🌹•THIRTY TWO XXXII•🌹
Sus ojos brillaron en cuanto aquella hamburguesa fue sostenida entre sus delgadas manos, pasó su lengua por sus rosados labios saboreando desde ya su comida aún sin si quiera haberla probado.
Ella realmente tiene hambre.
— Eres tan hermosa. —susurró con una sonrisa sin dejar de mirar lo que comería.
— Pff, no puedo creer que una hamburguesa tenga más suerte que yo. —comenté bufando.
— No todo en está vida es justo, Jeon. Además, ¿cómo te atreves a comparar una deliciosa hamburguesa contigo? —me miró con rareza—. ¿Si sabes que la comida es mucho mejor que un tipo, cierto? —musitó con indiferencia antes de darle la primera mordida a su comida.
— Si estamos hablando de ti, entonces te creo.
— Oye —habló aún masticando—, si algún día vez a algún chico lindo interesado en mí, dile que la mejor forma de conquistarme es dándome de comer. —limpió las esquinas de sus labios con una servilleta antes de continuar y decir—: Ya lo demás es cuestión de tiempo.
— ¿Y qué te hace pensar que se lo diré, ah? —cuestioné casi ofendido—. En ese caso mejor lo ahuyento.
— Un punto menos para ti. —farfulló vacilante—. Estás perdiendo, Jeon.
— ¿Y qué se supone que estoy perdiendo?
Dejó de masticar observando con detenimiento su hamburguesa.
— Posibilidad, ¿de qué? No te lo diré. —terminó volviendo a dar una mordida más a su hamburguesa—. Cómete eso antes de que en mi cabeza quepa la posibilidad de quitártela si no te la vas comer. —señaló aquellas papas fritas.
— ¿Las quieres? —pregunté con un semblante suave.
Me miró dudosa antes de asentir no muy convencida con una pequeña sonrisa apenada y avergonzada.
— Tómalas, entonces. —le acerqué el plato de plástico donde se hallaba la comida hacia su dirección—. Son todas tuyas.
— Pero, ¿qué hay de ti? —me miró confundida—. No hablaba literalmente, ¿sabes?
— Come ya. —ordené.
Formó un leve puchero inconscientemente antes de mirarme no muy convencida.
— Oye, te traje aquí para que comieras no para que me observaras así. —señalé ante su mirada—. Come antes de que se enfríe.
— Come aunque sea la mitad de todo esto, si no lo haces me sentiré culpable. —tomó una papa entre su dedo índice y pulgar acercándolo a mi boca—. Abre. —ordenó con su vista fijada en mis labios—. Abre antes de que te obligue a comer, Jeon. —amenazó en un tono demandante.
— ¿Por qué haría eso? —inquerí—. Come tú, creo que necesitas llenar tu estómago más que yo. —sentencié arrebatándole la papa de sus dedos alejando a la vez su mano—. Además, no tengo hambre.
— ¿Ahora hasta mendaz saliste? —negó con su cabeza frenéticamente—. Cada vez me decepcionas más, aún si no espero mucho de ti.
— Hey, eso dolió. —confesé con un mohín molesto—. Te gusta hacerme sentir mal, ¿cierto?
— Cierto. —confirmó sin pena alguna—. Y a ti te gusta sacarme de quicio.
— Weil, ¿no crees que nos complementamos perfectamente? —pregunté recargando mi mentón sobre la palma de mi mano observando como comía sin culpa alguna—. A ti te gusta hacerme sentir mal y a mi me gusta hacerte enojar.
— No lo creo, es algo tóxico.
— Tienes razón pero, ¿no estás dispuesta a mejorar o sí? —insinué deseando guardar para siempre en mi memoria la imágen de está JeWeil con las mejillas llenas.
— Tal vez. —pasó el bocado antes de volver a hablar—. ¿Si lo hago cambiarán tus gustos por las chicas que te gustan? —alzó sus cejas. Gesto que interpreté de inmediato, captando a que se refería—. Si eso pasara, créeme que trataría de cambiar esa parte de mí.
— ¿Por qué no lo dijiste antes, ah? Pude haberme ahorrado muchas palabras hirientes de tu parte.
— No soy hiriente, soy honesta. —corrigió encogiéndose de hombros—. Aunque sé que a veces debería callarme y abstenerme de decir la verdad.
— Es bueno que lo sepas.
Abrió sus ojos aún más al igual que su boca dándome a saber lo indignada que se sentía ante mis palabras.
— Me gustaría insultarte pero no puedo porque tienes razón.
Sonreí victorioso cruzándome de brazos mirando con detenimiento cada uno de sus movimientos. Ahora puedo confirmar que ella ama la comida más que a cualquier otra cosa.
Es tan adorable.
— Entonces Min JeWeil, ¿amas más a la comida que a ti misma?
— Exacto. —confirmó sin problema alguno.
— Hey, seguramente tu salud debe ser buena, chica extraña. Sinceramente te he visto comer de todo pero solo lo necesario.
— ¿Buena salud? —asentí—. Ojalá fuera así, pero en realidad es todo lo contrario, Jeon.
— ¿Por qué?
— Desde pequeña tuve problemas con mi peso, era muy bajo para mi edad en ese entonces, ¿sabes? La primaria no fue una gran etapa para mí, ni si quiera mi primer año de secundaria por eso mismo. —su semblante cambió de uno superficial a uno triste y perdido—. Comer no era mucho de mi agrado y es que no era que no quisiera, simplemente no tenía apetito y me llenaba muy rápido. —bajó su mirada abrazándose a sí misma—. Mi familia comenzaba a decirme que si seguía así me volvería una anoréxica o incluso bulimica por esa razón. —rió con ironía jugando con sus manos—. Un día enfermé y apartir de ahí el hospital, las vitaminas, los medicamentos, las jeringas al igual que las agujas parecían volverse cada vez más comunes para mí, estaba harta. —cuando decidió mirarme noté el leve color rojizo en sus ojos, aguantando su pequeño llanto—. Sí, estaba mal, pero no tienes idea de lo difícil que era para mí el comer si quiera un plato de arroz completo, comer una maldita gelatina me daba asco y aunque se había confirmado que yo no sufría de bulimia igual no estaba bien. —mordió sus labios haciendo una pausa de silencio antes de continuar diciendo—: Créeme, yo realmente me esforzaba por comer más y subir de peso pero a veces solo quería que todo se fuera a la mierda junto conmigo para que así ya no tuviera que molestar más a mamá y a papá con mis problemas de salud. —suspiró revolviendo levemente su cabello de frustración—. Me ponía tan feliz de haber subido al menos un jodido kilo, Jeon. —resopló escondiendo su rostro entre sus manos—. Es horrible. Me da demasiado miedo sentir asco de la comida de la nada porque siento que volveré a hacer lo mismo que hace cinco años.
Su voz se cortó y un pequeño sollozó salió de sus labios.
— Lo siento. —susurró apenada—. Y-yo, yo realmente quería sacarlo, llevo guardando ese pesar y culpa conmigo misma desde hace mucho.
Me puse de pie para ir hacia el otro lado de la mesa, tomar asiento a su lado y rodearla con mis brazos mientras ella evitaba con todas sus fuerzas no dejar escapar un sollozo más.
— Está bien, bonita. —acomodé su cabello detrás de sus orejas sin dejar de abrazarla—. Lo hicistes bien, JeWeil, lo hiciste bien.
— Fue difícil, Jeon, fue muy difícil.
Su voz acató un tono decaído, triste y roto como si no fuera Min JeWeil quien está hablando, como si aquella pequeña niña de años atrás que ella describe estuviera tomando su lugar.
Una pequeña Weil.
— Ni si quiera debí de habértelo contado. —señaló con una leve molestia—. Estúpida, JeWeil.
— Pero ya lo hiciste, bonita. Y no eres estúpida. —musité separando mi anatomía de la de ella hasta poder divisar su rostro—. Está bien abrirse, Weil. —limpié las últimas lágrimas que resbalaban por sus ahora rojizas mejillas con el dorso de mi mano—. Y me da gusto saber que a pesar de eso sigues aquí, chica extraña. —le sonreí acunado su rostro—. Lo hiciste bien, Min JeWeil.
Me sonrió de vuelta tímida evitando mirarme, sus ojos levemente hinchados al igual que sus mejillas la hacen ver aún más tierna y jodidamente inocente aunque ya todos sabemos que no lo es en lo absoluto.
Weil parece ser una chica algo egocéntrica, siempre tratando de que su ego no baje en lo más mínimo, honesta en todo, agresiva y cruel por supuesto pero al final del día creo que ella tiene mucho más que decir que solo insultar a todo el mundo.
JeWeil no es la mejor persona del mundo pero tampoco la peor, y aunque se suele señalar a sí misma como alguien con una lengua grosera y sincera, tal vez lo que ocurrió con ella en su pasado pudo haber influido mucho en lo que es ahora.
— No le digas a nadie de esto, Jeon. ¿Entendido? Te mataré si me llego a enterar, ¿bien?
— Oye, tu realmente me lastimas. ¿Cómo puedes desconfiar de mí, ah?
— Lo mismo me dijo él y no terminó muy bien.
— ¿Cómo que él?
— Sí, mi ex, ¿quién más? Eres tan tonto.
¿Cómo rayos puede tener esa dualidad, Dios? Comienzo a creer que ella debería estar protagonizando algún papel de villana en alguna novela.
Sin duda no me la perdería si existiera.
— ¿Por qué todos hablan mal de sus ex y después terminan regresando con ellos? —pregunté con curiosidad.
— ¿Quieres saber una cosa? —negué con mi cabeza—. Bueno, entonces te lo diré.
— Pero te dije que no. —señalé confundido.
— Pero de todos modos te lo voy a decir, así que cállate.
— No quiero.
— Silencio, voy a hablar. —puso su dedo índice sobre mis labios—. Shhh.
— No quiero, en ese caso mejor cállame.
— Dos puntos menos para ti. —dijo con un puchero.
Chica extraña.
En esté capítulo quise enfocarme más en lo que Weil sentía hacia sí misma aunque no fue narrado por ella. El hecho de abrirse de esa forma con Jeon para mí ya es un gran avance aunque no lo parezca.
Y pensar que todavía falta un ptr.
Una disculpa si el capítulo no fue del todo su agrado, aún así me esforcé mucho en escribirlo. 😖💜
Lo que le ocurrió a JeWeil fue basado en problemas de salud que yo en algún punto de mi vida tuve y quizás aún tengo xD pero es mucho menor que en ese entonces v: so... Si no parece coherente es algo que de verdad ocurre :D
JeWeil te pido perdón por meterte en mis problemas.😔👉🏻👈🏻
La razón de la tardanza ya se la saben, ¡PINCHES BLOQUEOS YA ME TIENE HASTA LA MA.-
🌠Por cierto, Jung HoSeok te amo.
[se va llorar brillitos porque ese hombre es demasiado hermoso, ay]*🌠
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¡Muchas gracias por leer!
Agradezco en demasía la paciencia que me tienen. Sobretodo a las personitas que pese a lo mucho que tardo siguen aquí. ¡Se les ama!🥺💗✨
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