🦋𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐔𝐧𝐨🦋
Estaba seguro que era amor a primera vista, ya era un problema porque solía enamorarse muy pronto y siempre del equivocado, aunque una llama intensa, un calor demasiado fuerte en su corazón le indicó que aquel hombre era el correcto. Entonces bajó su arma y lo dejó vivir, ese día Nabi, un sicario temible no pudo acabar con su misión sacar del mapa al hombre que llamaban Vante del Clan D-3. Seok Jin lo vio marcharse, pero el hombre azabache nunca se dio cuenta siquiera que estaba por morir.
Nunca creyó que se volverían a ver, solo vivió con su recuerdo desde entonces. Había sucedido mucho después de huir de su hogar, cincos meses para ser exactos, y por entonces era conocido como Nabi en la casa de los refugiados de aquel sitio en el que dio a parar con Jackson.
Ahora él era diferente, solo quedaban las leyendas sobre el sicario Nabi. Es el protegido del Clan D-3, es conocido como el hombre más hermoso, angelical y prohibido que se podría desear, y por su apodo "Sumiso" ya todos sabían de quien hablaban, de un hombre maldito.
Existían tres reglas relacionadas con él, al sumiso no se le podía hablar, no se le puede mirar y principalmente, no se le podía tocar, quien se atreva a romper una sola de esas reglas moría, no por mano de Seok Jin, sino por la mano del mismo Dios, el líder del Clan Distrito de las Tres Vidas, más conocido como D-3.
Por aquellos lados se decía que cada ser compartía tres vidas pasadas en su última vida, es decir la cuarta, por eso traía ese nombre. Ellos creían fielmente a esto y la familia Kim era la primera que decía ser verdad.
Kim Nam Joon, apodado por todos como RM, hijo único de los Kim y por ende líder del Clan, él decía que sus integrantes eran perros fieles, básicamente una manada que se cuidaban entre ellos, pero aquel perro que pudiese los ojos encima del amor de su vida, no tendría compasión en destruirlo.
Seok Jin era el supuesto amor de su vida, pero era una gran mentira, Nam Joon tenía un fuerte capricho por él, tenía muchos motivos para estarlo, pero los principales eran la obediencia y la belleza que tenía el muchacho por ofrecer. Era suyo, pero Seok Jin no se consideraba a sí mismo de alguien más, solo es la falsa ilusión que les hace creer.
Ese día se había escapado de la jaula donde Nam Joon lo mantenía en cautivo. Se encontraba quieto siendo refrescado por la brisa de la madrugada frente a un río cercano.
Solo su cabello se movía, uno tan largo y brilloso que le tapaba las nalgas, si bien él estaba ahí para encontrar una respuesta, porque a Seok Jin el agua le habla, el agua lo escucha, el agua era más su padre que nadie.
El corazón comenzaba a latir con fuerza mientras sentía el viento golpear al paso que el agua fría lo cubría, de su boca siempre silenciosa, comenzó con un cántico, así como un rito a la vida, uno tan agudo que parecía hipnotizar a las mariposas, porque siempre que cantaba, ellas eran las primeras en acercarse, unas tres revoloteaban por su alrededor mientras se sumergía, lo único que no cubría el agua era su rostro.
Sintió calor en el cuerpo una vez que salió del agua, pero cuando volteó a mirar, lo que menos quería sucedió, el color de río se había vuelto rojo oscuro, uno tan opaco que lo hizo tragar fuerte, porque eso significaba sola opción, la muerte estaba muy cerca, no sabía si se trataba de él o alguien cercano.
No era la primera vez que le sucedía, ambos estaban conectados. Podía encontrar en el agua mucha tranquilidad y se volvía blanca, pero cuando el agua que toca se transforma en rojo son siempre los malos presagios.
Nunca lo sabría, pero entre su familia poseer dones era normal. La mayoría los usaban para la maldad o el beneficio propio, pero para Seok Jin solo era una advertencia que no compartía ya con nadie, que solo le quedaba esperar para ver que sucedería.
Aquella misión que realizaban los integrantes de D-3 tuvo tantos fallos que fueron imposibles de predecir, una de ellas la más compleja, uno de los suyos salió herido, pero al menos la misión se llevó a cabo con éxito entre tanta diversidad.
—¡Hirieron a Agust! —había gritado Vante con desesperación mientras llevaba a su hermano casi arrastras, Zico le ayudó a subirlo a la camioneta una vez que estuvieron más y de inmediato el vehículo arrancó cuando los hermanos abordaron.
—¡Gran hijo de perra, eso duele! —gritó Agust D al apretar el brazo de su hermano, porque Zico le había apretado fuerte sobre la herida para detener la hemorragia.
—Sí entonces ¿morirás desangrado? Pequeño imbécil. Guarda energías, apenas lleguemos se encargarán —respondió un poco fastidiado por el resultado de la misión—. Vante, tu camisa —el menor obedeció rápidamente quedando con su torso marcado y un tanto rasguñado desnudo, esto para que Zico pudiera cubrir mejor la herida—. Solo espera a llegar, el jefe estará más que complacido con tu trabajo.
—Más le vale, mi maldita pierna palpita —había gruñido molesto mientras jadeaba con dolor. Cuando lograron llegar a la casa del clan, entre Zico y Vante lo llevaron a la camilla que aguardaba por Agust, lo ayudaron a recostarse, pero el pelimenta necesitaba decirles algo antes de que se lo llevaran a revisar—. Antes de morir, quiero ver a Shu —imploró dramatizando con la mano sobre el pecho—. Por favor, es lo que más deseo.
Solar, una de los funcionarios médicos del clan volteó a mirar a Vante totalmente seria —Ya oyeron al pobre diablo —respondió ella al indicar que empujaran la camilla. Vante rodó los ojos.
—Ni en momentos serios dejaba de molestar —Zico soltó una risa burlona. Los amigos fueron al campo donde la mayoría del clan entrenaba, seguramente Shu estaba por esos lados. Apenas llegaron Zico comenzó a llamar al muchacho hasta que obtuvo su atención.
—¡Tu novio se está muriendo! —había vacilado de mala manera al ver la expresión confusa de Ji Min, quien era apodado como Shu.
Aquel de cabellos morados que reía por su mala broma dejó de hacerlo por el golpe que recibió en su antebrazo, Vante lo había hecho un poco fastidiado de que se burlara de lo ocurrido con su hermano.
El chico de cabellos naranjas, habló por fin —No es mi novio, pero ¿qué sucedió? —preguntó al remover el sudor de la frente, imaginaba que se trataba de alguna broma de Zico.
—Un idiota lo apuñaló en el muslo, no se morirá... pero él quiere verte —le respondió Vante quién sí estaba preocupado por Agust.
—Es su deseo antes de morir.
—Eres un imbécil, Zico —había dicho Ji Min al salir corriendo con dirección a la enfermería. Necesitaba asegurarse que su amado Agust estuviera a salvo, pero debía quedar claro que Park Ji Min no era novio, aunque nadie de los allegados lo creía.
—¡Shu! —gemía fuerte—. ¡Maldita sea! —Ji Min lo tenía sujeto de la mano y le removía el sudor de su rostro con trapos húmedos—. ¡Shu!
—Estoy aquí —murmuró antes de besarle la mano—. Agust, piensa en algo bonito para distraerte del dolor.
—¿Cómo en tu linda carita?
—Como en mi linda carita, sí —reiteró acariciando el rostro de su amado mientras lo escuchaba gemir con dolor.
La herida no era profunda, eso había sido un gran alivio. Una vez terminado todo, Yoon Gi jadeó más tranquilo mientras sentía su rostro ser limpiado por los trapitos de agua tibia.
—Estarás bien dentro de un par de semanas —afirmó la funcionaria antes de irse. Volteó a mirar a Shu quien le miraba atento y con demasiado amor—. El dolor es menor al ver tus bonitos ojos —había cerrado sus ojos estirando los labios para que Ji Min lo besara.
—Ahh ¿Qué haces? —preguntó su enamorado al poner la mano sobre el pecho del pelimenta.
—Espero mi beso ¿No es obvio? —respondió al abrir sus ojos—. ¿No me lo merezco?
—Supongo Agust, pero no de esta boquita —había palmeado aquel fuerte pecho y procedió a irse. Yoon Gi aún así lo llamó y Shu sonrió al mirar atrás, porque sí quería quedarse, pero si haría todo más interesante—. Duerme, Agust.
—¿Quieres dormir conmigo? Shu... solo un ratito —Ji Min dio vuelta entera para seguir caminando, pero esta vez para acercarse a la cama donde su amado estaba recostado.
—Hazte a un lado —Yoon Gi obedeció despacio recibiendo entre sus brazos al muchacho del cual lo traía enamorado. El de cabellos naranjas recostó su cabeza sobre el pecho acariciando el mismo mientras sentía la respiración del mayor—. Sabes que no te abandonaría ¿verdad? —preguntó abrazándolo de la cintura y subiendo su pierna sobre la sana de Agust.
Sabía perfectamente que ellos dos eran un equipo, que los dos se necesitaban a la misma vez que se amaban, no sería la primera vez que dormirían juntos, ni la primera vez que se besaban, ni tampoco la primera vez que hicieran el amor a escondidas en algún dormitorio, se necesitaban con demasía y un era el sostén del otro.
Perros como ellos se decían, no conocían perfectamente lo que era el amor, para ese aspecto no eran muy fieles, pero desde que Ji Min llegó a su vida, la alegría le brotó bastante. Agust D daría hasta la vida por Shu, porque en realidad no necesitaba a nadie más para ser feliz y a Ji Min le ocurría lo mismo, pero era tontería definirse como novios, al menos así era como todos los veían.
Cuando amaneció Vante se pasó por la enfermería, Ji Min estaba levantado y su hermano aún estaba descansando.
Le avisó que estaba a punto de irse con Zico para ver al jefe que les daría su respectiva recompensa por el buen trabajo que él y su grupo hicieron, pero lo mejor era que Yoon Gi descansará, ya que le traería su parte.
El líder del Clan caminaba por el largo pasillo seguido de su hermoso sumiso, además de tres hombres más. Los tipos se adentraron para abrir las puertas dándole la vista a una sofisticada habitación.
Un hombre estaba sentado en el sofá con una copa en mano y varios papeles en la otra, pero se puso en pie al ver su jefe adentrarse, dio una reverencia leve antes de pasarse al mini bar para servirle una copa.
—Bienvenido Kim-ssi —saludó Sensei Min Jae, su mano derecha, quién le llevó la copa hasta sus manos—. Señor, los aspirantes a D-3 progresan excelente, aunque ya hemos perdido bastantes, a esta paso el número será escaso.
—Solo necesito a los más ágiles, los demás deben morir, es un ciclo, Sensei Min, ¿algo más?
—Sí señor, llamaron de la casa y lo que se pidió ya fue concedido —respondió sin dar muchos detalles por la presencia del sumiso, era de confianza para ellos, pero RM prefería mantener a su amado lejos de los oscuros asuntos del Clan—. Están por venir —miró al sumiso que solo permanecía al lado de Nam Joon—. ¿Puedo ofrecerle algo de beber? —aquel hombre de tez pálida y ojos celestes miró al Sensei Min con superioridad, pero totalmente en silencio. La belleza y elegancia que poseía en ese espectacular cuerpo bajo la poca ropa que siempre usaba, era malditamente deseable.
—Sabes lo mucho que adora el jugo de fresa, consíguele uno —respondió Nam Joon por Seok Jin al sentarse en el sofá.
Min Jae asintió en busca de preparar el jugo. Él no podría responder, porque Kim Seok Jin, no habla. Sabe en qué momento debe actuar, obedecer, ver y escuchar, eso lo hacía todavía más peligroso, pero Nam Joon lo veía inofensivo, tan malditamente equivocado.
—Deberías buscarte uno como él, es totalmente perfecto —Min Jae solo sonrió mientras preparaba el jugo para Seok Jin, el mayor le hizo un par de señas para que se acercara, ocupando así un espacio en sus piernas—. Serás tan feliz como yo.
Luego de un par de minutos, el sumiso se quedó en la parte de arriba del templo degustando de su jugo de fresas hasta acabarlo. Procedió a desvestirse para poder entrar en la tina baja de madera que se hallaba en la habitación, necesitaba relajarse.
Esperaba la noche con un poco de ansiedad, un buen trabajo del clan significaba celebración y Seok Jin ya sabía en qué consistía eso, no la pasaba del todo mal, pero no estaba conforme, no principalmente por el compromiso que eso ameritaba.
Tae Hyung regresó con la parte del dinero para su hermano, pero cuando entró a la habitación encontró al mal herido bebiendo un par de tragos con algunos colega.
—¿Eres imbécil? —preguntó Vante al quedar frente a su hermano—. Estás medicado, no puedes beber alcohol —lo había regañado antes de quitarle la botella para beber él.
—¡Búscate la tuya! —gruñó al tratar de alcanzarlo, pero no lo logró, tampoco tenía ganas de levantarse de la cama, su pierna dolía como el infierno. Tae Hyung dejó la botella aún lado y dejó sobre la cama el sobre con dinero
—No lo gastes en estupideces —advirtió al ocupar asiento a su lado.
—Cielos, iré a comprarle frutas a mi Shu ¡Cielos! Ya quiero ver su carita contenta cuando vea que le traje las frutas que tanto le gustan —sus compañeros se burlaron y vacilaron, algo demasiado normal entre ellos.
Cuando la luna se asomó en la oscura noche, fue que escuchó a Nam Joon entrar al dormitorio —Seok Jin —el muchacho lo miró a los ojos mientras que se sentó en el borde de la cama—. Ven aquí cariño. Desnudate —el sumiso caminó descalzo mientras se bajaba la ropa frente al rubio que lo apreciaba con demasiada lujuria, tan deseoso de tomar aquel cuerpo en sus manos y besar esos rosados labios de cereza.
—Cielos —murmuró excitado observando detenidamente el cuerpo pálido y perfecto del castaño. El hombre de cabellos largos hasta la cintura se quedó frente a su amo mientras que lo miraba masajear su propio miembro, ansioso de que ocupara lugar en él—. Eres perfecto, Seok Jin. Sube —el castaño sonrió engreído mientras subía a la cama—. Tan silencioso —aceleró sus movimientos cuando el menor se quedó ahí mirándolo a los ojos—. Vamos, tócate para mí —así lo hizo, con la misma elegancia de siempre y totalmente en silencio, su mirada llena de placer y una boca entreabierta, pero muda—. Maldito obediente —lamió sus labios necesitando tocarlo, que tan solo escuchar los húmedos sonidos provocados por la estimulación que Seok Jin se daba a sí mismo era un completo delirio, lo hacía entrar a un mundo de placer en el cual adoraba estar, pero el sumiso solo oprimía sus deseos, porque para Seok Jin, el sexo con el amo no era más que trabajo fácil y práctico.
Nam Joon se había quedado dormido después del sexo, siempre lo hacía, el castaño se levantó de la cama y buscó sus cortas prendas para cubrirse.
Se estiró mientras caminaba por la habitación directo al espejo. Se acarició despacio el vientre observando una de las tantas marcas sexuales de esa noche. Se dirigió a la ventana para abrirla y dejar que entrara la brisa.
El mayor sintió vacío en su cama haciéndolo abrir los ojos para darse cuenta que su amado no estaba cerca —¿Seok Jin? —iba a levantarse, pero vio a su muchacho mirando por la ventana. Su espalda estaba descubierta y era perfecto de ver bajo la penumbra—. Regresa a la cama —exigió adormilado, entonces Kim Seok Jin obedeció en silencio.
Muchas gracias por leer 😁💗
-: ✧ :-゜・.FairyWin
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