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𝟏𝟐, aprender a hacerse cargo de sus acciones.

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1996, Fuerte Apache.



La habitación, una vez testigo de la violencia y el caos, queda envuelta en un silencio que parece pesar sobre el espacio. La luz de la vida que alguna vez brilló en los ojos de Candela se desvanece lentamente, cediendo su lugar a la serenidad eterna que acompaña al tránsito hacia la muerte.

Memorias y emociones se desdibujan.

Para algunas personas, la muerte puede representar el fin absoluto, mientras que para otras puede ser vista como el comienzo de una nueva etapa o existencia, dependiendo de sus creencias espirituales o religiosas. El proceso de la muerte, a menudo, es acompañado por una mezcla de emociones intensas. Algunos enfrentan la realidad con resignación, mientras que otros luchan contra el dolor abrumador.

En la habitación, el tiempo parecía estirarse y contraerse simultáneamente, como si el universo mismo reconociera la solemnidad del momento.

Esa fatídica noche no solo marcó el final de la inocencia de Candela, sino que también representó el ocaso de una parte esencial de su ser. Aunque su corazón seguía latiendo, el alma de Candela había sufrido un golpe irreparable, un quiebre que transformó su existencia de manera irrevocable .En el silencio de esa oscura noche, mientras el mundo seguía girando ajeno a su dolor, Candela se encontraba perdida en un abismo de desesperación y desolación.

Había perdido algo más que la vida: había perdido la inocencia, la fe en la bondad del mundo y la esperanza en un futuro mejor. La escasa inocencia que aún pervivía en el ser de la niña se había desvanecido por completo aquella noche.

Las sombras de la violencia y el sufrimiento habían oscurecido cualquier rastro de pureza que pudiera haber quedado en su alma. La muerte de Anabella marcó un oscuro capítulo en su vida, sumiéndola en una profunda desolación. La tristeza y el dolor se manifestaron de manera devastadora, llevándola de nuevo a caer en una espiral autodestructiva.

    La carga emocional de sus experiencias la había sumido en una profunda angustia. La idea de la muerte se había arraigado en ella, un pensamiento constante que la perseguía sin tregua.

Candela.—Su nombre resuena por todas partes haciendo que todos fijen su mirada en ella—¿Te sentís bien? ¿Necesitás ir al baño? Podés ir.

Algo abrumada asiente, llevando consigo el peso de emociones no resueltas. El trayecto se siente más largo de lo habitual, la falta de comunicación con Danilo y la muerte de Anabella la estaban golpeando brutalmente. Cada rincón del colegio parece susurrar recuerdos y la profunda soledad que siente.

El encuentro con una chica, casi como un choque premeditado, interrumpe el sombrío camino de Candela hacia el baño.

Candela se tambalea ligeramente por el golpe, pero más que el dolor físico, es la sorpresa y la incomodidad lo que la sacude. Levanta la mirada algo atontada encontrándose con la mirada de la otra chica buscando respuesta ls en sus ojos, pero solo encuentra una expresión desafiante y fría.

¿So' tarada? Fíjate bien.—La hostilidad en sus palabras es palpable—no e' sorpresa que el Uruguayo se ete' curtiendo a otra.

Tarada serás vo' cuchame' un poquito, si Danilo se curtiera a otra es por qué se va por la ma' fácil, y segundo bonita, te aseguro que no e' así.—Candela eleva el tono de su voz con molestia—tronclichuda, peli teñida.

Murmuró mientras seguía su camino hacia el baño, escuchando a la chica murmurarle "gila" por la espalda.

Agobiada por la tensión directamente se dirige hacia el lavabo. Con las manos algo temblorosas abre el grifo dejando que el agua fría caiga sobre sus manos, mientras se frota la cara, murmura cosas incoherentes como si necesitara liberar la frustración acumulada.

    Las palabras se escapan de sus labios en un torrente de emociones. Candela cierra los ojos por un instante, intentando buscar la calma. Tras el breve momento en el baño vuelve al pasillo pero para su sorpresa se encuentra con Danilo, quien la espera con una mueca de arrepentimiento.

—¿Podemo' hablar?—Las palabras salen casi arrastrándose, Danilo con los ojos rojos y las manos algo inquietas espera la respuesta de su novia, quien parece estar en negación.

No quiero hablar con vo'—Candela niega con una mueca dispuesta a seguir su camino—¿tenés mala la memoria? Me mandaste a la mierda, Danilo.

Cucha' por favor, Candela.—Ambos tenían los ojos aguados mientras intentaban mantener su compostura.

No. Déjame, Danilo aprende a hacerte cargo de tus acciones, no so' un nene.—volvió a renegar con un tono de voz más alto. Dando a entender su molestia.

No puedo ser feli' si vos no estas conmigo.—se trató se acercar a Candela con la esperanza en sus ojos—¿me perdona'? Te amo.

  Aquel "te amo" queda resonando en la cabeza de la niña la cual no puede evitar sentirse dolida. A pesar de ello, mantiene su postura y persiste en su negativa de hablar en ese momento. Candela sin pronunciar más palabras se aleja de él, Danilo siente toda la culpa subir a su cuerpo.

El silencio persiste dejando al niño solo, como siempre lo había estado. Aunque ahora se culpaba a él mismo por perder a la persona que más amaba.

El día avanza, y las clases van quedando atrás. Candela, después de un día cargado de emociones, finalmente regresa a su casa. La tarde se extiende hacia ella, llena de incertidumbres y pensamientos que necesitan ser ordenados.

A medida que cruza la puerta de su hogar los gritos se hacen presentes, alterando la poca tranquilidad que había logrado conseguir en el camino. Las paredes parecían vibrar con la intensidad de sus gritos, mientras el tono elevado de Julieta dejaba claro que la confrontación no conocía límites.

  —¿¡Pero por qué no pensás un poco, pendejo?! ¡Siempre rompiendo todo, sos un inútil!—el llanto de Edu hizo que Candela irrumpiera rápidamente en la habitación—¡Te voy a cagar a palos!

—¡¿Que hace'?! No te atreva' a ponerle una mano encima, ¿no ve' que estás lastimando a tu propio hijo?—Espetó con la voz entrecortada.

—¡Cállate pendeja, vos y este pendejo de mierda me tienen podrida!—Julieta alzaba su mano en un gesto amenazante, pero el impacto jamás llegó.

Candela sintiendo la amenaza inminente, reaccionó con molestia. Deteniendo la mano de Julieta antes de poder conectar la cachetada, en un gesto inesperado fue ella quien tomó la iniciativa. Devolviendo el golpe.

—¡No volve' a levantarle la mano a Edu! ¿Me cuchate'?—exclamó con su voz resonando con una mezcla de enojo y frustración.








𝙖𝙪𝙩𝙝𝙤𝙧'𝙨 𝙣𝙤𝙩𝙚:

AL FIN CONCHETUMARE, JULIETA SOY TU HATERR PERO AMAMOS A TU HIJA, TE AMAMOS CANDELA🫶🏻🫶🏻🫶🏻

SE ME CAGARON TODAAS AL PENSAR Q SE NOS MORÍA LA CANDECITA

q rabia con el danilo, tratando mal a cande y después como si nada. OTRA COSA BELLAKITAS PERDONEN LA DEMORA EN ACTUALIZAR, ESTOY POR ENTRAR A LA U Y ESTOY NERVIOSA Y ESTUVE VIENDO MUCHAS COSAS

RECUERDEN VOTAR Y COMENTAR.
BESOS, SOFI. ❤️🫶🏻



cande con julieta:

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