluvia, creaba el arcoíris. Pero aún así, ni este arcoíris superaba todos los colores que Martin había presenciado la noche anterior.

Por que sí, se había emborrachado. Y tanto que no recordaba ni como había llegado a casa. Pero lo que más le asustó no fue eso, si no que cuando se despertó, se encontró durmiendo al lado de Lucas, y ambos estaban desnudos. 

Oh no —piensa— no puedes ser que...

Se toca la entrepierna, y suelta un suspiro de tranquilidad al darse cuenta de que lleva los calzoncillos puestos. Se pregunta si Lucas también los llevara puestos, pero su coraje no da para más y no se atreve a levantar la manta para comprobarlo. A saber lo que habría hecho el día anterior.

Echa un último vistazo al uruguayo para comprobar que sigue durmiendo. El dolor de cabeza le impide pensar con claridad y el cuerpo le pesa. Decide incorporarse para quedar sentado en la cama y se quita la manta de encima, con cuidado de no destapar a Lucas. 

El roce de sus pies con el suelo le produce escalofríos.

Y a la vez, una ráfaga de recuerdos del día anterior inundan su mente. ¿A quién cojones había besado? No recordaba su nombre, y mucho menos su cara. 

Que desastre, no llevo ni un día aquí

El vasco se pone la camiseta de tirantes que ve tirada en el suelo, y avanza, con cuidado de no hacer ruido, hacia la ventana. El sol le ciega la vista, y su resaca es tal que casi no se da cuenta cuando su nombre es pronunciado por su amigo.

—¡Martín! A no, que era Martin, carajo. ¿Hey, estás bien?

El menor pega un salto del susto que le provoca Lucas cuando aparece a su lado, no se había dado cuenta.

—¡Ay no lo loki! Deberías haber visto tu cara — dice riéndose. Martin no logra verle bien, pero no sabe si se debe a la luz del sol que entra por la ventana, o al alcohol que aún corre por sus venas —. Anoche bebiste mucho, amigo. Te tengo que contar todo, fue una locura. Pero antes, tomate esto, te debe doler la cabeza.

Lucas le tiende una pastilla, la cual Martin coge agradecido. Traga la pastilla con dificultad, después de beber del vaso que Lucas le ofrece. La acidez de su boca queda plasmada en su tono de voz al formular la siguiente pregunta.

—¿La lie mucho anoche?

—No sé si liarla es el término correcto— la boca abierta de Martin, y la sorpresa reflejada en sus ojos, solo hacen que su compañero suelte una carcajada más fuerte—. Tranquilo, no pasó nada malo. De hecho, creo que te has dado a conocer. Fuiste el rey de la fiesta.

Martin no parece sorprenderse ante eso, pues en todas las fiestas a las que había acudido, siempre terminaba bailando en el medio de la pista con cualquier persona, o incluso solo, estuviera borracho o no; era su naturaleza.

—¿Y Chiara? ¿Qué pasó al final? Los pocos recuerdos que tengo solo incluyen a Ruslana, y aun montón de desconocidos.

—Eso es por que tuve que salir de la fiesta con ella y Naiara. Ahora te cuento todo. Vistámonos, y bajemos a desayunar.

Martin le hace caso, sabiendo que, aunque la pereza le impida moverse mucho, es mejor para él. Ya que tiene el estómago vacío, y no recuerda haber vomitado el día anterior. Todavía le duele la cabeza, pero nota como poco a poco la pastilla le va haciendo efecto.

Se quita la camiseta, cogiendo otra del cajón sin verdaderamente importarle cual sea, solo quiere quitarse el olor a alcohol que desprende su ropa.

Acaba poniéndose una camiseta de tirantes negra y unos pantalones anchos, que compró en una tienda de segunda mano de Getxo, la cual, no recuerda el nombre. También se ha cambiado los calzoncillos, que por alguna razón que no quiere pensar, apestaban a alcohol.

Cuando termina levanta la vista, para observar a Lucas. En este pequeño periodo de tiempo, los dos se habían olvidado de la presencia del otro, estaban demasiado concentrados en vestirse como para hablar, y comentar la locura de día que vivieron ayer. A parte, aunque la tranquilidad se respira en el ambiente, Martin siente que hay un poco de tensión, que ninguno quiere reconocer.

—¿Ya estás? — el vasco asiente, y acto seguido, Lucas sale de la habitación confiando en que Martin le siga, no sin antes coger su chaqueta de la percha que esta cerca del marco de la puerta.

Ambos bajan las escaleras en silencio. Martin mirando al suelo para evitar cualquier tropiezo, y Lucas mirando a todas partes, como si estuviera buscando a alguien.

Cuando finalmente llegan a la cafetería, se la encuentran bastante vacía, por lo que se les hace más fácil tener el desayuno en la mesa para amenizar la conversación.

—Bueno, te voy a contar lo que pasó ayer— dice al fin, haciendo que Martin pare de beber su café, centrándose en lo que tiene que decir el uruguayo— Pero antes te tengo que explicar primero todo lo que pasó el año pasado con Violeta y su grupo para que lo entiendas.

Martin asiente. Por alguna razón tiene mucha curiosidad por el tema de Chiara y Violeta. Pero tampoco quiere parecer muy cotilla, así que se limita a asentir.

— Haber, yo en verdad he vivido toda mi vida en Uruguay, pero conocía a Rus por que de siempre he venido a veranear a un pueblo de Tenerife, de donde es ella. Cuando le dije que me venia a estudiar a Madrid, rápidamente me acogió en su grupo de amigos, y de ahí conocí a Alex y a Chiara. Naiara se unió después al grupo, pero eso es otra historia. Alex y yo tenemos la misma edad, por lo cual, entramos un año antes que ellas a la uni. Para cuando a Chiara y a Ruslana las aceptaron en la universidad, nosotros ya estábamos bastante familiarizados con las instalaciones, y conocíamos a un montón de gente, así que no tardaron en acostumbrarse a la vida universitaria, y volvimos a formar esa unión que teníamos antes. A ellas les asignaron unos compañeros de cuarto que no conocían de nada, así que a ninguno nos tocó juntos.

«De ahí se conocieron Violeta y Chiara, ya que eran compañeras de habitación y bueno, después de un tiempo, Kiki se empezó a enamorar de Violeta. Al principio, ninguno creíamos que Violeta estaba interesada en las chicas, hasta que uno de sus amigos nos chivó que estaba coladita por Chiara. Después de varias citas, empezaron a salir. Todos estábamos muy contentos por ella, incluso llegamos a quedar con la propia Violeta varias veces; a todos nos caía bien y nos alegraba ver a nuestra amiga feliz. Pero poco a poco, Chiara empezó a notar como Violeta estaba cada vez más distante. No ha habíamos tenido en cuenta las advertencias de Naiara.

Martin se queda un poco confuso al oír eso. La curiosidad le está matando, pero la señora de la cafetería ha venido a preguntar si quieren algo más, y Lucas no ha podido resistirse a pedir otro café, por lo que el vasco tiene que esperar hasta que la chica se va.

—¿Por dónde iba? Ah, sí perdona, tengo memoria de pez. Resulta que Naiara y Violeta ya se conocían de antes, ambas llevaban ya un año aquí estudiando, y eran antiguas compañeras de cuarto. Naiara siempre nos había dicho que no confiáramos mucho en lo que Violeta nos decía, pero nunca la hicimos demasiado caso. Gran error, ya que para el día en que nos dimos cuenta de lo que había estado pasando, ya era demasiado tarde. Así, listo, muchas gracias — La chica interrumpe una vez mas la conversación dejando el café de Lucas en la mesa y Martin no puede estar más molesto. ¿Cómo es que siempre venía en el momento más oportuno? Aunque al final se recuerda que solo está haciendo su trabajo, y se siente mal al mirarla mal, por lo que sonríe, pero ella no parece darse cuenta de ninguna de las dos cosas. Está tan metido en la historia que a la próxima persona que vuelva a interrumpir le tirara una silla a la cabeza— Haber, perdón otra vez. Como ya te dijimos ayer, Violeta le puso los cuernos a Chiara. Pero ella no se enteró hasta seis meses después. Nosotros ya habíamos empezado a desconfiar de Violeta bastante; cada día notábamos como Chiara estaba cada vez más triste, solo se centraba en Violeta, y sus peleas habían pasado a ser costumbre. Una mala costumbre.

Martin cree que Lucas puede dedicarse a escribir, con como explica las cosas y toda la información que tiene, podría ser un libro bastante vendible. Desconecta un poco de la conversación, por lo que tiene que pedirle a Lucas que vuelva a contárselo.

—Perdón, perdón— le corta—. Me he perdido un poco— Lucas le mira y sonríe.

—No pasa nada, loki. Es normal, es mucha información. Lo que te decía, es que llegó un momento en el que Violeta trataba fatal a Kiki, y por más que se lo decíamos, no nos hacía caso; estaba empeñada en que iba a cambiar. En el fondo ella sabía que no era así, pero ya sabes lo que dicen, el amor te ciega.

Martin asiente, pero esta vez no solo por compromiso, entiende perfectamente lo que quiere decir Lucas, él ha pasado por algo parecido con Hugo, y sabe que es una putada.

—El caso es que Ruslana y yo fuimos un viernes por la tarde a estudiar a la biblioteca, y que casualidad que allí también estaban Álvaro y Violeta. Teníamos bastante desprecio acumulado hacia Violeta, por lo que no quisimos acercarnos mucho a ellos. Pero Álvaro tiene un tono de voz muy alto, y no pudimos evitar oír su conversación, la cual también debía estar oyendo toda la gente que estaba en la biblioteca aquel día. Y bueno, el sevillano terminó por confirmar nuestras sospechas: Violeta había engañado a Chiara.

«Quizá lo que más nos enfadó fue el periodo de tiempo en el que esto había sucedido; cuando Ruslana oyó que había sido por cinco meses y medio, casi la lanza por la mismísima ventana de biblioteca. O quizá fue el hecho de oírlo finalmente de su boca, pero lo único que recuerdo es que ese día, empezó el verdadero problema. Ninguno de nosotros sabía como contárselo a Chiara por lo que todos decidieron, muy a mi pesar, que la persona indicada para contárselo era yo, por como explicaba las cosas, según ellos. Aquel día fue uno de los peores de mi vida, te lo puedo asegurar.

«Cada persona se toma los cambios de una manera, al fin y al cabo todos somos diferentes y las cosas nos afectan de distinto modo. Yo creía que Chiara iba a superarla después de unos meses. No podía estar más equivocado. Empezó a no comer nada, casi no dormía, y se saltaba todas las clases para quedarse en su habitación sin hacer nada. Estaba destrozada. Ruslana fue la única que verdaderamente estuvo para ella las veinticuatro horas al día durante todo ese tiempo; quizá por eso las dos repitieron de curso, pero si las preguntas, te dirán que se pasaron todo el año de fiesta. La fase de depresión termino cuando Chiara empezó a obsesionarse por encontrar a la supuesta tercera persona que había habido en su relación. La única respuesta que encontró fue clara y sencilla: Denna.


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Perdón por tardar tanto, este capítulo ha sido complicado, jeje

Lo siento Violeta, yo te quiero, pero alguien tenía que ser el malo en mi historia.

Gracias por votar y comentar, os quieroo

Feliz cumple Álvaro mayo, we love u 🎂

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