Capítulo 4
HoSeok se cruzó de brazos y miró por la ventana con fastidio. ¿Qué clase de «condición» estúpida era aquella?
—No sé por qué no hemos podido traer los dos coches.
—Porque si voy a hacer esto —le explicó, ignorando su mal humor—, al menos quiero pasar todo el tiempo que pueda contigo.
HoSeok decidió que no se lo explicaría otra vez. Tarde o temprano se daría por vencido.
—Me gustan tus amigos —dijo para cambiar de tema.
—¿Taehyung y Jimin?
—Sí —se volvió hacia él—. Háblame de sus esposas.
—En todo caso serían esposos —quiso reír ante la sorpresa de HoSeok—, pero Taehyung es el único que está casado. Jimin tiene mucho trabajo con su hija y la familia de Yoon, que están todos locos —lo miró y sonrió—. Si conocieras a su familia, lo entenderías.
—¿No se lleva bien con ellos?
—Claro que sí. Todos quieren a Jimin. Aunque al principio se mostró muy cerrado con Yoon. En realidad, fue YoonGi quien tuvo que ponerle en su sitio un par de veces.
—Claro.
—De verdad. Yoon es mucha cosa —dijo con una sonrisa—. No pasa del metro sesenta pero tiene las piernas más formadas e increíbles que he visto. Es fuerte, directo y sincero.
—Pareces admirarlo mucho.
—¿A Yoon? Sí, claro. Es estupendo. Supongo que si Jimin no hubiera ligado con él, yo le habría pedido salir.
HoSeok se puso tenso. ¡Ni siquiera se molestaba en negarlo!
—¿Sabe Jimin lo que sientes?
—Lo que sentía; y desde luego que lo sabía. Se lo recordaba cada vez que tenía oportunidad para hacerlo rabiar —le sonrió—. Un poco de competencia no le viene mal a nadie. Además, Yoon no se acercó a mí nunca con interés, aparte de para hacerme preguntas sobre Jimin.
—¿Y el señor Kim? Dijiste que está casado.
—Con Kim SeokJin. Es un novelista famoso. ¿Has oído hablar de él?
—No.
—Escribe novelas de misterio. Un verdadero amor con una imaginación ilimitada, que supongo que le viene de maravilla cuando tiene que escribir esas historias.
HoSeok apretó los dientes.
—Parece que también te gusta bastante.
—Sí —le dijo en tono tan suave que HoSeok tuvo ganas de pegarle—. Durante un tiempo pensé que estaba enamorado de Jin. Pero él había puesto los ojos en Taehyung y ahí quedó todo.
—¿Tienes por costumbre seducir a las parejas de tus amigos?
—No —dijo sin más.
HoSeok se quedó unos minutos en silencio hasta que se dio cuenta de que le estaba demostrando lo que sentía.
¿Dios mío, por qué sentía envidia? Hacía tiempo que había aprendido que jamás podría pasar de una relación superficial con nadie.
Jungkook tomó la entrada del parque y aminoró la velocidad. Mientras avanzaba hacia las sendas ecológicas, le tomó la mano a HoSeok.
—Solía pensar que quería a alguien como ellos. Pero está demostrado que nunca conoceremos bien nuestras mentes.
HoSeok sintió un revoloteo en el corazón y se dijo que era un tonto.
—¿Qué quieres decir?
Jungkook detuvo el coche en un aparcamiento de grava.
—Últimamente solo hay una persona que ocupe mis pensamientos. Y no se parece en nada ni a Yoon ni a Jin.
HoSeok comparó. Parecían dos hombres estupendos, que disfrutaban de la sexualidad y se entregaban sin reservas.
Pero su corazón estaba agobiado por el peso de la culpabilidad.
—Intentemos prepararnos antes de que llegue Junhong.
—¿Junhong es el fotógrafo?
—Sí.
Jungkook lo había recogido en su casa y habían ido juntos al parque de bomberos. HoSeok había insistido en que Jungkook se llevara el hacha, y él había hecho lo que le había pedido.
—No se te olvide sacar el hacha —le recordó al ver que la dejaba en la parte de atrás del coche; Jungkook protestó entre dientes y HoSeok sonrió—. Dame los pantalones; yo los llevo. Puedes dejar la cazadora y el casco de momento.
No tenía intención de cubrir su apuesto rostro ni aquel cuerpo hermoso más de lo necesario.
HoSeok levantó la vista a un maravilloso cielo azul mientras rezaba para que Junhong llegara puntual, porque seguramente el sol se escondería muy pronto.
Encontró un lugar donde no había hierba y se agachó con cuidado. Jungkook llegó junto a él cuando HoSeok terminaba de ensuciar las rodillas, la parte delantera y la trasera de los pantalones, limpios momentos antes.
—Estaban demasiado limpios. Queremos que parezca como si hubieras estado trabajando.
—Los bomberos no se revuelven en porquería.
HoSeok ahogó una sonrisa; Jungkook podía ser tan susceptible a veces.
—Créeme, sé exactamente lo que hacen los bomberos.
Una expresión reflexiva asomó a sus ojos.
—Has tenido experiencia directa, ¿verdad?
En lugar de mirarlo o contestar a su pregunta, HoSeok se levantó y sacudió los pantalones.
—Toma, póntelos.
Jungkook miró a su alrededor. En esa época del año, no había mucha gente en el parque, y menos por aquella parte.
—¿Encima de los vaqueros, o no? —preguntó en tono sugerente.
HoSeok había decidido cómo quería las fotos.
—No.
—¿Quieres que me quite los vaqueros aquí mismo?
—No hay nadie. Pero si te da vergüenza, puedes esconderte detrás de ese árbol grande. Como sea, date prisa. Quiero que estés listo antes de que llegue Junhong.
HoSeok quería hacer todo ese día, pues no tenía intención de volver a quedar con Jungkook. Lo tentaba, y sabía por experiencia que eso no tenía sentido.
Jungkook no se fue detrás del árbol. Miró a los ojos de HoSeok mientras se quitaba los zapatos y se desabrochaba el cinturón. HoSeok se ruborizó, pero también se dijo que ya lo había visto semidesnudo en los vestuarios. Aquella imagen lo había acechado de noche.
Se bajó los vaqueros hasta los tobillos. Afortunadamente, la camisa le llegaba hasta casi medio muslo. En ese momento, un coche se detuvo en el aparcamiento. Ambos se volvieron pero, para desgracia de HoSeok, no era Junhong.
Taehyung y Jimin salieron del coche. Ambos los miraron con hilaridad al ver a Jungkook con los pantalones bajados. Se reían mientras ayudaban a otros dos hombres a salir del coche. HoSeok vio que uno de ellos, un chico esbelto y color perla, salió y se quedó junto a Taehyung. Miró a Jungkook y emitió un silbido de admiración, destrozando aquella imagen tan perfecta. Del asiento junto al conductor salió otro chico que parecía un enano. Llevaba un chándal gris y tenía la piel más blanquecina que HoSeok había visto en su vida. Levantó los brazos, aplaudió y gritó:
—Eh, que nuestra presencia no te impida continuar, Jungkook.
Jungkook se echó a reír.
—No pienso quitarme nada más, obseso.
HoSeok sintió que pasaba a un segundo plano. Entre aquellas cinco personas una notable camaradería existía, una amistad palpable que lo excluía a él.
Se cruzó de brazos e intentó no sentir resentimiento. Aquellas personas merecían ser felices. A diferencia de él, ellos no habían cometido ninguna falta terrible.
Aún con los pantalones bajados, Jungkook estuvo a punto de derribarlo cuando le echó el brazo por los hombros y gritó:
—Yoon, Jin, quiero que conozcan a Jung Hoseok. Él es el que está haciendo este calendario con fines benéficos, y yo soy su última víctima.
HoSeok se esforzó en sonreír y conoció a los dos hombres que a punto habían estado de robarle el corazón a Jungkook. Jin se adelantó y le dio un abrazo.
—Hola, soy Jin, el esposo de Taehyung y amigo de Jungkook. Siento la intrusión, pero Yoon y yo hemos terminado lo que teníamos que hacer y teníamos el resto del día libre, y Jimin y Taehyung insistieron en venir a meter la nariz; así que hemos tenido que seguirlos —dijo sin respirar.
—No, quiero decir, no me importa mientras a Jungkook le parezca bien.
Jimin abrazó a su pequeño esposo.
—Da lo mismo si le importa o no; total, no le hacemos caso.
YoonGi le estrechó la mano mientras esbozaba una sonrisa preciosa.
—Soy Yoon, el futuro esposo de Jimin si podemos arreglar el asunto alguna vez.
—¿Dónde está Woo? —preguntó Jungkook.
—Con mi madre —contestó YoonGi—. Están haciendo un teñido de nudos a unas camisetas. Pronto la convertirá en una auténtica hippie.
Jimin se echó a reír y se dirigió a HoSeok.
—Woo es mi hija. Tiene cuatro años pero parece que tiene cuarenta. Se ganó a Yoon y a toda su familia en cinco minutos más o menos.
HoSeok se sintió ridículo, allí de pie mientras todos lo miraban.
—Le estaba indicando a Jungkook cómo haríamos la sesión fotográfica —se volvió con los pantalones manchados de tierra en la mano—. Toma, puedes ponértelos —añadió, pensando que Jungkook no tenía vergüenza alguna.
Taehyung sonrió.
—Hace un poco de fresco hoy para estar en calzoncillos.
Mientras Jungkook se ponía los pantalones, HoSeok fue a buscar las botas. Como odiaba los silencios incómodos, decidió explicarse.
—Las suyas son las últimas fotos que necesitamos, y las vamos a usar para la portada y para otra promoción. Quiero una foto de él sin camisa, con el hacha en la mano, tal vez sonriendo un poco.
—Jungkook tiene una sonrisa muy bonita —observó YoonGi.
Jungkook le tiró un beso, y gruñó cuando HoSeok le pasó las botas bruscamente. Entonces lo miró y se echó a reír, el muy asqueroso. HoSeok se dio cuenta enseguida de lo que había hecho y miró a los dos nuevos rostros, que lo observaban con expectación, curiosidad y consideración. Gracias a Dios, Junhong llegó en ese momento.
HoSeok se apresuró hacia él para ayudarlo con el equipo, mientras Jungkook se ponía las botas de puntera metálica.
—Me alegra tanto que estés aquí, Junhong. No es tarde, pero tenía miedo de que nos quedáramos sin luz. Y Jungkook está inquieto. No sé cuánto tiempo más aguantará. Con estos temas no se muestra demasiado agradable; no es como los demás bomberos con los que hemos trabajado.
HoSeok se dio cuenta de que estaba hablando demasiado y cerró la boca. Junhong lo miró largamente.
—No te preocupes. Tomo muchas fotos en exteriores con menos luz que esta.
Cargado con el equipo, Junhong se giró y estudió al grupo. Frunció el ceño.
—¿Quién es entonces el modelo hoy?
Todos señalaron a Jungkook. Junhong resopló mientras cruzaba hacia el césped.
—Quítese la camisa, entonces —metió la mano en una bolsa y sacó una lata pequeña—. Para la foto, el joven Jung quiere que parezca como si acabara de hacer un trabajo. Muy en plan macho, ya sabe.
Jungkook apretó los dientes, pero se quitó la camisa y se la lanzó a Taehyung, que la atrapó al vuelo.
Jungkook tenía ya la piel de gallina pues hacía fresco, pero HoSeok sabía que solo tardarían unos minutos en hacer las fotos. Jungkook era un hombre grande y musculoso. No le pasaría nada.
—Tengo algo para tiznarlo un poco —dijo Junhong—. Le pondremos un poco en el pecho y en los brazos, en el cuello y tal vez en el estómago, para hacer juego con los pantalones. Después le pondré un poco de aceite de bebé para simular sudor y, voilá, un hombre trabajador.
Junhong dejó el equipamiento en una mesa de merendero que había allí cerca y abrió el tarro.
—Ni hablar —dijo Jungkook al ver que iba hacia él.
Junhong vaciló. Miró a HoSeok y arqueó una ceja. HoSeok miró a Jungkook, que parecía listo para la pelea. Entonces fue hacia él con rabia contenida.
—¡Jungkook! —le susurró con fuerza—. Estuviste de acuerdo.
—Nunca dije que dejaría que me untara nada por el cuerpo.
—Solo será un poco —le explicó Junhong, ajeno a la tensión que se mascaba—. No me llevará mucho tiempo.
Jungkook sacudió la cabeza.
—Que no.
—Necesito que parezca que has estado trabajando —insistió HoSeok.
Miró a Junhong mientras le contestaba a Jung. —Nadie me ha untado nada jamás, y no pienso dejar que nadie lo haga ahora. Menos alguien que no le hace ni cosquillas a mi libido.
Taehyung y Jimin resoplaron; YoonGi y Jin se echaron a reír. HoSeok quería gritarles a todos; su hilaridad no contribuía en absoluto a suavizar la situación. Además, a pesar de lo que había dicho Junhong, quería aprovechar la luz restante. En ese momento se estaba imaginando a Jungkook con el reflejo anaranjado del atardecer de fondo. Quería que todos vieran a Jungkook como él lo veía.
Estaba metido hasta el cuello, y lo sabía.
—Bien —dijo, negándose a seguir pensando en la admiración que sentía por Jungkook—. Puedes ponértelo tú mismo.
Él sacudió la cabeza con fuerza.
—Ni hablar. No quiero ensuciarme con eso.
—Oh, por amor de Dios, lo haré yo —gritó YoonGi.
HoSeok se volvió hacia él en el mismo momento en que Jimin lo agarraba de los pantalones y tiraba de él. Como no veía otra solución, HoSeok le quitó el tarro a Junhong y metió las manos en la lata.
No pensaba permitir que uno de esos dos chicos tocara el cuerpo desnudo de Jungkook; y menos delante de suyo.
—Estáte quieto —dijo mientras observaba la expresión triunfal de Jungkook.
—No pienso mover un músculo —le prometió Jungkook, que seguidamente extendió los brazos, deseoso de que HoSeok lo tocara.
HoSeok aspiró hondo y empezó a extender la suciedad negra por los pectorales de Jungkook.
A pesar de que estaban a finales de octubre y de que hacía fresco ese día, Jungkook tenía la piel caliente. Era un hombre tan fuerte, y tan sexy... Dios, no había aprendido nada. Todo por lo que había luchado durante los pasados siete años había sido anulado por Jeon Jungkook. ¿Qué se suponía que debía hacer?
Jungkook observó a HoSeok sabiendo que acabaría excitándose, pero en absoluto preocupado por ello. Estaba adorable. Con fiera determinación, HoSeok observaba los movimientos de su mano mientras le extendía aquella cosa por distintas partes del abdomen. No hacía falta mucha imaginación para visualizar a HoSeok haciendo el amor con la misma intensidad. Se estremeció.
—¿Tienes frío? —le preguntó en tono ronco.
Jungkook le contestó del mismo modo, tan afectado como él.
—Me estás tocando, cariño. Cada vez estoy más caliente.
—Ponle un poco en el abdomen, sobre esos músculos tan masculinos. Destácalos un poco —dijo Junhong.
HoSeok miró el estómago de Jungkook y vaciló.
—Vamos —lo animó Jungkook, a pesar del atento público. Jimin y Taehyung le tomarían el pelo durante mucho tiempo, lo sabía, pero podría soportarlo.
HoSeok tragó saliva y volvió a meter en la lata una mano. Esperando que HoSeok no se diera cuenta, Jungkook le puso la mano en el hombro, como si quisiera sostenerlo. Sus frentes casi se rozaban mientras los dos observaban con fascinación el progreso de sus dedos acariciándolo.
Junhong emitió un sonido de impaciencia.
—Eh, vamos, ustedes dos. Si no vamos a sacar las fotos, entonces alquilen una habitación.
Taehyung y Jimin se echaron a reír como locos, hasta que sus respectivos esposos los acallaron. HoSeok se apartó, avergonzado y horrorizado, y sin pensar se limpió las manos en el pantalón. A Jungkook se le ocurrió zarandear a Junhong, pero entonces HoSeok no conseguiría sus fotos. En cambio lo agarró de la muñeca y tiró de él.
—Ignóralos —le susurró.
—Yo... ya he terminado, de todos modos —se soltó de él e inmediatamente se pasó la mano por los cabellos, asegurándose de que seguía perfecto.
Jungkook sabía que HoSeok hacía eso para intentar calmarse un poco, y se le encogió el corazón al verlo tan perdido, tan solo.
Junhong se adelantó con un bote de bruma y empezó a aplicársela por todas partes.
—Eh, eso está frío.
Junhong no le hizo caso.
—Ya casi está —dijo—. Cierra los ojos —y sin perder un segundo le aplicó aceite en la cara con el vaporizador—. Ya estás. Sucio y sudoroso. Como debe ser un hombre de verdad.
HoSeok protestó.
—No se trata de ser un hombre de verdad. Solo quiero que parezca que ha estado trabajando duro. Quiero capturar... —hizo una pausa— el dramatismo de luchar contra el fuego.
—Terminemos cuanto antes —dijo Jungkook.
HoSeok corrió a darle el hacha.
—Colócate esto en el hombro y apóyate contra el árbol.
—¿Que me lo coloque en el hombro? ¿Como Paul Bunyon? —se burló.
—No, como Jeon Jungkook, un bombero extraordinario.
Jungkook sacudió la cabeza, pero por dentro estaba encantado con su descripción. Se acercó al árbol, se echó el hacha al hombro y arqueó las cejas.
—¿Así está bien?
—No —corrió hasta él—. Necesito una sonrisa sensual.
Todos los demás estaban a una distancia respetable: Junhong ajustando la lente, los amigos de Jungkook un poco más allá, junto al coche. Jungkook le tocó la barbilla con delicadeza.
—En este momento no tengo nada que me haga sonreír.
—Tonterías. Probablemente estarás pensando en cosas...
—Estoy pensando solo en ti —lo interrumpió.
HoSeok resopló.
—¿Siempre tienes que ser tan difícil?
—Sí, porque tú eres difícil —dijo—. ¿Sabes lo que me haría sonreír?
—Tengo miedo de preguntártelo.
Jungkook lo sorprendió inclinándose y besándolo en la frente.
—Nunca tengas miedo conmigo, ¿vale?
—No quería decir... De acuerdo, ¿el qué? ¿Qué hace falta para hacerte sonreír?
—Prométeme un beso.
HoSeok entrecerró los ojos.
—Acabas de darme un beso.
—No. Un beso de verdad. En los labios. Con lengua y todo...
HoSeok fue a darse la vuelta. Jungkook esperó. HoSeok se cruzó de brazos, pero al momento los puso en jarras; al segundo siguiente se estaba frotando las sienes. ¡Una reacción tan elocuente por algo tan simple!
Finalmente se volvió hacia él y le preguntó en voz baja:
—¿Qué es lo que esperas conseguir? Te he dicho que no quiero tener una relación.
—Ni siquiera para un adolescente —le explicó con suavidad— un beso significa una relación.
—Pero si te beso una vez... —su voz se fue apagando.
—¿Qué? —maldita sea, quería besarlo; deseó con toda su alma que estuvieran solos—. ¿A lo mejor querrías volver a hacerlo?
HoSeok lo miró y respondió en tono bajo.
—Sí.
Jungkook sintió que le cedían las rodillas.
—Ah, cariño...
—Estoy listo cuando lo estén ustedes —gritó Junhong.
Jungkook le tocó la oreja con suavidad.
—Hoseok, dame algo sexy en qué pensar una razón para sonreír.
HoSeok cerró los ojos y tragó saliva. —De acuerdo.
La sonrisa sexy le salió sola. HoSeok se apartó, lo miró sorprendido y se giró hacia Junhong.
—¡Eh, Junhong, hazle una foto ahora!
Jungkook y HoSeok continuaron mirándose, y la imaginación de Jungkook empezó a trabajar a toda marcha. Mientras, HoSeok retrocedía y la cámara de Junhong no dejaba de disparar con entusiasmo.
HoSeok se ruborizó, sus ojos marrones se oscurecieron, sus labios se separaron. Jungkook lo asimiló todo, la excitación de HoSeok, y tuvo ganas de gemir en voz alta. Sabía que él también estaba sofocado, y le pareció muy erótica aquella transmisión de pensamientos.
HoSeok continuó retrocediendo hasta que se topó con el tronco de un árbol. Allí se detuvo y Jungkook imaginó que lo tomaba allí mismo en el bosque, con la brisa fresca acariciando sus cuerpos, agarrándole el trasero para que no se rozara contra la corteza áspera, levantándolo, embistiéndolo...
Pero para HoSeok, con sus trajes remilgados y su apariencia atildada, un revolcón en el bosque no sería de su gusto. Debería tener paciencia con él, aunque no fuera una de sus virtudes.
—Listo —gritó Junhong—. Creo que he conseguido algunas muy buenas. No sé lo que le ha dicho, joven Jung, pero...
—¡Nada! ¡No le dije nada!
—Entonces Jungkook es un actor estupendo —Junhong, al que no le gustaba demasiado charlar, agitó la mano y se encaminó hacia su vehículo.
—¿Cuándo estarán listas las fotos? —preguntó Jungkook.
—Las voy a sacar en el ordenador esta misma noche. HoSeok podrá verlas mañana a primera hora. En cuanto elija las que le interesen las prepararé en un día.
HoSeok, que no había dicho todavía ni una palabra, se apartó del árbol y fue hacia Junhong. Jungkook se acercó a sus amigos.
—Váyanse, ¿sí?
Taehyung sonrió.
—¿Tienes planes?
Jin le dio un codazo a su marido.
—Por supuesto que sí. ¿No has visto cómo se miraban?
—Miren, no sé lo que está pasando, pero desde luego voy a averiguarlo. Y no puedo hacerlo con cuatro curiosos observando cada uno de nuestros movimientos.
Jimin ladeó la cabeza y miró a Taehyung.
—¿Se refiere a nosotros?
—Creo que sí —contestó Taehyung.
YoonGi se puso de puntillas para darle a Jungkook un beso en la mejilla siendo seguido por Jin.
—No te preocupes. Ahora mismo nos llevamos de aquí a estos pesados —promete Jin.
—Cuidado —le dijo Jimin a su esposo cuando lo vio besar a Jungkook—. Te vas a llenar de grasa.
HoSeok se acercó en ese momento con cara de pocos amigos.
—¿Por qué te está besando todo el mundo? ¿Qué pasa aquí?
—Solo nos estamos despidiendo —le dijo Taehyung, y él y Jin se giraron hacia el coche.
—Espero que haya conseguido unas buenas fotos, joven Jung. Gracias por dejarnos mirar.
Y él y YoonGi también se metieron en el coche.
Cuando todos se hubieron marchado, Jungkook lo miró.
—Por fin solos —suspiró con alivio.
HoSeok pestañeó varias veces. Su nerviosismo era tan aparente que Jungkook sintió deseos de levantarlo en brazos y mecerlo. Pero en lugar de eso le agarró la cara con las dos manos. El corazón le latía con tanta fuerza que Jungkook se sorprendió. HoSeok respiró hondo; cuando se agarró a la cinturilla del pantalón de Jungkook le temblaron las manos. Jungkook se inclinó muy despacio.
Cuando sus labios rozaron los de HoSeok, perdió totalmente el control.
•Kat🐾
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