Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

iv. genesis

capítulo cuatro: génesis

          —BIEN, LO MEJOR SERÁ BUSCAR UNA LLAVE PARA INTENTAR ABRIR ESA CELDA.— dijo la chica al salir junto a Leon de la prisión. El rubio asintió.

Caminaron por unos pasillos, con silencio pero a la vez a paso rápido. No querían alertar a los zombies pero tenían que mover el trasero si no querían estar ahí otro día más

El par de sobrevivientes entraron a una sala llena de taquillas, por suerte no había ningún ser no vivo, por lo que podían inspeccionar las taquillas con tranquilidad. Guardaron sus armas y miraron de taquilla en taquilla, encontraron municiones y sprays para las heridas. También hallaron unas cuantas granadas. Cinco para ser exactos.

—Bien, creo que ya no hay nada más.— avisó Leon. Los dos agudizaron los oídos al oír unos gruñidos provenientes de un grupo de zombies. Por lo que sacaron sus armas y empezaron a disparar.

Nadie lo notó, pero por detrás de Lynette apareció uno de ellos y se echó encima de esta. Por el susto la fémina soltó un grito y alertó al chico. Este se giró y se quedó estático, viendo como aquel zombie estaba a punto de morder y matar a su chica. Porque sí, él la consideraba todavía su novia. Así que recargó su Matilda y le disparó en la cabeza, por suerte no le había dado a su compañera pero sí que le había rozado un poco, abriendo una pequeña herida en la sien.

—Agh...— se quejó de dolor. No era muy grave, pero dolía, más si le había dado en esa parte de la cabeza.

—¡Mierda!— grito el rubio. Corrió hacia ella cuando ya no quedaban más de esas cosas y la sujetó de los hombros.— ¿Estás bien, Lyn?

—Si si, tranqui...— se calló al oír ese apodo. El unico que la llamaba así era Leon.— ¿Me acabas de llamar... Lyn?

—Oh, si, lo siento si te incomoda. Si quieres puedes llamarme Scott.— le sonrió.

Los dos se estuvieron mirando por unos cuantos minutos, pero dejaron de hacerlo al caer en cuenta de que tenían que seguir buscando la maldita llave de la celda.

—Amm, yo... Es mejor seguir buscando.— murmura Leon con nerviosismo y la cara roja como un tomate.

—Si, será lo mejor.— Lynette estaba igual.

Los dos apartaron sus pensamientos y siguieron como si no hubiera pasado nada. "Mierda, ¿Por que me he sonrojado por un simple policía? Se supone que todavía me gusta Leon". Pensó Lynette. Si supiera.

La chica dejó de pensar en esas tonterías y se centró en su misión. Buscar la dichosa llave.

Siguieron caminando por los pasillos hasta encontrar una puerta, ésta se dirigía otra vez al departamento de policía, pero ahora estaban en el antiguo despacho del ex-jefe John Williams, y padre de Lynette Jones.

—Mierda.— maldijo la de ojos marrones. Está intentando no recordar sus momentos con John y justamente terminan es su antiguo despacho, irónico.

Aún así fue revisando los cajones y demás como si nada, aún con la mirada de Leon encima. Pero al abrir uno se quedó estática de cuerpo entero. En ese cajón... seguían las pertenencias de John.

Joder, es verdad. En esas cajas se guardaban las cosas personales de cada jefe que estuvo en ese despacho. Con delicadeza y miedo de que se le rompiera, sacó un marco con una foto de John y ella. El hombre la sujetaba del hombro mientras tenía una amplía sonrisa, ella estaba con la misma cara, sonriendo de lo más feliz.

Sin notarlo ni disimularlo, comenzó a llorar en silencio. El rubio la miró con preocupación mientras se acercaba a ella. Estaba decidido a decirle quién era.

—Lynette...—

—¿Si?— se giró aún con lágrimas.

—Lyn, yo...— pero no terminó de hablar pues un ruido en la puerta los sacó de ese momento tranquilo.

Con el corazón a mil, giraron sus cabezas a esa dirección y no creyeron lo que vieron.

Parecía un hombre alto, con una gabardina y un sombrero, pero los dos sabían que era todo lo contrario. Era igual a esa cosa que se habían encontrado antes de verse en el parking. Pero más "civilizado ", por decirlo de alguna manera.

Primero fue a por la chica, quién por suerte pudo esquivar el puñetazo que le iba a propinar el mutante. Al no triunfar con su cometido, cambió de presa y corrió hacia el rubio. Este lo miró con ojos abiertos y aceleró el paso hacia la puerta donde sujetó la mano de la chica y salieron.

Llegaron a unos pasillos deshabitados y por fin pudieron despistarlo. Respiraron con tranquilidad, Lynette se resbaló por la sangrienta pared, sin importarle que se ensuciara.

—Dios...— suspira la castaña. Con su mano quito el sudor caliente que caía de su frente.

Por otro lado, Leon al parecer había encontrado un par de tubos con contenido verde, parecía hierba en polvo.

—Ten Lynette. He leído que si te pones un poco de esto en alguna herida y lo vendas sanara mas rapido. Me lo he puesto unas cuantas veces al llegar a Raccoon y realmente funciona.— Lyn lo miró y optó por creerle.

Agarró el objeto y le quitó la tapa para invertir el polvo en su herida del hombro. Pero al hacerlo su mirada se volvió confusa y su mente también. Cuando quito el trozo de ropa que rodeaba la parte del hombro, vio como ya no había ninguna herida, no había nada.

—No lo entiendo. Antes había una herida, sentía como me dolía.— el rubio la miró sin entender.

—No pasa nada, puede que haya sido alguna alucinación por lo que estás viviendo.— dijo el chico con una sonrisa con la intención de tranquilizar a su castaña.

—Si... será eso.— claramente no era eso. Sabía que era algo peor.— Bueno, da igual. Ya que no tengo nada será mejor irnos antes de que nos encontremos con ese otra vez. Su compañero asintió.

Siguieron caminando durante diez minutos hasta entrar a un lugar seguro y descansar un poco. Kennedy se sentó en una de las tres sillas que había y respiro con rapidez.

—¿Alguien ha perdido... una llave?— leyó la fémina en la pizarra. Tenía una llave con forma de trébol pegada con cinta adhesiva.— Nos la llevaremos por si acaso.

Cuando Lynette estaba dispuesta leon la sujetó del brazo haciendo que se quedara quieta.

—Lyn, tengo que hablar contigo.—

—¿D-de que?— preguntó con cierto miedo.

El rubio iba a hablar, pero las palabras no salían de su boca. Era incapaz de decir algo, por miedo a que Jones lo mirara con decepción. Por no intentar buscarla y por ser policía, por no cumplir con lo único que le pidió Lynette.

—Em... nada, nada. No es nada.— se rehusó a decir algo. Lo pensó dos veces y era mejor que no lo supiera todavía.

—¿Esta bien?— sin nada más que decir la fémina salió del cuarto seguida de Kennedy.

[•••]

El pequeño dúo de compañeros estuvo todo el rato corriendo del peligro. Cada vez que veían algún zombie de esos, normalmente para no gastar munición salían corriendo, y si no solo gastaban un par de balas en ellos.

—¡Mira, Scott! Tiene el símbolo de la llave.— sacó el objeto de su bolsillo y lo metió en la cerradura. Los dos entraron de inmediato.— Bien, coge lo que puedas.

Y eso hicieron, agarraron lo que tenían que coger y salieron de nuevo con rapidez. Sin mirar atrás. Por una puerta que había allí volvieron a estar en la entrada de la comisaría.

Después decidieron ir a la biblioteca para mirar. Pero desgraciadamente se volvieron a encontrar al maldito mutante de mierda y tuvieron que empezar a correr más.

"Mister X"

—¿Mister X?— se preguntó en voz alta.

—¿Lo conoces?— articuló Leon mientras disparaba al recién nombrado.

—¡No lo se! ¡Se me ha venido a la cabeza de repente!—

Dicho eso, a Leon se le acabaron las balas, que casualidad. Por lo que Lyn, al ver al tal "Mister X", corrió lo más que pudo. Saltó, apoyó su pie izquierdo en una de las estanterías de la biblioteca y le pegó una patada voladora en el rostro, si se le podía decir así.

De tanta fuerza que usó lo dejó inconsciente en el suelo, pero no tardaría mucho en levantarse.

[•••]

—Bien, volvamos. Ya tenemos la pieza faltante.— después de tantos problemas por fin habían conseguido el dichoso objeto para poder abrir la puerta de la celda.

Otra vez hicieron todo el camino hasta llegar al parking y poder entrar por la puerta. El par de adultos se acercó a lo de la electricidad y lo vieron con suma atención.

—¿Sabes que hacer?— le preguntó la fémina.

—¿Si te digo que sí me creerás?—

—Anda déjamelo a mí.— se ríe Jones ante la respuesta de su compañero.

Lynette empezó a manosear los cables y fue entrelazándolos con los otros trozos. Al final resultó y la puerta automática se abrió.

—Conseguido.—

—Sigo sin saber cómo has conseguido eso.—

—Ya lo sabrás algún día, chico.— dejaron de hablar y entraron adentro.— Oh, Dios. Que desastre. El pobre hombre está hecho una mierda. No me gustaría ser él sinceramente.

Leon se rió y se agachó ante el hombre. Suspiró con pesadez y observó la tarjeta de identificación, pero luego su mirada se dirigió a la grabadora que tenía dentro se su chaqueta.

—¿Qué tiene?—

—Al parecer es una grabadora.— la sujetó y la reprodujo inmediatamente.

"—Si, pero bueno eso no explica en absoluto los rumores del orfanato. Me parece demasiada coincidencia que Umbrella sea uno de sus mecenas.— dijo lo que parecía un hombre.

—Dijiste que esta entrevista sería sobre las nuevas becas de Umbrella.— era una mujer está vez.

—Venga ya Annette. Eso no le importa a nadie.— el nombre de la extraña mujer retumbó en el cerebro de Jones. Le empezaba a doler la cabeza de nuevo.— Quieren saber lo del virus G...

—¿Dónde has oído ese nombre?—

—Y ese pedazo de agujero en la ciudad, del que, por cierto dicen que lleva hasta tu laboratorio. Así que vas a contarme lo que pasa.

—Se acabó la entrevista...— no la dejó terminar.

—¿Y qué me dices de ese experimento, el proyecto Génesis?—

—Ni se te ocurra hablar de ella. No es nada que te incumba. Así que deje de preguntar por ella o lo echaré.— respondió furiosa la mujer.

—Esa chiquilla. Bah, se dice que escapó a los 15 años. Seguro andará vagabundeando por ahí o ya estará muerta. Aunque da igual, que iba a hacer una mujer como ella, no es poderosa ni inteligente.— Anette ya se empezaba a cabrear, por los gruñidos que soltaba.

—¡Guardias!— gritó al fin.

—Escuché que era muy poderosa, pero que tenía que desarrollarse por completo. ¡¿Lo crees?!— en eso se escucharon los pasos y las voces de los dos guardias.

—¡Echadlo, ahora! — ahí se acabó la entrevista y la cinta."

—¿Qué coño ha sido eso?— la fémina se empezó a ponerse nerviosa.— ¿Por qué conozco ese nombre? ¿Quién se supone que es Annette? ¡¿Por qué se supone que me suena el proyecto Génesis?! Y por qué coincide con la edad de la que me escapé de casa. Por qué no recuerdo nada...

Lynette no se dió cuenta, pero el rubio la había sujetado de los hombros y la había acercado a él para abrazarla.

—Tranquila Lyn. No llores, pequeña. Estoy aquí.— acercó sus carnosos labios a la frente de ella y lo besó con cuidado.

Jones se fue tranquilizando poco a poco. Aún así no dejaron de abrazarse.

—Leon...— susurró sin poder evitarlo. Ese momento lo recordaba cuando él la tranquilizó en el momento en el que le anunciaron la muerte de su padre adoptivo por teléfono.

El rubio se mostró sorprendido, esperaba que por fin supiera quién era. Pero su sonrisa decayó cuando ésta se disculpó por como lo había llamado.

—No pasa nada... Esas cosas pasan, tranquila.—

Con vergüenza, se levantaron y el chico agarró la tarjeta llave del garaje que tenía el muerto a su disposición.

Después, se dispusieron a salir de la celda. Sin embargo no contaron con que todas las celdas se habían abierto.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro