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Inspirada en la saga de películas titulada 'SAW'.

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Se movió muy incómodo, sintiendo un fuerte dolor en su espalda y no pudo evitar soltar un quejido. Con lentitud, comenzó a tratar de abrir sus ojos de manera cuidadosa antes de examinar todo a su alrededor, entrando en pánico inmediatamente.

Intentó moverse, pero se hallaba un espacio muy reducido. Con bastante dificultad, él pudo sentarse, aunque viéndose obligado a encogerse. Notó entonces que estaba sobre el suelo, dentro de una especie de jaula con grandes y gruesos barrotes. Examinó la habitación con la mirada; era grande y lucía muy desgastada, además que no parecía haber nadie más que él en la zona.

—¡Auxilio! —gritó en vano, sabiendo que seguramente no había ninguna otra persona podría escucharlo.

Intentó abrir a la fuerza la jaula, pero no pudo hacerlo. Entonces, dirigió su vista a la parte que estaba a sus pies y se percató de un detalle; había un mensaje escrito en dicha parte.

Sobrevive.

En ese instante, un televisor —el cual se hallaba a poco más de un metro de distancia de él— se encendió con un ruido ensordecedor, provocando que se sobresaltara y detuviera sus movimientos al instante, para rápidamente posar su atención en la imagen que se transmitía mediante el aparato.

Su respiración se detuvo y su cuerpo comenzó a temblar notablemente, en cuanto reconoció al muñeco que aparecía en la imagen de transmisión; aquella marioneta tan conocida y temida por todas las personas de Daegu y todo Corea, debido a que —detrás de ella— ocultaba uno de los peores psicópatas del país.

Hola, SeokJin. Quiero jugar un juego.

El nombrado sintió cómo su cuerpo temblaba aún peor y su cordura iba desapareciendo lentamente, dado a que el terror estaba comenzando a invadirlo y dominarlo por completo.

Lograste obtener fama, reconocimiento y generaste una enorme fortuna en muy poco tiempo. Todo fue gracias a tu historia de supervivencia. Muchas personas te han ayudado en tu causa, pero muy pocos saben la verdad: Eres un mentiroso.

SeokJin comenzó a respirar de forma errática.

Tú y yo sabemos perfectamente que nunca estuviste en ninguna trampa, jamás fuiste puesto a prueba. Pero, SeokJin, hoy dichas mentiras cerraran el ciclo y abrirán uno nuevo. El día de hoy, veremos si realmente mereces ser llamado "sobreviviente".

La imagen se distorsionó entonces. El muñeco desapareció de su campo de visión, para así dar paso a la imagen de una mujer que estaba sujeta al suelo con una cadena; la chica intentaba de forma desesperada liberarse, pero no podía hacerlo.

SeokJin la reconoció inmediatamente.

—ByulYi...—dijo en un susurro.

La jaula en la que te encuentras, será el símbolo de tu renacimiento. —El muñeco volvió a aparecer—. Durante los próximos sesenta minutos, tendrás que pasar por una serie de pruebas para poder llegar a tu esposa, a quien también engañaste por mucho tiempo —dijo con voz grave—. Vivir o morir, SeokJin. La decisión es tuya.

La televisión se apagó entonces y un ruido sobresaltó a SeokJin. De repente, sintió cómo la jaula comenzaba a moverse a causa de una cadena que la obligaba a elevarse, hasta quedar por sobre unos seis metros del suelo.

Segundos después, SeokJin escuchó otro ruido más y dirigió su vista al suelo, notando que debajo ahora habían unas pinzas —las cuales surgieron de algún sector que el desconocía— y las mismas acabarían con él sin duda, si llegaba a caer sobre ellas.

En dicho momento, un recuerdo vino a su mente.

—SeokJin-ssi...

—Oh, DongHae-hyung. —Abrazó brevemente a su amigo y lo invitó a sentarse junto a él, mientras que el mayor aceptó con gusto—. Luces entusiasmado, ¿sucedió algo importante?

—Nada en particular, simplemente...—dijo el contrario—. ¿Conoces a Jigsaw?

—Por supuesto —respondió el menor—. ¿Quién no sabe quién es Jigsaw? —dijo como si fuera lo más evidente—. Pero, dime, ¿a qué viene eso?

—Estuve escuchando los testimonios de los sobrevivientes de sus juegos, es realmente increíble —dijo DongHae fascinado—. Prácticamente todos aseguran que fue una experiencia horrible, pero que están agradecidos con él —comenzó a explicar—. Dicen que ahora son mejores personas y valoran más su vida, y todo gracias a Jigsaw —continuó y SeokJin asintió—. Ellos afirman que, después de la experiencia, cambió completamente su forma de ver las cosas.

Y si después de vivir algo así, no modificas tu forma de percibir la vida...—susurró SeokJin para sí mismo— no sé qué otra cosa puede lograr que agradezcas el estar vivo.

DongHae asintió con la cabeza, dándole la razón al menor.

—¿Sabes? —habló otra vez el mayor—. Es una lástima que queden tan mal psicológicamente después de eso, ya que podrían generar muchísimo dinero vendiendo su historia e incluso ayudando a otras víctimas.

Al escuchar eso, SeokJin volvió a posar con atención y curiosidad su mirada en su amigo.

¿De qué hablas?

—Ya sabes —dijo DongHae, mientras se rascaba la nuca—. Podrían vender su historia; recorrer lugares contando su experiencia, hablando de cómo su vida cambió después de eso —comentó el mayor—. Podrían reunirse con otros sobrevivientes y hacerles entender a quienes sobrevivieron, pero siguen sin valorar su vida, que deben agradecer el haber tenido la oportunidad de participar en un juego y ganar

SeokJin posó su mirada en el suelo.

—Si alguno de los sobrevivientes se atreviera a hacer eso, ganaría una cantidad imaginable de dinero, admiradores —le aseguró DongHae—. Hasta podría convertirse en un ejemplo a seguir para varias personas, sería fascinante.

SeokJin sacudió su cabeza con brusquedad, apartando aquellos pensamientos de su mente. Alzó su mirada y pudo notar que, sobre la jaula, había especie de manija. Sin dudarlo, posó su mano sobre ella y la estiró.

De manera instantánea, sintió cómo la parte baja de la jaula se abría y soltó un fuerte grito al comenzar a caer. Agradeció tener buenos reflejos, dado a que pudo sostenerse del último barrote de la jaula, logrando así no terminar sobre sobre las pinzas.

Miró el suelo con terror y examinó nuevamente el lugar. Pudo percibir entonces que las pinzas no ocupaban toda la habitación, solamente cubrían una pequeña parte del suelo, la cual era justamente la que se hallaba debajo de él. Maldijo en voz baja.

Cerró los ojos y se encargó de inspirar profundamente, para luego juntar todo el valor y decisión que iba a requerir. Entonces, se sostuvo con fuerza y comenzó a balancearse de adelante hacia atrás, implementando cada vez más fuerza en sus movimientos y procurando no soltarse en algún instante no indicado.

Se balanceó un par de veces más, hasta que pudo ser capaz de terminar de unir todo el valor necesario para soltarse. Luego de un gran debate mental, logró hacerlo y pudo caer lejos de las pinzas, aunque golpeándose fuertemente el cuerpo, pero agradeciendo el no haberse herido de gravedad.

Se quedó unos segundos recostado en el suelo, intentando procesar todo lo que sucedía. Cuando pudo volver en sí, posó nuevamente su vista en el televisor y su pecho dolió.

Podía ver perfectamente a ByulYi. La chica lucía asustada, demasiado aterrada. Su esposa se encontraba en toda esa jodida situación por su culpa, SeokJin no podría perdonarse a sí mismo nunca.

De manera dificultosa, se levantó del suelo y un nuevo recuerdo apareció en su mente;

SeokJin miró y escuchó con atención a una de las tantas mujeres presentes, las cuales se hallaban sentadas en aquella habitación.

El reunirse junto a otros sobrevivientes, contar sus experiencias y cómo se sentían, resultaba ser algo muy útil y de gran ayuda para todas las personas que habían pasado por alguna terrible situación similar.

SeokJin se reunía a diario con dichas personas y escuchaba lo que tenían para decir, los aconsejaba y permitía que interactuarán entre ellos, logrando así que los encuentros fueran muy exitosos.

En dicho momento, la mujer que hablaba era la joven Lalisa Manoban; una chica que fue alcohólica y había sido secuestrada, junto a su novio, por Jigsaw. En la prueba, ella había tenido que enfrentarse a su pareja y lo había asesinado, para poder salvarse a sí misma.

—Y después de lo sucedido, ¿cómo te sentiste? —le preguntó SeokJin a la joven, una vez que ella terminó de relatar su experiencia.

Me sentí libre —dijo Lalisa con la voz ahogada—. Él era un abusador. —Ella dirigió su vista al suelo y el resto de los sobrevivientes la miraron con atención y dolor, demostrando que entendían cómo se sentía—. Era un abusador, y no fue hasta aquel instante...que que tuve la oportunidad de detenerlo. —Miró al mayor—. SeokJin, era él o yo —susurró—. Y yo elegí vivir.

El nombrado iba a hablar, pero otra voz femenina lo interrumpió al instante;

—¿Es broma? —Todos posaron su vista en la chica de cabello castaño que había hablado, Kim HyunAh—. ¿Tuvo que morir para que lo dejaras? —le preguntó a Lalisa y la nombrada se hundió en su asiento, sintiéndose intimidada por la mayor—. Después de cortarme mi propio brazo, ¿saben qué fue lo mejor que me pasó? —les cuestionó a todos en general—. El estacionamiento para discapacitados, maldita sea —escupió ella con enojo y tristeza.

HyunAh miró a su alrededor con desaprobación.

—¿Por qué hay cámaras aquí?

Simplemente...—comenzó a hablar SeokJin— he venido a decirles que, quienes vivimos una experiencia tan dramática como la nuestra, podemos encontrar algo positivo en ella.

¿Cómo qué? preguntó la castaña.

—Una nueva perspectiva de vida. —SeokJin pudo notar que la chica iba a replicar, pero se levantó de su asiento y alzó sus manos, pidiéndole que se detuviera—. Espera, por favor. Sé que aún no llegaste a ese punto. Lo entiendo y lo respeto, te lo aseguro —dijo de manera amable—. Pero si miras a los que antes no valoraban su vida, al final...todos le han encontrado algo positivo a la experiencia —continuó—. No debemos avergonzarnos de lo que tuvimos que vivir, porque somos buenos y fuertes. —Los miró a todos—. ¿Saben? Hay algo que quiero que vean, aquí y ahora.

SeokJin llevó sus manos a su camisa y la desabotonó de forma rápida, para luego abrirla y dejar a la vista su abdomen. Entonces, HyunAh y el resto de los sobrevivientes pudieron apreciar dos grandes y profundas cicatrices sobre los pectorales del rubio.

Son mis cicatrices. Ha pasado mucho tiempo, pero no se han ido dijo SeokJin—. Y no lo harán, porque nuestras mentes son capaces de sanar, pero las cicatrices seguirán ahí. —Comenzó a caminar por el lugar—. A pesar de eso, no debemos verlas como una carga o algo que queremos olvidar —les aseguró—. Debemos llevarlas con orgullo, como medallas que se nos otorgaron por el valor que poseemos.

SeokJin soltó un suspiro.

—Yo les hablé de valorar a nuestros seres queridos y sinceramente...—guardó silencio— nunca lo hice antes de mi experiencia. —El rubio posó su vista en la joven de cabello, la cual se hallaba posada a unos metros de distancia—. ByulYi, si pudieras...

La nombrada asintió al instante y se acercó a SeokJin, quien le regaló una sonrisa. Una vez que estuvo frente al contrario, lo besó brevemente en los labios y lo abrazó con delicadeza.

Te amo —le susurró la joven.

Yo también te amo, nena.

Entonces, se escucharon unos aplausos en el lugar. Por dicha razón, todos los presentes dirigieron su mirada confundida y extrañada hacia el lugar de donde provenía el sonido.

Al poder ver a lo lejos a un hombre, quien se encontraba sentado sobre una silla, SeokJin frunció su ceño. No lo reconocía de anteriores reuniones.

Bravo dijo el desconocido en voz baja—. Poder soportar una experiencia tan traumática y verle lo positivo a lo macabro es una hazaña extraordinaria. —La amargura del extraño era más que evidente.

Entonces, el hombre se levantó de su lugar y comenzó a caminar hacia el grupo de personas. SeokJin notó que era un chico alto y de cabello castaño, no parecía ser ni siquiera mayor que él y caminaba con dificultad, contando con la ayuda de un bastón.

—Es algo extraordinario, por no decir perverso —continuó hablando el desconocido, bajo la atenta mirada de los presentes—. Creo que hablo por todos nosotros, cuando digo que estamos muy agradecidos de formar parte de tu producto en DVD.

El rubio notó un leve sarcasmo y algo de molestia en el tono de voz del contrario, por lo que quiso replicar; pero el hombre dio inicio a una ronda de aplausos y todos los presentes lo imitaron.

Gracias. El rubio hizo una reverencia con incomodidad, para después posar su vista en el hombre, quien ahora se mantenía quieto en su lugar, mirándolo con atención—. No lo he visto antes por aquí. ¿Cómo es su nombre?

—Kim TaeHyung.

—Es bienvenido, joven Kim —le dijo SeokJin—. Sería un placer para mí poder verlo nuevamente.

—Le garantizo que nos volveremos a encontrar muy pronto.

TaeHyung  le sonrió de lado y SeokJin sintió que un escalofrío recorría toda su columna vertebral, debido a la particular manera en la que lo miró el castaño antes de abandonar el lugar.

SeokJin se levantó del suelo y examinó todo a su alrededor, tratando de hallar una salida. En aquel instante, una luz se encendió de la nada, dejando a la vista una puerta que el rubio no había notado antes.

Corrió rápidamente hacia ella, dispuesto a seguir avanzando. Pero, antes de abrirla, le dio un vistazo al contador de tiempo que estaba colgado en la pared; tenía cincuenta y seis minutos más.

Suspiró agotado y más que aterrado y preocupado, mientras leía el mensaje que estaba escrito en una de las paredes y continuaba con su camino. 

Empieza tu nueva vida, SeokJin.

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