𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 1.
Negrita: Japonés Normal: Español
Cursiva: Pensamiento.
Desperté poco a poco otra vez, probablemente era otro día, mí sentido de la orientación cuando me dormía era un desastre, además que tardaba mucho en despertar mí razonamiento completamente. Si cerraba los ojos, deseguro me volvería a dormír, así que trataba de parpadear rápido, para tratar de despertar bien a mi cerebro, y también, tratar de aclarar mi vista.
Sentí una presencia cálida al lado de mí lugar, probablemente era el señor Urouyodaki cuidandome, pero por alguna razón está se sentía diferente, curiosa, me obligé a girar hacía el lado de la presencia para ver quién era.
Logré ver la silueta de alguien, ya que mí visión aún era algo borrosa por el sueño, aunque así la silueta era totalmente diferente a como era él señor Urouyodaki, así que no podía ser él.
— Ah, ¿Te desperté?, Lo siento.
Una dulce voz femenina respondió en su lugar, y por primera vez en todo este tiempo, logré comprender.
—... ¿Eh?
Con la voz lastimada y rasposa, además que tenía rastros de sueño en ella, hice la pregunta exhalada.
Mí mirada paro hacia la chica. Tenía una distinguida máscara Kitsuné que sonreía y tenía flores como decoración, además de un kimono de flores también.
Sus ojos azules estaban abiertos, demostrando que estaba sorprendida.
— Acaso... ¿Puedes... Verme?
— ¿Por...que no.... te vería?
El dolor de mí garganta empeoró dando punzadas por intentar hablar, genial, ya estaba totalmente inflamada, deseguro dolería por días, y hasta tomar agua dolería.
Antes que la niña que parecía solo unos años mayor que yo pudiera responder, la puerta corrediza de la habitación se abrió, revelando al señor Urouyodaki, traía un cuenco con agua y toallas remojandose en ellas. Era el tiempo de cambio de toallas de la frente.
— ¿Cómo te sientes?
¿Acaso olvidaste que no se hablar tú idioma, Señor Uro? ¡Porque sigo sín entender!
— Te está preguntando como te sientes.
La dulce voz de la chica a mí lado la tradujo para mí, le dí una mirada, y por una fracción de segundo la ví asustarse por eso, pero luego se relajo y sonrió cálidamente hacía mí.
Pensando que aunque le contestará con honestidad, no me entendería, así que preferí hacerle gestos y muecas, tratando de decir un "no bien, pero, gracias", gestos simples que afortunadamente el Señor Uro entendió.
Porque ahora será el Señor Uro, ya que estaba segura que no había pronunciado bien su nombre antes por su suspiro cansado.
... ¿Acaso no se preguntó que porque pude responder a su pregunta aún con gestos cuando se supone, no entiendo nada?
Él extendió su mano hacia mí frente, para bajar a tocar mis mejillas y sentir mí temperatura. Después, habló para él.
— Sigue ahí, pero ha bajado un poco.
No entendí nada, pero al suponer por su volúmen de voz y que la chica con una máscara al lado de su cabeza no me comento nada, lo pase por alto.
— Tu golpe fue muy fuerte que causó casi una Disfunción Cerebral, así que no me sorprendería que eso explique tú perdida de lenguaje en sentido de habla y auditiva; probablemente hasta tengas incluso amnesia. Es un milagro que sigas viva Incluso tras la pelea que diste para sobrevivir.
Miré hacia un lado disimuladamente para ver si la chica me decía algo.
Ella sonrió con una mezcla de alivio y tranquilidad: — Eres afortunada de estar viva y tener indicios de una curación exitosa con el tiempo. Pero tú golpe en la cabeza fue lo suficientemente fuerte para causarte amnesia u otros síntomas.
¿Amnesia?, Bueno, eso explica muchas cosas.
¿Pero habré recibido ese golpe cuando peleé con ese demonio?
Pensar en el momento justo cuando esa criatura estuvo apunto de acabar con mí vida, que había abierto el estómago de una mujer y matado a varias personas que su sangre decoró la nieve, escuchar los asquerosos sorbos de la sangre y el masticar del demonio por los órganos devorados; había enviado un gran escalofrío por todo mí cuerpo.
Con solo pensar en carne humana para comer me daban ganas de querer vomitar.
Mi mente estaba confundida y alterada por el hecho de ver personas devoradas vivas y ser asesinadas, mi estómago estaba luchando para no expulsar lo que me habían dado para comer hace poco, así que me sentía débil. Me dolía la cabeza y el estómago. No quiero recostarme porque sentía que eso empeoraría las cosas.
El señor Uro pareció notar mí comportamiento, cuando él me llevo hacía su pecho y me abrazo protectoramente, acariciando mí cabeza y mí espalda para tratar de tranquilizarme de un aparente ataque de pánico.
No había notado que estaba llorando cuando ví la ropa del Señor Uro empapada, ní que estaba temblando cuando el cuerpo del señor Uro intentaba tenerme quieta en su abrazo.
En vez de rechazar el contacto, correspondí el abrazo con desesperación, porque me sentí protegida y consolada. Necesitaba en ese momento tan frágil a alguien, y él fué quien me ayudó para serlo.
No solo por el trauma que había experimentado y que mi instinto de supervivencia me haya salvado, también por el tormento de la duda de quién era yo y como es que acabe estando en ese escenario horripilante.
Solo recuerdo llorar durante horas, con él señor Uro sin apartarse de mí lado.
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Mentiría sí dijera que el tiempo de mí recuperación no fué aburrido o doloroso.
Pero tampoco mentiré que los primeros días de estar durmiendo no fueron más que gloriosos para mí. Si una vez pregunté el porque amaba dormir, dioses, ahora lo sé; la sensación de despertar, acomodarse, sentirse como un bebé, el arrullo encantador y cerrar los ojos, fue increíble, no poder levantarme porque mi cuerpo pesaba tanto de manera tan cómoda era difícil de ignorar, y caí en mis tentaciones.
Sin embargo, cuando es lo único que puedes hacer y las energías están totalmente renovadas que aveces el quedar nuevamente dormido es imposible, era la verdadera pesadilla; por el mismo hecho que mi cuerpo se estaba recuperando, no podía hacer movimientos bruscos, como lo es el correr; además de mis heridas, mis enfermedades me limitaban aún más.
El señor Uro fue tan amable de traer un trapo especialmente para cubrirme mientras toso o si mi fluido bocal infectado o el de mí nariz debía salir, podía hacerlo un poco más discreto. Aunque era vergonzoso porque de todas formas, el Señor Uro debía ir a limpiarlos al final del día.
Mi garganta era un dolor horrible, si respiraba profundamente me llegaba a pinchar de dolor, incluso levantar la cabeza lo suficientemente arriba no lo hacía fácil, ¡Ni hablar cuando tosía, ese era el infierno mismo!.
Ingerir los deliciosos alimentos que me traía el Señor Uro eran opacados por mis roces a mi garganta dolorosos, y la esperanza de acabar rápido esa mini tortura. Más de una vez el Señor Uro me regañó por comer rápido.
O bueno, eso creo que intentó decir. Aún sobrevivimos por interpretaciones y señas básicas.
También por la barrera del idioma, no hemos interactuando mucho. Eso es como una excusa más para que me dedique solo a recuperarme durmiendo... Aunque fuese aburrido.
¡Y es que tampoco es como si pudiera salir de la cama sin que mi cuerpo me heche demanda!
Mi mano está vendada con unos palos para mantenerla firme, así que sí me la rompí, por lo tanto, no la puedo usar. Mi espalda como mi cabeza y brazo están en constante dolor e incomodes por las costras de sangre y vendas que suelen darme comezón. Y ni hablemos de mis piernas, por ya no usarlas por esos días... ¡Se me han entumecido tantas veces, sumándole el hecho de que sigo débil por enfermedad, que el pararme para quitarme la sensación a sido todo un desafío!
Y solo podía caminar lentamente en círculos por la habitación, si intentaba salir, el Señor Uro mágicamente aparecia a mí lado y me obligaba a volver al cuarto.
El dormir era mi consuelo, así que esas veces dónde no podía reconciliar el sueño porque mi batería estaba más que súper recargada, eran de los más aburridos.
No podía platicar con el Señor Uro, por obvias razones; intenté leer, pero cuando el único adulto de la casa me trajo un libro después de una larga sección de señas cuál mimo....
¿Que diablos es un mimo?
Supe deimediato que tampoco entendería la letra del japonés... ¿Si quiera se podía leer eso?
Y cuando logré encontrar unos papeles en blanco algo viejos y lo que yo considero un bolígrafo, para intentar dibujar...
Oh sorpresa, resulta que mí mano dominante es la que está rota. Que bien.
Y todo eso antes mencionado, eran los menores de mis verdaderos problemas.
He intentado distraerme con todo eso las últimas semanas, porque no quería enfrentar la verdadera bestia de este juego; y todo puede simplificarse a una sola cosa simple.
Quien soy, como llegué aquí, y de dónde soy
La chica que logró traducir lo que me dijo el Señor Uro la primera vez que lo conocí, dijo que me podía recuperar con el tiempo, sin embargo, no veo horizontes dónde mi memoria este llegando, ni una sola pisquita.
Hablando de la chica, no la he vuelto a ver, la última vez que la ví frente a frente, fue cuando me rompí ante mi situación hace semanas. Apesar de no verla directamente, las veces cuando duermo y llegó a medianamente despertar, he visto su silueta, ya que es fácil de distinguir del Señor Uro; suele cambiar mi toalla de la frente y acomodar mi cabeza en la almohada cuando estoy en un mala posición. En esas ocasiones donde puedo distinguir que es ella y trato de hablarle, hace que me vuelva a dormir. Pero siempre me dice: "hablaremos cuando te recuperes, no te preocupes"
Muy bien chica, gracias por cuidar de mi apesar de ser técnicamente una desconocida, pero internamente estoy muy nerviosa porque literalmente, ¡NO SE DONDE ESTOY NI DE DONDE VENGO!
¡TENER A ALGUIEN QUE ME COMPRENDA Y YO A ELLA ES EN VERDAD UN CONSUELO!
Además del Señor Uro, tú eres la única persona con la que me puedo aferrar. Es una situación donde fácilmente no puedo confiar en alguien y dónde debo tener a alguien en quien confiar, ¡Algo tan contradictorio cómo mi situación misma!
Pero tendré que aferrarme a sus palabras, ya que es lo único que tengo de mi lado. Creo que con que mi fiebre, dolor de garganta y tos se vayan, pobre hablar con ella al fin.
Ahora, tengo sueño, iré a dormir.
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Tuvo que pasar una semana y media para decir que mis enfermedades por fin se habían ido casi al cien por ciento. En ese tiempo donde me encontraba mejor el Señor Uro me empezó a enseñar de manera informal un poco japonés; más que nada, palabras básicas, como el "por favor" y "gracias", "si" y "no", el "hola" y "adiós", "buenos días", "buenas tardes", "buenas noches", y también un "me encuentro mejor" o "estoy mal".
Note que se tomaba la molestia de esperar a mi tos y garganta para enseñarme eso, algo inteligente de su parte, no me animaría a aprender esas cosas básicas si mi garganta ardía y explotaba cada vez que la abría. Así que le agradecí internamiente.
Apesar que mi fiebre se había ido, mi tos disminuido, ya podía estar parada por más tiempo sin sentirme mareada o nuevamente débil, lo único que estaba ahí y se aferraba cuál sanguijuela, era mi dolor de garganta; pero si trataba de no hablar mucho, o lo hacía de manera suave, ya no lo podía sentir. Así que era un gran avance.
Por el hecho que me encontraba mejor, el Señor Uro me había llamado para ayudarlo en cosas del hogar, lo cual lo encuentro justo; soy una desconocida que ayudó a curarla por semanas sin una clase de lucro por lo que veo, así que no me oponí. Y, aún así, fue lo suficientemente amable otra vez para no darme tareas duras, supongo para evitar que me enferme de nuevo, dando al caso que acabo de salir de un lapso como ese.
En este momento, me encontraba guardando los platos que habíamos utilizado para comer esa tarde ya lavados. Un cosquilleo surgió en mi garganta. Mentalmente me lamenté por el dolor que vendría. Deje caer el cuenco a una distancia segura para que su ruido al caer no fuera mucho, y gire mi antebrazo para colocar mi boca en la articulación, gire también mi rostro y tosí, tratando que la primera vez sea la última, pero mi garganta seguía dándome comezón, así que no hubo de otra que seguir hasta que la sintiera calmada.
Tosí unas cuatro veces más, la comezón se había ido ya, pero por toser brusco hubo un poco de dolor; pero era algo que lamentablemente me acostumbré y ya no me importaba como antes.
Acaricié mi garganta con mi mano, tratando inútilmente calmar el dolor, pero más bien creo que fue un reflejo, también trato de estabilizar mi equilibrio. Puede que me vea mejor, pero sigo igualmente débil, ya que estuve algo grave.
Mi mirada se alzó y se encontró con el Señor Uro, me sorprendí un poco, ya que no lo escuché, pero este anciano que no parece anciano ya me había asustado tantas veces que también me acostumbré a eso. El mira mi antebrazo, supongo que el lugar donde tosí; o eso creo, como siempre, su máscara cubre su mirada y la dirección exacta donde ve.
— ¿Te encuentras bien?
A este punto, aunque no supiera japonés, ya me había acostumbrado (me he acostumbrado a muchas cosas, por lo que veo) a oírlo gracias a él. No sabía con exactitud lo que dijo, pero creo que es una de las mismas preguntas que me ha hecho en este tiempo donde hemos vivido juntos por la similitud del sonido.
— Bien
Se que es solo una palabra, y que supe bien como pronunciarla porque él lo acaba de decir, pero se que está bien empleada para contestar a su pregunta. Pero hasta yo note mi acento tan marcado.
Escucho al Señor Uro resoplar.
¿Resopló? ¿Le divierte mi acento o manera de hablar? Ya que, bueno, creo que sonaría como un bebé que aprende a hablar...
Pero, como dije, su máscara no deja ver sus expresiones, así que no puedo confirmar mi teoría.
Hablando de la máscara, me he estado preguntando que es lo que podría motivarlo a usarla todo el jodido tiempo.
¿Porque me siento tan familiar a la hora de decir malas palabras?, No, espera, tengo una mejor, ¿Porque puedo recordar fácilmente malas palabras que mi propio nombre?
El Señor Uro se quedó en el mismo lugar quieto, teniendo su cabeza, o más bien, máscara, en mi dirección; supongo que está reflexionando algo por lo concentrado que se ve.
Le entiendo Señor Uro, yo también me pongo a reflexionar de la vida aveces, solo que estos días he tenido mayores preocupaciones.
De pronto una pequeña idea de travesura atravesa mi mente. Internamente una sonrisa gatuna me nace. Noto que sigue concentrado en la inmortalidad del cangrejo o se hace que la virgen le habla.
Enserio, ¿De dónde saco este tipo de frases?, ¿Serán jergas de dónde vengo?
Y con cuidado alzo mi brazo sano (ya que el otro sigue vendado y no quiero arriesgar la racha de curación que está teniendo) e intento quitarle la máscara, saltando un poco para ello.
Pero como esperaba de un anciano que es más silencioso que un ratón, y que se mueve muy rápido. Y sí se me permite agregar, el poder acabar con un demonio fácilmente. Detuvo mi mano rápidamente.
No me sorprendió, así que eso me hizo reír un poco. Es divertido ver sus grandes talentos en acción, porque nisiquiera titubeó.
No apretó mi mano, no lo suficiente para lastimarme, así que con la creciente confianza que le estoy dando, alzo, está vez mi mano vendada, e intento hacer lo mismo, solo para ser detenida otra vez.
A este punto se que ya es imposible lo que quiero, pero esto me parece divertido.
Mi risa ya no es fácil de controlar y la dejo salir. Me sigue doliendo la garganta, pero mi alegría no la detiene ni eso. Siento al Señor Uro temblar por un momento con eso, creo que lo desconcentré, así que aproveche eso para intentar otra vez aunque mis dos extremidades estén agarradas.
Imposible, como esperaba; pero en vez de frustrarme, me divirtió, así que empecé a saltar aún estando inmovilizada; un intento inútil para liberarme pero que no me dió motivos para dejar de sonreír y reír.
Él Señor Uro está más desconcertado que antes; no lo veo, pero puedo sentir su emoción, si puedo decirlo de una manera. Creo que entendió mi juego, ya que acomodó sus dos manos que agarraban mis muñecas para poder alzarme un poco más alto sin lastimarme y estar más cómoda.
También entendiendo lo que hace, tengo la seguridad de poder saltar más alto y quedándome unos segundos más arriba que al poder hacerlo sola.
Doy unos cuatro saltos más de esos, antes de quedarme suspendida en el aire, doblando mis rodillas para que no toquen el suelo. El agarre del Señor Uro se ajustó más, pero no dolió.
Gire mi cabeza en diferentes direcciones para ver cómo se veía mi entorno no mientras estaba "flotando".
Fue mi primer juego desde que llegué aquí, y mi primera alegría verdadera en semanas.
Al final, incluso logré que el Señor Uro riera un poco con mi juego.
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Taisho Secret
❀ MC se pregunta que porque no se preocupa tanto por su situación. Y es porque, antes de todo esto, MC llevaba una filosofía parecida a la de "Hakuna Matata", ya que aunque no lo parezca, se estresa con facilidad y se pone nerviosa, hay varias consecuencias que ella considera desagradables y se estresa más por eso. Pero ahora no lo recuerda. Así que toma su rumbo menos estresante de manera inconsciente.
❀ MC tiene una gran sensibilidad y percepción de presencias (parecido a Inosuke). Lo que le ayuda a presentir las emociones y sentires de las personas, si se concentra en ellos, (como Urokodaki y su dilema de la máscara); también por eso puede sentir perfectamente a los fantasmas y casi verlos (es como una imagen muy borrosa) si ellos no desean que los vean, pero los puede ver perfectamente si ellos no se ocultan, (lo que pasó con Makomo)
❀ Makomo se alejó los primeros días por nervios al hecho de que por primera vez un humano vivo la pudo ver si que ella lo decidiera. Pero después quiso ayudarla y cuidarla de todo corazón; se puede explicar como un despertar de instinto de hermana mayor.
❀ Urokodaki se está debatiendo seriamente si entrenar a MC para ser cazadora, ya que siente que debe tener una vida civil tranquila por lo pequeña que es, (tampoco quiere admitir que la empieza a querer como una hija o nieta) Así que decidido que después de enseñarle Japonés, le preguntará.
❀ MC aún tiene sus dudas de Urokodaki, pero algo le dice que puede confiar plenamente en él.
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