🌹•THIRTY ONE XXXI•🌹
Lo tenía ahí, sentando en el sofá como si fuese un niño pequeño que acababa de ser regañado por su madre.
¿Qué se supone que debo hacer ahora con él, mmh? En estos momentos parece un ser tan ocioso.
— ¿Te vas a quedar ahí mirándome? —dijo observándome expectante.
— ¿Y tú desde cuándo me hablas con tanta seguridad, ah? —me crucé de brazos alzando una de mis cejas—. Estos días te has estado comportando raro, Jeon. Debí haberte sacado de mi casa desde hace ya más de quince minutos.
— Pero no lo has hecho, eso significa que mi compañía es buena. —sonrió con victoria a la par en la que me guiñaba su ojo izquierdo.
— Como se nota que no tienes otra cosa mejor qué hacer. —dije formando una mueca.
— Claro que sí tengo cosas qué hacer, por ejemplo admirar tu belleza. —alzó nuevamente sus comisuras tomando una posición cómoda en el sofá como si fuese el dueño de tal mueble.
— Ni siquiera te pongas cómodo, ¿entendiste? —advertí tomando su muñeca, dispuesta a jalar de ésta para moverlo de donde se hallaba—. No te vas a quedar aquí.
— ¿Por qué? —sin embargo, su fuerza es mucho más grande que la mía—. No quiero irme —sentenció forcejeando conmigo—, quiero quedarme contigo.
— Pero yo no. —informé—. ¡Maldición! ¿Por qué pesas tanto? —lo solté de golpe bufando—. Dios, ¿qué rayos les dan de comer a los niños de hoy en día?
— No lo sé, pero es genial.
— Largo, ahora. —ordené intentado que se levantara de su lugar.
— Ya te dije que no. —volvió a decir con un mohín.
— ¡Agh, ¿por qué no?! Está ni siquiera es tu casa, Jeon. Estás invadiendo propiedad privada, ¿sabías eso? —comenté poniendo mis manos sobre mi cintura.
— Nop... Pero gracias por el dato que no te pedí, bonita.
— ¡Ay, eres un cínico roba frases! ¡Largo de aquí! —exclamé lanzando un cojín a su rostro con fuerza.
— ¿¡Por qué siempre tienes que usar los golpes!? —pero él detuvo éste con su manos hábilmente antes de que lo golpeara—. Supongo que tus padres no están aquí, de no ser por eso no estarías maltratándome. —dedujo abrazando el cojín.
— De igual forma hubiera encontrado una forma de golpearte.
— Chica cruel. —musitó formando un puchero.
Suspiré presionando el puente de mi naríz, dándole la espalda, en busca de un plan para sacarlo de aquí o simplemente mantenerlo conmigo sin que esto se convirtiera en un desastre.
— Vamos, levántate de ahí.
Le ordené haciendo ademán de dar media vuelta para mirarlo, pero no contaba con que él tomaría mi mano desprevenida y prácticamente me jalaría hacia su dirección, provocando que cayera sobre su regazo.
— ¡O-oye, ¿qué demonios haces?!
Juro que no estoy en pánico, de verdad, no lo estoy... Bueno sí, un poco.
— ¿Desde cuándo tartamudeas, bonita? —susurró en mi oído con su voz más ronca de lo normal.
¿Dónde rayos está el botón de pánico?
— ¿Y tú desde cuando tan atrevido y menos tímido, ah? —sentí su mentón recargarse sobre mi hombro, lo cual me hizo tensar—. ¿Quién putas te crees para hacer esto, mmh? Para empezar no deberías de estar aquí.
— Tú has sido muy mala conmigo todo este tiempo, también muy burlona. —comenzó a jugar con los dedos de mis manos.
— ¿Y qué con eso? —dije socarronamente—. Al final del día sólo te decía la verdad, ¿no?
— Es cierto pero, ¿no pudiste ser al menos un poco compasiva conmigo?
— No, ahora suéltame. —me puse de pie, pero sus manos tomaron mi cintura obligándome a tomar asiento de nueva cuenta.
— ¿A dónde vas? Aún no termino contigo. —demandó con un tono indignan te.
— Tú no, pero yo sí.
Me incorporé retirando sus manos de mi cintura tosca.
— ¿Acaso te has vuelvo un demente?
Su estruendosa risa resonó por toda la casa desconcertándome en demasía, ¿habrá comido demasiado chocolate antes de venir aquí o quizás es así de tonto?
— ¿Qué es tan gracioso, Jeon? —cuestioné cabreada.
— Ow, es divertido verte de esta forma, chica extraña. —se puso de pie dando un par de pasos para estar cerca de mí—. Mejillas rojas, actitud a la defensiva y sobretodo nerviosa. —sonrió de lado con diversión—. Esto es algo que no se ve todos los días, ¿sabes? Una JeWeil como esta me es adorable de observar. —aún con sus comisuras arriba con su mano derecha acarició mi cabeza con lentitud estudiando mi rostro con su oscura mirada—. Una JeWeil vulnerable como esta... Es terriblemente tierna.
Sé que detesto que me toquen el cabello o la cabeza pero está vez no siento molestia alguna por ese hecho, es más, me está gustando este tipo de contacto físico.
— Seguramente sólo estás practicando conmigo tu absurdo coqueteo, ¿no es así? —insinué mirándolo de arriba hacia abajo.
— Ahí vas de nuevo con eso, ¡claro que no! —bufó cruzándose de brazos—. Soy idiota pero no tanto.
— ¿¡Entonces por qué sigues haciéndolo!? —pregunté deteniendo su mano antes de que me volviera a acariciar—. Podré ser una odiosa pero no es para que me tomes como una práctica.
— ¿Quién te dijo que estaba practicando contigo? —resopló con molestia, bajando su mano—. Tal vez realmente estaba tratando de conquistarte y tú pensando algo como eso.
— Sí claro, y yo odio el jugo de uva, ¿no?
— Es increíble que no me creas. —entrecerró sus ojos dolido.
— ¿Verdad que sí? —sonreí peinando mi cabello orgullosa—. Tu lindo rostro no me impide no creerte.
— ¿Cómo es posible que mi belleza no haga efecto en ti? —bromeó acariciando su mentón fingiendo pensar profundamente.
— Fácil, mi hermosura supera la tuya. —contesté sin mayor problema.
— Jin y tú son tal para cual. —comentó negando con su cabeza mientras formaba una línea recta con sus labios.
— ¿No crees que todo el mundo debería alagarse a sí mismo?
— Tal vez, ¿por qué? —ladeó su cabeza curioso.
— Es decir, todos quieren que te ames a ti mismo, que te aceptes y todo ese rollo, pero... —carraspeé abatida—. Por alguna razón cuando dices en voz alta cuán hermoso eres y te sientes ya te tachan de egocéntrico y presumido, cuando en realidad sólo te amas y te quieres tanto internamente como externamente contigo mismo.
— Wah... Pero qué profundo fue eso.
Se está burlando de mí, y no puedo hacer nada porque yo he hecho lo mismo con él desde hace mucho.
— Jódete, Jeon. —dije de mala gana.
— ¿Ya te he dicho que es lindo ver a esta JeWeil? —sonrió acunando su rostro entre sus manos.
— Mejor cállate. —pedí mirándolo con rareza.
— Ay, tenías que arruinar el momento. —negó con frenesí decepcionado—. No sirves para escenas románticas, JeWeil.
— Mucho menos tú. —mascullé bufando.
— Por eso digo que tú y yo no somos para nada compatibles.
— ¿Quién...
— Tú y yo. —dijo.
— ...te preguntó?
— Sabía que dirías algo como eso. —chasqueó su lengua—. Es divertido predecir lo que vas a decir, Weil.
Suspiré negando con mi cabeza, ¿a quién engaño? Creo que es obvio que no voy a correrlo, si realmente hubiese querido hacer eso simplemente lo hubiera hechado de mi casa desde un principio y ni siquiera hubiera abierto la puerta cuando él llegó. Además, su compañía no es tan desagradable como pensé que sería.
Es cómoda.
— Vámonos. —musité caminando hacia la salida.
— ¿Eh? ¿A dónde? —preguntó anonadado.
— ¿Pues a dónde más? A comer, ya es tarde Jeon, necesito alimentarme.
— ¿Eso quiere decir que sí saldrás conmigo hoy? —insinuó con una pequeña sonrisa llena de una pizca de esperanza.
— No, sólo lo hago porque tú eres quien invita hoy y porque en realidad no hay nada de comer aquí.
Mentir es mi pasión.
— Bueno, el punto es que vendrás conmigo. —tomó mi mano antes de arrugar su nariz travieso—. Eso es bueno.
— Sí, sí, como sea. —vacilé abriendo la puerta sin quejarme acerca de su mano tomando la mía—. Ahora muévete que tengo hambre.
Su intensa mirada es algo de lo cual nunca me cansaré de observar, y he de admitir que es mejor admirar sus oscuros ojos de cerca que de lejos.
Un par galaxias dentro de ellos.
Podré arrepentirme de todo menos de haberme acercado a este idiota, de no ser por eso quizás no tendría de quién burlarme —a parte de Hanhi— ahora mismo.
— Weil, tus mejillas están rojas. —comentó pícaro.
— ¿Y qué se supone que haga? ¿Decirles que dejen de estarlo? —rodé mis ojos obligándolo a salir—. Camina, antes de que me arrepienta y te deje aquí afuera.
— Cuando tienes hambre tiendes a ser más agresiva de lo que ya eres, chica extraña.
— ¿Tú crees que si fuera una extraña estarías aquí jodiéndome? —negó con un semblante sereno—. ¿Entonces por qué sigues llamándome así?
— Porque cuando te conocí no tenía ni idea de quién eras. —respondió mientras yo cerraba la puerta detrás de mí una vez nos encontrábamos fuera de la residencia—. Por eso eres la “chica extraña”.
— Qué original. —musité bufando.
— ¿Sabes? Estoy comenzando a acostumbrarme a tu sarcasmo. —comentó sonriente.
— ¿Ah sí? —asintió con emoción y orgullo—. ¿Debería darte un premio por ello?
— No, pero si tienes pensado darme uno no me niego a recibirlo.
— Tonto. —susurré con un leve puchero.
— Me tienes, Min JeWeil. —alzó sus cejas un par de veces mirando como su mano tomaba la mía.
— Deja de hacer eso antes de que te lleve a una iglesia y pida un exorcismo para ti. —advertí retirando su mano algo nerviosa ante su cercanía.
— Ni con exorcismo podrán quitarme el amor que siento por ti.
Un escalofrío recorrió mi espina dorsal haciéndome temblar un poco debido a ésto; retiro lo dicho, ya no es cómodo. Cada vez se pone más raro todo esto, pensándolo bien, quizás esté idiota hizo algún tipo de apuesta.
— Oye —puse mi mano sobre su hombro—, realmente quiero reírme de ti por todas las tonterías que has estado diciendo —reprimí una sonrisa burlona mordiendo mis labios antes de volver a hablar y decir—: pero no lo voy a hacer hoy porque tú eres quien va a pagar la comida hoy.
— Pero qué convenciera me saliste. —resopló con recelo.
— No me culpes a mí, papá me dijo que si un chico se ofrece a pagar todo que yo acepte sin protestar. —me encogí de hombros—. La otra vez no le hice caso pero ahora lo haré.
— Un momento, ¿cómo que “la otra vez”? —me miró con sorpresa—. ¿Eso quiere decir que has estado saliendo con chicos? —insinuó incrédulo.
— ¿Y si fuera así, qué? No es de tu incumbencia saber con quién salgo o quién no.
— No, pero.-
— ¿Pero qué? —suspiré comenzando a caminar sin esperarlo—. Yo no digo nada cuando las chicas de tu curso casi te desvisten con la mirada.
— Ni yo cuando los mocosos de primer año andan por ahí diciendo lo bonita que es su noona. —dijo alcanzándome el paso sin problema alguno.
— ¿Eso dicen? —asintió con frenesí—. Pues no le veo nada de malo, es obvio que soy bonita.
— Por favor, tú y yo sabemos a qué me refiero. No sólo dicen que eres bonita, Weil. —su voz acató un tono mucho más serio y áspero.
— Lo sé, no soy estúpida. —miré la hora en mi celular antes de posar mi atención en él sin dejar de caminar—. Mocosos con las hormonas alborotadas, irrespetuosos, ¿qué más? —di una palmadita en su hombro—. Tranquilo, estoy al tanto de lo que dicen, ya los he de amenazar y obligarlos a que se disculpen.
— Ya no es necesario. —avisó con una sonrisa cerrada.
— No me digas que ya les dijiste algo, Jeon. —lo miré negando con mi cabeza cuando me lo confirmó.
— Vamos, te estaban faltando al respeto. —frunció su ceño molesto—. Me enfureció mucho eso.
Paré mi andar de golpe, por ende el de él también se detuvo.
— Gracias por hacer que se callaran... Lo aprecio mucho. —le agradecí con una sincera sonrisa la cual fue correspondida por él segundos después de un pequeño silencio—. Eso te hace menos tonto para mí. —bromeé sintiendo como la timidez se quería apoderar de mi orgulloso ser.
— Me alegra escuchar eso.
— No, pero ya en serio, gracias. —lo observé neutra—. Te agradezco mucho el hecho de me hayas defendido aún si yo no estaba ahí presente para hacerlo. —concluí antes de continuar caminando, dejándolo atrás de vuelta.
No hay que perder esa costumbre de dejarlo al último un poco.
— ¿Qué quieres comer? —preguntó pasando su brazo sobre mis hombros, apegándome a su anatomía.
— Quiero comerte a ti. —solté sin vergüenza alguna. Sin embargo, él me miró de golpe casi en pánico—. ¿Qué? Tú fuiste quien me preguntó.
— Qué graciosa. —masculló sarcástico con una leve sonrisa.
— No te quejes, está es mi venganza por llegar a mi casa como si nada a decirme piropos que por un momento me dieron pena ajena.
— Chica cruel. —con un mohín molesto revolvió mi cabello con su mano libre—. Así te vez peor que antes.
— ¡Oye! Me he estado conteniendo las ganas de darte un buen golpe en la nuca. —comenté maldiciendo por lo bajo.
— Y yo las ganas de abrazarte.
Me apegó a él aun más, y aunque me lo pensé más de dos veces al final encadené su cintura con mis brazos sintiendo al instante su pesada e intensa mirada sobre mi cabeza.
— No digas nada o me arrepentiré de haberte abrazado, Jeon. —advertí de inmediato escuchando una risita de su parte—. Es un como un agradecimiento por haberme defendido de los mocosos.
— Te voy a ser sincero, este tipo de agradecimientos comienzan a gustarme. —confesó con diversión.
— Qué bien por ti, ni siquiera se te ocurra acostumbrarte.
— No prometo nada.
— Estulto. —murmuré.
— Bonita. —contestó.
— Como siempre. —peiné mi cabello hacia atrás con aires de grandeza.
— Ujum, estoy completamente de acuerdo.
— Ya. Basta, demasiado afecto. —liberé su cintura pero él no mis hombros—. Ya puedes soltarme.
— No, me gusta estar así.
Rodé mis ojos cruzándome de brazos, haciéndome la digna ante su tacto, pero al final retiré su brazo para encadenarlo con el mío.
— Así es más cómodo. —comenté ocultando una sonrisa—. Ahora llévame a comer a dónde sea que me quieras llevar.
— Uh, si sigues así voy a enamorarme de está JeWeil.
— Ni en tus más infantiles sueños, Jeon.
— Ya me di cuenta, gracias por romper otro de mis sueños.
— De nada.
Dejaré está imágen de cómo imagino a JeWeil muy independientemente de que la conozcan como la actriz Lee Sung Kyung.
Lo sé, es bastante diferente a Sung Kyung perooo, era así como yo la imaginaba :') Es uno de los premios que ganó FYJ en un concurso literario como una de las mejores protagonistas ^^, además del precioso Banner que coloqué antes y otros premios más c':
Incluso en los créditos aún viene con mi antiguo nombre de usuario xD.
So... ¡A mí sí me gustó! Jsjsjs, es que está bien bonita, y, y, ¡Y me encanta mucho! <3🥺💜✨🛐
También he de decir que nunca he sido buena para narrar escenas románticas, así que pido una disculpa si esto no parece para nada algo de romance :(( espero mejorar más adelante en ese aspecto. ♡
•••
¡Gracias por leer!💙
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