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Little kittens


Era una tranquila noche de sábado donde Yoongi se disponía a descansar. El clima estaba despejado y tranquilo, no había ruidos externos que le perturbaran y rompieran el ambiente tranquilo. Salvo por los pequeños maullidos que se escuchaban de aquí a allá. Pero ya estaba acostumbrado a eso.

Con una taza de té en la mesita ratona a su lado y una manta puesta sobre sus piernas, Yoongi estaba cómodamente echado en su sofá con el teléfono en la mano, la televisión estaba encendida pero poco y nada de atención le estaba prestando al programa que transmitían.

Se sentía cansado, su cuerpo y mente agotados por el esfuerzo y dedicación que suponía su trabajo que por eso mismo había decidido pasar todo el día encerrado en casa y acostado tranquilamente, solo levantándose para comer o ir al baño.

Un pequeño ronroneo seguido de una pequeña cabecita siendo pasada por una de sus piernas lo saca de su estado adormilado, y al mirar hacia abajo ve nada más y nada menos que a una de sus desastrosas bolitas de pelos.

Una pequeña gatita, con un pelaje tan blanco y brillante como la mismísima nieve se encontraba recostada en sus piernas, restregando todo su cuerpecito por la manta, rogando por su atención.

El pelinegro sonrió ligeramente por lo adorable que era la pequeña gatita y sin poder evitarlo estiró sus brazos y la subió al sofá junto a él, sin importar que después este se llenara de pelitos blancos. Sonrió aún más cuando la minina se acomodó en uno de los cojines del sofá y procedió a recostarse y cerrar sus ojitos, comenzando a soltar ronroneos cuando Yoongi llevó una de sus manos a repartir caricias por su blanco pelaje.

Así se resumían sus días desde hace ya unos meses, cuando no estaba en la compañía de su novio o de sus amigos le gustaba sentarse solo y disfrutan del silencio y la tranquilidad en compañía de sus gatos.
O bueno, no solo suyos.

Unos toques apresurados en la puerta lo pusieron en alerta, al igual que a la gata acostada a su lado, quien levantó su cabeza y puso sus orejas en punta.

Yoongi se levantó rápidamente y fue a a abrir cuando los toques se volvieron más insistentes.

Su expresión cambió completamente al ver a la persona del otro lado.
Se recostó aburrido en el marco de la puerta, esperando por las tontas excusas que le diría.

Y es que frente a el estaba nada más y nada menos que Kim Taehyung, su novio. Y sabía exactamente lo que quería, solo había una razón por la que se aparecería en su departamento siendo casi las once de la noche, y la caja que llevaba entre sus manos solo confirmaba sus sospechas.

—¿Y bien? –Cuando vió a Taehyung llenar su pecho de aire en una gran inhalación para comenzar a hablar lo interrumpió.
–No.

—Ni siquiera he dicho nada aún.

Yoongi se dió la vuelta y se introdujo en su departamento, oyendo los pasos apresurados de Kim detrás suyo.

—Se perfectamente lo que estas tramando Kim Taehyung.

—Pero-

—Y la respuesta es no. –Volvió a interrumpir.

Yoongi siguió su camino hasta la cocina, abriendo el refrigerador y sacando una botella de agua, tomando tranquilamente de ella e ignorando completamente la presencia de su novio detrás suyo.
Taehyung miraba a Yoongi con los ojos entrecerrados y aún sosteniendo la caja entre sus manos.

—Por favor, solo escúchame por esta vez. –Le pidió casi rogando. Yoongi se dió la vuelta con un suspiro cansado, se cruzó de brazos y le dió a Taehyung una mirada para que comenzara de una vez.

El menor por su parte se dedicó a abrir la caja con una de sus manos y se las ingenió para equilibrarla y sacar el contenido de dentro.
Una pequeña bolita de pelos era lo que cargaba la mano de Kim Taehyung. Un gatito. Tendría como mucho unas semanas de nacido, estaba muy delgado y cabía perfectamente en la mano de Taehyung. Su pelaje era demasiado negro, rozando lo azabache y sus ojos, grandes y bonitos, eran de un intenso color azul. El pequeño maulló al ser sacado de su refugio cálido, pero enseguida Taehyung soltó la caja en una mesa cercana y lo arropó en su abrigo.

Yoongi observó a Taehyung con recelo.

—Lo sabía, sabía que harías esto de nuevo.

—Yoongi por favor, solo míralo, es muy pequeño. –Taehyung levantó al minino y lo acercó al rostro de Yoongi, este se alejó renuente, no caería, no otra vez.

—Si Kim, ya veo que es muy pequeño. Por eso mismo te ocuparás de conseguirle un hogar, pero –Señaló al piso con su dedo –Aquí no se queda.

Ese tipo de situaciones no eran nada nuevo para la pareja. En realidad había pasado muchas veces antes.
La cosa iniciaba en que Kim Taehyung tenía una ligera obsesión con los gatos, y con ligera me refiero a una gran obsesión. El caso es que Taehyung siempre había amado a esos lindos y peludos animalitos, y como tal no podía soportar que ninguno de ellos fuera lastimado.
Y todo eso estaría muy bien, de hecho es un acto muy tierno, el problema para Yoongi era, que siempre Taehyung terminaba involucrándolo a él en ese tipo de situaciones.
El menor cada vez que encontraba a algún gatito en la calle, sin hogar y desamparado se sentía en la absoluta obligación de hacerse cargo de ellos.
Otra parte del problema era que Taehyung vivía aún con su familia, su abuela padecía muy frecuentemente de enfermedades, pues al parecer los años y el paso del tiempo la habían hecho una persona muy débil físicamente, y gracias a eso su madre y él se encargaban de cuidarla la mayoría del tiempo. Su padre frecuentemente viajaba fuera de la ciudad por asuntos de trabajo y cuando su madre trabajaba también toda la responsabilidad de su abuelita caía sobre sus hombros. Para él no suponía ninguna molestia tener que cuidar de ella, pero gracias a eso, y a la salud tan delicada de la señora Kim, Taehyung no podía permitirse acoger a los gatitos en su hogar. Y esta es la parte tan crucial y necesaria en donde entraba Min Yoongi. El pelinegro tenía la suerte de vivir solo, pues pagaba un pequeño apartamento cerca de la Universidad, era un lugar acogedor y cálido en opinión de Taehyung, perfecto para ser el hogar de todos los gatitos que pudiera encontrar.

Y esa era la razón por la cual Yoongi pasó de vivir solo y tranquilamente, a tener a tres felinos compartiendo con él.
La primera vez que Taehyung trajo un gato, fue precisamente la gatita blanca que antes estaba a su lado. Su nombre era Winter, y era obvio que la habían llamado así por su blanco e inmaculado pelaje. La había acogido cuando aún era un bebé, y era hasta ahora la más apegada a Yoongi. Podía parecer un poco arisca por su mirada de ojos ámbar, siempre con las pupilas contraidas en alerta, pero con el pelinegro era el ser más cariñoso y tierno del mundo.
Luego estaba Yossi, fue el segundo. Era un gato varón muy hermoso, tenía un pelaje de color naranja brillante y unos ojos verdes hipnotizantes. Yoongi no lo veía seguido por el departamento si era sincero, ese gato siempre estaba de techo en techo, enamorado a las gatas en celo y repartiendo un poco de su semilla por aquí y por allá. Solo se aparecía cuando estaba realmente cansado y quería un lugar cálido para pasar la noche, o cuando no había encontrado nada para comer y el hambre no podía más. Era un aprovechado y aún así, Yoongi le tenía un inmenso cariño. Cuando Taehyung lo había traído él pensó en negarse en primer lugar, ya tenía a Winter y no quería tener la responsabilidad de otro animal en su espalda, pero Yossi había llegado en tan pésimas condiciones que no pudo atreverse a decir que no. Su pelaje naranja estaba completamente sucio y oscuro, sus huesos podían notarse al mínimo movimiento que hacía y para colmo, sus patas delanteras estaban heridas de gravedad. Todavía recuerda cuando lo habían llevado al veterinario, había sido cuidado y curado, y luego cuando volvieron a casa lo habían bañado con delicadeza. La mirada de paz y tranquilidad del minino antes de caer dormido y después de haber tomado un enorme plato de leche hizo que Yoongi se convenciera de quedárselo.

El pelinegro había decido a partir de ahí que ya no aceptaría más ningún animal peludo, pero entonces Taehyung se apareció con Seoltang.
En aquel momento el menor le había rogado, implorado y casi de rodillas que por favor acogiera al gato.
Según la historia dicha por Taehyung, Seoltang fue uno de las crías de la gata de la vecina anciana de al lado, quien al no poder cuidar de tantos gatitos a la vez decidió darlos en adopción a varias personas de confianza, y Taehyung por supuesto se ofreció como una de ellas.
Seoltang era un gato grande y algo gordo, tenía un rostro redondo que junto a sus ojos marrones y su suave pelaje gris hacían una combinación adorable. Él único problema era que gracias a su sobrepeso se había vuelto un flojo, siempre tirado por los rincones durmiendo o vagueando, eso había hecho que Yoongi tomara medidas recientemente y lo pusiera a dieta, viendo los resultados muy lentamente pero con un fin seguro.

Como comprenderán, Yoongi tiene suficiente con tres animales regados por su departamento, llenándolo todo de pelos, rasguñando sus muebles y cogiendo muchas de sus camisetas para su entretenimiento personal.

Por esta vez se pondría fuerte y diría no a los caprichos de Kim Taehyung.

El castaño le miraba con una expresión de ruego, con sus ojos brillantes y un ligero puchero, todo siendo parte de una vil artimaña para convencerlo.

—¿Quién mejor podría cuidarlo que tú Yoonie? Que nosotros. –Yoongi se mantenía firme en su posición mientras que Taehyung se acercaba lentamente a él con la pequeña criatura maullando suavemente, parecía que ambos de alguna extraña manera habían acordado unirse para convencerlo de que se quedara.

Y Yoongi no quería admitirlo, pero los grandes ojos del gatito junto a los brillantes de Taehyung estaban haciendo que quizás lo pensara mejor.

—Te prometo que esta será la última vez Yoonie, este es el último miembro que acogemos en nuestra familia. El último hijo gatito. –Taehyung abría muy grande sus ojos y hablaba de esa manera tan linda que hacia a Yoongi flaquear.

Mantuvieron un duelo de miradas por alrededor de dos minutos en los que no parpadearon y el silencio fue lo único que reinó en todo el lugar.
Hasta que Yoongi soltó un suspiro cansado y se dió la vuelta hacia el refrigerador nuevamente.

—Tu ganas Kim.

Yoongi no lo vió pero la sonrisa de Taehyung fue tan grande que sus mejillas dolieron, saltó e hizo un pequeño baile de victoria en su lugar. Acercó al minino y repartió besitos por su cabeza, recibiendo más maullidos como respuesta.

—Pero –Y el pelinegro se dió la vuelta sosteniendo el envase de leche en una mano y un recipiente hondo en la otra –Esta es la última vez, y lo digo totalmente en serio. No quiero convertirme en un 'señor de los gatos' desde tan joven.

Taehyung asintió animado y depositó al animalito en el suelo cuando Yoongi dejó el plato lleno de leche allí.
Ambos se quedaron observando como el gatito caminaba lentamente hasta el plato, oliendo primero con su naricita y luego sacando la lengua para comenzar a alimentarse.

Taehyung abrazó a Yoongi por su cintura y repartió besos en su cabeza y frente, sabía que era su forma de agradecimiento.

—Mañana deberíamos ir a comprar nuevas cosas para él, y más comida para gatos, ya casi no queda. –Yoongi agradecía el hecho de que el trabajo de medio tiempo de Taehyung como fotógrafo, junto con el suyo era suficiente para cubrir los gastos de cuidado de, ahora cuatro gatos.
–Por cierto, ¿ya le tienes un nombre?

—No, quería que lo decidieramos juntos.

—¿Tan seguro estabas de que iba a aceptar quedarmelo?

—Por supuesto, sabía que sería imposible para ti negarte.
–Las manos de Taehyung repartían caricias suaves por su cintura, y cuando inclinó su cabeza un poco hacia abajo para alcanzar los labios del mayor Yoongi colocó sus manos alrededor de sus hombros.
Comenzaron un lento besuqueo, con sus labios uniéndose delicadamente y sus lenguas explorando la boca del contrario. Ambos afianzaron el agarre en el otro cuando sus respiraciones se aceleraron, Yoongi enredaba sus manos en el cabello de la nuca de Taehyung y este deslizaba sus palmas desde la cadera hasta sus glúteos. Sus cuerpos se pegaron mucho más y un ligero hilo de saliva había comenzado a deslizarse por sus comisuras.

Y hubieran continuado de no ser por el maullido que sonó demasiado cerca de ambos, rompiendo la atmósfera del ambiente y haciendo que se separen con un chasquido.

Al mirar a su derecha vieron a Winter erguida sobre uno de los muebles, moviendo su cola muy lentamente y con una mirada de recelo.

—Alguien está celosa. –La voz burlona de Taehyung hizo a Yoongi sonreír. El castaño tomó a la gata en sus brazos, quien comenzó a maullar y encajó sus garras en la piel.

Yoongi volvió a suspirar, mirando primero al nuevo miembro de la familia en el suelo, Seoltang en una de las esquinas del salón durmiendo sobre su cojín, Yossi probablemente estuviera en algún techo como siempre, y finalmente sus ojos fueron hacia Taehyung peleando con Winter y tratando de quitar sus garras de su brazo.

Sonrió levemente, pensando que su hogar era muy cálido y familiar con la presencia de su novio y de las criaturas peludas allí.

Si, quizás los gatitos no estaban tan mal.

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