𝖮𝖮. 𝖥𝖴𝖳𝖴𝖱𝖤 𝖫𝖨𝖦𝖧𝖳𝖭𝖨𝖭𝖦

Una chica morena de 16 años se encontraba paseando por su casa, en realidad estaba siguiendo a su madre. Le estaba insistiendo y rogando que la dejara ir a casa de su mejor amiga, Dawn Lambert. A su progenitora no le parecía una gran idea que su hija durmiera en casa ajena.

-Por favor, mamá. Te juro me portaré bien, no haremos nada indebido -La chica se sentó en una silla mientras su madre comenzaba a cocinar y negaba-. Estará su madre.

Iris dejo de poner total atención a cocinar y escucho por un momento a su hija.

-¿Su padre igual estará? -La mayor vio a su hija de reojo y pudo ver como hacía una mueca-.

-Dawn no conoce a su papá -Nora susurro por lo bajo-.

Iris vió sorprendida a su hija, pero siguió cocinado mientras suspiraba.

-Nora, no lo sé. Pregúntale a tu padre -Y sin más, Nora sonrio y salio de su casa-.

Sabía que su padre no le negaría nada, jamás lo hacía. Desconocía la razón del porque su madre era tan fría y distante con ella y su padre todo lo contrario, pero realmente no le importaba, era feliz.

La chica dejo de correr y se adentro al CCPD, dónde su padre trabajaba como CSI, saludo a algunos oficiales y subió al laboratorio de su padre. Pudo observar como estaba sentado leyendo sobre un caso, se acerco sigilosamente a él y lo abrazo por detrás.

-¡Papá! -Barry sonrió alegre y se volteo para observar a su hija, dándole un beso en la frente-.

-Hola, cariño. ¿Qué necesitas? -El castaño se levantó de su asiento para dejar los papeles en otro lado-.

Nora aprovecho y se sento donde estaba su padre con anterioridad, al ser una silla giratoria la chica comenzo a dar vueltas mientras su padre la veía divertido. Finalmente comenzo a hablar, sin dejar de girar.

-Sucede que una amiga mia, Dawn, me invitó a una pijmada hoy. Le dije a mamá pero ella dijo que te dijera a ti -Su padre la miro con curiosidad y se acerco a ella-.

A Barry le sonaba el nombre, pero seguramente habían miles de chicas llamadas así.

-¿Es compañera tuya? -Nora nego-.

-Es dos años mayor que yo, pero igual es mi amiga. Regresaría mañana, su madre va a estar en su casa y me llevaría de regreso -Barry asintió y comenzó a cuestionarse-.

Era un hecho que le diría que sí a su hija, era su debilidad y no podía negarle nada. Lo que se cuestionaba era sobre aquella chica, realmente le sonaba una chica Dawn dos años mayor que Nora.

-¿Cómo dijiste que se llamaba?

-Dawn Lambert, papá. Y no, no es hija del detective Lambert -La chica le respondió divertida, pero tal parecía que a su padre no le divertia tanto-. En realidad es su sobrina.

Y ahí lo supo todo, sí se trataba de la chica que él pensaba. Con cuidado asintió y se acerco a besar la mejilla de su hija.

-Está bien princesa, puedes ir.

-¡SÍ! -La chica salto y abrazo a su padre besando su mejilla-. ¡Eres el mejor, pa! Iré a comprar unas cosas para esta noche, bye.

En cuanto Nora salió por la puerta, Barry pasó sus manos por su rostro, frustrado. Entre tantas personas en el mundo, ¿justo ellas tenían que ser mejores amigas?

[...]

Eran aproximadamente las 7:00 PM, Nora entro en silencio a su hogar e inmediatamente escucho gritos viniendo de la recámara de sus padres, dejo sus cosas en el suelo y subio a ver que pasaba.

-¡Esto es una locura, Barry! ¿Y si Nora lo descubre? -Escucho gritar alterada a su madre-.

-¡Entonces es mejor decirle, no podemos seguir ocultándole la verdad! Ella merece saberlo todo -La chica se acerco con cuidado y pego su oreja a la puerta-.

-¡Claro, Nora, cariño ven! Tu padre quiere confesarte que es Flash, que eres metahumana, sobre S.T.A.R. Labs, ¡Oh, y claro! Sobre Quinn Lambert.

Lo siguiente que escucho fueron susurros, en seguida salió corriendo de ahí, tomando sus cosas, dirigiéndose a casa de su mejor amiga.

[...]

En cuanto Nora había llegado a la casa de Dawn la castaña la había recibido gustosa, escuchando atentamente lo que su amiga le contaba.

-Eso...Es horrible, no sé como se siente que tus padres peleen, solo tengo a mi mamá -Dawn estaba detrás de Nora peinando su cabello-.

-¿Sabes que es lo más extraño? Hablo sobre Flash, y que tengo poderes...-Dawn dejo de peinar a Nora y se puso frente a ella-.

-¿Eres velocista...?

-No lo sé, no siento nada...Mencionó a S.T.A.R. Labs y a alguien más...-Su amiga la miro curiosa y Nora suspiro-. ¿Guardas el secreto? -La castaña asintió-. Mi papá es Flash y mencionaron algo sobre una tal Quinn Lambert.

La cara de Dawn se puso pálida, se quedo en blanco y su mente maquinaba a toda velocidad.

-¿La conoces? ¿Algún familiar lejano o...?

-Es mi mamá...

Y entonces al unir algunos puntos, Dawn supo que debía hacer una visita a su abuelo.

[...]

Ambas chicas se encontraban sentadas en el sillón de la casa de Harrison Wells que originalmente era de Tierra-2, quien para Dawn, era su abuelo. El mencionado llego con unas tazas de café y se sento frente a ellas.

-¿Qué sucede, pequeña? -Pregunto, muy extrañamente, amable y dulce a una de las castañas-.

Ese Harry Wells amargado y gruñón se convertía en una persona totalmente diferente si se trataba de su pequeña nieta, Dawn.

-Necesitamos que nos cuentes algo...-La chica movía su pierna ansiosamente mientras sus manos se acariciaban entre si-.

-Lo que sea.

-¿Nos podría contar sobre Barry Allen y Quinn Lambert? -La otra castaña hablo y el de lentes se tensó-.

Sabía desde un inicio que ver a su nieta y a la hija de Allen juntas no iba a resultar en nada bueno, suspiro tomando el puente de su nariz, tomo un poco de café y se dedico a ver a las castañas.

-Supongo no quieren saber necesariamente la historia de Flash y Swift -Ambas chicas negaron-. ¿Por dónde empezar? Sabía que esto llegaría algún día...Nora, tus padres no están casados. Dawn, tu padre está vivo.

Primera bomba, sin palabras.

Para Nora habia sido una gran sorpresa, si bien no veía mucho amor entre sus padres, no había muestras de afecto y la convivencia entre los 3 era casi nula, jamás creyó que el amor entre ambos siempre fue nulo.

En cambio, para Dawn la noticia de que su padre estaba vivo le cayó como un balde de agua, pues si bien nunca confirmo su muerte, ella misma lo había supuesto con los años. Su madre siempre se negó a hablar de su padre, así que asumió su muerte para evitar la verdad, la cual ahora era evidente, su padre las había abandonado.

El brazalete en su muñeca comenzó a vibrar indicando un alto ritmo cardiaco, elimino aquella notificación ante la preocupación de sus cercanos.

-¿Estás bien, Dawn? -La castaña la tomo del brazo con delicadeza-.

-Lo mejor es dejar hasta aquí la platica, llamaré a tu madre...-Wells iba a tomar el teléfono pero Dawn se lo impidió-.

Dawn había llegado hasta él en un parpadeo y Nora no se explicaba como había ocurrido.

-No...Continua, porfavor -La adolescente miro suplicante a su abuelo, quien termino por acceder-.

Ambos regresaron a los sillones, sentándose de nuevo.

-Bueno...Ambas son velocistas, hijas de los héroes Flash y Swift.

Segunda bomba, en blanco.

Esta segunda declaración afecto con mayor intensidad a la más pequeña castaña, pues no tenía ni idea de sus superpoderes o los de su mejor amiga. Para Dawn fue una sorpresa saber que su mejor amiga era una velocista, al igual que ella.

Al no ver reacciones negativas, Harry continuó.

-Flash y Swift estaban enamorados, en otras palabras, sus padres estaban enamorados.

Tercera bomba, apenas si escuchaban.

Nora sabía que su padre era Flash, pero Dawn en definitiva no sabía que su madre era Swift. Ambas chicas estaban a punto de llegar al colapso mental.

Harry pudo haberse detenido en ese instante, pero no podía hacerlo, no podía ocultar por más tiempo la verdad.

-Nora, Iris West no es tu madre -Harry no espero la reacción de la menor para decir la verdad mas fuerte de todas-. Dawn...Barry Allen es tu padre.

En el instante en que escucharon eso, ambas dejaron de oir todo a su alrededor. La cabeza estaba apunto de explotarles, un conocido zumbido resonó en sus oídos mientras era acompañado con la visión borrosa, no paso mucho para que su cuerpo al fin cediera.

Cuarta bomba, ambas cayeron desmayadas.

Y Harrison Wells tuvo que llevar a ambas chicas al cuarto de visitas, dejándolas solas. Había dicho lo necesario, no podía seguir guardando más el secreto.