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𝙎𝙚𝙞𝙨

—Entiéndelo, no es fácil para él.— habló Barca mientras ponía un poco de hielo en mi brazo

—Yo sé que fue mi culpa pero él me provocó.— traté de excusarme

Estábamos en mi habitación platicando, Barca había escuchado la mayoría de mi plática con Roberto y no quiso interferir hasta que vio que él se fue

—No hay excusa para decir algo que sabes que le puede provocar tanto daño.— dijo con una mueca —Para él han sido meses difíciles desde que su novia murió.—

—Para mí ha sido difícil aguantar su mal humor, con ustedes siempre está bien pero a mí siempre me trata mal, me cansé de eso.— traté de defenderme

Escuché que alguien tocó mi puerta y miré a Barca

—¿Quién es?.— pregunté sin moverme de mi cama

—Soy yo.— se escuchó la voz de Roberto

Barca hizo una mueca mientras me miraba, yo negué con la cabeza, no iba a abrir

—Nunca me habla y ahora que está borracho me viene a buscar, no le voy a abrir.— susurré para que Barca me escuchara

—Quizás solo quiera disculparse.— susurró él —Abre la puerta, yo me esconderé en el armario y si veo que las cosas se salen de control saldré para detenerlo.—

Suspiré y asentí con la cabeza, más le vale venir a disculparse. Vi que Barca se metió al armario y yo fui a abrir la puerta

—Es muy tarde, ¿Que necesitas?.— pregunté y él entró a la habitación

—Estuve pensando sobre tu pregunta.— dijo, olía demasiado a alcohol —Descubrí que no te odio.—

—¿No me odias?.— pregunté riendo sarcásticamente —Eres el único que crítica todo lo que hago, el único que no me habla, el único que hace comentarios ofensivos sobre mí sin importar la hora...— empecé a enumerar

—¡También soy el único que deja cajas en tu puerta cada mañana!.— confesó sorprendiéndome —Desde hace casi un mes me despierto más temprano solo para poner algo nuevo en la puerta.—

—¿Por qué te tomarías el tiempo de hacer eso solo para mí?.— pregunté sin creerle

—Porque no te odio, ni me caes mal.— dijo balbuceando

—Roberto, estás borracho.— recordé —Será mejor que hablemos mañana.— dije caminando a la puerta para sacarlo de mi habitación

—Mañana volveré a ser igual, necesito decírtelo ahora.— dijo tomando mi brazo

—¿Decirme qué?.— pregunté

—Que te quiero, te pareces demasiado a ella y eso me está volviendo loco.— confesó —Diario te evito o trato que te vayas porque no soporto verte, me recuerdas que ella ya no está.—

Pude ver qué unas lágrimas empezaron a brotar de sus ojos y eso me hizo sentir culpable, al fin supe la razón de tanto enojo, yo hacía que su dolor no pudiera irse

—Lo siento, no sabía que te sentías así.— fue lo único que se me ocurrió decir

Roberto se acercó rápidamente a mí, tomó mi cara y me besó, yo me quedé paralizada pero después lo empujé con todas mis fuerzas para alejarlo

—¿Qué te pasa?.— pregunté alterada al recordar que Barca estaba en el armario y probablemente había visto todo

—No elijas a Barca.— pidió y lo miré sin entender —Sería como ver el recuerdo de la persona que más he amado irse con mi mejor amigo, no podría tolerarlo.— explicó

—Yo no tengo que elegir a nadie Roberto.— aclaré —Ustedes son como mi familia.— confesé

—Aún así Barca no te conviene, él esconde cosas sobre ti, cosas que podrían asustarte.— habló antes de salir de mi habitación

¿Qué había pasado ahora? ¿De que cosas estaba hablando?

—¡Roberto me va a escuchar!.— exclamó Barca saliendo del armario y lo detuve

—Estaba borracho, déjalo.— dije tomando su brazo para evitar que se fuera

—Estar borracho no le da el derecho de besar a la gente.— habló molesto

—¿Me parezco a su ex?.— pregunté mientras me acercaba a un espejo para verme y él me miró con el ceño fruncido

—¿Eso es lo que te importa ahora?.— preguntó —Te dio una confesión, él te quiere y te da tus regalos diarios.— recordó

¡Las cajas! Debía contarle todo a Juan cuando despertara, por fin había resuelto eso.

—Roberto no tuvo límites hoy.— dijo

—¿Qué cosas escondes?.— pregunté de pronto y él me miró confundido

—No sé a qué se refería Roberto, yo no tengo secretos ni escondo cosas.— respondió caminando y saliendo de mi habitación lo más rápido que pudo

Había sido una noche muy extraña, ¿Cómo vería a Roberto mañana? ¿Las cosas se pondrían aún más incómodas de lo normal?. Me recosté en la cama intentando dormir pero no podía.

Volví a levantarme de la cama para buscar en el cajón todas las notas que había encontrado en las cajas, cada una decía algún mensaje bonito, no podían ser de Roberto ¿verdad? él siempre me trataba mal.

Leí nuevamente todas, ¿Por qué él escribiría cosas así? La cabeza me empezó a dar vuelvas así que decidí acostarme de nuevo, no sabía si era por el efecto del alcohol o por todo lo que estaba tratando de procesar pero me dio un ataque de sueño.






(......)

A la mañana siguiente desperté con un terrible dolor de cabeza, me levanté, abrí la puerta y nuevamente me encontré con una caja.
La metí a mi habitación y realmente dudé en abrirla esta vez así que solo la dejé sobre la cama para después salir de ahí.

Bajé las escaleras y como ya era costumbre solo me encontré con Ded sentado en la mesa

—¿Noche dura?.— preguntó mientras me ofrecía una pastilla

—No tienes idea.— respondí tomándome la pastilla con un vaso de agua —¿Hoy irás a trabajar?.—

—No puedo faltar dos días seguidos.— respondió con un suspiro —Mi cabeza está a punto de estallar.—

—Te haré algo de desayunar antes de que te vayas.— dije para después entrar a la cocina

Tardé algunos minutos en cocinar algo para los dos, lo serví en dos platos y los llevé a la mesa para sentarme a desayunar con él

—¿Puedo ir contigo?.— pregunté y Ded me miró intrigado —No quiero estar aquí hoy.— confesé

—No puedes salir de aquí.— respondió y yo no entendí la razón

—¿A qué te refieres?.— pregunté

—No haz salido en casi un mes, te aseguro que te perderías entre tantos árboles.— respondió —No puedo llevarte porque te aburrirías y no podrías volver sola.—

¿Ahora que hacía para no ver a Roberto ni a Barca? ¿Cómo podría esconderme de ellos?. Ambos empezamos a comer sin decir nada más, yo necesitaba pensar un poco en como librarme de esta situación incomoda

—Ya tengo que irme, gracias por el desayuno.— dijo levantándose y caminando a la puerta de la casa, ni siquiera noté cuando terminó su desayuno —Si necesitas algo me avisas.—

Cuando vi que salió, volví a la cocina para hacerles el desayuno a los demás, cuando acabé lo serví en tres platos para llevarlos a la mesa. Tomé un papel que estaba cerca para dejarles una nota

"Les dejé el desayuno hecho, no pude resistir el dolor de cabeza así que me fui a dormir un rato más. Estaré en mi habitación, no me molesten"

Dejé la nota sobre la mesa y subí las escaleras rápidamente para asegurarme de no encontrarme a nadie

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