𝙉𝙪𝙚𝙫𝙚
—¿Qué estás haciendo?.— preguntó Roberto asustándome
—Estoy haciendo la cena ¿No es obvio?.— reí
—Venía a invitarte a un lugar pero como veo que estás muuuy ocupada mejor me voy.— dijo dando media vuelva y caminando lento
—¡Espera!.— exclamé —¿A dónde vamos?.— pregunté y él sonrió
Minutos después ya nos encontrábamos en el tejado de la casa observando las estrellas. Habían pasado cerca de dos meses desde que yo había llegado a esta casa y las cosas no habían cambiado mucho, el único cambio realmente nuevo era que Juan había agregado fotos mías al mueble de las fotos que tenían.
—¿Por qué estamos aquí?.— pregunté viendo al cielo
—Quería que vieras esto, aquí se ve más lindo porque casi no hay contaminación y las estrellas logran verse más.— respondió de igual forma
—Hace mucho no tenía una vista tan linda.— reí y ambos nos miramos
No era broma, no había salido de la casa en los últimos dos meses, no era porque no quisiera, simplemente sabía que si salía podría perderme en el bosque y los chicos no habían dejado que los acompañara a ningún lado
—Cuando quieras ver el cielo puedes decirme y vendremos aquí las veces que sean necesarias.— exclamó y asentí
Ambos volvimos nuestras visitas al cielo, yo siempre había sido fan de las constelaciones y aunque no les entendía, siempre intentaba buscarles una forma
—¿Tienes algún ser querido en el cielo?.— preguntó de la nada y lo miré, él seguía enfocado en el cielo
—Mi abuela y mi papá.— respondí con un suspiro
—Yo siempre pensé que las personas que se van simplemente se convierten en estrellas.— confesó con una sonrisa
—¿Hace cuánto ella se convirtió en una estrella?.— pregunté refiriéndome a su exnovia y escuché como él soltó un suspiro
—Hace poco más de 5 meses.— respondió y volteó a verme —La vida a veces puede ser tan injusta.—
Había días dónde me quedaba pensando en ella, no la conocía pero ¿Que tanta poca suerte hay que tener para que te dé una bala perdida? Las probabilidades son muy escasas, quizás su destino era acabar así y ese pequeño detalle me hacía preguntarme ¿Cómo acabaría yo?
—¿Realmente hablabas enserio cuando dijiste que me parecía mucho a ella?.— pregunté y ahora me miró
—Si, mira.— sacó su cartera y de ahí una foto que me dio —Era ella.—
Yo miraba aquella foto con bastante sorpresa y detenimiento, era exactamente igual a mí, solo cambiaba el color de ojos, el cabello y que ella tenía un lunar en la mejilla.
—Con razón era una tortura tenerme cerca.— bromeé dándole la foto de nuevo y él rio
—Sigue siendo una tortura pero aprendí a tolerarte.— dijo mientras guardaba la foto
—¿Gracias?.— exclamé mientras ambos reíamos
Cuando las risas acabaron, el ambiente quedó en un silencio realmente tranquilo, ambos volvimos nuestras miradas al cielo.
—¿Sientes algo por Barca?.— preguntó
—Es obvio, lo quiero mucho y estoy muy agradecida con él, me salvó y me hizo conocerlos.— respondí
—No me refiero a eso, ¿Te gusta?.— aclaró
Esa era una pregunta que tenía que meditar, nunca me había enamorado de nadie, ni siquiera sabía lo que eso significaba. Barca era lindo conmigo, siempre se preocupaba por mi bien, tenía detalles realmente hermosos conmigo y extrañamente me conocía a la perfección pero aún con todo eso no estaba segura de si sentía amor por él
—No estoy segura de eso.— respondí sin mirarlo
—A él si le gustas mucho.— recordó algo que yo sabía desde el día que llegué
—Ya lo sé.— exclamé suspirando
—Si él te pidiera una oportunidad ¿lo pensarías?.— cuestionó
—¿Por qué tantas preguntas?.— pregunté yo sin querer responder más
—Barca es mi mejor amigo ¿sabes?, yo lo conozco más que nadie.— habló y lo miré —No debes pensar ni siquiera en darle una oportunidad.—
Yo no entendía porque decía eso y cuando iba a preguntarle él se levantó dispuesto a irse
—Espera.— pedí mientras me levantaba también
Iba a preguntarle porque decía eso pero se escuchó como alguien abría una ventana
—¡Roberto!.— el grito de Juan se hizo presente —¿Estás en el tejado?.—
—Si, ya voy a bajar.— respondió Roberto lo suficientemente fuerte para que Juan lo escuchara
—¿______ está contigo? Barca está buscándola para cenar pero creo que no aparece.— se volvió a escuchar la voz de Juan
Roberto me miró burlonamente y yo negué con la cabeza, no quería que nadie malinterpretara la razón de estar con Roberto tan tarde, a solas y en el tejado
—Ella no está aquí, ahorita les ayudo a buscarla.— respondió Roberto y yo suspiré aliviada
—Apúrate en bajar, yo bajaré después de ti, para que no sospechen nada.— dije en susurro y él rio
—Solo subimos a charlar, si tú querías hacer otra cosa conmigo y ahora tienes culpa en tu mente, no es mi problema.— habló mientras reía y bajaba del tejado
Yo simplemente sentía mis mejillas arder, no sentía culpa, solo no me gustaría que los demás pensaran mal de mí. Pasaron pocos segundos y también bajé del tejado, caminé sigilosamente por todo el pasillo hasta llegar a mi habitación, entré y cerré la puerta lo más silenciosamente que pude
—¿Dónde estabas?.— preguntó Barca asustándome
—No sabía que estabas aquí.— dije con una sonrisa y él me miraba con seriedad —Estaba en el baño.— mentí
—Me había preocupado, pensé que habías salido a esta hora y tenía miedo de que te hubieras perdido.— confesó y yo sonreí
—Estoy bien, solo creo que algo me cayó mal.— dije riendo —Pero bueno, ¿Vamos a cenar?.— pregunté
—Vamos, de hecho todos te estamos esperando.— respondió
Tomó mi mano y salimos de mi habitación, caminamos hasta las escaleras y bajamos, aún sin soltar nuestras manos
—¡Por fin! A cenar.— exclamó Juan mientras empezaba a servir la comida en su plato
Barca me soltó y nos fuimos a sentar, comimos entre charlas y risas, cada momento con ellos era pura diversión.
—¿Tienen planes mañana?.— preguntó Juan —Necesito que me acompañen a un lugar.—
—Yo tengo que trabajar.— recordó Ded
—Yo quedé con Barca en quedarnos a limpiar la casa.— mintió Roberto, era obvio que solo decía eso para no salir con Juan
Barca simplemente asintió dándole la razón a Roberto y vi que Juan bajó la cabeza con algo de desilusión
—Yo no tengo nada que hacer.— dije y noté como los 4 intercambiaron miradas de una manera tan sospechosa —¿Pasa algo?.— pregunté
—No, solo olvidé que tenía otra cosa que hacer, mejor dejamos el plan para después.— respondió Juan notablemente nervioso
Algo estaba pasando, algo que no sabía y no me querían decir, fruncí el ceño pero preferí no decir nada más.
—¿Mañana podrían llevarme a la cuidad?.— pregunté y me miraron intrigados
—¿Por qué quieres salir?.— preguntó Ded —Desde hace dos meses no haz salido de la casa y estás bien ¿no?.—
—Quiero salir, ver cómo están las cosas desde que me fui.— respondí mirando mi plato
—No creo que sea una buena alternativa.— dijo Juan —Di que necesitas y nosotros te lo conseguimos.—
—Quiero un poquito de libertad.— pedí —No les pediría que me lleven si supiera como salir del bosque.—
Hubo un gran silencio incómodo, no sabía porque no me querían llevar pero empezaba a molestarme que hubieran cosas que no me podían decir.
Me levanté de mi asiento y caminé hasta las escaleras
—No comiste casi nada.— recordó Roberto
—Se me quitó el apetito.— dije mientras subía las escaleras y corría hasta mi habitación para después dar un portazo
Me recosté en mi cama pensando y teorizando sus razones, ¿qué les pasaba?. Dos minutos después escuché como se abrió la puerta y vi que Barca entró, se sentó en mi cama y yo le di la espalda
—¿Estas molesta?.— preguntó y lo ignoré —Todo lo que hacemos es por tu bien.—
—Es la primera vez que me siento tan excluida.— dije
—No podemos dejar que vuelvas a la ciudad.— dijo y lo miré
—Dame una razón lógica.— pedí —Si no.. mañana buscaré la manera de salir y volver a la ciudad.—
—¿No eres feliz aquí? Eres parte de la fraternidad y solamente queremos cuidarte.— exclamó
—¡Ustedes no son mis papás, no deben cuidarme!.— grité y él hizo una mueca
—¿Quieres la verdad?.— preguntó y asentí con la cabeza —Tú mamá dijo que fuiste víctima de un secuestro, la gente te está buscando y tengo miedo de que te encuentren.— explicó
—¿Miedo?.— pregunté y él asintió
—¿Sabes lo que hará tu mamá si te encuentran?.— preguntó y yo me quedé pensativa
Conociendo a mamá me haría volver, me encerraría en casa y volvería a maltratarme, yo volvería a mi vida infeliz
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