O2
—Tengo miedo —. Hablé mientras el profesor pasaba la planilla con las notas de una prueba muy importante, si no la aprobaba repetiría un ramo, y al ser esencial, también pasaría lo mismo con mi año.
Apreté el brazo de Sasha, tiritando.
—Ay, ¡Me duele! —chilló —. (Nombre), tranquilízate. Eres inteligente, yo debería estar preocupada.
—¡No y no! No lo soy, me costó mucho ¿Y si no paso? —Sasha iba a contestar mi pregunta cuando el docente llegó con la hoja a nuestro puesto.
Mis dedos se deslizaron en ella, hasta encontrar mi apellido.
Un deficiente estaba al lado de mi nota.
Suspiré profundamente, dije un gracias desganado, pero la chica a mi lado gritó feliz.
—¡Pasé, pasé!
Fingí una sonrisa y volví rápidamente mi mirada a los cuadernos ¿Qué mierda estaba haciendo ahí?
—Perdón, me emocioné —dijo Sasha, su mano pasó por mi espalda dándole conforte —. Tranquila, recién vamos en el primer semestre, ya verás que todo saldrá mejor. Además, solo aprobé por suerte, una respuesta equivocada y...
Me levanté abruptamente de la silla.
—Me tengo que ir, perdón —. Abandoné la sala, dejando a mi amiga con las palabras en la boca. Fui maleducada, pero el ánimo que manejaba no me permitía ser moral.
Mientras tomaba el autobús de regreso para mi casa pensaba en lo inútil que era cómo para no aprobar un simple exámen. Tenía ganas de llorar, pero no lo haría, menos en un espacio público. Capaz la gente pensaría que me habían hecho algo terrible y en realidad solo lo hacía por una idiotez sin sentido.
...
...
—¡Ven y habla con tu hija! —La estruendosa voz de mi padre sonó por toda la habitación.
Los pasos de mi mamá se escucharon hasta que llegó a nuestro lado.
—¿Qué pasó, (Nombre)? ¿Por qué tu papá está así?
—Reprobé —Respondí, secamente —Por eso este está enojado.
—Mira cómo me trata, tu hija es una malcriada.
Los ojos de mi mamá se movían de un lado a otro, la discusión parecía siempre ser la misma, mis notas en la universidad y mi padre exigiendo por ellas.
—¿"Tu hija"? Es de ambos.
—Claro, claro. Poniéndote de lado de ella, por eso no avanza. Por eso (Nombre) es una débil que no toma responsabilidad por sus actos.
Mi rostro se contrajo y los lados de mi cabeza parecía que se apretaban del dolor que sentía en ese mismo instante.
—¿Qué tiene qué ver?
—Tiene mucho que ver —. Mi padre se sentó en la cama, su cara roja denotaba su furia —¿(Nombre)?
—¿Q-Qué? —mi voz pausada y ronca demostró lo que no dejé que mis ojos hicieran.
—¿Sabes cuántos chicos desean tener la oportunidad que tú tienes? A tu edad hubiese matado por estudiar en una buena universidad y sobre todo, una buena carrera.
—¿¡Y qué!? ¿Qué me importan que esos chicos deseen lo que yo tengo? No me importa —dije, las lágrimas espesaron en mis ojos —Sabes que no me gusta esa mierda de carrera, ¿Y sabes otra cosa? Ni siquiera debería darte explicaciones sobre porqué no pasé o cuál fue mi nota. Soy la única estúpida que aún sigue escuchando a sus padres a los veinte años.
Era verdad, a mis amigos y conocidos les importaba un carajo lo que sus padres opinaran o dijeran, pero a mí no, era la única estúpida que aún pedía autorización para salir o que preguntaba si lo que iba a hacer estaba bien.
Creía que al ser mayores y más experimentados me darían las mejores opciones para mi vida, pero tuve que aprender a las malas que no siempre los padres desean y velan por lo mejor para sus hijos.
—¿Qué vamos a hacer con ella? —cuestionó mi padre a mi madre —Ya perdió el año, su nota fue tan mala que ni puedo ir a hablar con su profesor para otra oportunidad.
Involuntariamente las lágrimas salieron de su hogar, desahogándome y a la vez, hundiéndome en la miseria de sentir.
—Tendré que pagar el mismo año otra vez —. Continuó.
La fuerte mirada de mi madre se posó en mí, por el líquido que salía mi vista era nublosa, pero no me costó oír su defensa.
—Págalo, págalo. Ojalá tengas que hacerlo mil veces más, por hacer sufrir a (Nombre) de esta forma —su veneno no sorprendió a mi papá, él sabía por quién apostaba su esposa en ese lugar —¿No te da vergüenza? Obligarla a cumplir tu capricho y luego reprocharle por que no lo está haciendo como querías.
Mi progenitor botó aire, mis lágrimas dispersaron sus amargas emociones y se largó de la habitación, llamando a mi madre para que le siguiera.
—Se fueron a pelear a otro lado —Susurré, mi cuerpo y mente estaba cansado. Solo conectaron para acostarme y abrazar una almohada que empezaba a humedecerse.
Los minutos bastaron para que una fina voz me distrajera.
—¿(Nombre)? —Gabi, mi hermana menor me llamó —¿Estás bien?
Tragué saliva y me acomodé en la cama, erguida. La almohada sobre mis piernas.
Mis dedos quedaron manchados tras limpiar mis pómulos.
—S-sí, Gabi. ¿Por qué?
Se asomó por mi puerta y al ver mi respuesta entró.
—Escuché la pelea, ¿Otra vez? —su aniñado tono acompañado de un triste deje provocó que mis cejas se juntaran, las lágrimas rozaron nuevamente mi rostro.
—Mmh —. Asentí, se sentó a mi lado. Sus frías manos se acercaron a mi rostro, secó mi sufrimiento y me abrazó —N-no me toques, estoy mal, te lo trasmitiré.
—No digas babosadas —. Su mentón descansó en mi hombro, al igual que el mío en el suyo —Tranquila.
Mi cuerpo se movía de vez en cuando por mis lamentos, la menor se dedicó a acariciar mi espalda.
—¿Qué harás? —su pregunta prendió un foco en mi ser.
—Veré a Porco.
...
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