009 || the stupid president
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Chapter Nine.
El estúpido presidente
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CUANDO VIOLET LLEGÓ EN LA NOCHE A SU DEPARTAMENTO, NO ESPERABA ESCUCHAR EL ESTEREO ENCENDIDO, por lo que desenfundó una de sus armas y activó los brazaletes que Tony le había mandado un par de días atrás (estos soltaban descargas, justo como los del traje que había usado en su batalla en Titán). Se movía de manera sigilosa, incluso hizo que sus pasos sonaran como si fuera alguna de las vecinas que caminaba en dirección a su hogar, todo en un intento de despistar a quien sea que estuviera dentro.
No podía entrar por la puerta, no sabía si existía alguna clase de trampa esperándola del otro lado, por lo que rápidamente se movió hasta la azotea el edificio. Usaría las escaleras para incendios y entraría por la ventana de la sala.
El edificio contaba con seis pisos y su departamento se encontraba en el cuarto. En cuanto llegó a la azotea sujetó su cabello en una coleta para que este no le estorbara, revisó que el arma estuviera cargada.
Maldijo al ver que estaba usando unos tacones no tan altos, pero que harían bastante incómodo el romper el cristal con una patada. Era probable que terminaría con heridas en los pies.
"Voy a acabar contigo, seas quien seas" dijo Violet a sí misma mientras bajaba las escaleras de incendios.
Evitaba que los demás vecinos la vieran, no quería tener que dar explicaciones sobre qué hacía bajando por las escaleras para entrar por la ventana de su departamento. Lo que menos quería era captar atención indeseada, era suficiente la que recibía por vivir en compañía de una vengadora.
No pasó mucho hasta que Violet logró ver que la ventana de su departamento estaba abierta, por lo que sigilosamente se deslizó para entrar por esta. Las luces estaban apagadas, pero la música resonaba por todo el lugar. Una silueta se encontraba sentada en uno de los sofás individuales y parecía estar leyendo un libro de manera muy tranquila.
— Suelta el libro y pon tus manos donde pueda verlas— dijo Violet apuntando con el arma— ¡Hazlo!
— A menos que quieras ir deportada de manera inmediata a una de las peores prisiones que existen en el mundo, te recomiendo que bajes el arma— dijo la voz de un hombre a quien la rubia maldijo en todos los idiomas que conocía
— Esto tiene que ser una jodida broma— decía Violet entre dientes, guardando su arma y encendiendo una de las luces— Presidente Fitzgerald. ¿Qué hace aquí? Creí que ya no tendría que volver a verlo hasta que le entregara el reporte de la misión finalizada
— Puede llamarme Fitz, agente Petrova, y el plan era no volver a vernos, hasta que su querida amiga y compañera desapareció de la faz de la tierra, así que ¿Puede decirme dónde se encuentra Natasha Romanoff?
— ¿Acaso me vio cara de niñera?— preguntó Violet cruzándose de brazos y riendo amargamente— Natasha es una adulta funcional e independiente, puede hacer lo que quiera, cuando quiera
— Sí, puede, pero para que quede claro, ustedes no son libres, ustedes están bajo la vista del FBI, la CIA y son agentes infiltradas directamente bajo mis órdenes, así que no, ni Natasha Romanoff ni usted son adultos independientes, trabajan para el líder del mundo libre, el cual soy yo, y si desobedecen mis órdenes, bueno, creo de Vladimir Putin tiene una opinión reservada sobre ustedes...
Violet rodó los ojos fastidiada. No soportaba a aquel hombre, lo odiaba más de lo que había odiado a Dreikov y eso ya era decir demasiado.
No soportaba que el hombre frente a ella aclamaba ser alguien bueno, alguien que se preocupaba por el bienestar de los habitantes del país, cuando en realidad no era mas que un idiota que solo trabajaba por sus propios intereses.
— Quiero recordarle que soy muy capaz de hacerlo desaparecer sin dejar ninguna clase de evidencia para inculparme y para que lo encuentren, así que le voy a pedir que module la manera en la que me habla— dijo Violet con seriedad— No sé donde está Natasha, no soy su niñera. Ella dijo que tenía algo que resolver sobre la misión, creo que había encontrado una pista, no lo sé
— Escuche, agente, no soy una mala persona, me agrada traer refugiados políticos al país, y por sobre todo, me agrada tener amigos, usted no me hará nada, porque cuando llegué aquí hace un par de horas, el servicio secreto se encargó de colocar cámaras, por lo que si llego a tener hasta el más mínimo daño, mis hombres se encargarán que hacer que sea la persona más famosa del mundo. — exclamó el presidente poniéndose de pie para quedar frente a frente con Violet, quien no parecía intimidarse ni un poco ante sus palabras — Así que como somos amigos, le haré un favor, y así usted me deberá uno, tiene tres días para que la señorita Romanoff aparezca, si no lo hace, la meteremos en la celda más oscura que usted verá en su vida. A cambio de este favor que les estoy haciendo, usted averiguara qué es lo que tiene el equipo de la UAC sobre Wakanda, porque créame, tanto usted como yo queremos que Wakanda siga siendo nuestro amigo.
Violet rodó los ojos nuevamente, pero en su interior se burlaba de todo lo que aquel hombre decía. Por supuesto que sabía que el gobierno tenía los medios para acabar con ella, de exhibirla nuevamente, de meterla en lo que para ellos serían las peores cárceles del mundo, era por eso que ella nunca se encontraba sola.
Tenía gente por todo el mundo que le debía alguna clase de favor, favores que si llegaba a cobrar, sería el fin del presidente Fitzgerald y toda la mierda que lo rodeaba. Ahora claro podía ser que algunas de esas personas también desaparecieran por el chasquido, pero dudaba demasiado que fueran todas. Después de todo la cifra era bastante grande.
— Encontraré a Natasha, no se preocupe— sonrió Violet burlona— ¿Algo más que necesite? Estoy cansada y quiero dormir
Tenía que jugar mejor que él, por lo que no podía reaccionar de manera agresiva a sus provocaciones. Debía ser más inteligente, por lo que solo pensó en fingir que acataría esa orden con respecto a su amiga.
Después de todo, no mentía cuando decía que no sabía dónde estaba. Violet lo único que sabía era que irían por Thanos y el universo era un lugar bastante grande.
—Eso es todo, señorita Violet, y disculpé las... Molestias... — dijo el hombre. — Estoy seguro de que entiende mi posición... De todas formas no se moleste en sacar las cámaras, el servicio secreto las volverá a poner las veces que sea necesario...
— Me dan asco, todos ustedes— exclamó Violet con repulsión— Solo mas le vale no haber instalado alguna en los baños. Quiero guardar algo de privacidad en esa parte. Porque le prometo que si las colocó, las voy a arrancar y voy a hacer que todos aquellos que estén observando las imágenes, se traguen pieza por pieza
— No se preocupe, a pesar de lo que cree, no son unos degenerados, pero le informo que las entradas y salidas del baño están vigiladas. — decía Fitzgerald mientras tomaba su saco del respaldo de una de las sillas— Solo me aseguro que entienda cuáles son las prioridades aquí, que no se sepa nada de Wakanda y que le saquen información a Loki. Ahora si me retiro, descanse
— Por cierto, una cosa mas— dijo Violet haciendo que el hombre volteara— No vuelva a llamarme por mi nombre. Usted no es nadie para decirme así. Soy la agente Petrova
El hombre sonrió, a pesar de lo peligrosa que era alguien como Violet Petrova, le caía bien. — Como ordene, agente Petrova.
Violet observó al hombre salir de su departamento y suspiró de mal humor. Se acercó hasta el sillón en donde Fitzgerald había dejado el libro que leía antes de que ella llegara para volverlo a acomodar en su lugar.
Al tomarlo se dio cuenta que no era un libro cualquiera, en realidad ni siquiera era un libro, era el álbum en dónde estaban guardadas todas sus fotos de compromiso con Stephen y de la fiesta que habían dado para hacer pública la noticia entre sus amistades.
La boda...
Aún no cancelaba nada y estaban a tan solo un mes de la tan esperada fecha. Al principio no lo había hecho por sentirse tan destrozada después de su regreso del espacio, su depresión no le permitía siquiera levantar el celular para marcar a quienes la estaban ayudando a organizar todo. Ahora no lo quería hacer por ese pequeño rayo de esperanza que había en su interior de que Stephen y todos los que se habían ido volvieran.
Decidió guardar el álbum en su habitación y se encaminó a ella para intentar dejarle un mensaje a Natasha. Debía advertirle sobre las cámaras y sobre que Fitzgerald la estaba buscando.
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La alarma de Violet sonó justo a las cinco de la mañana, por lo que sin muchos ánimos la apagó para dirigirse a sus cajones para tomar la ropa que se pondría al terminar de bañarse. No le agradaba mucho la idea de cambiarse en un lugar lleno de vapor, pero prefería eso a que quien sea que estuviera viendo las imágenes de las cámaras la viera desnuda o en ropa interior.
Abrió las llaves para darle la temperatura perfecta al agua que ya comenzaba a caer por su cuerpo. Aún se sentía un poco adormilada, pero esperaba que el baño le ayudará a despertar y a despejar su mente para comenzar a planear su día.
Era su tercer día como agente de la UAC y lo único que había hecho había sido papeleo, asesoramiento con algunas dudas que llegaron de diferentes casos, pelearse con su hermana y sentirse miserable por eso último.
Adeline tenía un serio problema con ella y eso hacía entristecer a Violet, quien solo deseaba poder recuperar ese tiempo que se les había sido arrebatado por la KGB e incluso por S.H.I.E.L.D al no permitirle volver a comunicarse con ella.
Suspiró con nostalgia unas cuantas veces mientras lavaba su cabellera rubia, recordando las noches en las que se colaba en la habitación de la pelirroja para cuidarla o para hacerla sentir mejor después de las tardes más pesadas en la red room. Recordó esas noches en las que le enseñó cómo hacer una trenza de manera correcta y como a Adeline le encantaba practicar en su cabello. Esto porque según la niña, el cabello de Violet era como el de una muñeca.
Tal vez eso era parte de las razones por las cuales Violet siempre se negó a cambiar el tono de su cabello. Solo usaba pelucas si necesitaba una apariencia distinta, pero jamás decolorarlo o taparlo con algún tono oscuro.
El tener su cabello rubio de alguna manera la hacía recordar a las noches en donde imaginaba junto a Adeline lo que podría ser su vida si en algún momento lograban salir de esa horrible organización.
Violet negó rápidamente antes de ponerse a llorar nuevamente. Lo había estado haciendo durante las últimas semanas y ya estaba cansada de eso, solo quería volverse a sentir viva, ya no quería seguir viviendo como si fuera un robot sin ninguna clase de emoción o como ella prefería decirlo, de manera automática.
Después de algunos minutos la rubia terminó de ducharse, por lo que cerró las llaves y tomó una de las toallas para comenzar a secar su cuerpo. Mientras lo hacía se miró en el espejo, el cual tuvo que limpiar al verlo empañado por el vapor que se había encerrado en el pequeño cuarto.
Su mirada fue de inmediato a su cuello, en donde usaba una cadena en donde su anillo de compromiso colgaba. Esa era una manera para sentirse cerca de Stephen, de tenerlo a su lado aún cuando ya no estaba.
Por órdenes de Fitzgerald se lo había tenido que retirar del dedo y aunque siempre solía quejarse de sus absurdas órdenes, acató esta sin decir ni una sola palabra. Después de todo no quería que nadie le hiciera ninguna clase de pregunta al ver aquella bonita pieza de joyería decorando su anular izquierdo.
Ahora lo escondía entre sus ropas, pero siempre teniendo cerca el más bello de los recuerdos que pudo crear en compañía del que creía era el amor de su vida.
En cuanto terminó de vestirse, abrió una de las ventanas para que el vapor saliera del baño, abrió también la puerta y fue en busca de su bolsa de maquillaje. Aún necesitaba cubrir las ojeras que se habían marcado en su rostro de todas las noches que pasó en vela llorando por las perdidas de chasquido, además claro de sus constantes pesadillas.
Media hora mas tarde terminó de arreglarse y se preparó algo ligero para desayunar. Miró la hora en el reloj que había pegado en la cocina, debía de irse en los próximos diez minutos para llegar a tiempo. Guardó todas sus cosas en su bolso, tomó las llaves del auto que le habían asignado y salió del departamento.
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"No me dejes, no me dejes" lloraba Violet aferrándose al cuerpo de Stephen
"Te amo Violet, te amo con cada pedazo de mi ser" decía el hombre acariciando la mejilla de su prometida
En solo unos pocos segundos Stephen se volvió polvo y las lágrimas no paraban de salir mientras que en su pecho solo podía sentirse un dolor como ningún otro. Su corazón se estaba rompiendo en pedazos cada vez más pequeños mientras que Violet miraba con horror cómo el cuerpo de su amado había desaparecido por completo, como si no hubiera estado ahí tan solo algunos momentos atrás.
— Stephen— exclamó Violet abriendo los ojos de manera inmediata
En ese momento hubiera deseado que la tierra se la tragara. No despertó en un cuarto a solas o con Natasha a su lado para calmarla, estaba en el jet en camino a su primer caso como agente de la UAC y ahora todo el equipo la miraba con curiosidad.
— ¿Estás bien? ¿Quién es Stephen?— preguntó Spencer curioso
El castaño estaba sentado junto a ella y la miraba con preocupación. Algo en Violet se revolvió al sentir una mirada como la de Spencer Reid sobre ella, sin embargo decidió ignorar aquel raro sentimiento.
— Lo estoy, gracias. Y él... no es nadie... lamento eso, no volverá a repetirse— negó Violet acomodándose en su asiento— ¿Ya vamos a llegar o falta ver mas cosas sobre el caso?
No le gustaba expresarse así del hombre de su vida, pero se negaba a contarle al equipo sobre cómo había perdido al hombre que más había amado en toda su existencia a causa de algo que ella debía encubrir y mucho menos cuando existía la posibilidad de recuperarlos, pero ninguno de ellos lo sabía.
— ¿Qué tenemos del caso?— preguntó Adeline
Violet sintió la mirada de Adeline sobre ella, siendo más específica a su cuello. Sabía lo que estaba haciendo, por lo que mientras tomaba la carpeta frente a ella, decidió cubrir todo rastro de la cadena que había en su cuello.
No iba a subestimar a Adeline, sabía que era lista. Pero ella también lo era y no se iba a dejar vencer tan fácilmente en el juego que sabía que Adeline había iniciado.
— Rhonda Kirkman y su hija siguen en terapia intensiva— dijo Aaron informándole al equipo.
— La caja donde venia la bomba tenia estampillas de correo, pero no tenia marcas de cancelación... — dijo Penelope a través de la pantalla que se acababa de encender
— Bueno, el ignoto las colocó para que pareciera real— decía Morgan mirando a sus compañeros
— Bien, eso solo quiere decir que él entrega los paquetes. — dijo Adeline mientras tomaba una de las carpetas y comenzaba a hojearla. — O que le paga a alguien para que lo haga.
— Es muy arriesgado el exponerse de esa manera. La mayoría de los bombarderos son cobardes que tienden a mandar a otras personas a hacer sus trabajos— decía Violet mientras miraba las fotos de la carpeta— Mandar a alguien podría salir mal en muchas maneras, ya sea porque el repartidor no quiera hacer la entrega y solo cobre el dinero o se puede atrasar y que la bomba explote en el lugar incorrecto
— ¿Venía con un manifiesto? — pregunto Adeline ignorando a Violet
La rubia negó al darse cuenta de lo que Adeline ahora hacía. La ignoraba. Pero al menos prefería eso a volver a tener más discusiones con ella.
Estaban en un avión y una pelea ahí no resultaría nada bien.
— De hecho no, lo cual es raro porque en esta clase de homicidas suele haber uno... — dijo Spencer. — Ya saben, Ted Kaczynski, Eric Rudolph, Timothy McVeigh, suelen ser fanáticos motivados por ideologías extremas.
— Si... la victimología es bastante complicada— decía Morgan mientras también veía una de las carpetas— Nena, ¿Aún no hay nada que conecte a las víctimas?
— Eran homo sapiens... del planeta tierra. Pero fuera de su raza, edad o etnia, están mezclados— respondió García
— Bueno, tenían algo en común, el ignoto los quería muertos. — hablo esta vez Tara.
— Cómo es que pudo desaparecer la mitad de las personas en la tierra, pero siguieron aquí homicidas y locos con bombas. — dijo Adeline a la nada para soltar la carpeta y tomar una revista de chismes. — Avísenme cuando lleguemos, de seguro esta lectura será más entretenida que los detalles mórbidos de las explosiones.
Internamente, Violet le acabó dando la razón a Adeline. Aún con la mitad de la población eliminada, seguían existiendo personas terribles que solo buscaban dañar al resto... y así Thanos se atrevía a decir que estaba haciendo lo correcto, basura.
— ¿Segura que estás bien?— le preguntó Spencer a Violet, pero ahora en un tono más bajo— Despertaste bastante exaltada
— Gracias por preguntar, estoy bien. Una pesadilla sin importancia— respondió Violet alzando los hombros tratando de parecer indiferente a lo que tuvo que ver en su sueño
Spencer observó a Violet por unos momentos mientras se debatía internamente sobre que hacer o qué decir. Una noche antes había tenido una fuerte discusión con Adeline sobre las viudas integrándose a la UAC, todo porque en palabras de la pelirroja las estaba justificando y poniendo por encima de todos ellos.
Él negaba eso. Amaba a todo su equipo, eran lo más importante para él, pero algo dentro de él se negaba a creer que Violet y Natasha eran tan malas como su amiga las describe.
No quería juzgarlas, no antes de tiempo. Después de todo, si algo había aprendido después de estar en prisión y todo el terrible proceso por el que tuvo que pasar, es que no era bueno dejarse llevar por las primeras impresiones o por los comentarios de otras personas.
No podía decir que creía ciegamente en Violet o en Natasha, pero tampoco podía decir que las creía lo peor que hubiera pisado la UAC.
Tan solo quería conocerlas un poco mejor, averiguar que hacían ambas en la UAC y si sabían algo que pudiera ayudarlos a recuperar a los caídos.
Aunque sabía que eso podría traerle problemas con Adeline
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