𝒁𝑶𝑴𝑩𝑰𝑬 𝑻𝑬𝑵
𝒁𝑶𝑴𝑩𝑰𝑬 𝑻𝑬𝑵: 𝑪𝑼𝑷𝑰𝑫
Miyeon sentía que era su momento de brillar. Había pasado ya al baño en un punto intermedio de la cola, así que la vergüenza inicial había sido dejada a un lado y había podido sacar todo sin problema alguno. Estaba hasta más optimista. Había bromeado sobre que ya no iba a pensar en más mierda, pero solo le había hecho gracia a Daesu.
— ¿Entonces nos observan? — todos la escuchaban atentos, mientras el resto seguía pasando al baño. Ella, subida en la mesa al lado de la ventana, era encargada de entretener a su nuevo público con sus preciadas teorías conspirativas y shows de Hollywood. Aunque hasta ahora, quien estaba más atento era Woojin. Él no había tenido sus maratones de Paranormal Activity como Daesu, por lo que escuchar las firmes creencias de Miyeon era algo demasiado importante.
— Por supuesto — asintió, cruzandose de brazos—. Los gobiernos y los alienígenas. Todo es una red infinita de corrupción y planes secretos. ¡El Área 51, chicos! — HyoRyung se sobresaltó, y Joon-yeong, el último en la cola, casi se lo hace encima ante su grito. Hubo también ruido en el exterior, por lo que se inclinó hacia la ventana. Alterados por el peligro de su posición, Cheongsan la bajó de la mesa de un empujón—. ¡Lo tenía controlado!
— Miyeon, vamos juntos a Gimnasia — negó JiMin. Miyeon se cruzó de brazos, deslizándose por el suelo para apoyar la cabeza sobre las piernas de Woojin.
— Para vuestra información — refunfuñó—, soy buena en volleyball.
— Le rompiste la nariz a alguien — recordó Suhyeok.
— Se puso en mi trayectoria.
— No fue con el balón — dijo Namra, encargada de ir a jefatura con Miyeon cuando se metió en tal lío.
— Repito — carraspeó—. Mi trayectoria.
Todos la miraron sin poder creerse que realmente Miyeon fuera tan... Miyeon.
— ¿Estás seguro de que te gusta la cagadora de ventanas? — preguntó bromeando Cheongsan hacia Woojin. Miyeon levantó la cabeza de inmediato, mirándole fijamente y sin pestañear. Se volvió a poner nervioso, apoyando la mano en su cara para que dejara de mirarle fijamente—. Piénsalo bien.
— Miyeon solo bromea — la chica asintió, quitando la mano de Woojin de su cara para moverla hacia su pelo. El chico tardó en captar unos segundos, pero después de recibir un suave codazo de HyoRyung comenzó a acariciarla el pelo como quería.
— No bromeo — se relajó por completo, quedando ausente de la conversación sobre el exterior y las dudas que tenían.
— En las pelis los policías y los soldados tampoco sirven de nada — dijo Woojin. Soltó una risita baja por eso. Había explicado en reiteradas ocasiones como en las películas de zombies que tanto veía la sociedad se derrumbaba y ni el ejército mejor entrenado salía adelante. Había llevado esos aprendizajes a la realidad, y su corazón dio un vuelco cuando procesó que realmente Woojin la había estado escuchando divagar de bobadas desde primer año.
— Pero al final siempre acaban salvando a alguien — HyoRyung tenía su fe puesta en los adultos responsables.
— Para eso estoy yo aquí — alzó una mano—. Os he dicho que soy la salvadora.
— Cada vez que ves un zombie lloras, Miyeon — recordó Cheongsan.
La puerta del "baño" se abrió, revelando al fin a Daesu. Se giró con un gesto burlón dispuesta a reírse un poco, cuando olisqueó un poco el aire. Definitivamente, Daesu iba a tener dolor de tripa esa noche.
— ¿Acaso estás muerto por dentro, Susu? — arrugó la nariz.
La puerta se abrió repentinamente, y Joon-yeong salió disparado hacia la ventana. Comenzó a respirar con fuerza tomando aire puro, mientras Miyeon se reía con fuerza. Había llegado a pasar fines de semana e incluso semanas en convivencia con Daesu, ya era como si le hubiera parido. Tan acostumbrada estaba a sus cosas malolientes como a sus cosas tiernas, por lo que no la importaba tanto como al resto.
— Siéntate en otro lado.
— Exagerais — musitó Daesu—. Mimi, ¿a qué no huele tan mal?
La chica negó firmemente, causando qué Woojin deslizara su silla hacia atrás para que dejase de estar apoyada. Hizo un gesto de ofensa, aunque no dudó en volverse a subir a la mesa empujando un poco a Suhyeok y Cheongsan. Era incapaz de estar demasiado quieta por su facilidad de aburrirse, causando así que tampoco fuera buena concentrándose.
— No hay luz en los pisos de enfrente, no hay nadie — dijo entonces Namra—. O se han largado, o han muerto.
— ¿Qué quieres decir? — preguntó temerosa Onjo.
— Que no va a venir nadie a salvarnos — dijo, mirando aún al horizonte, hacia la ciudad donde los helicópteros parecían haber sustituido cualquier otro rastro de vida.
— No hay porqué ser tan negativo — habló Joon-yeong, apoyado en la ventana.
— ¿No conoces a mi madre? Estaría removiendo todo para encontrarme, pero aún no ha venido — Miyeon se mordió el labio, pensando entonces en sus padres. Su madre no era de preocuparse mucho por nada más que su dinero, su padre no estaba casi nunca en casa y su hermano apenas la llamaba. Tal vez ni se hubieran dado cuenta que estaba en peligro de muerte.
— ¿Y qué quieres que hagamos? —preguntó JiMin.
— Yo solo digo lo que hay.
— Ya sabemos que no va a venir nadie — Miyeon se temía otro conflicto entre Namra y JiMin.
— Podemos debatir qué podemos hacer — intervino, con un tono calmado para relajar un poco el ambiente.
— Habrá que esperar a que nos rescaten — dijo Onjo—. Aquí estamos a salvo, sería absurdo salir.
Miyeon estaba completamente de acuerdo con eso, pero el problema era que no tenían apenas comida (tres brownies) y nada de agua. Además, los zombies podrían acabar escalando la ventana rota o acumularse en la puerta. Odiaba admitirlo, pero debían salir de ahí cuanto antes y encontrar un lugar seguro fuera del instituto.
— ¿Y si no vienen nunca?
—No llevamos tanto rato esperando — negó Onjo.
Namra tenía un fuerte carácter tras los auriculares y pacífica presencia, algo que definitivamente era llamativo. Inteligente, atractiva y con las ideas claras. Ojalá fuera su mejor amiga.
— ¿Y cuánto más quieres que esperemos? ¿Hasta que muramos todos?
— No, quiero que aguantemos todo lo que podamos — insistió—. Ahora no está la cosa como para salir.
— Pensad que es de noche — intervino Suhyeok—. Seguro que viene alguien por la mañana, no paran de pasar helicópteros.
— Estonces pasaremos aquí la noche — concluyó Miyeon, comenzando a mirar alrededor para asignarse el mejor sitio—. Cuando amanezca ya hablaremos de nuevo.
Miyeon lanzó una mirada general al ambiente, optando por usar a Daesu de almohada. Cruzó miradas con Woojin y Joon-yeong, y los tres se abalanzaron a la vez contra su amigo. Hubo un pequeño forcejeo en lo que el resto elegía sillas y tenían conversaciones vagas, causando que Joon-yeong casi perdiera sus gafas y Miyeon tirase del pelo de Daesu por error.
— ¿Por qué estáis peleando? — preguntó Suhyeok, apoyándose en el armario y quitándose los zapatos. Joon-yeong y Woojin tomaron su distracción para salir de la llave en la que los tenía retenidos y sujetar cada uno a Daesu de un brazo—. Es mejor dormir por separado.
—Lo dices porque tú vas en pantalón largo — se quejó, viendo como un adormilado Daesu se tiraba al suelo para dormir ahí. Había algunas mantas, aunque las habían acaparado ya—. Tiene que haber más mantas, no puede ser — comenzó a rebuscar por cualquier sitio, pisando a Cheongsan y HyoRyung un par de veces sin querer—. Namra, ¿dónde estaban las mantas? — preguntó, sintiendo cada vez más el frío en sus piernas—. Creo que estoy sintiendo ya la hipotermia llegar a mí.
— No exageres tanto, Miyeon — regañó HyoRyung, apoyándose en la mesa junto a Onjo. Qué dolor de cuello—. Creo que quedaba una por ahí...
Subió encima del armario de las carpetas, y finalmente vio el cielo a modo de tela. Era horrorosa, terriblemente fea y con pelusas, pero era lo más bonito que la había pasado ese día además de Woojin.
Ahora que tenía una manta, necesitaba una almohada. No había ya nada más para usar, así que su opción más adecuada era usar a alguien. HyoRyung, Onjo, Namra, Cheongsan y JiMin estaban completamente descartados a no ser que quisiera hacer acrobacias, pero Suhyeok, Joon-yeong, Woojin y Daesu eran perfectos al estar tumbados en el suelo.
Paso dos: analizar qué superficie sería mejor. Las piernas de Suhyeok eran más largas, además de que estaba en una posición perfecta para simplemente apoyar la cabeza, pero en cambio el trío de idiotas estaban acurrucados entre sí y eso significaba más calor y estar cerca de su mejor amigo y su casi novio. Demasiado complicado, debería tantear la actitud receptiva de cada sujeto.
— Susu — llamó, puchereando. Su mejor amigo ya estaba dormido—. Joonyeonggie — llamó igual, aunque él ya estaba cerrando los ojos—. Woojinnie — el chico estaba en una posición algo incómoda, medio adormilado. Hizo un ruidito, pero simplemente hubo de nuevo silencio—. Suhyeokkie.
— No me babees — musitó—. Y apaga la luz de una vez.
Aplaudió obteniendo al fin la almohada, yendo directa al interruptor para apagar las luces y así dormir finalmente tras un día demasiado intenso. Ahora el obstáculo era llegar de nuevo hasta Suhyeok sin pisar con nadie o chocarse con nada.
Rozó con su pie las piernas de Daesu, y una vez le había saltado a él, avanzó con un poco más de confianza que se cortó de inmediato junto con su pulso cuando algo la agarró la pierna. Casi chilla. Estuvo a punto de hacerlo, pero después vio que era Woojin medio incorporado.
— ¿Dónde vas a dormir? — susurró para no despertar a nadie. Miyeon colocó una mano en su pecho para relajarse un poco, aunque igualmente latía acelerado por la cercanía con Woojin.
— Con Suhyeok — señaló al chico que se había arropado a sí mismo con la chaqueta del uniforme y ya respiraba de manera profunda—. Me da miedo dormir sola — confesó.
Hubo largos segundos de silencio. Woojin simplemente la miraba (o eso suponía, ya que apenas era posible distinguir sus rasgos y la mano que aún le rozaba la pierna. Quería tomar la iniciativa y pedirle dormir al menos uno al lado del otro, pero toda su valentía se había ido corriendo junto con Nayeon y Park. No estaba segura sí debía ser tan lanzada o estaba invadiendo ya su espacio, pero no quería verse intensa así que prefería esperar un poco a que él diera también muestras por su parte.
— ¿Tienes frío? — preguntó. No era la pregunta que se esperaba, pero aún así asintió sujetando con algo más de fuerza la manta. Los nervios la comían viva, y su corazoncito ilusionado no dejaba de encender velitas para que pudiera dormir acurrucada como en una película romántica—. Ven.
Tomó sus manos a tientas en la oscuridad, y entonces al fin pudo saborear el éxito cuando se tumbó y la hizo un gesto para que se tumbase también. Mordió su lengua para no soltar un ruidito que la delatara, notando como él apoyaba la cabeza sobre el brazo estirado de Daesu y él extendía el suyo propio. Tenía el chaleco verde de Daesu, el cual usó como una extraña almohada por lo grande de este.
— ¿T-Tú también tienes frío? — preguntó bajito, nerviosa. Podía culpar a la brisa helada que se colaba por la ventana—. Podemos compartir la manta si quieres.
Estiró la tela lo máximo que pudo para cubrir a Daesu y Joon-yeong tambien, quedando algo corta aunque de nuevo lo usó como excusa para acercarse un poco más a la anatomía del chico. Liberaba calor, y aunque estuviera algo tenso resultaba extremadamente adorable que estuviera pensando tanto y dudando. Despacio, apoyó la cabeza sobre el brazo que había extendido y quedó ya completamente tumbada frente a frente con Woojin. Sentía que su corazón explotaría, sus manos sudaban y no sabía muy bien que decir o hacer.
— Y-Yo... — se escuchó un ronquidito de las chicas de la mesa—. Sobre lo de... Esto...
Siempre se habían llevado bien. Realmente, era extraño que alguien no se llevara bien con Miyeon. Era amigable, estaba dispuesta a ayudar con cualquier cosa y jamás juzgaba. Era un ángel de lengua suelta y gran variedad de palabrotas, y sólo con excepciones como Nayeon era bruta y hasta cruel. Por eso, esa extraña tensión formada tras la apresurada confesión que simplemente empeoraba cada vez que ella quería demostrar que había sido sincera con contacto físico no la gustaba en absoluto. Temía haber jodido lo que ya tenía con él.
— De verdad me gustas mucho — aunque ya dentro del agua, solo quedaba hundirse por completo—. Ha sido un poco...
— Espontáneo —completó, soltando una risa baja–. No me lo esperaba en absoluto.
Miyeon también rio, algo más relajada aunque aún demasiado nerviosa. Estaba incluso controlando no respirar demasiado fuerte por si incomodaba a Woojin y quedaba como una rarita.
— Me estaban agarrando los pies, de verdad me pensaba que me iba a morir y solo pensé en irme sin secretos — explicó—. Aunque Daesu, Cheongsan y Suhyeok ya lo supieran.
— No me refería a la situación —negó, haciendo una mueca—. Me refería a... Bueno, ya sabes. Aunque sí ha sido raro haberlo dicho en ese momento.
Miyeon frunció el ceño, sin entender. ¿Qué podía ser más raro para él que haberse confesado chillando y llorando tirada en el suelo siendo arrastrada por un zombie? Tal vez no tenía por qué ser la rara de la relación.
— ¿Entonces qué no te esperabas? ¿Lo de las gafas de Daesu?
— Q-Que yo te pudiera gustar — dudó, aunque lo susurró atropelladamente. Miyeon se sorprendió—. Ese mismo día se te había confesado otro chico, y haber pasado de que me veas como a un amigo a gustarte es irreal.
— Para empezar — carraspeó. Detectaba una extraña inseguridad ahí, y eso no era posible con ella de vigilancia. Tocaba tomar las riendas—. No te he querido como amigo. Nunca.
— ¿Eh? ¿Nunca he estado en la zona de amigos?
—Mmh — negó—. Era imposible no fijarme en ti, siempre has sido tan mono... — Woojin se avergonzadó un poco—. De verdad creo que no te das cuenta de que eres realmente increíble y que la gente se fija en ti. Haces que mis estándares sean altos.
— Siempre ha sido solo mi hermana y su talento en el arco — musitó—. Siempre Hari, nunca Woojin. No destaco en nada en especial, y creí que jamás podría llegar a gustarte porque no te fijarías en mí.
— Entonces debo hablar seriamente con mis suegros — dijo, con un toque más suave—. Tienen el mejor hijo del mundo.
Quedaron en un pequeño silencio, simplemente sonriendo bobamente con pequeños ronquiditos, helicópteros y respiraciones profundas de fondo. Jamás había sentido tal calma y comodidad con nadie. Sí, con Daesu se sentía bien, pero era una calidez familiar y no del tipo que la cercanía con Woojin la otorgaba.
— Yo también creo que estoy enamorado de ti, Miyeon.
Sonrió en grande, con la mejilla apoyada sobre su brazo.
— Cuando salgamos de aquí, tendremos una cita — aseguró, alzando el dedo meñique. Woojin sacó su mano de debajo de la manta, uniendo ambos dedos y después juntando sus pulgares.
— Seré el chico más afortunado de toda Corea por estar con la chica más increíble.
Miyeon se sonrojó hasta las orejas, sintiendo que al fin ese hilo de tensión estaba finalmente roto. Podría rodar por el suelo chillando en ese momento, pero de nuevo había más contras que pros en hacer eso.
— Y yo la chica más increíble y feliz por estar con el mejor chico.
El brazo de Woojin en el que estaba apoyada se dobló, acercando su cabeza hacia él, y la mano libre la apoyó repentinamente sobre su brazo. Lejos de esos dos pequeños besos en la mejilla, era lo más cerca que habían estado nunca. Ya no tenía una ligera brisa en la espalda por la longitud de la manta al estar tan pegada a él, y debido a la falda la tela de los pantalones del uniforme de Woojin la daban ciertas cosquillas en los muslos.
— Estoy aquí para ti, Miyeon.
Se inclinó, dejando los labios apoyados sobre su frente unos segundos.
— Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea — dijo de igual manera. Dudó, aunque finalmente se estiró lo suficiente para rozar su nariz con la de Woojin—. ¿Tú...?
Woojin asintió apenas, y finalmente pudo sentir los fuegos artificiales estallar en su cuerpo cuando él fue quien la besó. Estaban tan nerviosos que apenas podían pensar en otra cosa, por lo que fue un beso corto y torpe que acabó de nuevo por hacerlos estallar de vergüenza.
— Creo que ya puedo morir en paz — musitó, embobado. Miyeon rio.
— Qué se atrevan los zombies a acercarse, soy la chica más feliz de Hyosan — se acurrucó al fin definitivamente, abrazando sin vergüenza a su compañero de manta—. Lo único bueno de esto es que ya no tengo que disimular.
Woojin la devolvió el abrazo, apoyando la barbilla sobre su cabeza.
— Zombies cupido.
Soltaron una risa estúpida por esa bobada espontánea.
— ¿No os vais a callar? — quedaron paralizados cuando Cheongsan habló—. Me dais ganas de vomitar.
— Tú lo que tienes es envidia — dijo ahora Suhyeok. ¿También estaba despierto? Pero si le había visto KO—. Déjalos disfrutar del amor apocalíptico.
— ¿Es que no hay privacidad para confesar sus más profundos sentimientos a alguien? — preguntó. Ambos pronunciaron una negativa a la vez.
— Ni si quiera tenemos privacidad para cagar, Miyeon.
No lo sabía, pero aquella fue la última noche cálida que pudieron disfrutar en conjunto.
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𝒁𝑶𝑴𝑩𝑰𝑬 𝑻𝑬𝑵: 𝑪𝑼𝑷𝑰𝑫
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𝗤𝗨𝗔𝗥𝗔𝗡𝗧𝗜𝗡𝗘 𝗭𝗢𝗡𝗘
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Doble actualización 😎 ya viene el puente, y espero que haya un buen avance en Gaman
Dios, espero que haya quedado bien porque soy malisima escribiendo romance 😭😭 me da luuego vergüenza memuero
Me muero por escribir el final ya AAAAA planee antes el final que a la misma Miyeon xd
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