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𝐈𝐕.

⭑Advertencia...! • Capitulo largo❕

"Vaya lío..."

══════ 𝐋𝐎𝐒 𝐈𝐍𝐂𝐎𝐍𝐓𝐑𝐎𝐋𝐀𝐁𝐋𝐄𝐒 pensamientos de cierta adolescente de cabellera platinada, suspirando por "¿Cuarta?" "¿Quinta vez?" No lo recordaba con exactitud, pues ya había perdido la cuenta de sus propios suspiros. Tratando de mantener su usual serenidad y atenta a su alrededor.

Ahora se encontraban en un solemne páramo completamente desierto, sin pradera alrededor. Dándole un aspecto terriblemente deprimente a opinión de la peli-plata.

La incertidumbre vagaba idamente en el cuerpo de la platinada, algo en aquel castillo le era inusual, algo la llamaba.

La mirada oji-carmín demostraba lo pensativo que se encontraba. ──── Tal vez será mejor sí-... ──── Quién abruptamente fué interrumpido por las acciones de cierto peli-plata quién hace pocos segundos, se lanzó a atacar a los 'vacios' sin esperar plan alguno.

Sí la princesa de Liones, ya era de tonalidad clara... Su piel por poco tocaba lo traslúcido al presenciar con ayuda de sus místicos orbes las acciones de su mellizo.

El ceño del hada peli-turquesa, se frunció de lleno. ────── ¡Qué pretendes hacer, tonto! ──── Exclamó en voz alta el moreno, sin percatarse a tiempo que la melliza de éste había comenzado alistarse para el combate.

Asegurando la daga de hierro celestial la cuál se encontraba sugetada en su muslo derecho. Ajustando de igual manera las coderas que llevaba en dicha zona, las cuales eran del mismo material que su vestimenta.

En poco tiempo, ya estaba lista para combatir. Y sin que el hada moreno tuviera chance de detenerla. ────── ¡Ay, no, no, demonios! ──── Exclamó el mencionado quejándose al notar la falta de la presencia de la peli-plata la cuál se deslizó con velocidad, descendiendo con algo de ayuda con sus alas por parte de su sangre divina.

El ceño del hada peli-turquesa se frunció de lleno. ────── ¡Qué pretendes hacer, tonto! ──── Exclamó el mismo, en dirección al platinado mayor.

El principe primogénito de Liones fue el primero en atacar "Lluvia de Estrellas" un ataque de la raza de las diosas. Los demás presentes, prontamente lo alcanzaron, siendo lo primero que recibió fué un puñetazo acertado en su mejilla. Por parte de cierto peli-turquesa y los regaños de éste acompañados por los de su melliza.

Un suspiro lleno de irritación, se hizo presente antes de sus palabras.
────── Vaya lío en el que nos has metido, hermanito. ──── Dijo la platinada de ojos grisáceos, también percatandose al igual que el hada peli-verde, de que ahora estaban en la mira de los "vacíos"

Las bolas de magia que eran creadas por estás criaturas, inmediatamente comenzaron a atacarles. Los pequeños de distintas razas comenzaron a alterarse y a gritar despavoridos. Después de tanta insistencia por parte del peli-turquesa, el peli-plata uso su habilidad "contraataque" reflejando el ataque del enemigo.

Pero...

Su ceño fruncido era notable en su rostro. ────── Por lo que veo, no dejarán que utilices tú "contraamarre" para atacar.

El principe mayor se vio visiblemente ofendido.
────── Es "contraataque" ──── corrigió el mayor de los mellizos "Que persona tan necia" pensó para sus adentros la menor.

Rápidamente los "vacíos" se aproximaron prontamente a atacarles, la primera en contraatacar fue la doncella peli-plata. Quién con una patada alta y precisa, acertando en el casco del adversario, terminando como "la cereza del pastel" con su daga de hierro celestial incrustada en la pechera de su armadura. Todo éso, sin perder su gesto de serenidad absoluta. Una tranquilidad aterradora.

Con sigilosidad, se abrió paso entre los "vacíos" asestando golpes y ataques mágicos a diestra y siniestra, Pero . . . Teniendo cuidado con ello.

En un punto, se vio atravesada en el blanco de tiro de su mellizo, quién alistaba un ataque con su poder divino con ayuda de una de sus espadas.

La expresión de sorpresa del de ojos carmín se hizo presente, "Ay no" formuló apartándose rápidamente, Al igual que la oji-grisacea quién como pudo, manifestó sus alas divinas alzándose en vuelo prematuramente.

Aleteando sus alas con maestría, sobrevolando un poco la zona. Su mellizo se vio visto en problemas por bajar la guardia, Pero fue milagrosamente salvado por las personas que iban en aquella especie de jaula mágica.

Quienes rápidamente se acercaron a sus conocidos, o al menos dos de ellos lo hicieron.

La pequeña gigante pelirroja señaló al trío de adolescentes con inocencia.
────── Mira, ellos nos salvaron a todos. ──── Contó a su progenitor, con el tono de voz dulce, algo tierno.

El gigante a pesar de sus heridas y situación, amablemente agradecio.
────── Se los agradezco, pequeños viajeros.

La pena se apoderó del sistema del mayor de los mellizos. ────── E-eh ¡No ha sido nada! Solamente estuvimos en el momento indicado. ──── Respondió torpemente el de ojos heterocromicos, mientras que su melliza quién descendía del cielo se posaba a so costado.

Dedicándoles una amable sonrisa a los presentes ahora libres. La calma destilando en su rostro, a pesar de que hace no menos de una hora se encontraba luchando a diestra y siniestra contra aquellos monstruos.

La hada adulta de cabellera verde, quién parecía ser madre de las pequeñas crias de hada se acercó con sutileza.
────── Muchacho un momento, tú no pareces ser de nuestro bosque.

Ante dichas palabras por parte de la adulta, la peli-plata le dedicó una mirada por el rabillo del ojo al oji-carmin a su costado, con una ceja alzada, cuestionandole con la mirada.

Esté simplemente se mantuvo de brazos cruzados, manteniendo los párpados cerrados. ────── Mejor deberían tomar a sus hijos y salir de este lugar cuánto antes. ──── Sugirió con un tono de voz neutral, entreabriendo sus párpados, dedicándoles una leve mirada a los presentes de la raza contraria a la de ellos.

El gigante de cabellera pelirroja suspiro pesadamente. ────── Aún así... Todavía hay prisioneros ahí, hadas y gigantes, todos dentro de ese castillo.

Ante sus palabras del adulto.
────── Veremos cómo rescatarlos también. ──── Expresó el oji-carmin manteniendo sus brazos cruzados.

Con firmeza y seguridad en sus palabras, colocando una mano en su pecho.
────── Te acompañaremos, no irás solo. ──── Habló el de ojos heterocromicos por los dos.

Girando sobre su propio eje en dirección al de melena plateada. ────── No, tienen un objetivo diferente al mío.

Ambos adolescentes continuaron la conversación, sin tomar la opide la oji-grisacea. Quién tenía posados sus orbes en dirección al castillo. Algo se acercaba.

Los adultos se propusieron acompañarlos.

Un suspiro de agotamiento se escapó de sus labios. Habían llegado.
────── Dos cosas son ciertas, Número uno, es que todavía no eres un caballero sacro oficial. ──── Señaló a su mellizo con una mirada seria a pesar de la tranquilidad que emanaba su tono de voz.

Está vez, dirigiéndose a los adultos de la raza de los gigantes y la de las hadas.
────── No creo que les apetezca luchar y arriesgar a sus pequeños, por más grande sea su orgullo. ──── Señaló en recordación a cierto detalle en los gigantes.

──── Mi recomendación es que se retiren.

Apoyando las palabras del oji-rubí, quién con rendición finalmente le dirigió la mirada a la oji-gris. Quién sutilmente, desenvainaba su daga plateada del sugetador de cuero en su muslo.

[...]

Los adultos se habían marchado, al menos lejos de el rango del castillo de edimburgo. Entre la grieta entre-dimensional, una figura poco visible respaldaba las tres figuras que se presentaban. Más catástrofes.

El principe Tristan, trato de dirigirse a atacar al individuo de capa azul y piel grisácea. Tenía una apariencia asquerosa.

Pero antes de poder alcanzarle, la grieta de dónde salieron los otros tres individuos, se cerró llevándose consigo al individuo al que los príncipes de Liones buscaban.

Las tres figuras como próximos oponentes se cernian con dificultad. Uno teniendo más consciencia que el otro. Oh al menos dos de ellos.

Pero la princesa de Liones, se fijó en uno de los tres que le causaba inconscientemente escalofríos. Similares como a brazaletes dorados, Pero con el detalle que estos portaban ojos. Un orbe eminente era "cubierto" por estos especie de brazaletes.

"¿Alguien de la raza de las diosas?"

Se llegó a cuestionar la oji gris, preparándose para el próximo combate que asegurado estaba por venir.

El hada peli-turquesa, fue llevado por la mujer con apariencia "¿Extraña?" El mellizo de la chica en un arrebató de irá, se lanzó a atacar al gigante con partículas demoníacas.

Suspiró rindiendose mentalmente, debía concentrarse en su oponente.
────── Bueno . . . De cruzada averigüemos que rayos eres. ──── Expresó jugueteando con la daga en su mano, sin perder de vista las acciones de su oponente.

El de apariencia celestial, es el primero en atacar. Lanzando un rayo de tonalidad dorada con matices blancos en dirección a la peli-plata, quién por poco esquivó dicho ataque. La criatura parecía ser neonatal, una criatura recién nacida . . .

Sí lograba idear un plan exhaustivo y que le asegure al menos el cincuenta por ciento de ventaja, La victoria se posaria a su lado.

Impregmento su daga con magia divina, está fue rodeandose de una masa luminosa de una tonalidad azúl. Tenía que encontrar un punto débil en el cual atacar.

No era correcto, Pero terminó asestando un ataque por la espalda a la criatura. Quién chilló al sentir el filo del hierro ardiendo. La princesa había hechizado el filo de su daga con poder mágico demoníaco. No era muy su especialidad , Pero un poco no causará problemas en sí.

Un ataque proveniente de su enemigo le tomo por sorpresa, Pero esquivandolo gracias a sus Alas y su poder mágico.

No le preocupaba en esos instantes ser dañada por uno de los ataques, Pero todavía era un misterio manejar su infinito . . . Podía crear masas de energía mágica, tanto como celestial tanto como demoniaca. La combinación de estas dos podría tornarse de una tonalidad de las amatistas.

Pero. . . En esos instantes estaba sola, sus guardianes no se encontraban con ella guiandola y haciéndole compañía. Debía ser cuidadosa con sus decisiones y acciones, sí no quería terminar en una carreta funebre tempranamente.

Asestó un centenal de espadazos contra aquellos anillos dorados con ojos azules en estos, cubriendo el del centro. Le era frustrante la apariencia de dicha criatura, Pero no podía juzgarla, siendo está solo una cría.

La princesa comenzaba a cuestionarse en medio del combate contra aquella criatura de apariencia similar a la divina.

"¿Resplandor rojo tal vez? No. . . No puedo ser tan mala con una cría que tal vez apenas ve el mundo exterior."

Suspiró tratando de relajar sus pensamientos, debía terminar con éso rápido, pues el tiempo era valioso en la situación en la que se encontraban.

Sus alas de plumaje blanquecino, otorgándole una apariencia inocente se hicieron presentes. ────── Lo siento bastante, Pero necesito salvar a alguien querido para mí. ──── Murmuró, señalandolo con su daga plateada, transfiriendo su poder mágico a está. La cual serviría como lanzador para lo siguiente.

"Rotación avante: 𝑟𝑒𝑠𝑝𝑙𝑎𝑛𝑑𝑜𝑟 𝑎𝑧𝑢𝑙. . ."

Una esfera de poder mágico, con las tonalidades mencionadas, se comenzó a formar, lista para ser lanzada. Y sin más tardar, dicho ataque acierta en la criatura, los chillidos son escandalosos y para poner los vellos de punta.

Parte de su físico quedó derretido, el icor dorado sobresalía en la escena donde anteriormente fué una corta pero interesante lucha.

Realmente hubiera sido encantador para su majestad, saber más de aquella criatura.

Un suspiro tembloroso escapó de sus labios, todavía le era complicado adaptarse a arrebatar la vida.
────── Es momento de ver qué sucedió con ese par. ──── Habló hacía la nada, tomando impulso para alzarse en vuelo. Realmente su corto combate la había alejado kilómetros lejos de la ubicación inicial.

Sí volaba con su habitual velocidad, no tardaría más que minutos en llegar.

Tal como fueron sus cálculos, logro distinguir la delgada figura de su mellizo en tierra firme. Así que sin más tardar descendió con premura, al percatarse en la situación en la que los dos se encontraban.

El gigante parecía ser que era una complicación para ambos. Debía ayudar sí usaba aquel ataque tal vez sumaría puntos a su victoria, oh al menos lo llegaría a debilitar lo suficiente como para que los otros dos entren en su lugar.

Descendió velozmente del cielo, aterrizando torpemente por la velocidad usada, frente a ella la imponente figura del gigante se ercia sobre los dos adolescentes en tierra, el hada peli-turquesa mantenía su arco alzado. Parecía ser que el y su mellizo habían intercambiado palabras que lamentablemente no alcanzó a escuchar.

Una especie de cortina de humo de tonalidad rosácea se hizo presente en el lugar donde anteriormente sobre volaba el hada de orbes rubí. El ceño de la princesa se frunció "¿Que carajos estaba sucediendo?"

Pero . . . Lo que pasó a continuación, fue suficientemente fuerte cómo para dificultarle respirar.

[...]

══════ 𝐔𝐍 𝐒𝐔𝐒𝐏𝐈𝐑𝐎 𝐓𝐄𝐌𝐁𝐋𝐎𝐑𝐎𝐒𝐎 abandonó sus labios con nerviosismo. Sus manos blancas como la leche, tenían un ligero temblor.

La identidad de aquella anterior hada gruñona. Finalmente fue revelada, Pero tomando más que por sorpresa a los jóvenes príncipes de la nación de Liones.

Su expresión se quebrantó por la mera impresión y un alboroto en sus emociones. Estaba frente a ella.
Muy poco le importaba la imagen del gigante atravesado por la lanza que -el ahora rubio- cargaba consigo.

Una vez más, El gesto neutral pero imponente del rubio no contestaba las mil cuestiones que en esos instantes la peli-plata se estaba haciendo. Y su mellizo no podía estar igual o peor que ella.

Los estrondecedores latidos de su corazón, agitaban su pecho con irregularidad. El oxígeno parecía agotarse con el pasar de los segundos.

La expresión de su mellizo no era para nada desigual a la suya. ────── No puedo creerlo.. Eres tú. ──── Hablaba con cierta torpeza.

"Lancelot"

Su mellizo fue el primero de los dos en hablar "debidamente"

────── Lancelot . . . ¡Siempre estuviste aquí! ──── Formuló con la expresión de sorpresa palpable en su rostro.

El ensordecedor sonido del cuerpo gigante chocando contra el suelo, levantando un puñal de humo. No coopero con la situación emocional de la adolescente.

"¿Quien carajos había retirado el oxígeno?"

Su respiración se entrecortaba, dificultandole tratar de mantener la cordura. Tres años . . .

Tres años, dónde llegó a pensar lo inhumano cuando se fué notificada su desaparición a la nación de Liones.
Sin noticia alguna de aquel chico que fué su primer amigo.

Dos años, en los cuáles las pesadillas la volvieron a atormentar, escenas horrorificas y sangrientas reproduciéndose en la mente de una niña de solo doce onomásticos.

Un año, tratando de recuperarse para no ser dejada atrás, sometiéndose a sus entrenamientos con la espada, sin fin de libros los cuáles tuvo que estudiar.

La inquietud era visible en la expresión de su mellizo.────── ¿Qué es lo que pasa? El hechizo afectó a los demonios ya los gigantes... ──── Proceso el primer principe de Liones.

Dando una leve mirada hacia los afectados. ────── Alguien los uso para crear a ése monstruo, Y uso a la raza de las hadas para ese otro. ──── especuló el aparecido rubio.

El trío de sangre mestiza observó como los demonios se marchaban. ────── Está convirtiendo en monstruos a todas las razas. ──── finalizo el rubio oji-carmin.

Sin saberlo, las palabras comenzaron a escaparse de sus labios. ────── Ha excepción de la humana. La criatura a la que asesiné, no era ninguna de las mencionadas. ──── Profirió con un tono de voz que exhalaba misterio.

Su mellizo continúo intercambiando palabras con el -recién aparecido- príncipe de Benwick, después de que unas hadas y los gigantes agradecieran por lo sucedido.

La menor de los tres, se mostraba ida... "Oh más bien, se obligaba así misma a no voltear a mirar como boba a cierto oji-carmín " Quién no hace menos de segundos, la repaso con su filosa mirada, en vez de prestar atención a las palabras de su hermano. Que se detuvieron por unos instantes al parar su mirada en aquella cicatriz en la frente del rubio.

[...]

El silencio por parte del rubio, desconcertó en mayoría a los de cabellera platinada. ────── ¿Dije una grosería? ──── Preguntó inocentemente el de ojos heterocromicos.

Unos sonidos chirriantes llamaron la atención de la peli-plata, se escuchaban lejanos, Pero era como un eco que resonaba en la estancia.

El de ojos carmín parecía procesar una información curiosamente otorgada.
────── ¿Cómo? Qué mire al castillo... ──── Murmuró para así, acatando inmediatamente lo pedido por sabrá dios quien, volcando un sentimiento en el pecho de la doncella.

Tristan estaba apoco de por tomarlo de loco. ────── ¡Oye, con quién estás hablando? ──── Pregunto el de ojos heterocromicos, por su melliza, quién parecía querer tragarse con la mirada al oji-carmin, sus orbes destilando una seriedad inquietante.

El rubio ignoro la pregunta por parte del de ojos heterocromicos y la mirada perforadora de la princesa.
────── ¡Atentos! ──── Exclamó con firmeza, sin apartar la mirada en dirección al castillo.

Los mellizos rápidamente desviaron la mirada en dirección a dónde observaba alerta el oji-carmin. "Vaya... Con que de eso se trataba."

Un quejido bajo provino del rubio. ────── ¿Enserio enviaron la caballería pesada, por solo dos niños y una niña? ──── Profirió incrédulo el oji-carmin, observando la escena enfrente suya. Incontables "Vacíos" se aproximaban rápidamente a su dirección.

Ante la clara especificación, costándole ignorar los orbes plateados que lo acuchillaban.

────── ¡Oigan, son muchos de ellos, tenemos que irnos ya. ──── Profirió con autoridad en sus palabras, recibiendo el asentimiento por parte de los mellizos.

El mayor convocó a su corsel de pelaje blanquecino, bien cepillado y melena dorada. La oji-grisacea solo optó por manifestar sus alas divinas, aún manteniéndose de brazos cruzados.

Con una cega alzada preguntándose mentalmente cómo es que el corsel se había mantenido tan cerca.

Tanto como el oji-rubí y la oji-plateada, no previnieron las acciones del de ojos heterocromicos. Quién apenas tocó la montura de su corsel, comenzó a avanzar en contra del enemigo.

Ignorando de lleno las palabras del rubio, un suspiro de irritación se escapó de los labios de la platinada. "Ni parece ser el mayor de los dos."

Dirigió una leve mirada al rubio a su costado. ────── Por favor, lo que sea que me vayas a pedir. Compadecete de mí. ────
Formuló con un tono cansado, formulando una débil mueca. Comenzando a movilizar sus alas.

Rechistando, antes de cambiar su apariencia.
────── Tal vez me lo piense, su majestad. ──── Respondió con aquel tono cantarin, dirigiéndose en dirección al peli-plata. Quién atacaba a los "Vacíos" que se le atravesarán.

Suspiro nuevamente, para así comenzar a alzarse en vuelo. En cuestión de segundos, los jóvenes de cabellera platinada y rubia, no supieron de su ubicación.

Un misterioso puente de hielo les rescato en último momento, llevándolos hasta al castillo sin necesidad de enfrentarse a los "Vacíos."

Al llegar al castillo, una abertura fue hecha como entrada, dejando escombros a su pasó. Sin darse cuenta de una conocida figura ya los estaba esperando.

El mellizo de la princesa se arrodilló con cansancio, respirando agitado. Dejando caer sus espadas lentamente al suelo.
────── Perdóname, nunca fue mi intención por ponerte en peligro por salva- ──── Los chillidos del principe no tardaron en resonar, el rubio se atrevió a jalarlo de una de sus orejas.

Un suspiro de agotamiento se escapó de los labios de la doncella, no habían tenido ni la descendencia de percatarse que ya se encontraba antes que ellos en aquel sitio.

Reprendiendolo. ────── ¿Quién dijo que estoy haciendo esto por tí? De cualquier forma, Yo también tenía que venir a este castillo, de una manera más inteligente sí me lo preguntan. ──── Finalizó dejando de lastimar al peli-plata, recargando sus manos en su cadera. "Que bueno que nadie lo ha hecho, 𝐿𝑜𝑡"

Sobándose levemente para amegüar el dolor. ────── Oye lancelot, ¿tú también viniste para ayudar a alguien cómo yo a mi mamá? ──── Preguntó con curiosidad, olvidándose de cierto detalle qué le acompaña desde el útero.

Resopló ofendida, comenzando acercarse al dúo de como los había apodado "Los dramáticos"
Sus pisadas resonando en la estancia gracias al tacón de sus botas.

Volteando los ojos, con su mano recargada en su cadera. ────── Por qué carajos piensas que tendría que tener una razón igual a la vuestra. ──── Preguntó con un tono de irritación en su voz, observando al peli-plata desde arriba.

Mirando por unos minutos el suelo, apenado por ello. ────── Entonces para que viniste. ──── Cuestionó arrodillando todavía en el suelo.

Al estar a pocos pasos del dúo, comenzó a disminuir su paso, ahora acercándose con lentitud, siendo notada por el de ojos carmesí.

Una sonrisa canturreona se hizo visible en su rostro, observándola sobre su hombro. ────── Vaya que tardaste en hacerte presente. ──── Mencionó, haciendo que el mellizo de esta se percatara de su presencia, sus orbes heterocromicos adquirieron un ligero brillo en ellos.

Suspiró rindiendose, ahora dirigiéndose al hermano de está, borrando todo rastro de aquella sonrisa que le dedicó a la mencionada.
────── Para desahogarme. ──── Respondió a su pregunta pasada. La expresión del adolescente era de incredulidad pura.

Pero antes que el peli-plata tuviese oportunidad de burlarse, unos aplausos resonaron en la estancia. Llamando la atención del trío de adolescentes, quienes se pusieron a la defensiva ante aquella repentina aparición.

Los aplausos se detuvieron.
────── Aplaudo honestamente, el coraje y proactividad que mostraron los tres. ──── El Lord tomó una leve pausa, tomándose la molestia de detallarlos unos segundos.

Para proseguir. ────── Les doy la más cordial bienvenida de edimburgo, Del Reino de Liones, el príncipe Tristan y la princesa Alysanne, del Reino de Benwick, el príncipe Lancelot. ──── Presentó con una llamativa amabilidad al trío de adolescentes junto a sus titulos reales.

────── Me disculpó, creo que todavía no me he presentado apropiadamente. Yo soy el rey del nuevo reino de Edimburgo, Deathpierce. ──── Anuncio, su tono de voz destilando hostilidad de parte suya.

Sin disimular, lo "barrió" con la mirada. ────── Así que... Tú eres el que está detrás de todo ésto. ──── Expresó el rubio de orbes pintados de carmesí, el jadeo sorpresivo proveniente del platinado lo hizo voltear a verlo de reojo. "El ser que maldijo a la progenitora de ambos, se encontraba ahí presente."

Impulsivamente. ────── ¡Rompe la maldición que impusiste sobre nuestra madre! ──── Ordenó acercándose velozmente a atacar a dicha criatura, Pero... Lo que hizo que los orbes de la doncella de cabellera plateada se deslocaran, fué el repentino ataque en dirección a su mellizo.

Regresandolo hasta el sitio donde anteriormente se encontraba junto a su melliza y conocido.

Las palabras del adulto, hicieron aparecer la molestia de la chica.
────── Y no te preocupes, personalmente le entregaré tú cuerpo a tus progenitores. ──── Unas flechas impregnadas de magia acestaron en su contra, siendo detenidas por haberse cubrido con la tela de su cadera.

El peli-plata se detuvo con ayuda de sus espadas, apenas estuvo cerca suya. Su melliza rodeo su torso, abrazándolo desde atrás. "El lo había lastimado."

Con su pecho tinteado de carmesí, teniendo su cuerpo termobloroso de la adrenalina que comenzaba a correr por sus venas. ────── ¡No te cruces en mi caminó! ──── Exclamó con molestia en sus palabras. "El lo hizo..."

Su expresión delataba su evidente sorpresa, la serenidad quebrantada, otorgaba mal augurio.

Desvaneciendo su arco en partículas magentas. ────── ¿No te das cuenta? Hasta tu hermana ya pareció percatarse de la verdad. ──── cuestióno con obviedad, observando con cansancio al de ojos heterocromicos, quién era sostenido por su melliza. Quién tenía las manos en el pecho de su mellizo, conteniendo la hemorragia manifestando levemente su poder de curación, para que no fuese una molestia por un rato.

Sin perder de vista a su ahora enemigo, sus ojos destilando una gélida hostilidad. "Iba a pagar por sus acciones."

────── Es más que obvio qué es el que está detrás de todo ésto. ──── Finalizó devolviendo la mirada en dirección a su oponente.

El mellizo comenzó a maldecirlo, cuestionandolo en el proceso.

Una expresión arrogante se posaba en el rostro del adversario.
────── Te aseguro que tú madre no es la única que está sufriendo con esta situación. ──── Respondió con ese tono de hostilidad, disfrutando de aquel sufrimiento.

──── Sí no vuestro padre también, sufre más teniendo que ver morir a su querida esposa lentamente cada día. ──── Esas palabras solo lograban enfurecer más al menor, Y aumentar la ansiedad de aniquilarlo, por parte de la menor. Quién finalmente se había alejado de su hermano, le había tratado lentamente su herida, pero ahora se encontraba cerrada.

────── Frente a él, sin que pueda hacer nada para salvarla. ──── Espectó disfrutando de pronunciar tales palabras. Los puños cerrados de la peli-plata comenzaban a perder la circulación sanguínea. "Deseaba aniquilarlo."

Con molestia espectó. ────── ¡Por qué haces esto! ¿De que te sirve hacerlo! ──── Cuestionó alzando el tono de voz.

La expresión del adversario se torno nostálgica y lamentable, como sí un recuerdo doloroso se reprodujera nuevamente en sus pensamientos.

El ex caballero sacro, comenzó a relatarles su historia con aquella persona marcable en su vida. Siendo completamente irritante para la doncella en aquella sala. "No justificaba en lo absoluto las acciones que estaba tomando."

El rubio tomo la palabra. ────── Ya había escuchado tu historia mucho antes, Pero... Tanto ese demonio como esa diosa perecieron en la guerra santa que vino después de eso. ──── Especuló con severidad sus palabras, su ceño fruncido destelando sus pensamientos.

Alzando su puño, cerrándolo en el proceso. ────── Así es, aquellos de los que quería vengarme por el sufrimiento que me causaron, Ya estaban muertos. ¡Entonces me vengare con los líderes de la raza demoniaca y de la raza de las diosas, Meliodas y Elizabeth, van a tener que tomar la responsabilidad en su lugar para-! ──── "Oh claramente sí tuviera el ánimo, delataría el cariño que le tenía a su persona." El rubio había interrumpido las palabras del adulto, acestandole un golpe con sus piernas.

────── Solo te estás desquitando con ellos. ──── Conclusiono el menor.

El mayor, que por un desliz soltó por un par de segundos su espada. La recuperó con firmeza, haciendo el vago intento de acestar una herida en el menor. ────── ¡Ahg! ¡Mocoso estúpido! ──── insulto con molestia al oji-carmin.

Desenfundando con calma su daga plateada, del sugetador de su muslo. Procedió. ────── Ah aquel que llamas "mocoso estúpido" te ha dicho la realidad en la cara, Rey decrépito. ──── Contraatacó con sus palabras, por el rubio. Quién rodó juguetonamente los ojos, posicionándose una sonrisa traviesa en su rostro.

Tristan tomó el atrevimiento de atacarle sin planificación alguna, hubo un detalle que los tomo por sorpresa al trío de sangre mestiza.

"Es tan similar a mí infinito..."

Comparó vagamente la menor de cabellera platinada, al presenciar con ayuda de sus orbes cómo el ataque lanzado por su mellizo parecía perder la velocidad y ser logrado esquivado por el señor.

────── Heredaste los poderes de la raza de las diosas por tú madre, no está nada mal considerando tú edad. Aún que... Nada de eso funcionará conmigo. ──── tras finalizar con sus palabras, el ataque divino enviado por el príncipe, detonó detrás de los dos presentes.

"No... No lo es."

Una suave risita se escapó burlonamente de sus labios, Se había dado cuenta de cierto detalle. Con la poca acción que sus orbes presenciaron, logró descifrar la realidad.

Los ataques seguidos que fueron dirigidos hacía su enemigo, fueron desviados sin tener que moverse.
────── ¿Cómo? Está vez ni siquiera tuvo que moverse, pudo desviarlos e incluso redujo su poder. ──── Murmuró impresionado el joven príncipe.

Una mirada de reojo que compartieron tanto como el príncipe de Benwick y la princesa de Liones, fue suficiente para comprenderlo.

Una risa entre dientes. ────── No tienes oportunidad de ganar contra mí príncipe. ──── Aduló el adulto, con un aura farsante destilando de parte suya.

Una sonrisa cantarina se formó en el rostro del rubio. ────── Creo que ya lo descubrí ──── Al finalizar, en pocos segundos el joven príncipe ya se encontraba frente a frente contra el contrario.

Por poco el viejo hombre esquivó el puñetazo que iba dirigido hacía su persona, Pero no contándolo en la siguiente ocasión. Recibiendo una patada firme y precisa en el rostro, logrando herirlo.

Todo ésto siendo espectado por los príncipes de Liones y la criatura que impuso la maldición en la progenitora de estos.

Una leve sonrisa se posiciono en el rostro pulcro de la peli-plata. "Una de orgullo."

────── Es algo muy sencillo, tu magia es capaz de controlar el poder, velocidad y la magia de tu oponente, ¿No es así? ──── Especuló con una sonrisa de ego puro. "El sabía que ella lo estaba observando."

Con la misma expresión posada en su rostro.
────── Mejor dicho... Tú magia no funciona con ataques directos y potentes. ──── Finalizó la princesa por el chico, jugueteando con su daga, colocándola sobre sus labios. Disfrutando de ver el pánico inundar la expresión del adulto.

"¡Esos malditos bastardos, de verdad lograron ver atraves de mi hechizo melodí, tan rápido?"

Los pensamientos alarmantes del adulto, fueron escuchados con claridad por el rubio de mirada carmesí.

Apenas sus zapatos tocaron nuevamente el suelo. ────── ¡Tristan! En éste momento, no será capaz de afectar tu magia, no mientras se mantenga enfocado en mí. ──── Explico el rubio en dirección al peli-plata, quien captando en cuestión de minutos a lo que quería llegar el rubio.

Continúo. ────── ¡Sí ese monstruo fue el que impuso la maldición en vuestra madre, entonces vé por el! ──── Exclamó dicha oportunidad, haciendo que la valentía y esperanza se transmitieran en los ojos del mellizo de 𝐿𝑎 𝑑𝑜𝑛𝑐𝑒𝑙𝑙𝑎 𝑑𝑒 𝑠𝑢𝑠 𝑜𝑗𝑜𝑠...

Antes de avanzar en contra al mayor, se detuvo unos instantes. ────── ¿Me echas una mano, princesa? ──── Convido con un tono canturreon, robándole una pequeña sonrisa a la nombrada. Quién sin responder se colocó a su lado, ambos lanzándose a atacar al adversario.

Los intentos acertivos de acertar un golpe al hombre, lo hicieron retroceder. Teniendo que cuidarse igualmente de la peli-plata quién su daga portaba en mano.

Su mellizo combatía de igual manera con el ser horripilante quién maldigo a la progenitora de ambos.

El hombre tiro tajos a diestra y siniestra, en un vago intento de acertarle a alguno de los dos. Pero el rubio optó por tomar de la cintura a la peli-plata, ahora ambos en conjunto, esquivando los vagos ataques.

𔘓

Su serenidad mezclada con la molestia resaltaba su pulcro rostro de porcelana. ────── No necesito que me protejas, Se defenderme correctamente. Tanto físicamente como mágicamente. ──── Recalcó la peli-plata de orbes tormentosos, safandose del agarré imponente en su cintura por parte del rubio. "Todavía no se lo perdonaba."

Ambos volviéndose a poner en defensiva en contra del rey de edimburgo, listos para contraatacar.

El de ojos carmesí fue el primero en hacerlo, con una sonrisa socorrona. ────── Éso ya lo sé. Pero... Tengo una promesa que cumplir, majestad. ──── Mencionó con gracia al terminar sus palabras, observando como la peli-plata asestaba una patada alta y firme en la pechera de armadura del rey de edimburgo, que logro sacarle el aire a éste.

Tomando el atrevimiento de colocar su mano en la cintura de está, colocándola detrás suyo. Tomando el mando de golpear al contrincante, la princesa jugueteaba peligrosamente con aquella daga de apariencia inocente.

El oji-rubí acertó una patada en el tabique del peli-largo, causando enrojecimiento en dicha zona.

────── Imposible, no logro entender como eres tan fuerte, sí eres solo un niño. Y está completamente desarmado. ──── Analizó el hombre, cubriéndose torpemente la zona herida en su mirada. Desviando sin descuido, su mirada hacía la persona detrás del rubio. "Una debilidad."

Una sonrisa oculta detrás de la armadura de su brazo izquierdo, se formuló en su rostro. ────── Lancelot, hijo del rey Ban, contesta ésto ¿Por qué estás interfiriendo con nosotros, dime cuál propósito tienes en ésto! ──── Interrogó con ferocidad, Pero fué callado una vez más por el nombrado, quién estampó un golpe en su rostro.

Una risita de burla se escapó de los labios de la peli-plata, quién con falsa inocencia poso el filo de su daga sobre sus labios, observando todo como sí de una obra teatral se tratase.

Escupió la sangre acumulada en su boca. ────── Los humanos ni siquiera deberíamos estar peleando entre nosotros, A los que realmente detesto ¡Es a todos los que no son humanos! ¿No viste a quién estaba atacando? ──── La conversación que estaba dirigiéndo, confundía levemente a la observadora de dicha escena.

────── ¡Solo ordené que atacarán a la raza de los gigantes y a la de las hadas! Ellos son unos monstruos, ¡al igual que los demonios y las diosas que me hicieron ésto! ──── Profirió tratando de hacer compadecer al menor de cabellera rubia, quien colocó por unos segundos su mano en su cabellera negando levemente con su cabeza. Girando sobre su propio eje en dirección contraria a la del adulto, quedando frente a frente con la peli-plata, quién se tomó el inocente atrevimiento de detallar por primera vez después de tres años su rostro.

El rubio se mantuvo de brazos cruzados, mirandola con una ceja alzada, pero su leve sonrisa delataba la gracia que le causaba. Ambos simplemente ignorando las palabras del adulto, Sumergidos en su propia burbuja.

Su rostro comenzaba a abandonar las fracciones infantiles, tornándose algo más maduras, notandose el cambio de edad. No iba a negar que el cambio de corte de cabello la sorprendió en su momento, Pero . . . "No sé veía mal.."

Los orbes plateados de la adolescente se desviaron hacia la figura de armadura del adulto, haciéndola retroceder pasos atrás. Dejando al mayor toparse con que no había lastimado a ninguno de los dos, pues el rubio había tomado la forma de aquella hada regordeta, sobrevolando con las piernas y brazos cruzados.

Su tono de voz se torno grave, detonando su molestia. ────── Me tomo la molestia de aclararte que yo no soy humano, ni tampoco soy un hada.

Alzando su pierna cambiando nuevamente de apariencia, indefinida.
Acestando una patada firme en el hombre noqueandolo de lleno.

Con una sonrisa y con una expresion serena en su pulcro rostro.
────── Vaya que te has lucido, 𝐿𝑜𝑡. ──── admiró con sus orbes grisáceos destilando un brillo acogedor.

Antes de poder cantar finalmente la victoria, fueron separados por los rayos mágicos que la criatura les lanzó. ────── ¡Señor Deathpierce! ¡Los maldigo! ──── exclamó la criatura de piel grisácea, volviendo a atacarles, haciendo que ambos jóvenes tengan que distanciarse.

La criatura fué interceptada por el príncipe mayor de Liones, quién trataba de acertar un ataque a dicha criatura.

Prontamente los jóvenes de ojos carmesí y plateados se volvieron a reunir, la princesa en su momento se cuestionó si marchar en ayuda de su mellizo, Pero siendo delicadamente detenida por el rubio, quién le negó dicha acción.

El rey de edimburgo se comenzaba a despertar, algo irritado por dicho golpe, otorgado por el rubio.

Ambos mano a mano, preparándose para lo siguiente. ────── Muestramelo, Tristan. ──── Tales palabras por parte del rubio la confundieron en decadencia, "¿De que estaba hablando?"

────── Quiero ver esa parte de tí a la que siempre le has tenido tanto temor, Y te aclaró que no tienes que contenerte por mí y por tú hermana, de ella yo me encargo. ──── Se dispuso el rubio, con una sonrisa cantarina y una mirada desiciba.

El mellizo de la platinada, le contestó inmediatamente atento a sus anteriores palabras. ────── ¡No seas tonto, como se te ocurre decirme ésto en este momento! ──── La princesa, bajando la guardia en ése momento. Observando con una ceja alzada a ambos muchachos.

Todavía con su expresión cantarina. ────── Solo hazlo, idiota. Creí que querías salvar a tu mamá, niñito. ──── Era cómo si estuviera tentando a su mellizo, Pero aún así el chico había tocado una fibra sensible. Ante su distracción, le metió un zape en la cabeza al rubio, quién no pudo siquiera mirarla a los ojos, sobándose la zona golpeada tratando de ameguar el dolor.

Teniendo que volver a concentrarse en el enemigo. ────── ¡Ya dejen de ser tan arrogantes malditos mocosos! ──── lo qué ahora portaba en mano el rey de edimburgo, sorprendió en magnitud a los dos adolescentes quiénes le hacían frente.

Los látigos de oscuridad quisieron tomarlos de inicio, cada uno tomo un lago por el cual huir. Aquel cetro que portaba en mano le era tan familiar... Pero tan misterioso y tétrico a la vez, la princesa había manifestado sus alas divinas. Alzándose en vuelo en medio de la sala, esos látigos no paraban de seguirla.

En medio de la travesía, los látigos que seguían al rubio, crearon un hueco en la fisura de la pared. Causando nuevamente destrucción en la construcción, adentrándose a capturar algo...

Sonoras carcajadas provinieron del adulto
────── Ahora me siento muy estúpido por haberlos entretenido aquí tanto tiempo, niños. ──── Lamentó falsa tristeza, mientras que los látigos de oscuridad provenientes de aquel báculo, ahora sostenían a tres figuras -una gigante, un demonio y un hada...-

────── Estoy seguro que ellos serán unos dignos oponentes para ustedes. ──── su tono de voz emanaba hostilidad, en poco tiempo. Los jóvenes adolescentes se lanzaron a atacarlo, la peli-plata sobre el aire lista para acertar una patada en el cráneo del hombre.

Mientras que el rubio, por tierra, acercándose velozmente. Pero... Al haber atacado sin un plan, ambos fueron atrapados por los látigos de oscuridad.

Los cuáles arrastraron al rubio junto a los tres presentes atados por ese misterioso látigo. La contraria fué sujetada por la zona del cuello y estrellada contra la pared rocosa del castillo.

Los orbes dorados con un espiral en el centro comenzaban a querer ser invadidos por una masa oscura. ────── ¡Lys! ¡Lancelot, cuidado! ──── exclamó el joven príncipe quedándose sin opciones, comenzando a desesperarse.

Torpemente el peli-plata, se desvío de su contrincante de piel grisácea, tratando de ir en ayuda de su melliza y conocido de infancia.

Claramente, el golpe la aturdió en medida. Sentía un liquido cálido recorrer la mitad de su rostro, no lograba enfocar con claridad su vista. Y el látigo de oscuridad apretando su cuello, no ayudaba en nada.

La platinada no supo cuánto tiempo paso, por unos instantes un nuevo camino de luz encandiló sus orbes haciendo que los cerrará nuevamente con fuerza. Hace minutos que dejó de sentir la presión en su cuello, por lo que ahora simplemente se encontraba descansando.

Unos brazos de repente la rodearon, abrazándola por los hombros. Escuchaba una voz lejana, Pero familiar.
────── Lo siento, Lys... Perdóname, perdóname... ──── Murmuraba con torpeza, usando la tela de sus mangas haciendo el vago intento de limpiar aquel icor carmesí que descendía sin desmedida de su cabeza.

Ambos jóvenes parecía ser que la habían movido de sitio, recostandola cerca de unos escombros no tan dañados por la pelea. Su espalda dolía como mil demonios.

Su vista le irritaba, un voz quebrantada.
────── Estoy bien, estoy bien...──── contestó con dificultad, tratando de creerselo ella misma.

Al ver el vago intento de su melliza en abrir los ojos, una sonrisa se poso en sus labios. ────── Oh Lys, realmente me has asustado... ¡Adivina que! ¡He derrotado a ese monstruo y mamá ha vuelto a la normalidad! ──── contó su triunfo con ánimo, sus orbes heterocromicos con leves señales de querer derramar lágrimas.

Al encontrarse con aquella expresión, una sonrisa tristona se apareció en su rostro. Claro que se enorgullecía por su hermano. Pero ahora se encontraba agotada de tanto albetrio.

A su costado, a pesar de estarla mirando de reojo. En su expresión reposaba una mirada lamentera. "No la había protegido lo suficientemente"

Desviando sus orbes plateados en dirección al de su costado.
────── Quita esa cara, Lance. Nadie se ha muerto. ──── Río con leve gracia, observando a detalle como un pequeño colorete se hacía visible a sus ojos, en las mejillas del contrario.

Hubo un sonido que llamo la atención de los presentes en aquella sala, el caballero, gobernante de dicho castillo. Había abierto una grieta entre-dimensional, para escapar de los recién llegados.

El mellizo de la platinada fué el primero en seguirlo, sin intenciones de dejarlo escapar.

El rubio fue el siguiente en hacerlo, que antes que se retirarse por completo recibió unas palabras dedicadas hacía él. ────── Lot... Te lo ruego, no permitas que el se desmorone. ──── Suplicó con dificultad, sosteniéndose el costado de su abdomen, ella no los acompañaría.

Una sonrisa ladina se apoderó de su gestó, dándole un corto asentimiento a la platina. Para así adentrarse a dicha grieta.

[...]

La abertura entre-dimensional finalmente se cerró. Dejando a una doncella peli-plata en la solemne soledad en aquel castillo escombroso.
"¿Se quedaría a esperar a sus padres y a. Aquel par desastroso?" La respuesta es, no.

Un hilo inexistente le guiaba en otra dirección, Pero... Se encontraba en el interior de dicho castillo de tortura. Algo la llamaba como el canto de una sirena a un marinero.

Sus pasos firmes y elegantes fueron resonando en un eco gélido. El sonar del tacón de sus botines hacia dar señales de vida.

Adentrándose con sigilosidad y con la guardia en alto más al interior de aquel misterioso castillo, en dónde se aguarda lo caótico . . .

La curiosidad mezclada con la serenidad.
────── Curioso, curioso... ──── Murmuró idamente para sí. Continuando siguiendo aquel hilo divino que la guiaba hacía lo desconocido.

Tentoneando lentamente sus caderas, con un porte firmé. Adquirido por las insistencias de sus septas. Una serenidad que a pesar de emitir tranquilidad, emanaba terror.

Faltaba poco. Unas imponentes puertas sobresaliendo al final de aquel pasillo que recorría con neutralidad. Con unos pasos más, Finalmente llegó al umbral de aquel sitio que la llamaba como un ruiseñor.

Cómo el polen a las abejas. Tan atrayente. . . Sus gélidas manos se encontraron con el porté de una de ellas, y sin pánico empujó hacía el interior.

Abriéndose paso al interior de está. Increíblemente, la sorpresa la invadió. El suelo de dicho salón, parecía más bien el cielo estrellado. Las paredes eran del mismo material. Una sala astrologica.

Las estrellas relucen en lo alto de está, los planetas pareciendo diminutivos fragmentos del espacio. Nebulosas con llamativas tonalidades, robándole el aliento a la adolescente. Algo tan majestuoso. . .

Un cofre de madera blanca, a simple vista reluciendo ser fino. Con articulaciones doradas. Simultáneo lo divino.

Una creación que sin dudar alguna, le robaba el aliento a la princesa de cabellera platinada. Quién con sutileza, se fué acercando a dicho artefacto.

Repasando velozmente, una última vez a su alrededor. En busca de otra presencia en la habitación. Pero sin un resultado buscado.

Con inseguridad, procedió a hincarse enfrente de dicho cofre, para comenzar a abrirlo con sutileza. Las manos le sudaban fríamente, Pero su curiosidad era mayor.

Cuándo por fin, tuvo oportunidad de ver el interior de éste, claramente la sorpresa la invadió. "Anillos, no. . ."

Era algo tan extraño. . . Emanaba una energía mágica poderosa e inminente, Pero sutil, como sí de un tesoro sagrado se tratase.

No era alguien de mala costumbre de tomar cosas que no eran de su pertenencia, pero antes que pudiera ella misma hacerlo. Cómo sí de unos hilos se tratasen, aquellos anillos. Fueron deslizándose gélidamente por sus delgados dedos. Un tintineo arrastrándose resonó en la estancia, Pero. . . No alertó en magnitud a la peli-plata, quién sin saberlo.

Había adquirido un arma de doble filo. . .

Un suspiro de deleite resonó en la estancia, se sentía completa. No del todo, pero se sentía extraño . . .

Cómo sí de una ilusión se tratase, un parpadeó alumbró la estancia. Llamando la atención de la doncella, quién sin saberlo saciaba su sed curiosidad. Cadenas...

Unas finas pero majestuosos cadenas rodeaban toda la estancia, cadenas plateadas de doble filo. De apariencia débil pero de filo destructivo.

Extrañamente. . . Parecían tener vida propia, enredandose como serpientes en puntos no visibles para ella. Percatandose que la envolvían de igual manera, Pero no tenían intenciones de dañarla, la envolvían como una capa protectora.

Sin duda alguna, vagamente le recordaba a su poder mágico. Infinito.
Algo no visible para terceros, pero capaz de colocarte en un ataúd en cuestión de segundos.

Para la visión de otros, la verían de una forma ida, su mirada llena de calma y de una pulcra serenidad. Se regocijaba con aquel descubrimiento.

Y sin que ella supiera... Sus ojos se habían tornado a su descendencia divina, Pero un toque distinto en estos. No eran dorados, no . . .

𝑎𝑧𝑢𝑙𝑒𝑠. . .

Eran azules y de una profundidad como el precioso zafiro. El espiral en el centro de sus orbes destellaba con premura.

𝐃𝐈𝐎𝐒𝐀 𝐃𝐄 𝐁𝐄𝐋𝐋𝐄𝐙𝐀 𝐈𝐍𝐇𝐔𝐌𝐀𝐍𝐀 𝑖𝑚𝑝𝑜𝑛𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑠𝑎𝑏𝑖𝑑𝑢𝑟𝑖𝑎, 𝑟𝑒𝑓𝑙𝑒𝑗𝑎𝑛𝑡𝑒 𝑎𝑚𝑒𝑛𝑎𝑧𝑎. . . Apariencia de una adolescente, Pero siendo 𝑙𝑎 𝑚𝑢𝑒𝑟𝑡𝑒 entre los mortales.

Los astros se regocijaban en la alegría y exquisites, Pues lo que había nacido sería quién completaría el equilibrio.

Orden, finalmente se encontraba entre los humildes vasallos.

.══════•˗ˏˋ ♱ ˎˊ˗•══════.

Un suspiro gustoso se escapó de sus labios, haciendo que el rubio presente se pusiera en alerta. ────── Tranquilo, Lot. Soy yo. ──── contestó con un toque de gracia sin deshacer su tranquilidad.

El rubio bajo inmediatamente la guardia con aquellas palabras, aún todavía con su lanza en mano. ────── Vaya caso con tú hermano. ──── Opinó con desgano, ante el descontrol del mencionado.

Un leve asentir poco notable le fué otorgado por respuesta, se acercó con pasos neutrales a su mellizo. Hasta posarse al costado de éste, las largas hileras plateadas de su melena se encontraban esparcidas en el sucio hueco que había sido creado por el ataque mágico del rubio.

Estaba consiente de la incontraladora mirada carmesí sobre su nuca. Ardía como una llama implacable. Con suavidad, colocó su mano derecha en la mejilla de su mellizo, acariciándola con lentitud.

Y sucesivamente, sanando las heridas de la batalla de éste. Permitiéndole descansar con tranquilidad en el mundo de los sueños.

Las implacables dudas del oji-carmin, lo animaron a proceder. ────── ¿Cómo has llegado hasta aquí? ──── Preguntó con sus pensamientos a tope, pero interesado en la respuesta.

Sus orbes de un profundo zafiro, destellando en el centro un espiral.
Una tranquilidad abrumadora.
────── El bastón de Deathpierce es la llave para salir de está dimensión. ──── Comentó de manera ida, causando un revuelto de emociones en el oji-rubí. Seguía sin contestar sus dudas. ──── Destruyelo.

Aquellas palabras resonando en su mente, cómo sí de un embrujamiento se tratase. Chisto con desdén, aproximándose en dirección al mencionado objeto de apariencia caótica.

Y para cometer lo pedido por la doncella de cabellos plateados. Quién se acercaba a paso lento en su dirección, acompañándola una tranquilidad abrumadora.

°•══════◄✉►══════•°

Al ser liberados finalmente de aquella dimensión, los jóvenes héroes. Fueron transportados al mundo de Britania, de dónde provenían. Siendo dejados por una luz dorada, en distintas ubicaciones. Para capricho del destino.

Los portadores de ojos carmesí y plateados como la Luna, al abrir los ojos fueron lo primero que vieron. El uno al otro . . .

Una inocente lucha de miradas se presentó, las voces del fondo eran lejanas para ellos. Sin dejarse ser derrotado por el otro. La serenidad e inquietud emanaba en el aire, y el tiempo avanzaba. Marchandose con éste.

Un suspiro agotado se escapó de los labios del contrario, encogiéndose de hombros y finalmente dada por perdida aquella lucha con aquellos orbes grisáceos que enloquecerian a cualquiera. "Y el no sería la excepción . ."

Las acciones a continuación, confundieron y alocaron el quebrantado corazón de cierta doncella.

El aliento se le fué entrecortando, los estremecedores latidos de su corazón, comenzaron a opacar cualquier sonido del exterior. ────── Q-que haces.. ──── el agotamiento de energía corroboró para su tartamudeo, pará si desgracia.

Con tranquilidad y seguridad, hincó una de sus piernas, quedando arrodillado enfrente de la doncella de orbes místicos. Quién sin poderlo evitar, el estremecedor vuelco en su pecho le hizo ahogar un quejido. "No . . . No lo iba a hacer."

Cuándo los orbes carmesí y plateados finalmente se terminaron encontrando, fué como sí el tiempo hubiera pasado a segundo plano, encontrándose solamente dos corazones entrelazados por el destino.

Con voz firme en sus seguidas palabras. ────── Mi señora, desde este momento, te juro mi lealtad y fidelidad como caballero sacro. Defenderé tu honor, tu seguridad y tu reino con mi vida. Seré tu escudo, tu espada y tu sombra. No te fallaré, mí señora. Pues sería caer en la locura. ──── Profirió aquellas palabras que en el pasado hubieran enloquecido a la de ojos plateados como la luna.

Sus mejillas levemente chapeteadas, "El estaba cumpliendo con su promesa. . ." El atardecer se hacía presente, siendo presente de aquel juramento qué se cumpliría al pie de la letra. Sin falla alguna. . .

El estiró su mano, esperando recibir la mano tan suave como la seda de la peli-plata a la qué le acababa jurar lealtad. Concediendole tal deseo, el joven rubio sostuvo la mano contraria con suavidad y delicadeza, plantando un casto beso en esta. Los ensordecedores latidos provenientes del pecho de la platinada, eran una melodía sofocadora.

Oh Caos . . .

Apiadate de estos inocentes corazones.

°•══════◄✉►══════•°

Un sonido ensordecedor inundó el ambiente en el que anteriormente fué un castillo de malicia. Un objeto había sido lanzado desde otra dirección, siendo exactos, desde el exterior.

Inevitablemente sus orbes grisáceos se dirigieron con curiosidad a dicho causante de aquel sonido que irrumpió el silencio en la sala. Estaba envuelto.

Sin saberlo, inconscientemente un irritante nudo se formó en su garganta. Chocando con los zafiros de su madre, quién extrañamente le dedicó una leve sonrisa. Pero tan nostálgica...

Con pasos neutrales, la joven adolescente de orbes grisáceos comenzó acercarse el dirección a dicho objeto cubrido por un pañuelo. Que inesperadamente le robó el aliento...

Claro que lo reconocía... La incertidumbre comenzó a invadir la con lentitud, llegando finalmente en dónde el objeto inmóvil se encontraba. Postrandose en una posición levemente arrodillada en el gélido piso.

Con suavidad, sus tersas manos tan blancas como la leche. Cómo sí de una travesura del destino un viento juguetón recorrió aquel pañuelo que hacia de envoltorio.

El oxígeno pareció desvanecerse como sí de un hilo que fué cortado. La caja musical, aquel precioso obsequio que recibió en su décimo cumpleaños. El que la ayudaba con sus pesadillas... Y el más único de todos ellos.

Inevitablemente, sus orbes grisáceos comenzaron a picar, lágrimas. Pero... No debía llorar, no por solo haber tenido de vuelta aquel obsequio.

Le agradecía con cariño a aquel rubio, quién como una vez en el pasado le entregó dicho objeto, una vez más el se lo entrego.

Sujeto el estimado regalo con fuerza contra su pecho, tomando una colada de aire profunda. Formando un puchero para ameguar los sollozos.

"Gracias... ..."

Murmuró para sus pensamientos, con el estima de que aquel chico de ojos carmesí leyera su corazón. Sintiendo el repentino abrazo por sus hombros por parte de su progenitora, logrando desastabilizarla; haciendo que inmediatamente gire en su propio eje, para abrazarla con fuerza, sin intención de soltarla.

Por poco perdía a la primera amiga en su vida, su madre. Aquella hermosa mujer que a pesar de los años su belleza se mantenía, quién en el pasado, en el presente y probablemente en el futuro. Siempre estaría ahí con ella...

━━━━━━━༺༻━━━━━━━

˗ˏˋ•𝐄𝐗𝐓𝐑𝐀•ˎˊ˗

Sus labios fruncidos, delataban su estado de ánimo.────── ¿Quién eres? ──── Preguntó en dirección al mayor, la intriga le llenaba de golpe la mente.

La curiosidad en sus orbes grisáceos y la tensa serenidad en el pulcro rostro. Le causaba escalofríos. La oscuridad los cubría con su pesado manto en aquel lugar en soledad.

Un suspiro pesado escapó de su boca. ────── Pensar de qué a esa edad ya portabas esa calma tan aterradora ──── Murmuró el joven de hileras doradas sin contestar la pregunta echa lo por la menor, Pero desconocidos orbes cubiertos por una tensa niebla.

No sé permitía apartar la mirada de cada movimiento que el joven hacía. Su mirada calculadora se arrastraba en distintas direcciones. "¿Por qué este chico no era como otro de sus sueños?" "Quién era..."

Era un sueño tan misterioso y tétrico. Ambos rodeados por la espesa niebla en el oscuro sitio. "¿Dónde estaban? Y... ¿Quién era aquel muchacho?" Tantas preguntas y nulas respuestas, era algo sofocador.

AUTHOR'S NOTE

I. Holi, holii!! Muy buen día, tarde, noche. Oh en el momento en el que estén leyendo este capitulo 🪽✨

Contexto de la imagen en multimedia • Alysanne de principio poseía su largo cabello platinado, con su flequillo del capítulo pasado. Pero en una pequeña travesura de unos chiquillos [Tristan y Lancelot] le terminaron cortando mechones de cabello quedando por así decirlo trasquilada 🥹 (Ete último sí se arrepintió después de ver qué Aly se agarró chillando con su mamá)

II. CRÉDITOS A Angel_0r POR EL PRECIOSO SEPARADOR 😭💕 (el del último)
EMII I LOVIUU!!!

III. PORRR FINN TÉRMINO EL PRIMER ARCOOO!!! SE VIENE EL SEGUNDO. (No entraré en detalles)

V. VUELVO A REPETIRLO, NO OLVIDEN LA CAJA MUSICAL, TENDRA MUCHO QUE VER EN EL FUTURO.

IV. OSEA TAL VEZ HUBIERON COSAS FUERA DE CONTEXTO, PERO REALMENTE ME URGÍA ACTUALIZAR!!
Tengo de testigos a Sabi y Caro que tengo todo el segundo arco armado 🔪

Ultimos memes del último capítulo

Alysanne sin agarrar señal con las palabras que se daban lancelot y Tristan:

Alysanne después que le lastimaran a su hermanito:

Aly después de haber sido estampada como mosca, añadiendo que tiene una herida en la cabeza:


La escritora después de haberse tardado 3 días en completar este capitulo:

🌬️ No olvides dejar tu voto y comentario.
Bye, bye . . .
𝑇𝑖𝑘𝑡𝑜𝑘- 𝑤𝑖𝑡ℎ𝑒𝑟𝑒.𝑥
𝐼𝑔- 𝑠𝑜𝑢𝑙𝑤𝑖𝑡ℎ𝑒𝑟_
ˣᵒˣᵒ. 🎐

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