
𝒁𝑶𝑴𝑩𝑰𝑬 𝑵𝑰𝑵𝑬𝑻𝑬𝑬𝑵
𝒁𝑶𝑴𝑩𝑰𝑬 𝑵𝑰𝑵𝑬𝑻𝑬𝑬𝑵: 𝑺𝑰𝑺𝑻𝑬𝑹-𝑰𝑵-𝑳𝑨𝑾
—Nadie vendrá a rescatarnos.
Miyeon abrió los ojos, frunciendo el ceño. Estaba más que claro, pero decirlo de aquella manera cuando estaban tan jodidos era algo que no cuadraba con su estilo positivista.
— Dejad de repetirlo, ya sé que mi padre es un hijo de puta que me va a dejar morir — gruñó, disfrutando de las gotas de lluvia. Ya no tenía sed, y de cierta manera aquel llanto desesperado la había ayudado a aclarar un poco sus caóticas emociones.
— Por eso mismo, Miyeon — el tono de Cheongsan tenía un cierto toque de determinación—. ¿No es mejor morir intentando escapar que morir esperando aquí?
— ¿Y a dónde quieres que vayamos? —preguntó Joon-yeong—. No tenemos donde ir.
— Si el ejército estaba por aquí, significa que toda la ciudad ha caído — recordó Miyeon, mirando fijamente una estrella del cielo—. Tal vez incluso otras ciudades...
— Pero si cruzamos el auditorio, las pistas de tenis y luego el centro de inglés podremos llegar a la montaña — indicó. Cheongsan la miró, sabiendo que nadie más que ella conocía mejor las rutas de escape a través de los clubes, ya que era la única que había estado en todos los equipos y se fugaba regularmente.
Miyeon dudó. No quería morir como una cría llorona y deprimida porque su padre la odiaba, prefería convertirse en esa heroína y ayudar a escapar como fuera posible. Joon-yeong asintió lentamente, y si algo la había enseñado The Walking Dead era que había que alejarse de los núcleos urbanos. El bosque ofrecía todo tipo de oportunidades de alimento, y era posible que los zombies no se hubieran adentrado en él. Tal vez, si seguían bosque a través llegarían a alguna zona de protección de civiles, o a un lugar seguro temporal.
Cheongsan sonrió apenas cuando la vio incorporarse con los ojos abiertos con sorpresa, sabiendo que si la esperanza del grupo estaba de nuevo levantándose, todo sería posible.
— Si conseguimos ir a la montaña — todos se habían reunido, creando un pequeño techado con una lona—, podremos llegar a Yangdong. A veces iba con mi padre de rutas de senderismo.
Woojin negó, mirándolos con duda.
— ¿A nadie le acojona? Suena a locura.
— Yo me quedo, tengo mucho miedo — tembló HyoRyung—. ¿Qué pasa si nos matan los zombies por el camino?
— Prefiero morir luchando que dejarme morir aquí — determinó Miyeon—. Si nos quedamos, nadie vendrá. No tenemos agua ni comida. En caso de que los zombies lleguen, tomaré responsabilidad por haber ayudado a planear esta locura.
— Miyeon tiene razón — apoyó Cheongsan—. Nuestra salvación depende de nosotros — se puso al frente, y de inmediato Miyeon se puso a su lado. Cheongsan había sido el de la idea, pero Miyeon le había corregido los puntos por donde huir para no toparse con rejas cerradas o muchos alumnos convertidos—. Vámonos. Si pasa algo, gritaré para alejar a los zombies. Si hace falta, moriré yo solo.
Miyeon negó, sonriendo de lado con un aura de determinación arrollante.
— No te hagas el prota, yo también tomo la responsabilidad.
— No digáis eso — regañó Suhyeok—. Sobreviviremos todos.
— Si alguien tiene que sacrificarse, lo haré yo.
Miyeon asintió, indicando que ella también se añadía al pack. Todo su miedo parecía haberse fusionado con el odio hacia su padre, y ahora sólo quería salir de ahí y patear algún zombie. Quería tener una cita con Woojin, ver a Daesu convertirse en cantante y comer una buena hamburguesa. También graduarse, pero era secundario.
— Con la lluvia, todos los olores se mezclan— Namra hizo una mueca de dolor—. Además, hace mucho ruido. Deben de estar bastante aturdidos.
— Si lo dice la mediombi, me fio — Daesu y Miyeon volvieron a hablar a la vez, señalándose acusatoriamente y después haciendo un piedra, papel o tijeras hasta que Miyeon perdió.
— ¿Qué diablos es una mediombi? — preguntó Suhyeok.
— Alguien que es medio... — Daesu se detuvo en su explicación—. inteligente y simpática. ¿Nos vamos? La delegada es súperfuerte, contamos con ella.
— Ahora no tengo fuerza — murmuró.
— ¿Y qué pasa si alguien no puede seguir el ritmo? —preguntó JiMin—. Pongámonos en parejas e iremos de la mano. Para protegernos.
— ¡Eso! — Daesu miró a Miyeon, aunque cuando vio a Woojin desvió su mano hacia HyoRyung. En cambio, ella tomó la de JiMin.
Namra y Suhyeok se unieron al igual que Cheongsan y Onjo. Daesu seguía con la mano estirada, mientras Miyeon llamaba a Joon-yeong para que se pusiera con Woojin.
— Cuídate, no te perdonaré si no tenemos esa cita — amenazó hacia Woojin, dejando un beso sobre su cabeza y corriendo a tomar la mano de Daesu. La miró con sorpresa, señalando a su casi-novio—. ¿De verdad creías que no iríamos juntos? Hasta el infierno, hermamigo.
Daesu entrelazó sus dedos, dando un suave apretón.
— Yo te protegeré, Mimi —fingió un tono extremadamente grave y caballeroso. Miyeon balanceó sus manos, siguiendo al resto con ánimos que se la bajaron a la tensión cuando abrieron la puerta de la azotea y comenzaron a salir sigilosamente.
Daesu la cubría las espaldas, yendo ambos los últimos por si alguien se desviaba y ella tenía que guiarles. Cheongsan iba al frente, liderando la marcha decidido a sacrificarse realmente.
— Cuidado con la puerta — susurró Miyeon, aunque Daesu acabó haciendo un ruido que los sobresaltó a todos—. Perdón — sonrió inocentemente.
— Que alguien separe a esos dos — se lamentó JiMin.
Siguieron bajando las escaleras, aunque Miyeon sintió arcadas al ver la mitad del cadáver de alguien.
— Esperad — escucharon gruñidos. Daesu y Miyeon se pegaron tratando de asomarse a ver—. Vamos.
Bajaron despacio, aunque repentinamente Woojin se resbaló con la sangre y estuvo a punto de salir volando. Miyeon no vio el alma de Woojin salir volando, también la suya y la de Joon-yeong que le sujetó a tiempo. Cruzaron por el pasillo rápidamente, Daesu completamente aterrorizado cuando supuestamente era el protector de los dos.
Salir fue relativamente fácil, aunque el verdadero oro la era el patio. Woojin volvió a resbalarse, acabando tirados en el suelo ocultos tras unos arbustos. Vio como Cheongsan modulaba algo, aunque sólo podía prestar atención al zombie que estaba tras ellos sin notarlos aún. Un relámpago más, y se podrían pegar una carrera hasta el gimnasio.
— Cheongsan — llamó Miyeon, en un susurro—. No es momento de amor, creo que me voy a cagar encima.
— Shh — mandaron callar. Suhyeok bajó la cabeza de Daesu, y a su vez él bajó la suya—. No os asomeis.
El estudiante convertido cada vez se acercaba más, y respiró un poco cuando la orden de seguir el muro fue pasando de uno a otro. Ir detrás de los arbustos era definitivamente mejor escondite que ir descubiertos y corriendo por sus vidas. Saltó el muro casi tirando a Daesu en proceso, aunque se esrabilizaron y cogieron velocidad. Por lo estrecho que era el camino soltaron sus manos, aunque Daesu y Miyeon siguieron aferrados el uno al otro.
El viento sacudía las ramas de los árboles, y los truenos que en otra ocasión la habrían asustado, eran ahora la mayor salvación. Se alejaron al fin de la zona de arbustos de la entrada, llegando con los camiones de construcción del nuevo edificio. Se agacharon tras él, aunque Daesu y Miyeon fueron al frente.
—Relevo — indicó Miyeon, sintiéndose demasiado heroica.
—Voy yo — dijo Daesu. Sin dejarla replicar, se metió por debajo del vehículo comenzando a deslizarse. Joon-yeong y Woojin le siguieron, aunque ella decidió mirar por arriba. Cheongsan tuvo la misma idea, encontrándose un zombie de una mujer con un mandil al frente.
— ¡Susu, no, para! — susurró, casi habló. Cheongsan se puso en pie a su lado, y le miró como si hubiera perdido la cabeza—. Cheongsan, agachate.
Miraba fijamente aquel zombie, pestañeando confundido. Miyeon estuvo a punto de darle un golpe para que dejara de arriesgarse, pero volvió a mirar a la mujer convertida. No era una profesora, y en su mandil naranja el nombre de una tienda de pollo destacaba junto a un adorable logo de una cara. La cara de Cheongsan.
— ¿Mamá?
— Joder — se la escapó.
La madre de Cheongsan gruñó, comenzando a golpearse contra el camión tratando de llegar a ellos. Sujetó el hombro de Cheongsan tratando de hacerle volver en sí, aunque estaba demasiado ido mirando a su madre convertida. Trató de cruzar para llegar a ella, aunque de inmediato llegaron a ayudarla a retenerlo.
— ¡Joder! — no sólo debía preocuparse ahora de ser ella la que siguiera la ruta de escape, sino que además ahora tenía que preocuparse de que su mejor amigo, su casi-novio y su amigo estaban frente a un zombie que casualmente era la madre de su compañero.
Daesu pateó a la mujer tratando de librarse de sus ataques, mientras Miyeon corría para advertirle sin gritar demasiado y atraer a más.
— ¡Miyeon, atrás, hay una zombie! — advirtió Daesu.
— ¡Deja de darla, deja de darla! — pidió, comenzando a desesperarse también—. ¡Vámonos corriendo!
Sin embargo, no la escucharon, y Cheongsan se levantó furioso empujando a Joon-yeong y Daesu con fuerza. No sólo eso, sino que además se colocó encima de su mejor amigo y le comenzó a golpear. Podía comprender su desesperación y rabia, pero definitivamente no iba a permitir que golpeara a su amigo.
Se abalanzó sobre el furioso Cheongsan apartandole de Daesu, aunque en respuesta también se ganó un puñetazo que hizo que su boca comenzara a saber a sangre. Por la adrenalina apenas sintió dolor, preocupándose más de los gritos que estaban dando y que estaban atrayendo a zombies.
— ¡BASTA, BASTA, MAMÁ!
Eso detuvo la paliza. Miyeon ayudó a Daesu a incorporarse, sin mirar la escena y más preocupada en no ser devorada todavía. Todo estaba saliendo bien, hasta que aquel zombie resultó ser la madre de Cheongsan.
— ¡Tenemos que irnos, ya! — exclamó, levantando con rapidez y sin mucho cuidado a Daesu para salir corriendo. Estaba algo shockeado por haber estado golpeando a la madre de su amigo, aunque no tenían tiempo para consolarse ante aquella situación—. ¡Seguidme!
Todos comenzaron a correr, olvidándose de las parejas y el tener que pensar antes de correr como locos. El suelo resbalaba y la lluvia parecía haberse intensificado, y no fue hasta que Joon-yeong gritó que no se detuvo a comprobar quienes iban tras ella. Jimin, HyoRyung, Woojin y Joon-yeong, además de Daesu.
— ¿Y el resto?
— ¡Ellos saben el camino, y Suhyeok sabe pelear! — gritó—. ¡Ahí vienen!
Comenzó de nuevo a correr sin mirar atrás. Estaba expuesta como en la cafetería, y esta vez no tendría la misma suerte si no era rápida y ágil. Llegaron a la zona de gimnasios que tanto se conocía, comenzando a correr sin mirarlos. Debían llegar a la pista de tenis, cruzar el edificio de inglés...
Se quedó atrás por su poca resistencia y velocidad, aunque seguía yendo en grupo. No la importaba la posición en la que iba corriendo, pero sí no separarse de ellos o eso significaría muerte.
Un quejido la sacó de su burbuja, y se giró de inmediato cuando Jimin y HyoRyung desaparecieron de su campo de visión. Dejó de correr cuando la vio tirada en el suelo, comenzando a correr entonces en dirección contraria.
JiMin estaba a su lado y por lo resbaladizo del suelo HyoRyung no era capaz de levantarse sola. Miyeon realmente creyó que JiMin la levantaría y saldrían corriendo, pero uno de los zombies que les perseguían apareció frente a ambas y aún JiMin no reaccionaba. Trató de acelerar el paso, pero JiMin había salido corriendo por otro camino.
— ¡HIJA DE PUTA! —gritó, resbalando también al llegar con HyoRyung. Ambas estaban ahora en el suelo, aunque Miyeon estaba dispuesta a levantarla a pesar de acabar con el zombie en su cuello—. ¡Corre, Hyo!
— ¡MIYEON CUIDADO!
Woojin apareció de la nada, tirando de un golpe al zombie que estaba a punto de caer sobre ella para darse un buen festín. Corrió hacia ellas antes de que se levantara, aunque levantar a dos a la vez sería imposible con un zombie más rápido tras ambos.
— Woo-.
Una flecha atravesó repentinamente el cráneo del zombie de manera extremadamente limpia. Era incapaz de ver de donde venían, pero sabía perfectamente de quién eran. No había conocido a ninguna mujer tan hábil con el arco además de Katniss la de Los Juegos del Hambre: su cuñada.
— ¡Es mi hermana! — dijo Woojin, como si no se lo creyera, mientras sujetaba a Hyoryeong.
— ¡Hari! — exclamó Miyeon,
Hari lanzó otra flecha, bajando el arco y yendo directa hacia ellos.
— ¡Vamos, Woojin! — les empujó, metiéndoles prisa. Miyeon acató cómo si fueran órdenes supremas, comenzando a correr tirando de Hyoryeong con cuidado.
— ¿Te has hecho daño? — preguntó, aunque era obvio por la manera en la que cojeaba. Hyoryeong se quejó, contestando a su pregunta.
— Realmente ibas a lanzarte al zombie por mí...
— Es que soy muy carismática — guiñó un ojo—. Además tengo un novio que me tiene más cuidada que mi padre.
La ayudó a subir las escaleras de la entrada al gimnasio, teniendo un recuerdo de como en ese mismo lugar Gwinam el loco se confesó con su etiqueta. Todos se detuvieron, y la manera en la que todo estaba sumido en la oscuridad la dio muy pero que muy mal rollo.
— Corred — dijo Namra—. ¡Corred!
Un relámpago surcó el cielo nocturno, iluminando al fin el interior del gimnasio. El corazón de Miyeon se detuvo por un segundo, mirando fijamente aquel enorme grupo de zombies deportistas.
— No me jodas... — una chica del equipo de tiro con arco rompió la tensión, mientras todos corrían despavoridos hacia cualquier lado. Miyeon no sabía donde correr, pero vio como aquella chica de pelo corto tiraba con fuerza del extraño carrito donde llevaba a otro chico de complexión mayor.
Estaba paralizada, sin poder ver bien donde estaba Daesu, cuando alguien repentinamente tiró de su brazo a tiempo antes de ser acorralada. El chico que iba con Hari tiró con fuerza de ella, corriendo hacia las puertas de cristal a tiempo de ponerla a salvo de aquellos zombies, ya que justo cuando cerró estos se pegaron desesperadamente tratando de alcanzarlos.
La horrorizó ver que se había separado del grupo casi tanto como darse cuenta de que estaba desprotegida en el exterior del gimnasio. Sus amigos estaban entrando al armario de los materiales, mientras los zombies comenzaban a comerse al chico del carrito. Apartó la mirada con miedo, sujetando el brazo del chico para llamar su atención.
— ¡Vámonos! — casi suplicó. El chico asintió, comenzando a correr siendo inmediatamente seguido por ella—. ¡Joder!
Un enorme grupo de zombies iba al gimnasio, y se abalanzaron sobre ambos. No estaba segura de dónde había sacado la fuerza suficiente para estar sujetando a un zombie fuera de su cuello, pero no tuvo que soportar demasiado el peso ya que en cuanto el arquero se libró del suyo la ayudó para salir corriendo tirando de su muñeca.
El césped resbalaba y todavía llovía a cántaros. La puerta del gimnasio donde sus amigos estaban se alejaba cada vez más mientras ella corría lo más rápido que podía de aquellos zombies que la pisaban los talones, dejándola a su suerte con aquel chico que estaba dispuesto a sobrevivir y reunirse con ellos tanto como ella.
— ¡Miyeon! — exclamó de inmediato Daesu en cuanto la puerta quedó firmemente cerrada—. ¡Abre, Suhyeok, Mimi sigue fuera!
Todos palideceron, mirando a su alrededor y comprobando que, efectivamente, la ruidosa Miyeon había desaparecido por completo. Woojin trató de levantarse junto a Daesu, aunque Hari le sujetó la mano negando con la cabeza.
— No podemos abrir, Daesu — negó Suhyeok, apoyado firmemente en la puerta mientras el chico trataba de apartarlo desesperadamente—. ¡DAESU, BASTA!
— ¡Mimi está fuera! — repitió. A Suhyeok le dolió, pero tuvo que darle una bofetada a Daesu para que finalmente se calmara. Acabó con la cabeza gacha y temblando, aunque en silencio.
— Es imposible salir ahora, Daesu — trató de hacerle recapacitar—. Si sales, morirás. He visto a Miyeon salir del gimnasio.
— E-Ella está sola — su voz se rompió cuando dijo eso—. M-Mimi es m-muy miedosa...
— Miyeon es fuerte, Daesu — Suhyeok sujetó sus hombros, haciéndole levantar la mirada. Además de las gotas de lluvia, gruesas lágrimas caían por sus mejillas—. Ella estará bien, iremos a buscarla cuando logremos salir de aquí.
Aquella noche, pudieron notar realmente la ausencia de Miyeon por primera vez. La tormenta acompañada de leves sollozos solitarios causaban un ambiente aún más angustioso, haciéndoles ver que, aunque Son Miyeon fuera un verdadero dolor de culo, nadie podría soportar no volverla a ver.
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𝒁𝑶𝑴𝑩𝑰𝑬 𝑵𝑰𝑵𝑬𝑻𝑬𝑬𝑵: 𝑺𝑰𝑺𝑻𝑬𝑹-𝑰𝑵-𝑳𝑨𝑾
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𝗤𝗨𝗔𝗥𝗔𝗡𝗧𝗜𝗡𝗘 𝗭𝗢𝗡𝗘
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Se acabó la felicidad
Ahora solo existe el drama
Ni pa tanto hombre, podría ser peor
...
🤙🏻
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