—Estás seguro que es la candidata perfecta? —Cuestiona una voz masculina.

—Es perfecta. Abandonada por parte de ambos de sus padres. Ningún lugar a cual ir. Con la necesidad de hacer lo que sea con tal de sobrevivir. Hela es la candidata perfecta, o debería decir: Jann Ashla. —Responde Exequiel.

—La he vigilado tal como me prometiste y es bastante lista. El único problema será que tendremos que entrenarla para que aprenda a pelear. —Detalla el primer hombre.

—Mmh, eso es lo de menos. Para eso te he asignado como su mentor. Le enseñarás todo tipo de combates, estrategias y maneras de ser una perfecta asesina. —Idea Exequiel.

—Ese no fue el trato! —Se opone el hombre—. Dijiste que te trajera a Jann Ashla y así liberarías la amenaza que tienes en contra de mi hermana!

—El trato cambió. Te necesito. —Chantajea—. Para que yo me olvide de tu hermana tendrás que convertir a Ashla en una excelente asesina. De acuerdo?

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Hela despierta en un cuarto atada por sus manos y pies para evitar que escapara, o al menos hiciera el intento pues estaba muy bien atada a sus extremidades. Se incorpora en la cama al tener una mejor vista del lugar encontrándose con una persona sentada frente a ella. Específicamente una mujer de cabello beige largo hasta la parte baja de su espalda, rostro frío pero sin aparentar ser un peligro, con una túnica como vestimenta.

—Me alegra saber que te encuentras bien, Ashla. —Dice la señora con la vista a su caldero.

—Mi nombre es Hela, no Ashla. —Niega recuperándose de la droga—. Cuánto tiempo estuve fuera?

—Un par de horas, ya amaneció. —Indica la mujer sin seguir mirando a Hela.

—Por qué me llamó Ashla?

Ahora si alza la mirada—. Porque ese es tu verdadero nombre.

—No. Estoy segura que mi nombre siempre ha sido Hela...

—Entonces contéstame algo, niña. Recuerdas cómo tú y tu hermano llegaron repentimanete a Logue Town? —Pone a prueba a la estratega a lo que esta se queda sin respuesta alguna—. Tus recuerdos antes de Logue Town han sido removidos apropósito para proteger tu verdadera identidad.

No entendía lo que la señora le quería decir—. Mi verdadera identidad?

—Eres Jann Ashla, princesa del reino de Thorne en el Nuevo Mundo. Primogénita del rey Jann Matze y su esposa Atlas Katja. —Da a conocer la verdad.

*******

NINETEEN YEARS AGO

Hela nació en un barco navegando de regreso a su reino natal, Thorne, por lo que se podía referir a que Hela no nació en una nación en específico.

—Se encuentra todo en orden, su majestad? —cuestiona uno de los doctores que ayudó en el parto.

Katja oculta a su bebé—. Todo en orden, doctor. —Responde—. Mi hija nació en buenas condiciones. No puedo esperar a mostrarle al rey.

—Ya tiene el nombre de la princesa? —desea el doctor saber.

La reina de Thorne se guarda el nombre hasta llegar al reino donde su esposo la esperaba con ansias. Una vez que Katja pisa el castillo, el rey forma una enorme sonrisa al ver que su querida esposa había dado a luz.

—Mi hermosa Katja —la rodea en un enorme abrazo, seguido de un beso en la mejilla—. Pero a quién tenemos por aquí —se aleja para intentar tomar a su hija pero Katja se abstiene.

—Se encuentra dormida. Me tomó bastante tiempo para que terminara así, Matze. —Excusa la reina.

Dialogan unos minutos con la reina diciéndole el nombre que había escogido y que en un par de horas la princesa será presentada al reino. Katja se va a un cuarto para tener un tiempo a solas con su hija y poder relajarse—. Katja! Te hemos estado esperando para la anunciación de nuestra primogénita. Por qué te has tardado? —La rodea por la cintura.

Rápidamente busca una excusa pues había perdido la noción del tiempo—. Estaba buscando el perfecto atuendo para nuestra hija.

Matze se acerca a la bebé y se atreve a cargarla por primera vez—. Es perfecta. —Su vista se desvía al collar—. Qué es esto?

—Durante mi viaje, me obsequiaron el collar y se lo quise dar a nuestra hija. —Recuerda aquel detalle de su amiga.

—Creo que debería usar algo más apropiado para una princesa, no lo crees? —demuestra su inconformidad hacia la joyería.

—A mi me gusta —defiende.

El rey deja pasar ese detalle y se disponen a prepararse para la ceremonia. Todo el reino se encontraba en la plaza principal para celebrar el nacimiento de la primera princesa heredera del reino. Durante el discurso, la reina no dejaba de tocarse los dedos demostrando los nervios que tenía por si algo saliera mal, sin embargo, todo salió a la perfección sin complicación alguna.

—Les presento a la princesa Jann Ashla! —El rey alza revelando el nombre de la bebé dando por concluido la ceremonia.

Cuando Ashla cumplió cuatro años, la reina convenció al rey de mandar a su hija a la escuela para que se despejara del reino, y también para mantenerla a salvo del mismo rey. No obstante, Ashla no le gustaba ir a la escuela, todos los niños la excluían por envidia que era transmitida por los mismos padres de los demás infantes. Llegando a los extremos de ser molestada arrojándole objetos o diciéndole cosas.

—Es un monstruo!! —gritaban uno apuntando a Ashla.

—Ella no es una princesa!! —le sigue otro niño.

—Qué horror!! —dice una niña.

—Acaso es una bastarda?

—No! Es un fraude!

Sin embargo, este maltrato no era comparado al infierno que su padre la hacía pasar. Lo mejor que le podía pasar era ser ignorada por el mismo rey. Aveces, Matze le gritaba que era un error y que nunca debió de existir. O también la lastimaba fisicamente a escondidas recordándole que era una desgracia para el reino. Sin embargo, Ashla nunca entendió porqué su padre la maltrataba de esa manera.

Por un lado, su madre no lograba como defenderla pues el rey la tenía amenazada con su propia vida al no dudar en matar a la pequeña cuando no lo obedeciera. Matze tenía muchas ganas de deshacerse de Katja, pero su mismo consejo se lo impedía por el hecho de que Katja se había ganado su reputación, afecto y cariño de varios aliados de distintos reinos, incluso hasta de la misma Marina y Gobierno.

Con su hermano menor la cosa cambiaba. Dusan siempre trató a Ashla como una hermana mayor y un ejemplo a seguir. La admiraba por siempre mostrarse fuerte pese a los maltratos que sufría. Al igual que su familia, odiaba a su padre por todas las cosas que le hacía a su madre y hermana. Pese a que Matze intentaba meterle ideas de despreciar a su hermana, Dusan se mantenía fiel a su hermana y madre. Hasta que llegó un evento que haría cambiar la vida de Ashla y Dusan.

Un espía que se encontraba en cubierto por los Marines descubrió la verdad de la reina Jann Katja. Una revelación que hasta la misma Katja oculta a sus propios hijos para poder protegerlos. Una noche, los Marines comienzan a rodear el castillo del reino de Thorne despertando alarmas por todo el lugar.

Se escucha como la Marina pide que entreguen a Katja, Ashla y Dusan de inmediato para apresarlos. Matze se niega a tal acción tomando por sorpresa a su esposa.

—Puede que me veas como un enfermo y te doy asco. Pero tengo orgullo y no permitiré que me arrebaten a mi reino. —Da sus explicaciones—. Que quede claro que no lo hago por ti o por Ashla. Lo hago por mi hijo, mi único heredero. —Defiende—. Ahora, dime por qué el Gobierno te quiere?

La reina se limita a dar explicaciones algo que Matze deja pasar levantándose a defender su reino. Katja se incorpora también de la cama en busca de su Den Den Mushi para llamar a alguien a quien no estaría segura de si la ayudaría pero tenía que intentarlo. Después se dirige al cuarto de sus hijos a ir a despertarlos.

Ashla ya estaba despierta por el ruido del bombardeo y disparos fuera del castillo, mientras que Dusan seguía durmiendo plácidamente—. Mamá, qué sucede? —Desea Ashla saber.

—La Marina está atacando el reino.

—Pero, por qué? —Pregunta Dusan.

—Se han enterado de unos secretos y buscan apresarnos a los tres. —Toma a sus hijos por los brazos y se agacha para quedar al mismo nivel que los chiquillos—. Ya no es seguro que se queden aquí.

En realidad, para Ashla jamás fue seguro. No obstante, lo único que le pasaba por la cabeza a Ashla era proteger a su hermano—. Qué hacemos, mamá?

El Den Den Mushi suena y Katja contesta— Katja-san? —se escucha un hombre del otro lado de la linea. Mantienen una conversación y después de esta, Katja se lleva a sus hijos directo al puerto secreto del reino.

Lo siguiente que pasa es algo borroso, pero lo que Ashla alcanza a distinguir es que su madre  encarga a la persona misteriosa que se lleve a los niños lejos del reino a un lugar seguro. La persona acepta y con ello, Ashla y Dusan se suben al barco de ese misterioso humano.