𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐎𝐍𝐄! 𝐍𝐄𝐖 𝐈𝐍 𝐓𝐇𝐄 𝐁𝐀𝐔

Acomode mi cabello una última vez antes de subir al elevador, no sabía muy bien lo que hacía, pero esperaba verme bien haciéndolo.

Acomode mi corta falda con las manos, pasando más de lo esperado mis dedos por la delicada tela. Había venido con la ropa más formal de mi clóset, pero al ser todavía universitaria, era complicado encontrar el tiempo para comprar ropa de este tipo.

Además, gracias a este trabajo, me habían permitido cruzar los últimos años de carrera en línea, no lo mejoraba del todo, pero mínimo ya no tendría que preocuparme por ir todos los días.

Salí del elevador y me topé con la espalda de alguien.

—¡Lo lamento!–Dijimos ambas al mismo tiempo y reímos.

—Soy Sunny.

—Y yo Emily... supongo que tú eres una de las nuevas reclutas igual que yo.

—Lo soy–Sonreí orgullosa, pero después noté que llevaba una caja en sus manos y se borró mi sonrisa.–¿Teníamos que traer algo? El primer día y se me olvidan las cosas...

—¡Oh no! Tienes que ir con los archivistas, ellos te darán la caja con tus informes. Si quieres te acompaño, ellos están algo aislados–Sonreí de nuevo.

—Perfecto–Enganche mi brazo con el suyo y empezamos a caminar juntas, ella me guiaba mientras yo le hablaba de cualquier cosa, emocionada por estar por fin dentro de este lugar, al menos de una forma más tranquila y no solo como "la sobrina de Strauss".

—¿Eres algo joven, no?

—Si, yo tengo veinte años–Ella me miró sorprendida.

—Wow, no se que esperaba, pero definitivamente eso no. ¿Cómo entraste a la UAC tan rápido?

—Yo... tengo conocidos–Admití, me avergonzaba un poco decir como lo había logrado, ya que, probablemente, ella lo tacharía como nepotismo, y no quería tener una enemiga el primer día en el trabajo.

—Con razón te me hacías conocida.–Trató de recordar, y cuando lo hizo, sonrió–¿Sunny? Creo que no me recuerdas, tú eras a penas una bebé. Soy Emily Prentiss.

—No te mentiré, la verdad no me acuerdo de ti–Ella río.

—Está bien.

Llegamos pronto con los archiveros, hablamos como por treinta minutos, olvidándonos todos de nuestro verdadero trabajo, después me dieron mi caja y Emily y yo fuimos a donde Hotchner, quien sería nuestro nuevo jefe.

Abrió la puerta como pudo y me dejó pasar, a penas Hotch me vio, se desvaneció su sonrisa, tenía una reputación, una que ni siquiera había hecho yo. Sonreí igualmente.

—¿Agente Hotchner?–Emily preguntó. El se levantó para darnos la bienvenida.

—¿Si?–Ambas dejamos nuestras cajas en unas sillas que tenia Hotch frente a su escritorio.

—Soy la agente Emily Prentiss–Pasó su mano para que la estrechara, Hotch lo hizo educadamente.

—Ah, eres la hija de la embajadora Prentiss–La mire sorprendida, no me esperaba algo así, ella sonrió nerviosa. Hotch después estiró su mano hacia mi, la estreche sin dudar.

—Y yo soy la agente en entrenamiento Sunny Strauss.–El me escaneó, lo más probable es que buscara algo de mi que no cuadrara, pero no lo encontraría. Al menos eso esperaba.

—¿Tus padres?

—Ellos están bien, mamá está tomando clases de repostería, por lo que siempre huele a quemado mi casa–Admití, noté una ligera sonrisa en su cara. Lo mire con los ojos entrecerrados.

Ahora tenía una misión; debía hacer sonreír a este hombre, no era posible que no sonriera nunca.

—¿Puedo ayudarles en algo?

—Si, queríamos saber–Me incluyó–donde poner nuestras cosas.

—¿Disculpen?–Pregunto extrañado.

—Supuestamente empezamos hoy en la UAC–Le pasó una carpeta.

—Creí que ya sabía–Murmuré yo. Yo no tenía una carpeta que enseñarle, ni pruebas, y sabía que llamar a mi tía no mejoraría las cosas.

—Hubo algún error.

—No lo creo señor–Aseguró Emily.

—Definitivamente hubo un error–Empezó a leer la carpeta, después le llegó un mensaje, el cual abrió de inmediato, tenía el presentimiento que era de alguien cuyo apellido empezaba con "S" y terminaba en "trauss".

Se escuchó un golpe en la puerta y tanto Emily, Hotch y yo volteamos a ver. Era una rubia, quien parecía ser una agente de la UAC también.

La verdad es que hace años que no venía a la UAC, desde que empecé en la universidad, tal vez un poco antes, mis padres no querían que estuviera en este mundo, preferían que estuviera mejor en otro lado, tal vez siendo una psicóloga normal, con un consultorio con una linda pintura de un sol y lluvia, pero no era ese mi camino, me negaba a que lo fuera.

—Disculpen, ya vamos a comenzar.

—Gracias. Ya voy–La rubia se fue en cuanto las palabras salieron de su boca. El seguía inspeccionando las pruebas.–Yo no aprobé esta transferencia, agentes. La mentó la confusión, pero les informaron mal... Sunny, necesitamos hablar.–lo seguí y llegamos con alguien conocido; Gideon.

—Sunny Strauss... creciste–Me miró sorprendido, no me esperaban aquí, eso era claro en este momento.

—Un gusto volver a verlo agente Gideon–Estreche su mano.

—¿Aprobaste alguna transferencia?–Le preguntó Hotch, ignorando mi presencia.

—No. lo habría discutido contigo.

—Eso creí–Empezaron a caminar. Maldije el que caminaran tan rápido y los seguí como pude–Pero Prentiss tiene los papeles para unirse al equipo y Strauss me mandó los papeles de Sunny.

—¿Quieres que haga una llamada?

—No, yo me encargo.

Entramos todos a una gran sala con una mesa redondas habían varios agentes ya ahí. Entre ellos la rubia, quien se encontraba frente a unos pizarrones transparentes con un montón de fotos del caso.

—Vaya...–Solté viendo todo a mi alrededor, sin importar que, este lugar si que había tenido cambios. Mire de vuelta hacia las personas, quienes me veían extrañados.

—Ah si, esta es la nueva agente, algunos ya la conocen. Ella es Sunny Strauss.–Me presento Hotch antes de sentarse en su silla y abrir su carpeta.

—¿Cómo la jefa Strauss?–Cuestiono un moreno, viendo más a Hotch que a mi.

—Exacto.

—Pero la sobrina de Strauss debería estar en la universidad, si no me equivoco por las edades.–Habló un tipo de lentes, a quien a penas vi y reí como tonta.

Mis piernas temblaban, se sentían como gelatina, mi voz también estaba a nada de volver a soltar una risa tonta, o algo incluso peor. Mi corazón latía tan fuerte que por un segundo me preocupo que pudieran escuchar.

No me había sentido así en mucho tiempo.

—En eso tienes razón chico lindo de lentes.–Trate de no juguetear con mi cabello, pero se me estaba haciendo casi imposible. El se sonrojó por lo bajo y escuché algunas risitas.

—Ella ya me agrada–Aseguró el moreno. Me acerqué a él para estrechar su mano.–Derek Morgan, es un gusto bonita.

—Sunny Strauss, el gusto es mío.

—Yo soy Jennifer Jareau, pero me llaman JJ–La rubia se acercó y estrechó mi mano.

—JJ, me encanta tu cabello, ¿cómo lo mantienes tan sano?

—Oh, verás yo...–Se escuchó un carraspeo.–Hablamos de eso después–Asentí. Solo me faltaba una persona por saludar, y era la persona cuyo nombre deseaba conocer con mas ansias.

El se acercó a mi. Era más alto de lo que esperaba, tuve que verlo hacia arriba.

Yo fui la que acercó la mano, ya que el se veía más bien nervioso, sonrojado. Tomo mi mano en la suya y la estrechó.

—Mi nombre es Spencer Reid.

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