O9
mi chico ama a sus amigos
cómo yo amo a mis puntas abiertas
y con eso quiero decir que él las corta
...
—En mi mesa comerán los que conmigo pasaron hambre —. Dijo Jean, sentándose con nosotros después de dejar unas botellas en lata en el centro de la mesa.
—¿Y, supuestamente, cuándo tú has pasado hambre? —Preguntó Reiner, sirviéndose bebida a él y a Historia en vasos de vidrio.
Me reprendí mentalmente cuando noté que había servido más cantidad en su vaso que en el de ella.
Tal vez me estaba mimetizando con Sasha y su obsesión con la comida, o simplemente no soporto a Reiner.
Últimamente he sentido que esa chispa que me diferencia del resto se ha ido. La esencia y voz que nos guía a cada uno, Sasha es risueña y atrae a todos con su energía; Mikasa es tranquila y logra que su entorno también lo sea; Ymir siempre dice lo que piensa y transmite su confianza.
¿Y yo? Creo que no soy ni tan divertida ni tan calmada. Me desespero por casi todo, Porco siempre me lo dice. Tampoco soy como Ymir, siempre filtro lo que digo y, si no lo hago, lo digo de forma tensa, no me sale natural.
Compararme con ellas me entristeció, una vez leí que compararse con otras personas era signo de una mala autoestima. ¿Eso significa que no me valoro?
Creo que estoy pensando mucho.
—Pasa hambre cuando su mamá no le trae almuerzo —. Se rio Porco y me tomó de la mano por debajo de la mesa —¿Estás bien?
—Sí.
—Estás muy callada —. Opinó Historia, su cabello brillante y sedoso acaparó mi atención por unos segundos.
—Solo estaba pensando en la universidad —. Mentí, la mujer asintió con una pequeña sonrisa —Tú ya casi la terminas ¿Verdad?
—Sí, ahora estoy con la tesis.
Historia Reiss era mayor que nosotros por unos cuantos años. Cuando la conocí, quedé asombrada por su belleza y aún más al saber que era pareja de Reiner. No digo que sea feo, pero ella era mucho para él.
Su cara es como la de un ángel, su cabello es suave y se mueve con cada movimiento que hace. Nunca había visto unos ojos tan claros como los de ella, ni si quiera los de Eren se comparaban.
Viéndola bien, se parece al amigo de Eren.
Armin.
—Me alegro -sonreí y ella me imitó —, de casualidad... ¿Tienes un hermano?
—No —entrecerró los ojos y ladeó su cabeza —, soy hija única.
—Ah, te pareces mucho a un —me parecía raro llamar "amigo" a alguien con el que no me relacionaba mucho —...conocido.
—¿A quién? —preguntó Porco. Su pelo peinado hacia atrás dejaba ver el rapado de los costados.
—A Armin, no lo conoce-...
—¿El rubi-...? —Se calló y presionó su mandíbula.
—¿Cómo sabes que es rubio?
—Tú me lo dijist-... —Rascó la punta de su nariz y se deslizó en la silla.
—¿Cuándo? _Cuestioné, no había forma que él supiera quién era y menos físicamente. Solté su mano—No me acuerdo.
—La otra vez —. Suspiró con desdén —Recuerda.
—No puedo recordar algo que no ocurrió.
Reiner soltó un sonido de suspenso, para ese momento ya sentía mi cabeza doler momentáneamente. Agujas de curiosidad picaban mi cuero cabelludo.
¿Cómo Porco podría saber el aspecto de Armin? No me acuerdo habérselo dicho... A menos que...
A menos que lo haya visto esa noche.
¿Por él se habrá ido?
—No entiendo nada, la verdad —. Jean se encogió en su lugar.
—Yo tampoco —. Miré a Porco fijamente.
—No es nada, en serio —. Volvió a sujetar mi mano y suavizó el tono —No te pongas así acá ¿Ya?
Un triángulo de tensión se posó en mi garganta y luchaba por salir. Me siento confusa y molesta, para ser sincera. No quiero pelear frente de sus amigos.
—Iré al baño —. Miré seriamente a Porco y luego a Jean —¿Puedo?
—No, no puedes —. Respondió el chico y luego carcajeó —Sí, anda. Hay uno en mi pieza, es la primera puerta a la izquierda.
—Gracias...
Entré a una habitación bastante desordenada, supuse que era esa por el colchón que había en una esquina.
¿No tenía cama?
Me reí para mí misma y entre al baño. No tenía ganas de ir, pero elegí eso para calmarme. Posé mis manos en el lavamanos y suspiré. Prendí el agua y mojé con unas cuantas gota mi cabello.
—...¿Yo le dije cómo era? —Susurré buscando una respuesta.
Sequé mis manos con papel, tuve miedo de hacerlo con la toalla que colgaba en la pared.
Cuando salí del baño escuché el sonido de llamada de un celular. La habitación estaba sin luz, así que fue fácil encontrar el dispositivo. Estaba sobre la ropa esparcida del suelo, lo agarré y mi cuerpo se entibió y enfrió, en menos de un segundo, al leer el nombre de quién llamaba.
Pieck <33
—¿Qué? ¿Por qué lo llama? —No supe si responder o no y llevárselo a Jean. Sin embargo, no fue necesario. La luz central del cuarto se prendió y me di la vuelta rápidamente, encontrándome con el dueño del celular.
—¿(Nombre)? ¿Qué haces?
—¡N-no estaba husmeando! —Estiré el dispositivo hacia él. Ya había cortado.
—¿Me llamó alguien?
-—Pieck —. Contesté y me crucé de brazos —Pieck Finger.
—Ah, ella... —se rascó la cabeza, su brazo tatuado completamente.
—No soy tu novia como para pedirte explicaciones, pero pensé que ya no hablaban con ella.
—De vez en cuando nos juntamos —. Junté mis cejas y él se paniqueó —¡Yo! Porco no!
Ni siquiera me había dado cuenta del tiempo que llevábamos hablando, una mano se deslizó por mi cintura. Di un salto.
—Pensé que te había ocurrido algo —. Porco besó mi hombro y me removí.
—¿Qué me podría haber pasado? —Mi voz sonó más áspera de lo que pensé.
—No sé, que te habías puesto a llorar. Qué se yo.
—¡Jean, la puerta! —Braun gritó desde la sala. El nombrado salió del lugar, lo seguí soltándome del agarre de Porco.
—¿Ya te enojaste?
—¿Por qué lo estaría?
Cuando vi a la pelinegra cruzar la puerta mi corazón empezó a latir en contra de lo normal.
¿Qué hacía ahí?
—¡Pieck, tanto tiempo! —el rubio abrazó a la chica y ella le correspondió.
—¿Sabías que ella vendría? —cuestioné a Galliard, estábamos a una distancia prudente. No creo que nos escucharan.
—No, no tenía ni idea.
—No te creo.
—¿Entonces para qué preguntas?
No podía evitar lo inminente, por lo avancé hacia donde estaba el resto. Cuando hizo contacto visual conmigo la vi poner una mueca de desagrado.
Me senté en el mismo lugar que antes y no la saludé, ella tampoco hizo lo mismo.
Ella había hablado mal de mí.
Y yo también había hablado mal de ella.
¿Por qué no lo haría? No tengo que hablar bien de la gente que me ha lastimado a mí o a mis cercanos, en este caso, a Porco.
—No pensé que vendrías —. Jean alternaba su mirar entre ambas.
—Ni yo —dijo la pelinegra —, hasta que me llegó un mensaje invitándome.
—¿Un mensaje? —Porco carraspeó con intriga, mientras Kirstein le preguntaba —¿Quién te avisó?
Pieck miró a Porco disimuladamente, pero no lo necesario para que me detuviera a verlo, aunque luego se dirigió a Reiner.
—Yo fui —. Acotó Braun —Espero no moleste, Jean. Pero como aquí casi todos hablamos con ella, pensé que no había problema.
Hizo énfasis en "casi" y Porco apretó mi hombro, rogando por que no dijera nada.
—No hay problema la verdad.
—Entonces sentémonos a conversar un rato —. Historia habló después de un buen rato de incómodas miradas.
Los minutos parecían eternos en la pequeña mesa, todos hablaban excepto yo. Claro, excluyendo las pequeñas charlas que tenía con la rubia. Su simpatía fue lo único que ayudó a que la saliva no siguiera acumulándose en el inicio de mi garganta.
Porque sí, todos hablaban con Pieck.
Incluso Porco.
Mis emociones eran una gran montaña, la escalaba y me lanzaba desde la punta más alta; un remolino. Él me dijo que la chica le hizo la vida imposible cuando le avisó que "terminaría" con ella y ahora estaban hablando de lo más normal. Traicionada, sí. Así me sentía.
Demasiado.
Mi celular era encendido y apagado varias veces por debajo del mantel, no tenía ni una notificación. De lo único que me percaté es de la historia que subió Sasha. Salía ella junto a Eren y en el fondo una cabellera dorada, casi ni se notaba.
Pedí permiso para ir al baño, me estaba ahogando y mis ojos empezaban a picar por el momento.
Dios, me dan ganas de llorar por todo.
Dentro, otra vez, del cubículo respiré y traté de tranquilizarme. Me sentía pasada a llevar, en todos los sentidos de la palabra.
Le escribí a Porco por Whatsapp diciéndole que viniera, no contestó a la primera, así que tuve que llamarlo.
Unos toques a la puerta.
—¿(Nombre)? Soy yo, ábreme —. Sonó el pestillo y él entró, frunció el ceño cuando me vio —¿Qué ocurre?
—¿"Qué ocurre"? —remedé con fastidio —¡No estás haciendo nada!
—¿Sobre qué?
—¿Sobre Pieck! —Me siento un tanto celópata reclamándole sobre su ex.
—¿Qué quieres que haga? —Susurró, tratando que nadie lo escuché. Nadie que no fuera yo.
—¡¿Tú la invitaste, verdad?! —mis ojos ardían y más cuando me negó la pregunta —¡No mientas!
—No lo estoy haciendo.
—¿Entonces por qué te miró así?
—¿Así cómo? —soltó una pequeña risa por la incoherencia. No dije nada y sólo di una vuelta en mi mismo lugar —Dime.
—¡Cuando Jean le preguntó quién la invitó te miró de reojo!
—¿Lo hizo? No lo noté.
—¡No mientas, Porco! —Siempre que discuto suelo terminar llorando y esa ocasión no sería distinta.
—Te lo juro —. Se acercó más a mí y me abrazó. Traté de negarme a ello, puse mis palmas en su pecho y lo empujé pero fue en vano —Te juro por lo que más quieras que yo no la invité ni nada. Por favor, estamos bien. No te pongas así por pequeñeces.
¿Pequeñeces? ¿Me sentí mal por una pequeñez?
Cerré mis ojos y dejé que consolara el dolor que él mismo provocó.
Creo que me he equivocado.
Solo es una tontería de mi mente.
Ya no quiero pelear más.
—Ya me crees? —acarició mi espalda y yo asentí contra su abdomen.
—Sí.
Mi cuerpo tiritaba cada cierro tiempo y Porco apoyó su mentón en mi cabeza.
—¿Vámonos?
—N-no, no quiero estropearlo. Una hora más.
—¿Segura? —Sus ojos cafés toparon con los míos, juré volver a llorar.
—Ajá, estoy bien —. Terminé sintiéndome yo la culpable por reclamarle por algo que no hizo que, no siquiera, tuve ganas de hablar de Armin.
No sé si se nota k en cada párrafo se va bajando la calidad ah JAJAJ
Bueno... Si sus parejas conversan con la ex que, supuestamente, les hizo la vida imposible ¿Cómo se sentirían al respecto?
Gracias x leer. Nos vemos,❤️ ah y cambié la portada, ojalá aún se acuerden de mí
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