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𝒁𝑶𝑴𝑩𝑰𝑬 𝑬𝑰𝑮𝑯𝑻: 𝑻𝑯𝑨𝑵𝑲𝑺

— ¿Por qué no me crees? De verdad lo vi en un vídeo — le volvió a impulsar para que rodara en la silla por toda la sala. Como desde hace diez minutos que llevaban haciendo eso cuando sus manos estaban entumecidas por los juegos que Miyeon le había enseñado, la chica soltó una risitas y se frenó con los pies antes de chocar. Volvió a retroceder, aunque Gyeong-su ya se había cansado.

— Porque es imposible que eso ocurra, Miyeon— insistió. La chica le tiró una carpeta, aunque él la tomó como una oportunidad de entretenerse—. ¿Por qué no te vas fuera y besuqueas a Woojin o algo así?

— Un respeto, confinado — se sentó de nuevo en la mesa, aunque esta vez apoyó las piernas sobre las de Gyeong-su para estar más cómoda. Estaba ya aburrida de estar ahí, aunque no quería dejar solo a Gyeong-su por una hora entera sintiéndose mal. Sí, estaba deseando salir junto a Daesu y meterse un rato con Suhyeok, pero su enorme empatía y síndrome de heroína la hacían quedarse junto a Gyeong-su—. Es que está la profe Park.

— ¿Desde cuándo respetas a los profesores? — cuestionó burlón, recordando las veces que había tenido castigos por responder, bromear con los profesores equivocados y tratarlos informalmente—. Además, seguro que a la profesora la alegra tenerte por ahí bromeando un rato para subir los ánimos — señaló la ventana. Era cierto, todos estaban apagados y tirados por cualquier lado.

— Después iremos a enseñarles el juego — restó importancia, aunque se moría de ganas de salir ya—. Aunque Nayeon no podrá jugar. Mi juego, mis normas.

— Lo has sacado de una publicación de Pinterest.

— Una más y me voy — advirtió, casi cayendo de la mesa cuando escuchó golpes en la puerta. Cheongsan rio abiertamente y de manera exagerada al verla, causando que le sacara el dedo y se bajara de la mesa para acercarse en caso de que ya hubiera pasado la hora.

Se apoyó en la pared con una sonrisa que no podía esconder, viendo como ambos amigos silbaban la misma canción a ambos lados de la puerta. Cheongsan trataba de convencer a Gyeong-su de salir ya, pero el chico era un cabezota de primera. Le entendía, debía ser humillante ser insultado así y además ser acusado de estar infectado cuando has arriesgado tu vida.

Cheong-san se apartó de la puerta, y unos segundos más tarde se abría por la profesora Park. Saludó a la profesora sonriendo, acercándose a Gyeong-su para estar atenta a lo que decía.

— ¿Por qué no sales ya, Miyeon? — apoyó una mano sobre su espalda de manera cariñosa—. Hay alguien que quiere hablar contigo — pronunció con un toque de misterio, señalando la ventana. Todos estaban pegados mirando la conversación, y analizando a cada uno volvió a ilusionarse pensando que era Woojin—. Ven tú también, Gyeong-su.

— Me quedaré la hora entera — miró a Miyeon, quien movía sus pies de manera impaciente. Estaba ya aburrida, pero era tan buena que no decía nada y fingía estar realmente entretenida para darle compañía en su encierro y animarle—. Sal ya, Miyeon, me apetece estar solo.

— ¿De verdad? — mordisqueó su labio inferior, casi lista para salir corriendo de ahí—. Si quieres que vuelva a entrar para contarte más sobre el área 51 toca dos veces el cristal. A Daesu le da miedo.

— Lo haré — asintió, sonriendo. Miyeon se inclinó para abrazarle con fuerza unos segundos—. Gracias, Miyeon.

— Estoy aquí, lo sabes — volvió a acariciar su pelo, y se separó con una enorme sonrisa ilusionada—. Profesora Park, si está mintiendo elimino mi promesa sobre estudiar más.

La profesora rio, indicándole que saliera mientras volvían a dejar solo a Gyeong-su en la sala de grabación.

En cuanto puso un pie fuera, correteó hacia su mejor amigo, abrazándole como si fuera un oso de peluche.

— ¿No te has aburrido tanto tiempo ahí dentro? — la elevó un poco al abrazarla, sacándola un jadeo por la pérdida de aire momentánea debido a la intensidad del abrazo—. Te has perdido cuando Suhyeok se ha quitado los zapatos.

— Pues que vuelva a hacerlo — alzó la voz para que él escuchase, negando con la cabeza—. Antes de morir quiero volver a reírme de tu nudismo parcial, anda. ¿No vas a cumplirme ese deseo? ¿Es porque suspendí Historia?

Daesu la soltó, colocando su camisa manchada de sangre y sudadera como si fuera su padre cada vez que salía de casa. Ahora que lo pensaba, tal vez si el virus de verdad estaba extendido por todo Hyosan, habrían llamado a su padre para que desplegara al ejército. Como Teniente Coronel, poseía un cargo alto y tanto privilegios como responsabilidades. Una de esas responsabilidades era estar en el cuartel del ejército la mayor parte del día o embarcarse a misiones nacionales (e incluso internacionales), lo que causaba que la mayor parte del día estuviera sola en casa.

Cuando sus padres se divorciaron cuando apenas era una niña, no comprendía del todo lo que eso significaba. Su hermano prefirió quedarse con su madre, mientras que su padre la crió principalmente a ella. Por supuesto que también tenía una relación cercana con su madre, pero el saber que ella había preferido a su hermano antes que tener la custodia compartida de ambos la dolía bastante. Jamás entendió qué había mal con ella, pero después recapacitó y concluyó que solo se necesitaba a sí misma para ser feliz.

Extrañaba a su padre, y estaba segura de que en cuanto supiera que estaba perdida por Hyosan encerrada en el instituto no dudaría en enviar a alguien. El problema era que eso podría tardar un tiempo, porque en la lista de prioridades del Teniente Coronel Son Minjae ella ocupaba un puesto más bajo de lo que debería.

— Woojin no dejaba de preguntar cuándo iba a terminar la hora — chivó Onjo. Sus ojos brillaron, causando que la chica riera bajito por su reacción—. Aunque los chicos se han estado riendo de él bastante porque no dejaba de mirar por el cristal.

— Yo creo que debería ir Nayeon — opinó JiMin. Disimuladamente se deslizó hacia Woojin, aunque Onjo la observó con diversión por su gesto.

— ¿Por qué yo? — preguntó bruscamente. Miyeon entonces recordó lo que había hecho la chica, y frunció el ceño apoyándose en la mesa.

— Está ahí dentro por tu culpa — espetó JiMin. Tenía un buen carácter escondido.

— ¿Qué he hecho? — Miyeon se incorporó sacudiendo su mano.

— ¿Te lo recuerdo? — amenazó. Hubo un momento de tensión, aunque Woojin bajó su mano al unirlas—. No necesitas una excusa para darme la mano — bromeó, ignorando deliberadamente a Nayeon. El chico negó con una sonrisita, y fue ella quien entrelazó sus dedos. ¿Estaba en el cielo? Estaba segura que sí.

Se apoyó ligeramente en su hombro observando a Nayeon, ansiando verla disculparse aunque eso la pateara el orgullo. Había estado más de media hora cerrada en un estudio de grabación, definitivamente lo mínimo que debía hacer era pedirles disculpas. A ambos.

Se levantó finalmente a paso pesado, cerrando tras ella al pasar. Se giraron a la vez sin molestarse en disimular, aunque Daesu sí se agachó un poco como si no le fueran a ver la cabezota.

— Venga, disculpate — animó Miyeon.

— Uuh, están hablando — siguió Daesu.  Se inclinó un poco más tirando a su vez de Woojin, haciendo un ruido de sorpresa cuando Nayeon tomó la mano de Gyeong-su—. Le ha cogido la mano, aquí hay tema.

— ¿Te imaginas un enemies to lovers? — soltó una risita también—. Ahora es cuando Nayeon siempre le ha amado y actuaba así porque la obligaba su familia de sicarios italianos.

— Ves demasiadas películas, Miyeon —  negó HyoRyung, aunque también estaba extremadamente atenta.

– Y decíamos que Miyeon era atrevida — dijo JiMin. Daesu rio aún más.

Nayeon les dio un poco más la espalda, aunque giró el cuello hacia Joon-yeong para poder ver bien lo que pasaba. Casi se choca con Namra, aunque quedó extremadamente confundida al ver como la del jersey rosa pasaba un pañuelo por la herida de Gyeong-su. ¿Qué diablos con Nayeon? Ella no era tan amable, ni obligada.

— Woojinnie — susurró. Hizo un ruidito de afirmación, indicando que la escuchaba—. Aquí algo me huele mal.

— Es Daesu — señaló de inmediato—. O los pies de Suhyeok.

— ¿Pero a Gyeong-su le gusta Miyeon o Nayeon? — preguntó Daesu—. ¿Quién es su prototipo de chica? Tal vez le gusten las que acaban por "yeon".

— ¿Le gusto a Gyeong-su? — preguntó extrañada, mirando aún de reojo la situación de la cabina.

La mitad negaron, aunque la otra mitad asintieron. Miró a Woojin, aunque él simplemente se encogió de hombros.

— Que se besen, que se besen — comenzó a canturrear Daesu. Volvió a prestar atención, y definitivamente supo que algo andaba mal cuando vio a Gyeong-su en pie frente a la chica. Woojin soltó una carcajada que estaba escondiendo, aunque ella estaba algo tensa.

—Profesora Park — llamó. La mujer se giró a mirarla—. Están discutiendo de nuevo, aunque Nayeon está portandose raro...

Como una persona que siempre estaba atenta al comportamiento ajeno, leía bien las emociones de los demás. Sumando a eso, era bastante empatica y sabía como comportarse frente a las emociones de las personas. Por eso, ver esa tensión incluso desde fuera de la cabina de grabación solo la daba mal rollo. Había algo que no lograba descifrar bien, pero no estaba segura de qué ocurría.

Woojin se separó de ella para comenzar a aplaudir junto a Suhyeok y Daesu, aunque al mismo tiempo que Nayeon salía, Gyeong-su se abalanza a sobre ella furioso.

— ¡Eres una asquerosa de mierda! ¡¿Cómo se te ocurre decirme eso?! —gritó. Los tres chicos sujetaron a Gyeong-su, mientras ella iba directa hacia Nayeon.

— Maldita loca — sin que nadie se interpusiera, agarró un puñado de su cabello con fuerza, girando su cara hacia ella. Se acercó sin vergüenza, mirándola con la misma rabia que tenía Gyeong-su, y el mismo odio que ella misma poseía—. Trato de ser comprensiva, pero no dejas de joder — la profesora Park la gritó que la soltase, mientras Nayeon trataba de escapar—. ¿Qué pasaría si te saco del estudio? — señaló la puerta—. Seguro que podrás juntarte con la misma escoria de la que estás hecha — Suhyeok logró hacer que Woojin y Daesu sujetaran bien a Gyeong-su, y se abalanzó sobre ella para alejarla de la chica—. ¡No eres más que una niñata!

Mientras la profesora separaba al grupo en dos (Gyeong-su y ella por un lado, Nayeon por otro), Miyeon se fijó en que ha había anochecido. Tenía hambre, sed, ganas de ir al baño y sueño, pero todo eso quedaba en segundo plano por la rabia que la consumía por completo. No entendía como alguien podía ser tan despreciable, y lo decía alguien que trataba de verdad buscar algo bueno en todo el mundo.

—El profesor Kang casi nos mata porque Gyeong-su le ha dejado entrar —escuchó, mientras trataba de respirar tranquila mirando por la ventana la ciudad—. ¿Por qué a él no le decís nada?

Daesu apoyó una mano sobre su hombro para detenerla de cualquier cosa, pero en cambio fue Cheongsan quien se acercó.

— No fue culpa suya, ninguno sabíamos lo que iba a pasar — respondió de manera firme. Aún así Miyeon creía que le faltaba más odio.

— ¡Ya está bien! — cortó Park.

— Sois todos un coñazo — suspiró, mirándola con una ligera sonrisita que la puso de los nervios—. Pero, ¿y si tuviera razón? ¿Entonces admitiríais que os he salvado?

Miyeon y Gyeong-su se miraron entre sí. Ambos habían sido acusados por Nayeon, pero hasta el momento se encontraban perfectamente. Estaba a punto de responderla, cuando vio perfectamente como un hilo de sangre caía de la nariz de Gyeong-su. Quedó completamente paralizada, escuchando a Nayeon presumir de como ella había sido quien había tenido razón.

— Gyeong-su — llamó Cheongsan. El chico se tocó la nariz, viendo como la sangre salía revelando que la infección estaba presente. Por su cercanía, pudo notar como las venas de sus manos comenzaban a marcarse excesivamente, y sólo pudo temblar de igual manera que él.

— ¿Q-Qué me pasa? — musitó, temblando asustado. Ahogó un sollozo, incapaz de creer que de verdad Gyeong-su hubiera estado infectado. Su amigo, su compañero, quien la escuchaba sin rechistar con una sonrisa.

— Gyeongsunnie — apoyó una mano sobre su hombro buscando que se relajara un poco, aunque sus propias manos temblaban igual que las suyas. Estaba a punto de abrazarle, cuando Daesu tiró de ella hacia sí mismo alejandola de Gyeong-su—. E-Está asustado, Susu...

— ¡Deshaceos de él! — chilló Nayeon, empeorando la situación. Gyeong-su avanzó torpemente, causando que todos retrocedieran excepto Cheongsan.

—No te acerques —pidió Onjo.

— ¡No me jodas, Onjo! —la chica negó. Miyeon comenzó a sentir sus propias mejillas húmedas, aunque Daesu se negaba a dejarla acercarse a Gyeong-su. Quedaron de nuevo en silencio—. V-Voy a c-convertirme, ¿verdad? — balbuceó—. Cheongsan, ¿qué hago?

—No puedes haberte infectado —negó. Onjo tiró de él, aunque la dio un empujón para evitar alejarse de su amigo—. No digas chorradas, ¿cómo va a ser que de repente...?

El rostro de Gyeong-su comenzó a hincharse, y retrocedió alterado cuando Cheongsan buscó acercarse. Temblaba, jadeaba y negaba con la cabeza. Su voz estaba entrecortada, y Miyeon sólo podía llorar y temblar por la situación. Gyeong-su necesitaba un fuerte abrazo, pero incluso ella sentía miedo de lo que pudiera pasar. Hizo un extraño gesto, como si sintiera un dolor punzante en el cuello, y Daesu tiró de ella para esconderla entre la espalda de Suhyeok y su pecho. Estaba completamente oculta, y en el fondo agradeció no tener que ver eso.

— ¡Decidle que se vaya! — insistía Nayeon—. ¡Vamos a morir todos! ¡Vete! ¡He dicho que te vayas!

— ¡CÁLLATE, MALDITA SEA! —gritó. Apoyó la frente contra la espalda de Suhyeok, mientras sentía a Daesu abrazarla con fuerza. Él también temblaba—. ¡Me voy! Os lo prometo... ¿Por qué iba a querer morderos? Si somos amigos... S-Si me marcho, t-todo irá bien...

—Gyeong-su, ¿y si te metes en el estudio? —propuso Park.

— ¿Y si morimos todos? —insistió Nayeon—. Tenemos que sobrevivir.

Gyeong-su comenzó a avanzar a pasos torpes, sujetandose de la mesa y sillas. No dejaba de repetir que se iría, y sentía que a cada paso que daba su corazón se estrujaba más.

— Gracias por todo —lloró. Miyeon ahogó sus lágrimas en Suhyeok, mientras este sujetaba con fuerza la mano de Daesu—. Vivid... —quedó en silencio. No se escuchó la puerta, ni su voz. Guiada por el miedo y curiosidad, asomó su cabeza tras el saco verde de Suhyeok para ver qué ocurría—. ¿Por qué me hacéis esto? M-Me estáis asustando, ¡basta! — exclamó, cayendo al suelo entre lágrimas—. ¡Cheongsan! ¡Miyeon! ¿Por qué me hacéis esto? ¡PARAD, PARAD, TENGO MIEDO!

Cuando los gritos de Gyeong-su se detuvieron, el virus había terminado por completo de invadir su cuerpo. Él ya no era el chico que quería escucharla hablar sobre aliens aunque no la entendiera, tampoco el que siempre quería comer el pollo del restaurante de Cheongsan. Ese no era Gyeong-su, ya no.

Daesu se escapó de su alcance cuando fue directamente hacia Gyeong-su, quedando ella en una esquina incapaz de reaccionar. Tenía miedo por el zombie, porque Daesu era un bobo que no dejaba de exponerse al peligro y porque habían perdido a uno de sus amigos. Todos corrieron a reunirse en la misma esquina que ella, y sintió como HyoRyung y Onjo tomaban sus manos para apoyarse entre sí.

Entonces, como una suave melodía, Cheongsan trató de llamar a su mejor amigo. Gyeong-su no dudó en abalanzarse sobre él, aunque Cheongsan se colgó de la manguera dejando que cayera a los arbustos.

El silencio llenó el estudio. El ambiente había cambiado demasiado, y solo podía llorar angustiada. Gyeong-su se había infectado, ¿Quién sería entonces el siguiente? No quería perderlos, eran sus amigos.

Sorbió por la nariz soltando las manos de HyoRyung y Onjo, yendo directamente hacia su mejor amigo. Parecía siempre estar atento a su posición, porque directamente se giró y se abrazaron entre sí dejando salir el dolor que les presionaba con tanta fuerza el pecho.

En esos momentos, ni si quiera Miyeon era capaz de pensar en algo bueno.

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𝒁𝑶𝑴𝑩𝑰𝑬 𝑬𝑰𝑮𝑯𝑻: 𝑻𝑯𝑨𝑵𝑲𝑺

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𝗤𝗨𝗔𝗥𝗔𝗡𝗧𝗜𝗡𝗘 𝗭𝗢𝗡𝗘


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Sigue doliendo, más escribirlo 😭

I'm sorry, pero era necesario. Sí que voy a cambiar algunas muertes y modificarlas para la trama, pero la de Gyeong-su era necesaria 👤

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