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𝒁𝑶𝑴𝑩𝑰𝑬 𝑺𝑰𝑿

𝒁𝑶𝑴𝑩𝑰𝑬 𝑺𝑰𝑿: 𝑻𝑶𝑶 𝒀𝑶𝑼𝑵𝑮 𝑭𝑶𝑹 𝑻𝑯𝑰𝑺

Ni si quiera podía levantar la cabeza sin toparse con los ojos de alguien de su clase mirarla fijamente esperando a que se acercara a Woojin. Negaba siempre energéticamente, aunque en cuanto vio movimiento por parte de los guardianes de la barricada (Cheongsan y Woojin) se dio a la fuga y fue junto a Gyeong-su a una esquina para tumbarse. El chico se apartó un poco dejando un poco más de hueco, cogiendo un libro y entreteniéndose solo con él al notar que su única intención era esconderse de Woojin.

— Cobarde — susurró Gyeong-su, pasando páginas al azar. Abrió un ojo, frunciendo el ceño y pateando al chico ante eso—. ¿Por qué no hablas con él ahora? Tal vez en diez minutos venga un súper zombie que tumbe la puerta y nos coma a todos.

Se incorporó boquiabierta, sin poderse creer que algo tan razonable e increíble hubiera salido de Gyeong-su. Las películas de Zombieland la decían que era posible, incluso teorías sobre alienígenas.

— ¿Te imaginas? — Gyeong-su apartó la mirada del libro para mirarla como si tuviera siete ojos.

— Prefiero no hacerlo, bastante tengo con esos — negó de inmediato.

Decepcionada ante la pérdida de una conversación que podría haber sido interesante sobre evolución y mutantes, volvió a apoyarse en la pared cerrando los ojos y buscando echarse una cabezadita antes de tener que volver a huir como una loca. Abrazó sus brownies, pisó a propósito a Gyeonsu y abrió un poco su foco de atención por si se creían que estaba dormida y hablaban de ella. Nunca fallaba.

— Fuera — escuchó de Woojin.

— ¿Qué haces? — se quejó Daesu con tono de confusión.

— Tenías una mosca — excusó.

Hubo un momento de silencio, simplemente pequeñas conversaciones lejanas o pasos.

— Hey, tío — el tono de Daesu era serio—. ¿No vas a hablar con Miyeon?

— Pero no lo digas así — se apresuró a contestar—. Está al lado, puede escucharte.

— Está dormida, mirala — restó importancia Daesu—. De verdad le gustas mucho, no puedes romperla el corazón o te tiraré a los zombies.

— Creí que le gustaba alguien más... — carraspeó—. No sé, ella le gusta a todos y aún me parece raro que yo también le guste. No me creo que de verdad me preste atención...

— Literalmente está coladita por ti — reafirmó Daesu. Miyeon suplicó en silencio para que alguien le cortara o terminaría pareciendo una loca—. Ve a despertarla y dile que también te gusta, seguro que si eres tú quien la despierta no te hace una llave.

— ¿Debo hacerlo ahora? — bajó el tono de voz, apenas pudo entender algo de lo que dijo—. No quiero despertarla.

Fingió comenzar a despertarse, acabando con su farsa por la conversación que acababa de escuchar. Se topó con los ojos burlones de Gyeong-su, y casi pudo escucharle decir que se lo había dicho ya. Aún así, sintiendo su rostro caliente y el corazón latiendo a mil por la ilusión de ser correspondida. ¿Debía tomar ella la iniciativa? ¿Que lo hiciera él? ¿Y si se volvía a confesar pero de una manera menos caótica? ¿Por qué era todo tan confuso? ¿Y por qué ya estaba mirándola de esa manera? La daba algo.

— Ve con tu hombre, soldado — animó Gyeong-su, dándola una palmadita en la espalda al incorporarse.

Disimuló levantándose y comenzando a estirar las piernas, aunque justo cuando iba a sentarse junto a Woojin y Daesu para así tirar un poco del hilo, escuchó la conversación de Isak y Onjo.

— No me han mordido, enserio. Te lo prometo — alzó un poco la voz, limpiando la sangre de su nariz y mirando alrededor con nerviosismo. Woojin dio una palmada a Daesu para hacerle espabilar, informándole de la situación. Después, la miró a ella y en cómo se había quedado paralizada observando a su salvadora.

— ¿Te han mordido? — la que faltaba, Nayeon se sumó al pánico grupal.

— ¡Os digo que no! — gritó, corriendo al espejo del fondo para observarse. Miyeon se asomó disimuladamente, aunque retrocedió un poco cuando pudo ver sus ojos injectados en sangre. Igual que los de un zombie.

Su paranoia habitual la dijo que era su culpa. Había una ínfima probabilidad de que la hubieran mordido justo cuando fue a ayudarla a librarse del firme agarre de los zombies en sus pies, pero aún así la culpabilidad, la tristeza y el miedo la abrazaron de inmediato. Ante la horrible escena de Isak y Onjo abrazándose mientras la infectada buscaba convencerla y convencerse de que estaba bien, retrocedió hasta pegarse a Daesu y Woojin. No quería que volviera a ocurrir lo mismo que con Kang y Minji, no ahora que no tenían escapatoria.

— ¿Qué hacéis ahí parados? — chilló Nayeon—. ¡Sacadla de aquí!

Ante su chillona voz, los zombies que se habían mantenido tranquilos en el pasillo sin golpear ventanas y puertas se alteraron de nuevo, comenzando a asomarse por la ventana rota. Daesu la apartó para correr hacia el hueco más peligroso.

— Mierda, al final van a saber escalar —  ella misma se apegó con fuerza a las mesas cuando empezaron a moverse por la fuerza ejercida de los zombies, cerrando los ojos y evitando ver la despedida entre las amigas.

— ¡Os digo que estoy bien! — se sobresaltó ante el grito, abriendo los ojos y viendo como Cheongsan alejaba a la fuerza a Onjo de Isak—. Onjo.

Igual que había ocurrido con Kang, Isak cayó redonda al suelo y se quedó quieta ahí. Comenzando a entrar en pánico, buscó ayuda mirando a los lados, haciendo más fuerza sobre las mesas y rezando en silencio para que alguien la tirara por la ventana antes de que mordiera a alguien. Para su mala suerte, ella estaba justo frente a la escena, y con tan sólo girarse Isak podría abalanzarse sobre ella.

— Miyeon, ven — Woojin tiró de ella despegandola de las mesas, colocándola en su lugar más alejado—. No llores, ¿vale? — asintió, mirando fijamente aún la escena de Isak, Onjo y Cheongsan—. Miyeon, saldremos de aquí, sujeta las mesas, ¿está bien?

Asintió, volviendo su mirada al chico, el cual había tomado su sitio haciendo fuerza sobre las mesas aún sin soltar su mano. Volverían a casa, saldrían de ahí, podrían sobrevivir. Aún estando aterrorizada y deseando que fuera un sueño, creyó firmemente en la mano que estaba sujetando la suya con fuerza. Aún cuando estaba entrando en pánico cuando Isak finalmente se convirtió en zombie y Woojin alzó un taburete como defensa, creyó firmemente que podrían salir de ahí.

Eran demasiado jóvenes para esa mierda, ¡ella solo estaba preocupada de cuando saldría la nueva temporada de su serie favorita y de que un chico la gustaba hacía apenas unas horas! No entendía por qué les debía ocurrir eso a ellos, si apenas habían madurado para entender del todo lo que realmente significaba ver morir a tus amigos.

— Q-Quiero irme a casa — musitó, sintiendo los golpes de los zombies en las ventanas y puerta luchando por entrar. Parecían ir calmandose poco a poco, aunque definitivamente los gritos de Nayeon habían sido el detonante para que recordaran que estaban ahí encerrados.

— Saldremos de esta, Mimi —habló Daesu, sujetando el hueco de la ventana cubierto de sillas—. Alguien tan cool no puede morir.

Asintió, buscando de nuevo creerse eso. Ver a Daesu tan cerca del peligro la ponía demasiado nerviosa, incluso más que imaginarse a sí misma en su posición. Si pudiera le sustituiría, pero era demasiado riesgoso y no tenía tanta fuerza como él. Además, Woojin aún sujetaba su mano con fuerza.

Debido al silencio por la reciente muerte de Isak y el shock general, los zombies lograron calmarse un poco. No tanto como antes del incidente, pero definitivamente ya no golpeaban con tanta insistencia y podían dejar de estar ejerciendo tanta fuerza. Fue tal vez en ese momento entre empujes relajados que tomó la impulsiva decisión de cambiar su puesto para ir junto a Woojin, causando que sus manos se soltaran y que ahora ella estuviera abrazada sin una pizca de vergüenza.

— Yo... — no sabía cómo excusarse, pero definitivamente apoyarse de esa manera en Woojin cuando sentía que no podrían continuar era lo suficientemente reconfortante, aún más cuando se apoyó por completo para ejercer el bloqueo de las mesas con su espalda y apoyó una de sus manos sobre su espalda.

— Daesu tiene razón — dijo, algo bajito para no interrumpir el momento a solas de Onjo—. Alguien tan cool y linda no puede morir.

— Jo, no me digas eso porque me vas a gustar más — se quejó infantilmente, escondiendo su cara sonrojada en su hombro. Le notó soltar una risita nerviosa.

— Tampoco me abraces así porque me vas a gustar más — imitó.

Soltó un chillidito, queriendo dar a la vez un saltito de emoción. Eso para ella había sido una perfecta confesión, nada de ella tirada al borde de la muerte mientras también criticaba las feas gafas de sol de Daesu. Estaban abrazados, él la había dicho que era linda y que le gustaba y que era cool. Era perfecto, si no fuera porque todos estaban mirándoles fijamente y tenían un grupo de zombies queriendo comerlos.

— Dejad vuestras cosas ñoñas — espetó Nayeon. Escuchó cómo JiMin volvía a mandarla callar.

— Cállate, pesada. No sabes leer el ambiente.

— Insoportable — musitó, despegando la cara de su hombro. Volvieron a quedar todos en silencio, ella haciendo de soporte junto a Woojin de las mesas. Se había quitado ya un peso de encima, y estaba menos alterada definitivamente.

— Vamos a salir — sentenció Cheongsan—. Aquí no aguantaremos mucho — era lo que todos pensaban, pero tanto miedo daba admitir. Sí, tenían al menos un poco de comida (tres brownies, vaya) pero los zombies acabarían ganando contra su fuerza. Ellos se cansaban, los infectados no.

— ¿Pero como? —cuestionó Woojin, incorporándose un poco aunque aún tenía un brazo alrededor de su espalda.

— Lo de saltar por la ventana era una broma — dijo, recordando lo que le había dicho a Namra antes sobre saltar y morir en el intento—. No podemos simplemente ir de una clase a otra trepando como arañas.

— Pero sí usando la manguera de cuerda — la miró, esperando que entendiera su plan. Negó, incapaz de procesar que iba a tener que trepar por cuerdas o tirarse tipo tirolina. Moriría seguro—. Gyeong-su.

— Esto es una mala idea — tuvo que separarse de Woojin para ir a cubrir junto a Namra la puerta en caso de que el maravilloso plan de Cheongsan saliera mal y los zombies entraran antes de lo previsto.

— Abre lo suficiente para que quepa la manguera — indicó.

— Más bien tu brazo — corrigió ella, demasiado nerviosa—. Si te quedas atrapado y te muerden...

— ¿No es mejor esperar al rescate? — cuestionó Gyeonsu también negado a qué eso pudiera salir tan bien como se veía en la mente de Cheongsan.

— Para entonces igual hemos muerto.

— Pero no lo digas así, tío — lloriqueó, apoyando la cabeza en una de las mesas. Recibía algo de vibración por los zombies golpeando la puerta.

— Con tu idea palmaremos más rápido — Gyeong-su compartía su mentalidad.

— ¿Y os creéis que es mejor esperar a que nos salven? — los miró a ambos con determinación. Definitivamente Cheongsan era uno de esos locos capaces de sobrevivir incluso a una plaga zombie siendo unos locos suicidas.

— A la mierda — Gyeonsu aceptó finalmente—. A mí sólo me gusta currarmelo cuando juego.

Se tensó cuando comenzó a deslizar la puerta lentamente apenas unos centímetros, aunque ese pequeño hueco que Cheongsan utilizó para sacar el brazo fue el hueco de sus futuras pesadillas. Podían morderle el brazo, pisarle y que se dieran cuenta de su presencia ahí, que empujaran la puerta y entraran, que se quedase atrapado y convirtiera ahí...

Retrocedió, cerrando despacio y yendo directamente al almacén de material. No estaba entendiendo qué hacía, pero cuando salió con el brazo del muñeco de anatomía creyó firmemente que estaba mal de la cabeza.

— Joder, Cheongsan — respiró de nuevo correctamente cuando metió la manguera y comenzó a sacar más y más cuerda—. A este paso me muero de un infarto antes de una mordida.

— Namra, Miyeon, la puerta — indicó Gyeonsu. Asintió moviéndose junto a la delegada para sujetar la parte más peligrosa del aula, mientras JiMin corría a ayudar con la cuerda.

—Ayudadme a hacer nudos — pidió Cheongsan—. Anudas y aprietas. Que quepa una mano o un pie.

— Si eso es atados en zigzag — Joon-yeong era quien más peso tenía. Miró a Namra, y al leer sus intenciones asintió. Aseguró un taburete más en la puerta, y fue corriendo junto a Joon-yeong para ayudarle—. En tramos de 50cm... Miyeon, gracias — asintió, empujando con fuerza las sillas—. ¿Te encuentras bien?

— Perfectamente, creo que he contado ya los zombies de fuera y les he puesto hasta nombre — rio nerviosamente, mientras terminaban los nudos—. Ese es del equipo de baloncesto, me caía mal. Ese otro se me confesó una vez. Esa chica me saludó y se chocó con una puerta. Ese no sé quién es, pero es guapo.

— Me alegra que estés aquí — la sonrió—. Contigo aquí no parece que todo sea tan horrible si sigues haciendo bromas.

Sonrió igual, aunque por la vergüenza sintió como volvía a ponerse roja como su etiqueta. Se sentía bien que la dijeran esas cosas, porque tanto su misión de relajar el ambiente como su manera inconsciente de ser una idiota estaban sirviendo realmente para algo aunque fuera una torpe llorona.

—Gyeonsu, baja tú venga — presenció preocupada como Gyeonsu desaparecía por la ventana, esperando que en cualquier momento se desenganchara. Rezó de nuevo en silencio, aunque cuando Nayeon quiso bajar y Gyeong-su anunció que en el segundo piso estaba la profesora Park, respiró un poco mejor.

— Estamos salvados— dio un manotazo inconscientemente a un brazo que trataba de colarse hacia ellos—. Bendita profesora Park, no volveré a dormirme en sus clases.

— ¿Te dormías? — preguntó confundido—. Pero si siempre estás haciendo ruido.

— Soy sonámbula.

La siguiente en bajar fue Nayeon. Fue rápida, se sorprendió incluso cuando Cheongsan indicó que Daesu era el siguiente. Su mejor amigo la miró preocupado, aunque le llamó imbécil por estar dudando en bajar y le amenazó con raparle el pelo si no le veía en el segundo piso en menos de cinco minutos. Ante el peligro de que los zombies entraran, ella tomó su puesto como pudo, protegiendo más a los brownies que a ella misma.

Woojin y Cheongsan coordinaban que nadie se cayera, siguiendo después JiMin y Hyoryeong. Onjo se mantuvo en su sitio con la mirada perdida, y quiso gritarla para que espabilara antes de que la comieran a ella también. Podía imaginarse qué sentía al haber perdido a Isak, pero prefería no hacerlo porque eso significaría imaginarse sola sin Daesu.

— Joon-yeong, ve rápido — indicó. El chico de gafas la miró con duda—. Soy fuerte como un roble, los zombies me temen.

— Es más bien al revés, Miyeon — burló Cheongsan. Le sacó la lengua, aunque tenía obviamente razón. Su miedo a los zombies en películas era nulo, pero en la vida real estaba a punto de hacerse pis encima.

Joon-yeong desapareció, y fue entonces cuando miraron a Woojin. Él negó, señalandola a ella. Dudaba de dejar la barricada sola, pero Woojin fue hacia ella bajandola de la mesa pkara guiarla a la ventana. Estaba totalmente serio, y la hizo mirar la cuerda.

— Trata de apretar fuerte los brazos para no temblar, no importa si la cuerda te quema un poco las manos — indicaba, a pesar de no haber bajado aún—. No mires abajo, y no tengas miedo de caer. Te atraparán.

— Estoy definitivamente acojonada — se colocó los brownies, frotó sus manos entre sí y trepó al marco con ayuda de Cheongsan y Woojin—. Eso de ser tan atento te queda bien.

— No voy a dejar que te quedes sola aquí — dijo. Comenzó a sujetar la cuerda con duda, aunque justo antes de colgarse y meter los pies, tiró de él y le estampó un beso en la mejilla. Cheongsan se quedó boquiabierto y apartó la mirada, mientras Woojin cada vez tenía un tono de sonrojo más y más llamativo–. M-Miyeon...

— Cuando bajes te daré otro.

Entonces con una valentía y habilidad que no poseía, comenzó a bajar la cuerda. Sus pies se quedaban enganchados en la cuerda y sus brazos temblaban como gelatina, pero aún así lograba descender. En un piso, se topó con varios zombies pegados al cristal observando como bajaba. Se sobresaltó un poco, aunque reconoció a uno de ellos.

— Buenos días profesor Choi — canturreó, viendo la cabeza de Gyeong-su asomarse para recibirla—. El modo zombie le queda tan mal como el color rojo que usa para suspenderme — bajó, perdiendo de vista al profesor. Miró hacia arriba un momento, topandose con las cabezas de Cheongsan y Woojin observando que bajara bien—. ¡Profesora Park! — exclamó, viendo ya a sus amigos en la sala de radio. Daesu dejó a Joon-yeong a su suerte (al parecer tenía un calambre) para correr a tirar de ella y meterla de golpe al interior. Asomó la cabeza de nuevo—. ¡WOOJIN-AH! — el chico se asomó—. ¡BAJA, TENEMOS ALGO PENDIENTE!

— ¡NO DIGAS ESAS COSAS, MIYEON!

Soltó una carcajada, quedando más tranquila cuando le vio comenzar a colgarse también de la cuerda. Soltó el aire acumulado, girándose hacia la profesora y abrazandola con fuerza.

— ¡Profesora Park, casi me comen! — se quejó, notando a la profesora darla unas palmaditas en la espalda—. Prometo estudiar más para su clase a partir de ahora, y dejaré de ver esas películas. T-También dejaré de mentir sobre qué los zombies no dan miedo.

— Seguro que esas películas que tanto te gustan te han dado consejos sobre qué hacer —rio al escucharla, notando a Daesu unirse también al abrazo—. Debéis haber estado muy asustados, chicos.

— Daesu me protegió — señaló. El chico asintió, humilde—. Y Suhyeok ha desaparecido, profesora Park.

Los pies de Woojin comenzaron a asomarse, y fue entonces que ambos a la vez dejaron de abrazarla para correr a la ventana. Woojin se veía algo más pálido, colgado con un gesto de pánico. Tal vez fuera la altura, que había visto al feo Choi convertido o que hubiera pasado algo arriba. Tan solo quedaban Namra, Cheongsan y Onjo.

— Ya estás, ya estás —Daesu le metió al interior de manera segura, aunque ya estaba ella para recibirle y estabilizarle de golpe con un abrazo—. Que lanzada eres, Mimi.

— ¿Te duele algo? —preguntó de inmediato, mirando sus manos algo rojas por la fuerza de la cuerda. Negó, mirándola fijamente algo perdido—. Que miedo me ha dado el profesor Choi de zombie, seguro que ha sido suspendiendo a más gente el desgraciado...

— Miyeon — cortó su vómito verbal—. Ya he bajado.

Le miró confundida, aunque ahora fue él quien la dio un beso en la mejilla, en el mismo sitio que ella se lo había dado a él. Se la cortó el aire un segundo, ignorando como Namra entraba ya. Ahora solo quedaban Onjo y Cheongsan.

— Creo que estoy enamorada de ti — musitó, completamente embobada. Daesu soltó un grito ahogado por la sorpresa, y la profesora Park los observaba como si fueran algo increíblemente inesperado. Definitivamente que ella fuera tan directa no era una sorpresa, pero esa situación era algo demasiado extraña.

— ¡Onjo, cuidado entra! — la chica que faltaba entró, aunque casi de manera inmediata varios zombies cayeron en picado hacia abajo. Olvidó a quien tenía al lado para correr a la ventana, recordando que Cheongsan debía estar bajando ya y en su lugar habían caído zombies.

— ¿Por qué siempre que Miyeon se confiesa pasa algo malo? —escuchó de Gyeong-su. Frunció el ceño ofendida, asomando la cabeza sin cuidado por la ventana y observando hacia arriba.

— ¿Cuál es el apellido de Cheongsan? — preguntó. Todos quedaron un momento en silencio, confundidos—. Porque creo que debería cambiarle a acróbata.

Colgando de la cuerda con un zombie enganchado, Cheongsan parecía la viva imagen de Tarzan.

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𝗤𝗨𝗔𝗥𝗔𝗡𝗧𝗜𝗡𝗘 𝗭𝗢𝗡𝗘

“Dañalx y te quemaré vivo”







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He hecho un muñequito en Picrew de como me imagino yo a Miyeon, aunque evito dar detalles sobre su apariencia para que os imagineis vosotrxs si queréis<3

A partir de ahora todo puede ir de mal en peor lol

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