🌹•SEVENTEEN XVII•🌹
— ¿Qué rayos quieres?
— ¡Chica extraña! ¿¡Cuánto tiempo sin verte!?
— Habla antes de que me arrepienta de haberte esperado cuando bien pude haberme ido a casa, y a ti haberte dejado aquí esperando, como el idiota que eres. —se limitó a sonreírme ladeando un poco su cabeza ante mis palabras.
¿Desde cuándo tan sonriente, eh?
— ¿Qué es tan gracioso?
— Nada en realidad. —musitó, dudando un poco en si acercarse a mí o no—. Aunque, tus insultos lo son a veces.
— Jeon. —lo llamé amenazante.
— Bien, bien... —mostró las palmas de sus manos como si al hacer aquello me hiciera cambiar de opinión—. Quería pedirte un consejo.
— ¿Un consejo? —asintió algo avergonzado—. ¿Exactamente de qué?
— Bueno, eres una chica, así que... —rascó su nuca evitando mirarme—. ¿Puedo hacerte unas preguntas?
— Ya la estás haciendo. —señalé alzando una de mis cejas mirándolo con obviedad.
— Eso es cierto pero, al final me entendiste, ¿no? —formó un leve puchero apenado—. Eso es lo que cuenta.
— No tengo tiempo para esto Jeon.
— ¿Entonces cuándo tienes tiempo? —suspiré vacilando—. Oye, chica extraña, sólo serán unos minutos. —me miró con súplica mientras formaba una línea recta con sus labios.
— Comienza ahora. Te doy cinco minutos. —sentencié, cruzándome de brazos.
— ¿Eh?
— Uno, dos, tres, cuatro...-
— ¿A qué lugar te gustaría ir en una salida con amigos? —preguntó apresurado.
—A un restaurante de comida rápida. —respondí de inmediato.
— ¿Y a una cita?
— A un restaurante de comida rápida. —repetí al instante.
— ¿De verdad? —arrugó su frente, como si mi respuesta no fuera real—. No estás mintiendo, ¿cierto?
— Cierto. ¿Ya terminaste? —pregunté frunciendo mis labios.
— ¡No, espera un segundo, ¿sí?!
— Uno. —conté con una mueca de sarcasmo—. Adiós. —musité a la par en la que hacía ademán de irme.
— ¿¡A dónde vas!? —su mano aprisionó mi muñeca—. Aún no termino.
¿Qué no es más fácil que se lo pregunte directamente a OhYeon? Es más tonto de lo que creí. ¿Acaso no sabe que ella y yo no somos la misma persona?
— Dijiste que esperara un segundo, fue lo que hice, no me culpes a mí.
— Eres difícil de lidiar, ¿sabes?
— Lo sé, me lo dicen seguido. —confirmé con una sonrisa orgullosa—. Deja de verme así, no eres una víctima o algo así. —¿Por qué mierda tiene que tener sus ojos tan brillosos, ah? ¿¡Por qué!?—. ¿Que ya no vas a preguntar, mmh?
Salió de su pequeño trance para aclarar su garganta y continuar con su inútil cuestionario.
— ¿Dulce o salado?
— Ambas.
— ¿Vestidos o Jens?
— Ambos.
— Amh, ¿te gusta que los chicos se vean rudos, decentes o dulces?
— Todas.
— ¿Qué detestas que haga un chico en una salida?
Lo observé en silencio por unos segundos al igual que él a mí, si les soy sincera, lo único que me molesta es que no se comporte como normalmente lo hace. ¿Qué caso tiene salir con una persona que no me mostrará cómo es realmente cuando el propósito de una salida es conocerse mejor?
— Qué finjan ser alguien que no son, como me jode que hagan eso. —contesté desviando mi mirada a otro lugar que no fuera su rostro.
Y él, es una clara prueba de ello.
Y al parecer pensó lo mismo que yo, pues bajó su mirada, como si mis palabras lo hicieran pensar acerca de sus acciones por OhYeon. Es tan fácil leerlo a él, es muy transparente.
— JeWeil, ¿qué te gusta de un chico?
Buena pregunta, Jeon. Quisiera saberlo, pero resulta ser que aún no lo sé, te quedo a deber esa respuesta.
— No lo sé... —me encogí de hombros—. Nunca había pensado en eso.
— ¿Nunca? —negué con mi cabeza—. ¿Por qué no?
— ¡Agh, Jeon! ¡Ya te dije que no lo sé! —carraspeé—. Mejor dime, ¿por qué diablos no vas y se lo preguntas directamente a OhYeon?
— ¡Oye, sólo era una inocente pregunta! —señaló con recelo—. Y sobre ella, no tiene nada qué ver con mis preguntas.
— Jeon, no soy estúpida. —bufé—. Mejor cuéntame, ¿ya son novios o algo así? —pregunté sin tantos rodeos.
— ¿¡Qué!? —sorprendido lo vi tragar saliva. Ow, miren, está sonrojado—. No, no lo somos.
— ¿No? —comencé a caminar a su alrededor con lentitud, burlona—. ¿Entonces por qué de repente tan nervioso, eh?
— No es por eso. —murmuró cabizbajo.
— Ajá, sí. No te creo.
— ¡Lo digo en serio! —exclamó casi frustrado—. Tus palabras. —señaló vacilando—. Fue muy no sé...
— ¿Premonición? —asintió con serenidad—. ¿Por qué? ¿No es eso lo que quieres? ¿No quieres estar con OhYeon, entonces?
— Yo nunca dije eso.
Ese es el maldito problema.
— Jeon, ¿acaso no confías ni un poco en ti mismo? A este paso no lograrás nada con ella.
— Pero.-
— Pero nada, y te diré por qué. —suspiré antes de continuar diciendo—: OhYeon está acostumbrada a que sean ustedes quienes se acerquen primero, y digo "ustedes" porque seamos sinceros, no eres el único que anhela algo con ella.
Su semblante cambió de uno neutro a uno pensativo, y a la vez... ¿triste?
Sus ánimos bajaron notablemente, no pienso retractarme porque es la verdad, estar con alguien tan popular como lo es OhYeon, implica saber todo esto aunque duela.
— No pienses demasiado, Jeon. —aconsejé, tratando de sonar lo menos dura e insensible posible—. ¿Qué hay de las rosas? ¿Sigues dejándolas en su casillero?
— Tal vez. —susurró con la mirada en el suelo, ella en serio tiene efecto en él.
Rodé mis ojos, lo obligué a mirarme alzando su mentón con mi mano, mientras que la otra se aferraba a su hombro.
— ¿Cómo mierda piensas conquistarla si solo te la pasas pensando de más, mmh? No me preguntes esas estupideces a mí, Jeon. ¿Acaso es a mí a quien quieres conquistar o algo así? —negó de inmediato sin dejar de hacer contacto visual conmigo—. Entonces, ¿por qué demonios me preguntas a mí? Ve con OhYeon, y hazle tu intento cuestionario a ella, porque a quien quieres conocer es a esa tipa, no a mí.
— Pero... También quiero saber de ti, chica extraña.
Últimamente lo estoy tratando bien.
— Suerte con eso. —palmeé su hombro un par de veces—. Es más fácil que te mande a la mierda a que te diga algo lindo.
— ¿Cómo puedes tener tanta razón?
Lo miré con indignación, teniendo mi boca levemente abierta.
— ¿Me estás diciendo que no puedo ser linda? —insinué enarcando mis cejas.
— Yo no dije nada, tú fuiste quien lo dijo, chica extraña. —sonrió reprimiendo su risa.
— Oye, ¿y la cruel soy yo? —solté su mentón al igual que su hombro sin ser brusca—. Te llevas el segundo lugar.
— Te diría linda pero JoongGuk parece haberse ganado tal honor.
Espera, ¿cómo que honor?
— ¿Y él qué tiene que ver en esto?
— Me dijiste cruel porque según tú te dije que no eres linda, pero tienes a JoongGuk. —me miró travieso—. ¿Quieres que alguien más te diga que eres linda, chica extraña?
Quizás sí, un poco.
— No.
Negó con una sonrisa coqueta que de alguna forma me gustó ver. No está mal, de hecho, OhYeon es afortunada de tener a esté imbécil detrás de ella.
— Lo tomaré como un sí. —acercó sus manos a mi rostro, acunando mis mejillas mientras sus pulgares los hundía en las mismas—. Eres bonita, JeWeil.
— Ya lo sé. —mascullé como pude debido a que sus manos sobre mi cara no me dejaban hablar bien del todo—. Ahora, si no quitas tus manos de mi cara ahora mismo, te dejaré sin la bella posibilidad de tener hijos.
— Ya te habías tardado. —soltó mi rostro con diversión—. No te habías quedado sin amenazarme tanto tiempo.
—Como sea, Jeon. Ya te lo dije, en vez de seguir dejándole rosas en su casillero anónimamente —que claramente todos sabemos que ya no es así—, llévale un ramo, pero tú. —remarqué éste último—. No hagas esas tonterías de enviar a alguien para que se las dé en tu nombre. Deja de ser un maldito cobarde ahora, ya hablas con ella, ¿qué más necesitas, eh? Yo qué sé —resoplé diciendo lo primero que se me vino a la mente—. ¿Anticonceptivos, tal vez?
— ¡Weil!
— ¿Qué? —lo miré como si fuera un ángel. De hecho, lo soy.
— Eso no fue apropiado. —su cara está roja, qué graciosa imagen mental guardaré en mi memoria.
— ¿Y? —me encogí de hombros.
— ¿Cómo que "y"?
— Sé que no eres inocente, Jeon. —comenté—. Además, sólo quería darte ánimos.
— ¿Con insultos? —inquirió frunciendo su ceño.
— Sí.
— Vaya forma la tuya de animarme. —soltó sarcástico.
— Es genial, ya lo sé. —acomodé mi cabello detrás de mis orejas, sintiéndome orgullosa de todo mi bello ser.
— JeWeil...
— ¿Qué putas quieres ahora? —interrogué algo cabreada.
— Eres bonita, a tu manera, claro.
— Idiota. —murmuré.
— JoongGuk sufrirá a tu lado. —molestó con diversión—. Pobre. —suspiró burlándose—. Suerte con él, chica extraña.
— Jódete, Jeon.
— Gracias. —revolvió mi cabello con su mano para después salir corriendo.
— ¡Diablos Jeon, detesto que hagan eso, maldición! —grité fastidiada de que hagan eso siempre.
— ¡Sigues siendo agradable aun cuando estás molesta, chica extraña! ¡O como diría JoongGuk, linda Weil!
El "linda Weil" no me había molestado y a la vez agradado tanto como ahora.
No es de mi incumbencia lo que él sienta por OhYeon, pero no puedo evitar pensar esto: él está dando, mientras ella solo está recibiendo. Y, agh, eres tan iluso, Jeon.
¡Gracias por leer!💙
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