𝘿𝙤𝙨
A la mañana siguiente desperté realmente feliz, era la primera vez que no me despertaba gracias a los gritos de mi mamá. Me levanté de mi cama y abrí la puerta de mi habitación, afuera pude ver una caja así que la metí y volví a cerrar la puerta.
Al abrir la caja pude ver algunas camisas, blusas, faldas, zapatos y suéteres, realmente habían demasiadas cosas aquí. Cuando saqué todo para verlo con más detalle encontré una nota
"Vi que cuando llegaste no traías maletas ni ropa, quise tener un gesto amable y traerte esto, espero que te guste". Sonreí y guardé la nota en un cajón para después ver qué me pondría hoy.
Cuando estuve lista salí de mi habitación y bajé las escaleras, no había nadie así que caminé hasta la cocina para empezar a hacer el desayuno.
—Huele riquísimo.— apareció Ded y se asomó para ver que estába cocinando
—Quise hacer algo para todos, supuse que no se habían levantado.— sonreí
—Aún es temprano para ellos, yo me levanto a esta hora porque tengo que ir a trabajar.— avisó
—Entonces desayunemos juntos.— propuse —Así no te vas al trabajo con el estómago vacío.—
Él asintió mientras iba a sentarse a la mesa, después de unos minutos ya había acabado de hacer el desayuno así que le serví en un plato y se lo llevé, también llevé un plato para mí.
—¿Dónde trabajas?.— pregunté mientras comíamos
—Tengo una tienda algo cerca de aquí, me la paso casi todo el día ahí.— respondió —Soy el único que trabaja en esta casa, me toca mantener a todos.— bromeó y reímos
—¿Ellos están siempre en casa?.— pregunté y él asintió con la cabeza
—Bueno realmente Juan y Barca a veces salen a comprar cosas o a buscar a las chicas que les gustan.— dijo
—¿Buscar chicas que les gustan? ¿Tienen novias?.— pregunté intrigada
—No, son un poco cobardes ambos y solo ven a las chicas a la distancia.— respondió ahora —Aunque el único que saldrá a partir de hoy creo que será Juan.— escuché que susurró
Iba a preguntar algo al respecto pero una duda más grande atravesó mi cabeza
—¿Y ese tal Roberto?.— pregunté —¿Por qué es tan antipático?.—
—Roberto era muy divertido antes, reía por cualquier cosa y hacia muchas bromas.— contó —Un día perdió a la persona que él amaba, fue por una bala perdida, desde ese día no volvió a ser el mismo de antes.—
La muerte de las personas realmente podían cambiar a los demás y no me imaginaba todo lo que él tuvo que pasar para cerrarse de esa manera
—Es una pena.— dije y Ded asintió —¿Y tú? Cuéntame sobre tu vida, realmente quiero ser tu amiga.—
—Ya te dije mi nombre y mi trabajo, no creo que exista algo más interesante para saber.— respondió riendo
—Tienes una risa muy característica y contagiosa.— dije riendo también
—No eres la primera que me lo dice.— habló parando un poco de reír
—Volviendo al tema.— dije —¿A ti te interesa alguna chica?.— pregunté
Ya habíamos hablado un poco de los intereses de Juan, Barca e incluso de la trágica historia de Roberto pero él aún no decía nada, sabía que sonaba como una chismosa pero debía entretenerme un poco
—Hay una chica que siempre va a mi tienda, es muy linda y te podría decir que me gusta.— confesó —Creo que se llama Lucero y le dicen Nephtunie o algo por el estilo.— dijo con una sonrisa boba
—¿Has intentado hablarle?.— pregunté y él negó con la cabeza —¿Por qué no?.—
—Solo soy el señor de la tienda ¿Qué podría decirle?.— preguntó él
—Puedes simplemente decirle que se ve linda o hacerle algún cumplido bonito.— aconsejé —A las chicas nos gusta mucho eso, no creo que la oportunidad llegue solo por verla mientras compra cosas.— dije
—Quizás tienes razón.— dijo sonriendo
Cuando terminamos de comer me ofrecí a lavar los platos que habíamos ocupado y él se despidió para después salir de la casa. Terminé de lavar los platos y me senté en la sala a mirar la televisión pero no había nada bueno, pasaron 20 minutos y se escucharon pasos bajando por las escaleras
—Buenos días.— saludó Barca y me levanté para caminar hasta donde estaba él
—¿Quieres desayunar?.— pregunté —Cociné algo para todos pero después me di cuenta de que no se levantan a la misma hora.— reí
—¿Desayunaremos juntos?.— preguntó mientras se sentaba en la mesa
—Yo desayuné con Ded antes de que se fuera.— respondí caminando hasta la cocina para servirle en un plato
Le llevé su plato y me senté frente a él para platicar mientras comía
—Por cierto, gracias por la ropa.— dije y él me miró confundido —Alguien dejó fuera de mi habitación una caja con mucha ropa y zapatos, ¿no fuiste tú?.— pregunté
—No, supongo que fue Juan o Ded.— dijo después de tomar un poco de agua
—Les agradeceré después entonces.— sonreí mientras también tomaba agua
Hubo un pequeño silencio entre los dos, yo solo veía como él comía, realmente era muy lindo físicamente
—Tengo una duda.— hablé y él me miró mientras masticaba algo —Ayer ¿Cómo sabías mi nombre si yo no te lo había dicho?.— pregunté
Barca empezó a ahogarse y yo le serví más agua para que se la tomara
—¿Qué está pasando aquí?.— preguntó Juan quien había bajado junto a Roberto
—Estoy bien.— dijo Barca con dificultad después de tomar agua —_______ hizo el desayuno, deben probarlo.— dijo
Ambos chicos también se sentaron junto a Barca y yo me levanté para servirles a ellos también, les llevé sus platos a la mesa y me senté de nuevo
—¡Está buenísimo!.— exclamó Juan mientras comía —Gracias a dios estás aquí, ya no tenemos que comer las porquerías que cocinamos nosotros.— dijo y reí
Vi la cara de Roberto, seguía siendo igual de inexpresivo conmigo y realmente empezaba a molestarme que ni siquiera me hablara, me hacía sentir incomoda
—¿Qué te parece, Roberto?.— preguntó Barca
—Sabe a la misma porquería que cocinamos nosotros.— respondió y tanto Barca como Juan lo miraron mal —Estoy siendo honesto, si no le gusta puede irse.— agregó
¿Quién se creía? No me hablaba y se quejaba de mi comida. Traté de calmarme, debía intentar llevarme bien con todos, él no podía simplemente arruinar esto.
—No importa, practicaré más para que podamos comer cosas ricas.— dije con una sonrisa
—Me gusta esa idea.— habló Juan mientras seguía comiendo —Deberíamos repartir las tareas de la casa, si ella va a cocinar nosotros podríamos hacer un poco de limpieza.— propuso
—No me parece mala idea.— lo apoyó Barca
—Si ustedes están de acuerdo pues no me queda de otra.— dijo Roberto
Mientras ellos acababan de desayunar seguimos platicando un poco sobre cómo era mi vida antes de que Barca apareciera y ellos también me contaban un poco más sobre sus vidas. Terminaron de comer y cada uno fue a lavar el plato que ocuparon
—Voy a salir.— avisó Juan tomando sus llaves y recordé lo que Ded me había contado —Vuelvo en unas horas.— dijo y salió de la casa
—¿Tú no vas a salir?.— preguntó Roberto a Barca y él negó con la cabeza —Lo supuse.— dijo mientras se levantaba y caminaba hasta las escaleras
—Espera.— pedí haciendo que él se detuviera antes de subir —¿Qué fue exactamente lo que no te gustó del desayuno?.— pregunté y él empezó a reír
—Lo único que no me gustó es que lo hiciste tú.— respondió y parecía molesto
—Roberto cálmate.— pidió Barca pero Roberto se acercó hasta donde estaba yo
—No me gusta que estés aquí, no me gusta que cocines para nosotros, no me gusta que quieras ser amable con todos.— habló ignorando totalmente a Barca
Y ahí todas mis dudas se fueron, era obvio que yo no le caía bien, no había una razón lógica, no habíamos hablado nada ni nos conocíamos antes de ayer
—No me importa si no me quieres aquí, me quedaré porque realmente no quiero volver a dónde vivía.— respondí —Si no te gusta puedes irte tú.— agregué
—Haré que tu vida aquí sea una tortura, espero que lo sepas.— dijo para después caminar de nuevo a las escaleras y subirlas
Luego de unos segundos se escuchó un portazo, realmente estaba enojado
—Ignóralo, últimamente no sé qué le pasa.— dijo Barca y yo asentí
Si quería seguir aquí sabía que mi único problema sería tratar de ser amiga de Roberto o al menos quitarle el odio absurdo que al parecer siente por mí
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