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𝒁𝑶𝑴𝑩𝑰𝑬 𝑺𝑬𝑽𝑬𝑵

𝒁𝑶𝑴𝑩𝑰𝑬 𝑺𝑬𝑽𝑬𝑵: 𝑹𝑨𝑾𝑹, 𝑹𝑨𝑾𝑹, 𝑹𝑨𝑾𝑹

Analizando la situación, Miyeon se dio cuenta de que el verdadero protagonista ahí debía ser Cheongsan. Era demasiado obvio por como había sobrevivido mágicamente a tal sentencia de muerte, y aunque quería ser ella realmente la protagonista de esa película de zombies de tan mal gusto se conformaba con ser la amiga guapa y graciosa que consigue al chico. El papel de protagonista estaba sobrevalorado, realmente era quien sufría porque sí perdiendo a sus amigos. Claro, que no cayó en cuenta que Daesu, Woojin y ella eran de esos amigos.

— ¡Buenas, Cheongsan! — saludó.

— ¡Hey, Miyeon! — alguien gritó por otro lado. Sus ojos se iluminaron al ver a su amigo de pies libres colgado de un saliente del edificio.

— ¡SUHYEOK! — chilló, cabreando a varios zombies de pisos altos y los que pasaban por el patio—. ¿Dónde estabas, pies nudistas?

— ¡En la clase de arte! — exclamó de vuelta, sonriendo en grande. Miyeon empujó con el pie a Daesu cuando quiso tirar de ella hacia el interior por como estaba balanceada de tronco para arriba por la ventana—. ¡Te escuché gritarle a Woojin y por eso estoy aquí!

Miyeon carcajeó, mientras Cheongsan peleaba con el zombie en su pie.

— ¿Has escuchado eso, Woojin-ah? — se giró a hablarle, siendo uno de los que combatían para asomarse también por la ventana. Su ánimo estaba por las nubes, y ya era de nuevo la Miyeon usualmente descarada—. Hemos salvado a Suhyeokkie con nuestro amor.

Mientras hablaba con los del interior, no supo cómo pero de un momento a otro cuando volvió a asomar la cabeza Suhyeok estaba abrazado a Cheongsan. Silbó hacia ellos, escuchando las exclamaciones de sorpresa del resto, como si ella no llevase hablando con ambos un rato. Tal vez de verdad creían que estaba mal de la cabeza.

Volvió a balancearse hacia delante, aunque notaba como Daesu estaba con una mano cerca de ella para tirar hacia dentro por si se balanceaba demasiado.

— ¡¿Queréis algo de privacidad, chicos?! — se burló de ellos, aunque su grito quedó atascado cuando el zombie que sujetaba el pie de Cheongsan cayó y tuvo que ser arrastrada al interior por Daesu de un tirón. Se golpeó el brazo de una manera un tanto dolorosa, pero al menos estaba viva—. ¿He vuelto a caer con estilo?

— Un día acabarás haciéndote daño de verdad, Miyeon— regañó la profesora Park, ayudándola a levantarse.

— ¡Cerradla! — comenzó a gritar Nayeon apenas se colgaron en el marco de la puerta para entrar. Algo irritada por el dolor de la herida que sin querer se había hecho al darse con una esquina de la mesa, pateó su silla con algo de fuerza—. ¡Que la cerréis ya de una vez! ¡¿Y tú que haces, ridícula de mierda?! — se giró de inmediato hacia ella.

Gyeonsu, cansado de sus gritos, avanzó hacia ella.

— ¿No has visto que estaba entrando Cheongsan? ¿Es que le querías dejar fuera?

Fue acercándose de manera disimulada, apoyándose en la mesa al lado de ambos por si debía intervenir. Estaba ya agotada de la actitud de mierda de Nayeon. Ella también estaba asustada, ¡todos lo estaban! Pero no insultaba a nadie ni mucho menos era tan grosera desde incluso antes de los zombies. Respeto, educación, moral. Podría ser una loca que se asustaba rápido y lloraba cada cinco minutos, pero sabía cuando debía cerrar la boca y como no debía tratar a las personas. También tenía dinero, incluso más que ella, pero no andaba tampoco de subidita burlándose de los becados.

— ¿Pasa algo por querer cerrarla?

— ¿Cómo eres tan egoísta? — Gyeong-su bajó la voz, recapacitando sobre lo estúpido que era tratar de discutir con ella.

Nayeon suspiró mirándole con asco, y fue entonces que su sentido anti-chihuahuas se activó y se incorporó de golpe para meterse en lo que estaba a punto de ocurrir.

— No te soporto, subsi de mierda.

Antes de que pudiera siquiera reaccionar, Miyeon ya había soltado un golpe hacia Nayeon. Era partidaria de la paz y no responder con violencia hacia estúpidos, pero realmente estaba tan harta de ella y de sus maneras de humillar a Gyeong-su por algo tan ridículo como su posición económica que había mandado a la mierda sus ideales. Nayeon merecía una buena patada en la boca, y que la dejaran de una vez en su lugar.

— ¡Miyeon! — la Daesu corrió hacia ella exaltado, notando como Gyeong-su empujaba a Nayeon y la tiraba hacia la silla.

— ¿Qué me has llamado? — Cheongsan corrió hacia su mejor amigo para detenerle, al igual que hizo Daesu aunque demasiado tarde, porque la marca de su mano estaba completamente en la mejilla de Nayeon.

— ¿Me habéis pegado? — preguntó furiosa, acercándose a ambos. Daesu trataba de tirar de ella, mientras la profesora terminaba de cerrar correctamente la ventana de una forma segura.

— Sí, ¿quieres otra, puta insoportable? — espetó.

— ¡Ya está bien! — la profesora Park entró a la discusión para mediar—. ¿Qué os pasa? ¿Qué te ha pasado en la cara, Nayeon?

Sin vergüenza o miedo de admitirlo, Miyeon alzó su mano revelando como su palma estaba completamente roja por el impacto anterior.

— Acaban de pegarme —acusó.

— ¡Y tú me has llamado subsi! — recordó con rabia.

— ¿Y es mentira?

Creyendo que su amiga se controlaría ante la presencia de un profesor, Daesu liberó a Miyeon. Error, porque la cogió del jersey y la pegó a ella con rabia.

— ¿Acaso en tu casita disfuncional no te han enseñado respeto, chihuahua? Te dije que a la próxima te arrancaría los pelos — siseó. Volvieron a tirar de ella, mientras Nayeon quedaba paralizada por el miedo de haberla tenido tan cerca amenazando contra su integridad.

— ¿Has perdido la cabeza, Mimi? — Daesu la arrastró hacia la mesa con los controles de la radio, sentandola junto a Woojin como si fuera una niña pequeña regañada—. ¿Desde cuando eres una matona?

— Desde ahora — se cruzó de brazos, observando a la profesora tratando de mediar—. En secreto estoy en una banda de crimen organizado y embarazada de Gwinam.

— ¿También escuchas metal? — siguió la coña Suhyeok, apoyándose a su lado.

— Mejor — ladeó una sonrisa—. IU.

— ¿Qué es un subsi? — preguntó entonces Park completamente perdida. Borró su gesto para ponerse seria de nuevo. Nadie quería hablar y explicar esa situación que podría ser de mal gusto para Gyeong-su.

—Alguien que vive de los subsidios — explicó Suhyeok finalmente—. De ahí lo de "subsi" para abreviar.

—Es demasiado ofensivo —aclaró Miyeon.

La profesora Park negó decepcionada.

—Nayeon, no vuelvas a decir eso — regañó—. Y Gyeong-su, Miyeon — se quedó completamente quieta cuando dijo su nombre—. Cuando golpeais a alguien perdéis la razón, ¿lo entendéis?

— Pues no — musitó Gyeong-su.

— Chicos este no es momento para discutir, no sabemos lo que está pasando fuera — trató de hacerlos entrar en razón. Si supiera el número de discusiones que llevaban ya...

— ¿No son zombies? —cortó Suhyeok. Asintió demostrando que estaba de acuerdo con él.

— ¿Y los demás profesores? —cuestionó JiMin. Miyeon volvió a recordar al profesor Choi y aquel uno tan recto que colocó en su examen final mientras se burlaba de lo mal que iba en su asignatura.

— Nosotros hemos llamado a la policía, pero no van a venir —informó Cheongsan.

Negó descruzando los brazos, chocando sin querer con el de Daesu y siseando de dolor por la herida. Eso atrajo la atención de varios, y fue en ese momento que apenas se percató de que realmente era más fea de lo que parecía, sobretodo con la sangre que salía sin indicar exactamente de donde por la manga de la sudadera. A simple vista, parecería que la habían mordido.

— ¡A ella también la han mordido! — gritó entonces Nayeon. Frunció el ceño, y negó con la cabeza de inmediato—. ¡Eso mismo dijeron Isak y el profesor Kang!

— ¿Cuándo me podrían haber mordido, Einstein? —se quitó la sudadera, dejándola a un lado y después se arremangó lo suficiente su camisa para revelar la herida que decía a gritos "pico de mesa" —. Ha sido con esa mesa del demonio, la profesora Park me ha visto caerme.

— ¡Parece un arañazo! — insistió Nayeon. Por el gesto de JiMin, supo que la estaba convenciendo—. Te quedaste de las últimas sujetando las sillas, seguro que te arañaron ahí.

HyoRyung y JiMin se alejaron, apartando también a Onjo. Woojin inspeccionó la herida, mientras Daesu negaba con la cabeza al no estar creyéndose en absoluto su teoría.

— No me sangra la nariz — señaló, aunque fue una mala idea alzar la cabeza porque sí tenía un pequeño rastro de sangre seca (apenas nada) por el rodillazo de Joon-yeong al buscar liberar a Daesu del tirón de pelos de los zombies—. ¿Por qué está todo en mi contra hoy? — se quejó.

— Por haberme ganado — susurró burlón Daesu. Le dio un codazo.

— Las manos de HyeonJu estaban frías, al igual que las de Isak — comentó Onjo. De inmediato, Daesu tomó una de sus manos.

— ¿Por qué tus manos están tan calientes? — preguntó confundido. Comparado con su temperatura corporal, estaba ardiendo.

— Me las meto en el...

— Aún así eso no prueba nada, tal vez se transforma más lento — acusó Nayeon, rencorosa por el golpe y las amenazas recibidas de su parte de manera muy justificada.

— Que payasa — bufó, bajándose de la mesita para ir hacia la puerta del estudio. Jimin, Nayeon, HyoRyung y Onjo se apartaron cuando pasó por su lado. Fingió gruñirlas para asustarlas más—. Si me convierto grabad mi programa y tituladle: rawr, rawr, rawr — abrió la puerta, y se apoyó en el marco—. Si entran los zombies, yo seré la que estará más segura aquí.

Se cerró sacándole el dedo a Nayeon, y se tiró de inmediato al suelo para echarse una siesta usando la sudadera y dejando los brownies que tenía atados a un lado. Fue extraño quitarse la bolsa después de tanto rato cargandolo. Vio por el cristal como todos se pegaban con gesto de pánico al verla tirarse, y en respuesta comenzó a rodar por el suelo demostrando que estaba perfectamente.

— ¿De verdad ella te gusta? — preguntó Cheongsan hacia Woojin, todos atentos a cómo seguía rodando y por ello se chocaba con la mesa. No se podían escuchar entre sí, pero se podía ver como Miyeon maldecía.

Woojin, sonriendo, asintió observándola.

— ¿Cómo es posible que a vosotros no? — Cheongsan, Daesu y Suhyeok negaron. Sus gustos estaban lejos de la ruidosa Miyeon y sus espontáneas ideas, aunque la querían y apreciaban como una buena amiga.

Buscando salir de esa situación, Joon-yeong se fijó en la mesa.

— Eso funciona, ¿no? — señaló al ordenador, corriendo hacia la silla—. Hay Internet.

La atención de las vueltas de Miyeon por el suelo cambió de golpe al ordenador que Joon-yeong estaba encendiendo, rodeando la mesa. Miyeon se extrañó y asustó al verlos desaparecer corriendo de la ventana, así que preocupada se pegó al cristal viendo desde ahí como rodeaban la mesa. Se aburrió al ver que estaban concentrados en algo, así que volvió al interior de la sala de grabación ahora girando en la silla mientras cantaba la primera canción que la llegó a la cabeza.

Al poco rato se mareó, quedándose quieta al fin.

— Podemos mirar en el instagram de Miyeon — propuso Daesu—. Tiene muchísimos seguidores y sigue a muchas páginas de cotilleos.

— Eso sería invadir un poco su privacidad — negó de inmediato Joon-yeong, metiendo su cuenta de Facebook.

Entonces, de golpe, la ventana se rompió y todos chillaron alejándose. A pesar de no poder escuchar lo que estaba ocurriendo debido a que estaba insonorizada, Miyeon se incorporó un poco en su sitio cuando vio que todos se sobresaltaban alejándose de la ventana. ¿Habrían hecho una escalera zombie? Debía ser muy peligroso salir a los pasillos, pero si no la quedaba otra...

Volvió a pegarse al cristal con curiosidad, viendo como la ventana estaba rota por culpa de la manguera. Se extrañó bastante, aunque de la nada un zombie se asomó enganchado de la cuerda de la manguera. Incluso estando cerrada, chilló del susto junto a ellos. Abrió la puerta del estudio, saliendo junto a ellos para meter de un empujón a Daesu al estudio.

— ¿Vas tú o voy yo? — preguntó Daesu, refiriéndose a Woojin.

— ¡Ninguno! — cortó sus ideas suicidas de inmediato. Los que no se habían dado cuenta de que había salido se sobresaltaron. Tomó igualmente por si acaso a ambos del uniforme para mantenerlos sujetos, aunque Gyeong-su ya estaba cogiendo el ordenador y lanzarle cuando la estrategia de la fregona de Cheongsan y Suhyeok falló estrepitosamente.

El zombie cayó, y de manera inmediata se asomó por la ventana para ver que había ocurrido con el zombie, riendo inevitablemente cuando se incorporó de una manera extraña y salió corriendo mientras hacía ruidos raros.

— Qué movida — se quejó Daesu, frotando la cabeza de Miyeon como si fuera un perro. Fingió morderle, lo que alteró de nuevo a todos por las sospechas de infección. Frustrada por eso, rodó los ojos y volvió a meterse de un portazo en el estudio aunque ahora dando la espalda al cristal.

Bostezó contando las líneas que encontraba, cuando la puerta volvió a abrirse. Se giró ilusionada de tener compañía, encontrándose con Gyeong-su con un gesto de enfado demasiado obvio. Se levantó para dejarle la silla, mirando a los del exterior con confusión y después a Gyeong-su de nuevo. Daesu hizo una mueca, mientras ella se sentaba en la mesa para comenzar a preguntar por lo que había pasado para que se hubiera cerrado ahí tan irritado.

— Cuéntaselo a tu increíble compañera de aislamiento, Gyeongsu-ah— apoyó una mano sobre sus hombros, apretando suavemente. Sabía que eso ayudaba a relajar a las personas por experiencia propia. Incluso en los días donde Daesu aseguraba que se confesaría a Hari ella acababa dejándole completamente relajado al masajearle un poco los hombros.

— Dicen que puedes salir ya — dijo.

— No estoy preguntando por mí, ¿qué te ocurre?

Gyeong-su se acomodó en la silla, relajando un poco su mal humor por los suaves apretones de Miyeon sobre sus hombros. Daesu tenía razón cuando presumía de que tenía los hombros más relajados de todos gracias a las manos milagrosas de Miyeon.

— Nayeon ha vuelto a cebarse conmigo — bufó—. Les he salvado la vida tirando a la zombie y encima me acusan como a ti de estar infectado. ¡No estamos mal! Me encuentro perfectamente, y lo tuyo ha sido por culpa de la mesa.

— Mira el lado positivo — dejó sus hombros. Gyeong-su puchereó un poco al dejar de recibir esa atención—. Nosotros somos los más seguros aquí, y encima tenemos comida — señaló los brownies en la bolsa a un lado—. Y yo tengo el conocimiento de los archivos ocultos del gobierno coreano, así que podremos salir si chantajeamos al presidente.

Gyeong-su rio, aunque al ver que Miyeon le miraba completamente seria bajó su sonrisa también.

— ¿Qué cojones, Miyeon? ¿Es de verdad?

Miyeon soltó una carcajada por su gesto de preocupación, palmeando su cabeza.

— No chantajearemos a nadie — negó, bajándose de la mesa para sentarse en el suelo con las piernas cruzadas—. Aunque sí me voy a quedar con nuestro salvador — guiñó el ojo con complicidad, apoyando la espalda en la pared y observando como Daesu, Woojin, Jimin y Joon-yeong los miraban fijamente—. ¿Cuánto tiempo tenemos que estar aquí? ¿Diez minutos?

— Una hora.

— La puta...

Daesu comenzó a reír apoyado mientras observaba a su mejor amiga comenzar a hacer gestos mientras hablaba sin parar. Si su conocimiento sobre la actitud y personalidad de Miyeon no fallaba, debía estar soltando un increíble discurso lleno de groserías. Podría ser por haberse enterado de la actitud de Nayeon, o porque estaba decidida a quedarse ahí la hora entera junto a Gyeong-su. Tenía un corazón tan noble y amable que en cualquier momento podría pasarlo mal por ello, más en esa situación de vida o muerte.

— ¿Creéis que a Gyeong-su le gusta Miyeon? — preguntó Suhyeok, apoyados y mirando de reojo como la chica había pasado de estar insultando al aire a estar enseñando a Gyeong-su juegos de manos—. Miyeon roba el corazón a más gente de lo que parece.

– ¿Hablas por experiencia propia o qué? — codeó burlón Cheongsan, aunque quedó boquiabierto igual que todos cuando asintió—. No jodas, ¿te gusta Miyeon?

— Claro que no — negó rotundamente, apoyándose en la pared. Daesu entendía perfectamente de lo que hablaban, como su mejor amigo sabía reconocer perfectamente los arrasadores encantos de Miyeon—. Me gustó al principio de curso del año pasado — contó—. Es una chica amable y guapa que no se calla una, cualquiera podría haber tenido un crush con ella.

— Entonces, ¿a Gyeong-su le gusta Miyeon? — preguntó Woojin mirando como Gyeong-su había pillado el truco de los juegos de manos y ahora estaban ambos sentados en el suelo jugando a las palmitas cantando cualquier canción infantil.

— Pero no te pongas celoso — Daesu rodeó a su amigo sacudiéndole. La profesora Park se sobresaltó ante ese movimiento brusco, estando atenta a todos con cierto aire de preocupación. Miraba constantemente por el cristal a Miyeon y Gyeong-su, al mismo tiempo que comprobaba la ventana y les preguntaba cada cierto rato su estado—. Ya has oído a Miyeon, está enamorada de ti.

Suhyeok quedó completamente confundido, al igual que Cheongsan. El acróbata había sido testigo de la dramática confesión de la morena, pero Suhyeok había quedado en el momento en el que Miyeon admitía que le gustaba Woojin antes del desastre. ¿Cuándo la relación había avanzado tanto?

— Contexto — pidió, codeando juguetón al chico sonrojado—. ¿Ya sois novios?

— Aún no — negó, rascándose la nuca con nerviosismo—. Ya nos hemos confesado, supongo — Cheongsan rio inevitablemente ante el recuerdo–. Pero siempre que Miyeon da un paso algo malo ocurre y no puedo responderla.

— Siempre supe que Miyeon sería la que llevaría las riendas en una relación — comentó Suhyeok, nada decepcionado de su amiga—. ¿Te imaginas a Hari y Miyeon juntas? Seguro que Hari la clava en el culo una flecha por llamarla cuñada.

Woojin carcajeó, aunque estaba seguro de que no sería así. Le contaba todo a su hermana mayor, y eso incluía al par de mejores amigos más increíble de Hyosan. Se tomaba algo a broma lo de Daesu, aunque cuando le escuchó hablar más de la cuenta de la bonita chica extrovertida supo de inmediato lo que ocurría con él desde primer curso. Tampoco sabía disimularlo bien cuando hasta Gyeong-su se había dado cuenta, y le sorprendía bastante que Miyeon no se hubiera dado cuenta antes con la enorme lista de pretendientes que tenía por todas partes. Club de ajedrez, equipo de baloncesto, chicos de primero, alguna chica de clases cercanas... Parecía tener un imán para gustarle a la gente, aunque la única oportunidad que dio a alguien fue a principios de primero a un chico un año mayor del club de tenis.

Su amistad con Daesu fue bastante potenciada por su curiosidad por Miyeon, aunque nada más conocer al chico quedó completamente inmerso en las extrañas aventuras de ese dinámico par de amigos.

— Pero si Hari adora a Miyeon — reveló Daesu—. Mimi probó a entrar a arquería, y cuando conoció a Hari no se despegó de ella por semanas.

— Incluso la invitó a comer un par de veces — confirmó Woojin, recordando los días en los que veía a su hermana y crush juntas y buscaba alguna pobre excusa para unirse.

Todos comenzaron a bromear sobre eso, disipando por completo cualquier mal pensamiento sobre Miyeon y Gyeonsu. Tal vez podía ser cierto eso de que en la clase no fuera el único que la viera de esa manera, pero él tenía por completo los sentimientos de la chica. No importaba si a Gyeong-su le gustaba Miyeon, si Gwinam se había confesado o si Joon-yeong se veía sospechoso mientras hablaban de ella, porque lo único que le importaba en ese momento era que era correspondido por Son Miyeon.

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𝒁𝑶𝑴𝑩𝑰𝑬 𝑺𝑬𝑽𝑬𝑵: 𝑹𝑨𝑾𝑹, 𝑹𝑨𝑾𝑹, 𝑹𝑨𝑾𝑹

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𝗤𝗨𝗔𝗥𝗔𝗡𝗧𝗜𝗡𝗘 𝗭𝗢𝗡𝗘


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No se os ha buggeado el teléfono, ha sido un error de Wattpad 👹 como no sé solucionarlo, he vuelto a publicar el mismo capitulo. Tal vez haya sido algún fallo por x cosa, pero me da rabia que haya símbolos raros en lugar de letras

Enfin, Miyeon me gustas

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