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13

—Umh, no. Ya no quiero el jugo de piña, mejor tráeme uno de mango —pestañeó la chica —, gracias.

—No jodas, ya lo tomaste por la mitad —. Apreté los dientes.

—¡(Nombre)! ¡No le puedes decir eso a los clientes! —Gabi negó con la cabeza y jugó con el vaso de vidrio que había en la mesa.

—¡Los clientes no serán tan fastidiosos! —Lancé la toalla que tenía en el hombro —Es una pérdida de tiempo esto, la verdad.

—Te pueden tocar peores —afirmó —Desde hace días estás insoportable, ¿Te pasó algo?

Se acercó hacia mí y puso su mano en el hombro, aunque ella era mi hermana menor muchas veces parecía ser al revés.

—Sí, no es nada —rasqué mi frente, aún negando decirle la situación a mi familia.

—No te creo. ¿Es por la universidad?

—No, no es eso —. Me tensé, el semestre no había finalizado, pero yo ya había dejado de ir. Por voluntad propia.

—No has ido en estos días.

—Ya te dije que no es eso.

—¡Ay, entonces dime! ¡No soy adivina! —Su pie taladró el sueño —¿Mikasa? ¿Sasha? —Negué —¿Es Porco? —Me callé y sus ojos se abrieron —¡¿Es él?! ¿Te hizo algo? Si es así lo mat-...

—Tranquila, no es nada importante. Simplemente —tomé aire —... Terminamos.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Porque no valía la pena, eso es —le dije, una confusa emoción volvió a aparecer en mí.

Ya llevábamos tres semanas separados. Aún me jodía la psique cuando me acordaba. Pero estaba más molesta conmigo que con él, porque era una mierda, sin embargo, yo era una tonta por esperar una llamada de disculpa.

¿Lo había bloqueado? Sí. ¿Lo desbloqueé? También. Mi ojo latía cuando deslizaba las notificaciones para encontrar un mensaje suyo sin logro alguno.

Puto de mierda.

Siempre fue así, tan callado y lúgubre. Tan antipático. Yo era la que resolvía todo, y después igual me terminaba sintiendo mal a pesar de que fuera su culpa.

Cada pelea siempre fue su culpa. Ahora, incluso, me pregunto si sentía el mismo afecto que yo por nuestra relación.

Mi mente vagaba en respuesta negativas.

—¿Hace cuánto terminaron? —Me preguntó, ordenó las cosas que teníamos en la mesa improvisada.

—Hace un par... de semanas —bajé el volumen de mi voz.

—No te escuché. ¿Hace cuánto? —Pegó su cabeza más a mi rostro.

—Unas cuántas semanas.

—¡Y no nos habías dicho nada!

—¿De qué están hablando? —La interrogación efusiva de mi mamá hizo que me tensara y girara mi cuello para verla con los brazos cruzados.

—Na-nada importante —solté.

—¡(Nombre) terminó con Porco! —Cada palabra de Gabi aumentó mis ganas de estrangularla.

—¡¿Qué?!

—Mierda —. Susurré, mi mundo dio vueltas.

...

...

—Quince minutos —. Me abroché el jean, aguanté un poco la respiración. Los últimos días había comido de más para no "pensar" y ahora cobraba factura.

Tenía menos de veinte minutos para llegar al local donde Armin y su jefa me juzgarían para el puesto.

Estaba un poco nerviosa, nunca en mi vida había atendido a alguien. Y lo poco que practiqué con Gabi fue nulo tras la interrupción de mi madre.

Tuve que contarle todo, desde el inicio hasta el descubrimiento que hice. Lloré un poco, por lo que mi maquillaje tuvo que ser hecho nuevamente. Se enojó conmigo por no decirle y me prohibió que volviera a ver a Porco, como también que su presencia en nuestra casa no la autorizaba.

Me retumbó un poco sus palabras, mi estómago se disolvió y solidificó en menos de un segundo. ¿Por qué me había molestado eso? ¿Acaso aún mantenía la posibilidad de volver con él?

No no no.

Mi celular sonó varias veces, lo prendí y la notificación de Instagram se lució.

isashapancito

amigaa
hoy tienes
q ir a eso de Armin??

hola
sii
🥺

Menos mal
oye iremos con
los chiquillos a verte
Jajaj uwu

Fruncí el ceño sin que nadie me vea y negué varias veces. El hecho de que estuvieran ahí viéndome y, juzgándome interiormente, me aterrorizó. Cuando le iba a escribir, se apresuró y envió primero el suyo.

Igual no es una pregunta
ya estamos acá
te esperamos <3

zorra

igual me quieres

Apagué el celular y suspiré, acomodé mi blusa y salí de mi habitación. Traté de no ver a mi mamá que estaba sentada en el sofá, se había negado rotundamente a que saliera, pero obligué a Gabi a convencerla.

—¡Nos vemos! —Cerré la puerta sin esperar a que me diga algo y avancé hacia la dirección del restaurante.

No tenía el número de Armin, así que Eren fue el que me pasó el dato. No sin antes decirme que sería la última vez que haría de intermediario.

...

—Espero no cagarla —. Le dije a Armin, me paré a mí misma al decir una mala palabra frente a él. Se veía tan correcto, era como hablar con un adulto mayor. Pero su sonrisa acorde con su cabello claro me tranquilizó.

—Todo estará bien —puso su mano en mi hombro —, Yelena, no es antipática. Solo trata de... no hacer caer nada.

—Ay, ahora me voy a paniquear —. Reí y él me imitó.

Se veía totalmente distinto como a los días donde nos juntábamos con el resto. Llevaba su uniforme totalmente negro; una polera de mangas cortas, que permitía ver unos tatuajes en sus brazos y una gorra de red en la cabeza que aplastaba su cabello rubio.

Se veía mejor

Se veía adulto y estable.

—Llegó la primera mesa —. La dueña del lugar; Yelena. Era una mujer altísima, la más alta que he conocido en mi vida. Unos dos metros, al principio pensé que era hombre por el peinado que tenía, pero su voz delató mi equivocación.

El lugar era pequeño, pero acogedor. Rodeado de paredes blancas y unas seis o siete mesas.

Por eso no fue difícil distinguir quienes eran los nuevos "clientes": Sasha, Mikasa, Eren, Connie y Jean.

¡¿Jean?! ¿Qué hacía ahí?

—¿Pasa algo? —Armin me miró con sus grandes y oceánicos ojos.

—Ah, no nada —. Avancé ante la mirada de Yelena. Tomé posición en el cabezal de la mesa, dónde estaba Mikasa.

La mujer no debía saber que ellos eran mis amigos, por lo que tendría que atenderlos normal. Gracias al cielo eran ellos.

—Hola, bienvenidos a —Connie apretó su boca para evitar reírse, igual de inmaduro —... «Shingashina», ¿Desean que les tome su pedido?

—Sí, por favor —dijo la asiática, era la más relajada y educada de ahí, por no decir la única.

—Los platos que hay en la cart-...

—Ah, no —Eren me interrumpió —, yo quiero papas fritas y pollo frito.

—Yo también —. Sasha levantó la mano.

—Y yo —. Connie repitió.

Farfullé al no dejarme terminar de hablar, miré al castaño con pinta de drogado.

—Je-... Disculpe, ¿Usted qué desea?

—Nada, gracias. Solo un vaso con agua, por favor —me sonrió —... De la llave.

Pensé que sus primeras palabras serían sobre Porco, así que mi estómago giraba y giraba hasta que finalizó. Aunque seguía con la duda de qué rayos hacía ahí, con mis amigos. ¿Y si Porco lo había mandado a vigilarme?

—Si de la llave, porque o sino cobran —. Eren se rió con Connie y Mikasa solo lo golpeó, como siempre.

—Disculpa, pero no... tengo del grifo en este momento —me dirigí a Jean —, ¿Está bien una de botella?

—Sí, una con ga-...

—¡No! —palmeó la mesa el pelado —¡Él pidió de la llave! ¿Acaso no tienen agua? —Le gruñí —¿Sabías que es un delito no dar agu-...?

—Mira, resbalín de piojos. Estoy tratando de trabajar, así que métete tu agua por el tra-... —Dije en voz baja.

—¿Ocurre algo? —Arlert apareció a mi lado, les ofreció una cálida sonrisa a todos.

—Oh, nada —. Mentí, terminé de anotar los pedidos en el cuaderno y lo cerré para luego enderezarme.

—Menos mal, Yelena te está mirando —. Avancé hacia la cocina, dejando a Armin con ellos. Escuché cómo les decía algo y ellos asentían avergonzados.

...

—¿Saben qué? Yo opino que nos vayamos sin pagar —. Springer dijo cuando yo estaba yendo hacia ellos, con la intención que los escuche.

—Si se van sin pagar se quedan a lavar los platos —. Arqueé una ceja.

—Jean se queda lavando los platos, además quería hablar contigo hace semanas, ¿Verdad, Jean? —Eren titubeó y el otro se sonrojó.

—Ah, sí. Yo...

—Dímelo al finalizar esto, ¿Ya? —Asintió.

Todo salió normal, me sentía molesta al inicio por que vinieran sin decirme, pero agradezco su apoyo. Lo hicieron por mí y, a pesar de que jodiesen, me sentía contenta y llena.

Como nunca antes.

—¡Nos vemos, gracias! —Mikasa se despidió de mí con un beso, giré para ver a Yelena, pero ella solo estaba ahí: de pie. Mentiría si digo que no producía escalofríos.

—¡Ay, mi pancita! ¡Qué rico comí! —Sasha casi gateó para salir del lugar.

Todos iban saliendo del lugar, después de casi tres horas. La mayoría del tiempo estuvieron en su celular, enviándose memes entre ellos a pesar de estar presentes.

—No fue tan malo que tus amigos vinieran —. Yelena habló, guardando el dinero en la caja.

—¿Ah? —Vacilé, dudando si decirlo.

—Yo ya le había dicho que vendrían nuestros amigos —Armin se rascó la cabeza, guardando su uniforme en su mochila —, espero no te moleste.

—Ah, para nada. Gracias —los miré a ambos —, espero que no te haya decepcionado, Yelena.

—Tan buena como me lo dijo Armin —halagó, este se puso rojo y se volteó —, no paraba de recomendarte y decirme lo trabajadora que eres.

—¡Yelena! —Cuchicheó el de cabellos claros.

—¡Ay, ya! Suena como si fuese algo malo que alguien hable bien de ti.

Acomodé mis cosas en el bolso y ayudamos a cerrar el negocio, cuando mis pies tocaron el suelo nocturno, mi cuerpo se erizó. Estaba frío, a pesar de ser verano.

—¿Estás bien? —Una voz hizo que saltara, a mis espaldas estaba Jean

—¿Jean? ¿Sigues acá? —Pregunté.

—Sí, bueno...

—Entonces era verdad de que querías hablar conmigo —. Reí suave, abracé mi cuerpo. Hasta que sentí una tela o, más bien, una chaqueta masculina cubrir mi torso.

Di media vuelta, encontrándome con Armin. Mi corazón se tensó ante su acción imprevista.

—Deberíamos ir ya a tu casa, ¿Te llevo? —Su tono sonó más dominante que antes, Kirschtein se encogió de hombros.

—N-no es necesario —más afónica de costumbre —, me iré sola.

—Mejor... Me voy —añadió el castaño —, hablamos otro día —. Antes de que pudiese despedirme ya había emprendido marcha.

La excéntrica situación no pasó desapercibida por mí y, obviamente, menos por Armin.

—¿Qué fue eso? —Me distancié por su rara forma de actuar, pero sus cabellos tapando su rostro lleno de pudor.

—¡P-perdón, no quise! ¡Eren me dijo que era uno de los amigos de P-porco y pensé que venía a molestart-...!

—Ah —suspiré —, entonces no te preocupes.

—¿Habías pensando otra cosa? —Gimió.

—Noo, oye —llamé su atención —¿Sigue en pie la oferta de llevarme? —Hice un puchero.

—¿Ah? ¡Claro, entra!

El camino de vuelta fue mucho más relajado que la primera vez que subí al auto de Armin, por alguna razón sentía como si lo que estaba pasando tenía que pasar. Dictaminé que ello fue por la paz que poseía el hombre.

—¡Muchas gracias! —Agradecí con la cabeza cuando bajé de su auto, la entrada de mi casa prendida —¡Nos vemos!

Salí destilando el aroma a canela que caracterizaba al chico, buscaba las llaves entre mis cosas y él seguía ahí.

—¡No es necesario! —Solté una tonta risa —¡Creo que las olvidé adentro!

—¿Hay alguien? —Consultó viendo la puerta.

—Sí —. Acomodé mi mano en la madera hasta hacerla sonar, el grito de Gabi resonó. Cuando iba a entrar, Armin volvió a hablar.

—¡No tengo tu Instagram! ¿Me lo puedes dar?

Con cada paso y palabra que di hacia él, iba formando mi destino. Sin saberlo y sin entenderlo, me unía de forma más íntima al de pelo dorado

Armin Arlert, ¿Hoy? Un amigo
¿Mañana? Quién sabe.

—¡Te lo deletreo!

PRÓXIMA ACTUALIZACIÓN: +36 VOTOS Y +40 COMENTARIOS.

Quiero agradecer a las que leen esta historia media floja, a pesar de que snk ya finalizó y ahora jjk es quien manda en wattpad, agradezco su apoyo 🫶

Ah, hablando de jujutsu kaisen..tengo unos fics del anime, por si les gusta Gojo y Geto. Besos

Nos vemos 🎀

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