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—¡Detente! —Gritó una vez más, quiso alcanzarlo, pero sus pies le dolían bastante. El camino de piedras no era el más adecuado para esos días, e incluso su respiración le estaba fallando. —¡Solo un momento!

El mayor se detuvo, pero no se giró, su vista estaba perdida, ni siquiera sabía que camino había tomado.

Se sentía perdido, estúpido y enfadado. No consideraba si debía reír o gritar. Ese sentimiento en su pecho le dejaba con un sabor tan incómodo. ¿Estaba bien lo que hizo? ¿No permitiría que Han Gil recuerde para estar con Dong Sun?

¿Actuar como si nada? ¿Dejándolo como el villano de la historia?

Por un momento Min Ki se espantó, él se conocía, pero no perfectamente. Su actitud no se basaba en eso, siempre ha querido el bienestar para sus seres queridos.

En especial en Han Gil, el que siempre ha estado para él y lo ha tratado como su hermano menor. Los cuales se prometieron que a pesar de la distancia se escribirían y que viajarían, los tres.

Chin Hwa.

Min Ki.

Han Gil.

Como los tres mosqueteros.

Sus lágrimas comenzaron a caer, a lo que Han Gil llegó asustado, lo tomó del brazo percatándose de la situación de su amigo, inmediatamente de puso enfrente de él. Su expresión cambió a una de tristeza y continúo en darle un abrazo.

Todo sucedió en completo silencio, su corazón sin duda se encontraba herido.

Pero...

Sí él no era capaz de abrir la boca, esa gran amistad nunca terminaría. Han Gil y Chin Hwa permanecerían en el pueblo por el resto de sus vidas.

Y si él se proponía a conquistar a Dong Sun tendría una buena vida amorosa. Además, el castaño no era capaz de recordar. Nunca volverían a tener esa relación.

Sólo una vez.

¿Qué podría salir mal?

Su pecho se relajó y se separó del menor, el cual lo miró con cierta confusión. Min ki sonrió forzosamente.

—¿Estás llorando por la pelea?

—¡Ja! —Rió. —Eso que.

El menor apretó sus labios y después suspiró. —Lo quieres mucho, a decir verdad también me sorprendió tu actitud. Me gustaría saber qué o quién fue el causante de ponerte en ese humor.

—Eso ya no importa, solamente quiero ir a descansar.

—Me parece una gran idea. —Sonrió energético. —Te acompañaré a casa.

—Es algo tarde, lo mejor sería que tú regresaras con la abuela

—¿Y si te sucede algo? —Se le escapó un puchero.

—¿Sucederme qué cosa? —Preguntó fuera de tono, el chico retrocedió un poco mientras su mirada extraña examinaba su rostro.

—Hyung... —Murmuró.

—Lo siento, estoy algo estresado.

—¿Necesitas que te ayude?

—Esto no tiene nada que ver contigo. —Mintió, pero sus ojos se expandieron cuando recordó a Dong sun. El único causante de que su corazón se alterase. —Me tengo que ir.

—¡¿Hablaras con Chin Hwa?! —Gritó mientras el chico se alejaba.

Sus pasos se detuvieron y lo pensó por unos segundos, ¿pedirle perdón? ¿Por qué? Si ni quiera había hecho algo malo. Dejar que su voz se elevara no era producto para que se pusiera así.

—Tal vez, luego... —contestó, aún dándole la espalda para después retomar su camino con cierto apuro.

—Entonces... ¡Te veo mañana!

Gritó con la esperanza de ser escuchado, pero el cuerpo de su amigo había desaparecido dejándolo solo entre el campo.

Movió su pie con cierto nerviosismo, sin tener en mente como terminaría la situación. A lo largo de los años en el que lleva siendo amigo de Min Ki y Chin Hwa, nunca habían tenido una discusión tan grande como aquella.

Principalmente porque siempre discutían por cosas insignificantes y luego terminaban más contentos con su amistad.

Esta vez el ambiente era diferente, y eso le aterraba al castaño.

HyunJack.