Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

016. halloween

CHAPTER SIXTEEN
❝halloween❞
stranger things season 2 | act. two










ALEX COCINABA TOSTADAS francesas al lado de Hopper que estaba haciendo café. El chico se dio vuelta para ir a buscar un plato y pegó un salto cuando vio a Once con una sábana encima que tenía dos hoyos para que la niña pudiera ver.

—Buenos días —dijo con una mano en el pecho.

Hopper soltó una carcajada.

—Fantasma —dijo Once.

—Sí, me doy cuenta —dijo Hopper sonriendo.

—Halloween.

—Pero ahora vamos a desayunar, ¿sí? —dijo el adulto sentándose en la mesa—. Vengan, comamos.

—No me verían —insistió Once.

Alex sirvió las tostadas y se sentó con una mueca. Hopper y el compartieron una mirada.

—¿Quiénes no te verían? —preguntó el adulto.

—Los malos.

—¿De qué hablas?

—Dulce o truco —dijo Once—. Alex dijo que podía acompañarme.

—¿Quieres ir a pedir dulces? —preguntó Hopper tomando un sorbo de café y Once asintió—. Conoces las reglas.

—Sí, pero...

—Sabes que no.

—Pero no me verían —siguió Once—. Alex me acompañaría.

—No me importa —dijo Hopper obligándola a sentarse—. Si sales, aunque seas un fantasma, corres riesgo. Nosotros no corremos riesgos. ¿Cierto? Son estúpidos, y...

—Nosotros no —terminó Once.

—Exacto. Ahora quítate eso, siéntate y come. Se te enfría la comida.

Once se sentó y Alex le dio un pequeño beso en la cabeza mientras ella se cruzaba de brazos.

—Yo la cuidaría —murmuró Alex—. Solo serían un par de horas...

—No —dijo Hopper—. ¿Qué tal si hoy salgo temprano, compro un montón de dulces y engordamos juntos mientras vemos una película de terror? ¿Aceptan esa concesión?

—¿"Concesión"? —preguntó la niña.

—C-O-N-C-E-S-I-O-N —deletreó Alex—. Concesión. ¿Palabra del día? Es un punto intermedio. Es como... un arreglo para que todos estén felices.

—¿A las cinco uno cinco?

—A las cinco quince —asintió Hopper—. Sí, claro. Alex también estará aquí a esa hora, ¿verdad, niño?

Hopper alzó una ceja y Alex asintió mientras masticaba su comida.

—¿Lo prometen?

—Pinky promise —dijo Alex extendiendo su dedo meñique.

Once lo miro confundida y Hopper sonrió.

—Es una promesa irrompible —dijo Alex con tono misterioso—. Si cruzamos nuestros dedos y decimos pinky promise significa que no podemos romper esa promesa. Jamás de los jamases. De hecho, la idea original era que si una de las personas rompía la promesa, tenía que cortarse el dedo así todo el mundo sabía que era un mentiroso.

Once cambio su mueca confundida a una asustada y Alex sonrió divertido. Hopper rodó los ojos.

—No vamos a hacer eso, Ce —aseguró—. Tus dedos y los míos están a salvo.

—Pinky promise —repitió Once, entrelazando su dedo meñique con el de el.

—¡Alex! —llamó Dante desde la cocina y el chico dejo su autito de juguete en el suelo—. ¡Ve a buscar a tu mamá, por favor! ¡La cena ya esta lista!

—¡Voy!

Alex se levantó del suelo y corrió escaleras arriba a la habitación de sus padres. Se supone que su madre estaba durmiendo pero no encontró a nadie en la cama, sin embargo, la puerta del baño estaba cerrada.

El niño se acercó y dio tres toques.

—Papá dice que la cena esta lista —dijo pegando su oreja a la puerta—. ¿Te falta mucho?

No hubo respuesta.

—¿Mamá? —preguntó frunciendo el ceño—. ¿Estás ahí?

Luego de nuevamente no recibir respuesta, Alex abrió la puerta y lo primero que vio fue rojo.

Toda el agua de la bañera era de color carmesí y en esta se encontraba el cuerpo de su madre, como si estuviera durmiendo solo que tenía ropa puesta. Toda su ropa estaba manchada con sangre.

¡Mamá! —gritó Alex asustado acercándose a ella y tratando de que su cabeza no se hunda en el agua—. Mamá, despierta. ¿Mamá?

Las luces parpadearon y la puerta se cerró de golpe detrás de él. El chico se abrazó a la cabeza de su madre en busca de consuelo pero de la nada ella abrió los ojos.

Ojos totalmente negros.

Vacíos.

—¿Por que me hiciste esto, Alex? —preguntó pero su voz no era como la recordaba... era más grave, casi robótica—. ¿Por qué tuviste que matarme?

—¡No lo hice!

El ojiazul corrió hacia la puerta tratando de abrirla pero se encontró con que estaba cerrada. Siguió pateando, empujando y gritando contra la puerta hasta que sintió unas manos frías —casi congeladas— agarrarlo por los hombros.

—Tienes que pagar las consecuencias de tus acciones, Alessandro —murmuró su madre—. Ahora, tienes que venir conmigo.

Alex sintió cómo caía hacia atrás y agua lo envolvía completamente, congelándolo en segundos.

Cuando abrió los ojos, no estaba en casa de Hopper o en ese baño. Partículas blancas flotaban en el aire, habían gruñidos ensordecedores por todas partes y de un segundo a otro, su pierna volvió a doler.

Estaba en el Otro Lado.

Una mujer estaba un par de metros más adelante, mirándolo con una sonrisa. Alex observó en su dirección, asustado, cuando notó que esta vez, si era su madre.

Sus mismos ojos azules, cabello castaño cortado hasta los hombros y esa sonrisa que lograba calmarlo en segundos.

—¿Ma... mamá? —preguntó temblando.

Toda su ropa estaba empapada. Su cabello estaba pegado a su frente y su barbilla tiritaba del frío. Alex se levantó apenas, sin apoyar su pierna pues le dolía de respirar y notó una tormenta en el cielo.

¿Por qué la tormenta era color rojo?

—Mamá tenemos que irnos —dijo Alex sintiendo un mal presentimiento—. Tenemos que salir de aquí. Ven conmigo, mamá, por favor.

Una liana se elevó del suelo y enrollo la pierna de Chiara Bianchi logrando que la mujer cayera de bruces al suelo. Cuándo empezó a arrastrarse, Alex salió corriendo.

Ignorando el dolor que subía por su pierna hasta su columna, corrió lo más rápido que pudo pero su madre desapareció entre los árboles muertos del bosque y Alex cayó boca abajo al suelo al tropezarse con algo, al mismo tiempo que se arrastraba hacia atrás por una fuerza invisible, pues ahí no había nadie más.

—¡No! —gritó pataleando como podía—. ¡Mamá! ¡Mamá, vuelve! ¡Puedo ayudarte esta vez! ¡Por favor!

—¡Alex! —gritó Once y Alex se sentó de golpe, con las mejillas empapadas y el pecho subiendo y bajando como loco—. ¿Estás bien? Alex.

—Yo... ¿qué...? —Alex miró hacia todos lados confundido cuando notó que estaba en el sillón de la cabaña—. ¿Qué pasó?

—Te quedaste dormido —murmuró la pequeña con preocupación—. ¿Estabas soñando de nuevo?

—Sí —Alex se limpió las lagrimas y sollozó levemente—. Estoy bien, ¿qué hora es?

—Las nueve cero cero —dijo Once. Alex se tapó la cara y Once se acercó para abrazarlo—. Solo fue un mal sueño. Huele las flores, sopla la vela, ¿recuerdas?

Alex cerró los ojos y correspondió el abrazo. En el hospital le enseñaron esa técnica de respiración y el se la había enseñado a Once cuando ella despertaba por pesadillas.

Huele las flores, inhalas profundo y luego soplas la vela, exhalas.

—¿Hopper no ha llegado aún? —preguntó en voz baja.

Nop —negó ella.

—Necesito... tomar aire —dijo Alex cuando se separaron—. ¿Te molesta si te dejo sola un rato?

Once volvió a negar y Alex le dio un corto beso en la frente antes tomar sus cosas e irse.

Jonathan estaba haciendo su mayor esfuerzo por maquillar a Alex con pintura para la cara.

Alex se había cambiado de ropa y tenía puesto una camisa roja y una corbata del mismo color que por el momento estaba desabrochada, junto a un blazer negro cubriendo sus hombros.

El mayor de los Byers terminó de poner pintura negra en sus labios para simular dientes y se quedó observando la cara de Alex por unos segundos antes de sacudir la cabeza.

—Listo.

Alex abrió los ojos y se miró en el espejo.
—Me veo ridículo.

—¿Qué? —dijo Jonathan riendo—. Te ves increíble.

—¿Por qué tengo que disfrazarme? Tu no estás disfrazado —reclamó Alex como un niño pequeño.

—Estoy disfrazado de un camarógrafo frustrado —replicó Jonathan encendiendo el auto—. No te ves ridículo Alex.

—¿Estás seguro de que esta es una buena idea? —preguntó el ojiazul.

—Iremos un rato nada más —dijo Jonathan—. Tengo que ir a buscar a Will de todos modos.

Alex asintió de mala gana y se bajó del auto de su amigo para subirse al suyo y manejar hasta la fiesta.

Los dos se bajaron y entraron a la casa. Alex se puso a analizar el lugar y dos segundos después se dio cuenta de que Jonathan ya no estaba a su lado.

Unos metros más allá, el chico Byers estaba hablando tranquilamente con una chica disfrazada de uno de los integrantes de KISS, Alex no supo diferenciar cual.

Arrepintiéndose de su decisión y lamentando haber dejado a Once sola, iba a irse cuando vio a Steve salir del baño donde alcanzo a ver a Nancy con la ropa manchada. Steve ni siquiera lo miro pero pasó pegándole en el hombro antes de salir de la casa.

Alex frunció el ceño y con el corazón a mil, fue en dirección al baño.

Su cabeza le decía que la dejara ahí, que ya no era su problema por resolver pero Alex no iba a quedarse tranquilo si sabía que Nancy estaba probablemente borracha en una fiesta.

El ojiazul no alcanzó a cerrar la puerta completamente cuando Nancy estaba colgada de su cuello en un abrazo.

—Me alegra tanto de que estes bien —sollozó Nancy, sin soltarlo, incluso cuando Alex no le devolvió el abrazo—. Lo siento tanto, de verdad. Yo no... no...

—Respira —susurró el chico con un nudo en la garganta—. Todo esta bien.

La chica Wheeler se aferró a el, llorando desconsolada. Alex suspiró resignado y la abrazó de vuelta, acariciando levemente su espalda.

—¿Cuando ponche tomaste, Nance?

—Le dije a Steve que no lo amo —respondió Nancy respirando entrecortadamente—. Le dije que te amo a ti.

El corazón de Alex dejó de latir por un microsegundo.

—Estas borracha —negó el ojiazul antes de pasar el brazo de Nancy por sus hombros y tomarla por la cintura—. Te voy a llevar a tu casa.

—Alex...

Alessandro la llevó entre el mar de gente que había en la casa y la obligo a subirse en el asiento del copiloto de su auto, antes de ponerle el cinturón y subirse el.

—Lo digo en serio —murmuró Nancy aún soltando lágrimas—. Te amo, Alex. Y odio que me ignores.

—Trata de dormir mientras llegamos —respondió en voz baja.

Nancy volvió a llorar. Los ojos de Alex se llenaron de lagrimas mientras manejaba y tuvo que aguantar la presión que se instaló en su pecho de un segundo a otro mientras llevaba a Nancy escaleras arriba y la arropaba tratando de no despertarla, pues si se había dormido unos minutos después.

Ti amo anch'io, amore mio.























Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro