𝐏𝐑𝐎𝐋𝐎𝐆𝐎: 𝖣𝖾𝗌𝗉𝖾𝗋𝗍𝖺𝗋.
𝘈𝘥𝘷𝘦𝘳𝘵𝘦𝘯𝘤𝘪𝘢: Descripciones de sangre, asesinato gráfico, violencia, problemas mentales, lenguaje bulgar. Multimedias empleadas no de mi propiedad.
Japonés: Negrita Español: Normal
Pensamiento: Cursiva
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Frío.
Era lo que sentía.
Todo el cuerpo rígido por las capas de nieve que se sentía como un glaciar creciendo desde el exterior al interior de su persona.
La única calidez que lograba sentir, era una pequeña brecha de calor en el centro de mi pecho, el fuerte bombeo de mi pequeño corazón que trataba de hacer fluir la sangre para calentarme, y no dejarme ir hacia las puertas de la muerte.
Mi inconsciencia no me dejaba sucumbir al sueño. Apesar de que amaba dormir.
¿Eh?, ¿Cómo se que amo dormir?
Intentando moverme, enfoco mi poca capacidad de atención hacia mis dedos, tratando de moverlos y dar su congelamiento atrás, siento la nieve quebrarse para que mis articulaciones se muevan, de arriba a abajo, poco a poco.
Duele.
Pero se que debo despertar. El frío me está ganando la batalla. Por eso odio el frío.
¿Porque debería odiar el frío?, ¿Porque lo odio?
Entre los sonidos de la ventisca elada por la tormenta de nieve, se escuchaban crujidos, sonidos de sorbo y unos sollozos casi extintos.
De pronto siento terror.
La adrenalina fluyó por mi pequeño cuerpo, despertando mi instinto de sobrevivencia; me levanté de dónde estaba tirada apesar del dolor de mis articulaciones por estar congelados.
¿Pequeño cuerpo?, ¿Porque tengo un pequeño cuerpo?
¿Porque debería saber que no podría tener un pequeño cuerpo?
Me dolía la cabeza, al llevar una mano donde se originaba el dolor sentí algo suave. Una venda. Una venda que tenía sangre seca y que parecía descuida.
¿Acaso debí golpearme la cabeza antes?, Entonces, ¿Porque está maltratada ahora?
Cuando logre tener mi atención a mi entorno, a unos metros de mí, había algo.
- ... ¡Ah!
Un mounstro grotesco estaba encima de lo que parecía una mujer, la nieve estaba invadiendo su espalda, pero su piel oscura y verdosa tal como su gran figura aterradora era suficiente para poner en guardia a alguien.
La mujer que estaba abajo de el apenas y vivía, de ella venía los sollozos casi callados; había mucha sangre al rededor de ella y su ropa, su estómago estaba abierto y estaba siendo invadido por la cabeza del mounstro encima de ella.
Se la estaba comiendo.
La mujer me estaba viendo, con aquél brillo de vida casi extinto.
- Co... Corre... Ni..ña ..... Ve..te...
Al rededor había otras personas tiradas y ensangrentadas, aunque no se movían. Eran cadáveres.
Mi mirada volvió a conectarse con la suya, yo con mi mirada de terror puro y ella con dolor a un paso a la muerte. ¿Cómo podía seguir con vida aún cuándo su estómago estaba literalmente abierto?
Me dedico una última lágrima antes de que una mano con garras grandes y espantosas tomaron su garganta y de un «crak» rompió su cuello.
Había muerto.
Solté un chillido, aterrada y dolida por la muerte de una persona que no conocía; pero al ver sus ojos cristalinos agonizantes me hicieron sentir lo que ella estaba sintiendo en sus últimos momentos.
Mi ruido de espanto llamo la atención de la criatura, solté otro grito al ver sus clavículas rojas y pupilas afiladas como los de un gato; de su barbilla goteaba mucha sangre y un trozo de piel colgaba de sus labios, quien sorbió deimediato.
¿Que era eso?
Y por alguna razón, mi propia mente me respondió.
Un Demonio.
No dude en no mirar atrás y salir corriendo lo que mis piernas congeladas y la adrenalina dada me permitía.
- ¡Corre niña!
- ¡No mires atrás, no dejes que te alcance!
Voces atrás de la criatura gritaban, pero no podía voltear a verlo ya que si me distraía un segundo, un segundo era a favor de la cosa que me quería matar.
Corrí a lo que parecían casas de un pequeño pueblo, que eran pintadas por la nieve acumulándose entre ellas, me desvíe a unas calles para tratar de despistarlo, pero gracias a los ruidos de saltos y cosas rompiéndose, supe que estaba alcanzandome rápidamente.
- Ayuda... Ahhh... ¡Ayu...Ayuda!, ¡Que alguien me ayude!
Doble otra esquina casi callendome, la nieve impidió que mis rodillas se rasparan, pero eso mismo hizo que el hielo se sintiera ardiente en mi piel; aún así, la adrenalina hizo que el ardor no lo pudiera sentir del todo, solo corría, el dolor en las pantorrillas empezaba a surgir, la nieve se metía entre mis pies, y los zapatos que tenía que parecían a unas sandalias de madera me hacían temblar más por la fricción.
Gracias a mi desvío repentino, la criatura resbaló unos momentos más por la nieve, lo cual me ayudó a alejarme más de lo que estaba en un principio.
Pero eso fué en vano; ya que un segundo después de lo que disfrutaba mi pequeña victoria, la criatura, a solo unos metros de mí, gritó:
- ¡Marechi!, ¡No dejaré que te escapes Marechi!
Y después, mi brazo izquierdo fue agarrado con una guerra que me desplomó hacia atrás, después de la sorpresa del agarre, llegó un dolor punzante, nuevas heridas se abrían en mi piel, cinco dolores, cinco dedos con agarras enterradas.
- ¡¡AHHH!!
Solté un grito, uno potente, lleno de dolor. La criatura se regocijó por al fin atraparme.
Entonces, ¿Aquí termina?, ¿Aquí moriré?
Sin saber dónde estoy, o quién exactamente soy...
¿Dejaré que está cosa decida mi final?, ¿Sin haber peleado?
Ser solo un cadáver más en esto...
Entonces, respiré profundamente, el aire lleno mis pulmones para llenarlos de energía, y así, sentí una fuerza, que me hizo apretar mi puño de mi mano contraria, la adrenalina volvió, y sin importar que al moverme hizo que sus garras rasgaran más mi piel, haciendo que más sangre salga.
Eso no tomo algún espacio de mi mente, cuando solté un gran puñetazo con toda la fuerza que podía reunir hacia su cara.
El hecho que no se lo esperaba me dió unos segundos para huir.
Unos segundos que tome para vivir.
Mi brazo al soltar sus garras, hicieron que las heridas me punzaran más; mi mano derecha se sentía en llamas, me ardía por el dolor, debí dar más de la fuerza que mi pequeña mano podría dar para no dañarse. Probablemente la tenía rota.
A la lejanía, veía una carreta caía, en sus cosas repartidas por el suelo, había unos palos. Mi mente no tardó en encontrar en una manera diferente para defenderme.
Estaba a unos centímetros de tomar uno de esos palos cuando sentí otro dolor venir de mi espalda, rasgo mi espalda, y más sangre salió. Me había vuelto a alcanzar. Caí hacia adelante, adolorida por todas las heridas que ya tenía y mis músculos agotados por el miedo y de tanto correr.
- ¡AYUDA! ¡QUE ALGUIEN AYUDEME!
El Demonio me miró con una sonrisa llena de satisfacción escalofriante.
- ¿Que estás diciendo?, ¿Pidiendo ayuda?, ¡Ni siquiera lo pienses!, Por haberme dado tantas molestias, ¡Te comeré poco a poco mientras súplicas piedad!
Un «crak» sonó.
Era su ojo atravesado por un palo de madera.
Había aprovechado el hecho de que estaba hablando, distraído, para alcanzar mi "arma" y lastimarlo nuevamente.
No moriría sin dar pelea.
Estaba sangrando, desde mi brazo, espalda y la herida en mi cabeza se volvió a abrir, tenía la muñeca rota, con el cuerpo de un niño, y mi pequeño cuerpo agotado de energía por huir con el terror recorriendome.
Pero quería vivir. Y lo haré.
Fui rápida para sacar el palo de su ojo y volver a incrustarlo en su clavícula restante; el grito de dolor que soltó me hizo saber que lo hice bien. Aún con mi dolor de mi brazo y muñeca, jale hacia la derecha el palo aún enterrado en el Demonio, atravesando su cabeza desde su ojo hacia su oreja.
A este punto no sabía si había sido mi adrenalina quien en dió la fuerza o otra cosa.
El Demonio me soltó mientras llevaba sus manos hacia su rostro lastimado. Volví a levantarme y tratar de correr.
Pero mi cuerpo ya no respondió, alcanzó su límite; me derrumbe en la nieve, soltando el palo, cerca de la carreta caída, sangrando y totalmente a la merced del demonio.
- ¡Maldita!, ¡Maldita mocosa!, ¡Te mataré, te mataré!, ¡Definitivamente te mata-
Pero sus gritos de histeria fueron cortados cuando una katana atravesó su garganta, callando sus declaraciones, y dando fin a su vida.
Mi vista estaba borrosa, solo veía una figura caminar hacia mí antes de desmayarme por completo.
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Cálido.
Empecé a sentir calidez.
Mi mente estaba lo suficientemente agotada para no poder producir sueños; así que la noción del tiempo se me perdía más. La inconsciencia invade mi mente y lo único en que se enfocaba era asegurarse que descansará bien.
Sin embargo, la conciencia del tacto empezó a hacerme sentir la nariz tapada, la garganta hinchada y un calor doloroso que empezó desde mi cabeza hacia todo mi cuerpo; mis pulmones se sentían pesados y una sensación cortante aparecía cuando intentaba moverme.
Intenté levantar mis párpados apesar de lo pesados que se sentían. De verdad quería volver a dormir, pero la incomodidad de todo mi cuerpo impedía hacerlo plácidamente.
Lo primero que sentí con más presión fueron sábanas, quienes me tapaban y me brindaba calor, era incómodo porque ya tenía mucho calor con mi propio cuerpo y darme más con esas mantas me asfixiaba; lo segundo que ví fue un techo, ¿Estaba en una casa?
Aún así el hecho de pensarlo a fondo me hacía doler más la cabeza, estaba en un punto que en cierta parte ya no me interesaba nada. Odiaba estar enferma, ya había tenido suficiente cuando era niña.
¿Cómo se yo eso?
Retire una parte de la gruesa manta de mi de un manotazo que logré dar con fuerzas inexistentes, de hecho, me empezó a arder la mano por hacer un movimiento brusco. Oh, ¿Porque mi muñeca estaba vendada?
- Te recomendaría que no hicieras eso
Una voz rasposa llamo desde un lado.
- ¡AHH- ¡COF COF!
Grité por la sorpresa y eso provocó que mi dolor de garganta aumentará por unos minutos, haciéndome toser.
¿Cómo no gritar? Si el hombre llevaba una máscara parecido a un duende rojo con una gran narizota.
Daba miedo para un niño.
Y yo era uno, aunque no sintiera que lo fuera. Mi cuerpo pequeño era la respuesta de todas formas.
- Lo siento si te asusté.
El hombre mayor se acercó con lo que parecía una bandeja de comida, algo humeaba y apostaría que era algo parecido a una sopa y una bebida caliente.
Espera, ¡Se está acercando!
Por reacción instintiva me aleje llendo hacia atrás rápido, aunque el movimiento brusco hizo que mi cuerpo me volviera a doler, me aleje a una distancia segura del extraño.
Además, ¿Que era lo que decía?
- Tus heridas aún no han sanado por completo, es mejor que no hagas movimientos bruscos.
¿Acaso eso es japonés?, Porque suena como tal.
Por el hecho que no decía nada, o más bien, no le entendía nada, supongo que suposo lo que estaba pasando, gracias también por mi cara de confusión.
Se sentó cerca de mí, dejando la bandeja de comida a un lado mientras se enfocaba en mí.
- ¿Puedes entenderme?
Por el tono de su voz, parecía como una pregunta, pero aún así no le entendía, y por ende no respondí.
Dió un suspiro fuerte de frustración, miro lo que yo creo que fue el piso por la posición de su cabeza, ya que su máscara no me permitía ver su expresión.
Después, uso su mano para colocarla en su pecho.
- Urokodaki Sakonji
Parpadeo por la confusión.
Vuelve a palmearse el pecho.
- Urokodaki Sakonji.
¡Oh!, ¿Es su nombre?
Por fin al entender algo de lo qu decía me alegre, y repetí, señalandolo.
- ¡Urouyodaki Saponyi!
- ....
- ....
Volvió a suspirar con cansancio.
- Supongo que es un comienzo.
Lo siento señor, mi talento en idiomas es terrible, si no puedo con inglés, menos con japonés.
.... ¿Soy mala en inglés?
Levanto la cabeza una vez más y esta vez me señaló a mí.
¿Acaso pregunta mí nombre?
¡Pues mi nombre es-
¡Es!
Es...
¿Cómo es mi nombre?
¿No puedo recordar mi nombre?
¿Porque no puedo recordar quién soy?
Urouyodaki debió ver mi alegría desvanecer poco a poco con el tiempo en el que no le respondía.
No note cuando se acercó y colocó una mano sobre mi cabeza, dándome palmaditas.
- Está bien si no recuerdas; por ahora, debes descansar.
Señaló la antigua bandeja de comida que trajo, se levantó y se dirigió a ella para sentarse a su lado, palmeo justamente dónde entiendo, debí sentarme para comer.
Yo no quería acercarme, pero mi estómago traicionero rugió y empezó a doler exigiendo comida. Por si fuera poco, mis demás dolores como mi garganta, cuerpo y cabeza empezaron a surgir nuevamente. Debía descansar.
Me acerqué gateando muy despacio hacia allí, Urouyodaki debió notar mi desconfianza y se alejo un poco más.
Bien, unos dos puntos para él.
Urouyodaki espero a que terminara mi comida apesar que me tarde mucho en terminarla, y poco después de unos minutos de reposo a mi estómago, me obligó a recostarme al futón para descansar y probablemente dormir otra vez, mientras me colocaba otro trapo húmedo en mi frente para ayudar a mí fiebre.
Y caí dormida.
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𝖳𝖺𝗂𝗌𝗁𝗈 𝖲𝖾𝖼𝗋𝖾𝗍
❀ Las personas que se comió el demonio no era la familia de MC, ellos eran comerciantes que la encontraron en la nieve e inconsciente, la ayudaron y a una hora de camino después, fueron atacados por el Demonio
❀ MC sufrió un golpe duro en la cabeza que la hizo sangrar antes de que la encontraran los comerciantes y se desmayo, también por eso no recuerda nada, pero pronto lo hará
❀ El lugar donde MC se defendió del demonio era un pueblo fantasma, por eso nadie apareció
❀ Las voces que escuchó MC antes de salir corriendo del demonio eran los fantasmas de los comerciantes que el demonio devoró primero
❀ Si el demonio no hubiera atacado a los comerciantes, MC hubiera sido adoptada por ellos y hacerse una comerciante también.
❀ Cuando Urokodaki encontró a MC, fue primero a una aldea cercana para atenderla. MC no despertó hasta unos 4 días después.
❀ MC pudo tener esa gran fuerza porque instintivamente logró hacer la respiración. Se explicará después porque
❀ Si, MC tiene sangre Marechi.
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