"Hace dos segundos te di mi beso, hace dos segundos soy hombre entero.",06

1996, Fuerte Apache.

   Candela yacía en su cama sintiendo el peso del hambre que la comenzaba a acosar desde ayer. La situación era desgarradora, producto de la adicción de su madre y el poco empleo que lograba conseguir su tío. La habitación que solía ser un refugio, ahora estaba impregnada de la tristeza que la acompañaba en la lucha diaria.

El corazón de Cande latía con fuerza cuando escuchó un ruido proveniente del baño. Con cautela y cierta aprensión, se acercó sigilosamente al lugar, preguntándose qué podría estar ocurriendo.

Intrigada por el ruido, decidió con cautela subirse al inodoro, con sus torpes pies trató de no caer, con algo de intranquilidad abrió la ventana y se sorprendió al ver a Danilo frente a ella, sosteniendo una pequeña piedra en la mano, la expresión de sorpresa de Candela se mezcló con curiosidad y una pizca de preocupación.

—¿Qué hace' Uru? mira si mi vieja te llega a ver, te caga a palos—habló Candela en un susurro, temía que su mamá se enterara, no quería tener más problemas con ella.

—Tene' que venir conmigo, después vamo' al cumple de Jorge, hay una banda de cosas ya sabe' y luego te vengo a dejar, dale gila—susurraba de vuelta, tratando de convencer a Candela, la cual dudaba.

—Che, Uru, no sé si voy—sintió una pausa en sus pensamientos, la duda se instaló en su mente—Edu ta' algo enfermo, ¿entende'?

—No me deje' solo, vení conmigo—espetó casi en forma de suplica—le trae' algo de comer al Edu y para vos también, dale.

Candela, con una sonrisa forzada y un gesto de resignación, negó con la cabeza ante la persuasión constante de Danilo. A pesar de sus dudas iniciales, la capacidad de Danilo para convencerla siempre parecía tener un efecto en sus decisiones.

—Sos un manipulador—negó entre risas ahogadas—me pongo las zapas y salgo, vo' quédate ahí.

Danilo asintió con una sonrisa, sabiendo que logró su cometido, Candela, poniéndose los zapatos con determinación, salió junto a Danilo, quien le dedicó una sonrisa cómplice.

    Entre ellos existía algo más que una simple amistad; se gustaban. La atmósfera estaba cargada de una energía especial.

La noche avanzaba con pasos rápidos y la expectativa flotaba en el aire. Candela y Danilo compartían risas y miradas furtivas, disfrutando de la compañía mutua mientras caminaban hacia la casa de Mariela. Carlos, ajeno a la complicidad entre sus amigos, se sumaba a la conversación, ajeno a las emociones que se desarrollaban a su alrededor.

      Carlos, con un gesto de despedida, ingresó a la casa de Mariela, dejando a Candela y Danilo solos fuera. La noche estaba en silencio, solo interrumpida por sus susurros y la brisa suave que acariciaba el ambiente.

Entre la penumbra de la noche, Candela se dio cuenta de que la presencia de Danilo no solo representaba ayuda en su tarea, sino también un apoyo emocional que aliviaba, aunque fuera por un momento, la carga que llevaba.

—¿En que pensa' tanto Dani?—Candela le sonrió intrigada en los pensamientos de su amigo el cual parecía muy concentrado.

—En vos, pienso en vo'—soltó sin ningún filtro haciendo que la nombrada sintiera un escalofrío recorrer su espalda.

—Dale no jodas—aunque Candela trataba de controlar el nerviosismo de su voz no podía, no podía ocultar lo nerviosa que estaba junto a Danilo.

—Posta te digo, gila—aclaró, la complicidad entre ellos se volvía más evidente, y la confesión de Danilo agregaba una capa de emotividad a la noche.

  La noche, que comenzó como una tarea de ser campana, se volvía un momento de revelación y conexión profunda entre Candela y Danilo, quienes ahora enfrentaban no solo los desafíos externos, sino también sus propios sentimientos.

Candela y Danilo se encontraron con la mirada, sus ojos reflejando un amor compartido pero silenciado por las circunstancias.

En ese momento de intensa mirada, Candela sintió un nudo en el estómago. Sabía que, a pesar de los sentimientos mutuos, las responsabilidades familiares y las complicaciones de sus vidas impedían que algo más sucediera entre ellos.

—¿Vos sabes que yo quiero ser poeta?—Candela trató de cambiar de tema bruscamente y hablar sobre sus intereses—cuando salga de acá yo voy a ser famosa, toy' segura.

—Piola e' yo voy a ser un futbolista famoso, ¿viste?—golpeó su pecho con una sonrisa algo forzada—y lo tre' con Carlos vamo' a salir de acá.

  En la tranquilidad del momento un pequeño perrito callejero se acercó a Candela y Danilo, como si sintiera la necesidad de unirse a la complicidad de la noche. Al instante sus rostros se iluminaron con sonrisas cómplices.

Danilo, mostrando su lado más tierno, se agachó para acariciar al peludo visitante.

—¿Qué onda con vo'? ¿eh?—consultó Danilo mientras acariciaba al perro el cual solamente se dejaba—¿que decís? ¿vamo' al cumpleaños o no vamo' al cumpleaños?

—Sos re lindo, te vamo' a llamar "gol"—agregó Candela riendo—después de todo tabamo' hablando de fútbol.

Candela, emocionada por la llegada del perrito callejero, lo miraba con una chispa de alegría en sus ojos. Danilo notó la emoción en el rostro de Cande y sonrió.

—Cúchame lo que te voy a decir, ¡eh! si ladra una ve' nos vamo' al cumpleaños, si no no vamo' a tener que quedar—Cande notaba la intención de Danilo, lo miraba con una sonrisa.

Candela mientras acariciaba a "gol" y compartía sonrisas con Danilo, sus pensamientos inconscientemente se desviaban a una lucha interna que estaba experimentando.

Danilo chifla y mueve la pierna ágilmente poniendo alerta al animal, el cual gracias a la acción del niño ladro, sacándole una sonrisa al Uruguayo.

—¡Muy bien!—Danilo se levanta de un salto y al instante toma la mano de Candela obligándola a levantarse también—¿vamo'?

  Candela, con sus pensamientos danzando entre las preocupaciones familiares y la conexión que sentía con Danilo, inconscientemente desvió su mirada hacia los labios de él. Danilo sintió un impulso creciente, una atracción que lo llevaba a desear un beso con Candela.

Sus ojos también se dirigieron a los labios de Candela, buscando una confirmación silenciosa de que ambos estaban en la misma sintonía.

Danilo en un gesto suave y cariñoso, pasó delicadamente su mano por el cabello de Cande. El contacto de su mano en su cabello hizo que Candela cerrara los ojos por un instante, ambos continuaban acortando la distancia entre ellos, cada gesto, cada mirada compartida, aumentaba la complicidad y la conexión que fluía entre ambos.

El primer beso es un momento lleno de anticipación y nerviosismo. El ambiente suele cargarse de una tensión eléctrica, con miradas que se entrecruzan y sonrisas tímidas que dan señales de lo que está por venir. Cuando los labios finalmente se encuentran, el mundo parece detenerse por un instante.

  Son sensaciones nuevas y emocionantes, el tiempo parece dilatarse y aunque el beso puede ser breve, se queda grabado en la memoria con detalles precisos.

Candela y Danilo, en su adolescencia y con falta de experiencia, se encontraba parados frente a frente. Ambos sabían que este momento iba a cambiar algo entre ellos. La inquietud reinaba, y la expectativa flotaba como una melodía suave en la habitación.

Danilo solo miraba los labios de Candela, solo iba ser un beso. Uno y ya.

   No deseaba arruinar su amistad, solo sentía la necesidad de probar ese primer beso.

𝙖𝙪𝙩𝙝𝙤𝙧'𝙨 𝙣𝙤𝙩𝙚;

me mie escribiendo esto
no tengo nada más que decir, sigan
al próximo capítulo para ver si
se besan o no, ¿que creen?

yo digo que no, pero averígüenlos ustedes
mismos, creo que este es el capítulo
más tierno que escribí, y justo
me acorde de la canción de rebelde way
y trate de inspirarme en eso.

en fin! disfruten el próximo capítulo
besos!

sofi.🦉

yo cuando candela no acepta sus sentimientos por el uru