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UNO

NIGHT CHANGES
El comienzo.

"Las lágrimas que caen son amargas, pero aún lo son más las que no caen."

Proverbio ruso.

Así como las cosas comienzan a terminar, igualmente comienzan una vez más en un ciclo interminable, como el paso de una lluvia en medio de una sequía, todos saben al final que todo volverá a florecer, sin importar la adversidad. Suena perfecta mente aceptable, ¿no? porque se sabe que no hay por qué preocuparse. Pero nadie dice lo mismo cuando las tierras son bañadas por sangre en lugar de agua y lo único que brota de tan macabra imagen son la muerte y la destrucción, era una forma tan oscura de verlo, pero no podía evitar pensar en ello de otra manera diferente cuando todo lo que le hacía ser quién era, era eso, la muerte misma.

"—Por favor no lo hagas, te lo pido no cómo tu amiga pero por todo lo que hemos pasado juntos, no ahora, no cuando ya sabes bien cuánto lo odio" Murmuró deteniéndose, real mente odiaba discutir sobre cosas que ya estaban establecidas. "-Además..ya perdí la cuenta de cuantos años hemos perdido discutiéndolo, ¿qué es diferente ésta vez? ¿uh? que podría diferir en mi opinión? honestamente la curiosidad me ha estado creando un poco de confusión, así que te pido, habla ahora, antes de que termine la noche y no quede más que decir.." Habló quebrantando el silencio una voz femenina que pareció flotar dulcemente a oídos sordos, el murmullo tan bajo que para cualquier otro presente hubiera pasado totalmente inadvertido. Sus pálidos dedos como ganchos clavados en el concreto como si fuera plastilina misma. Un crack resonó poco después alertando que cierto pedazo había sido arrancado con facilidad de su anterior plana superficie.

"Creo que sabes bien porque, Karina, mirame..ó planeas darme la espalda toda la noche? es así como planeas llevarlo?" Reclamó el vampiro asiático un tanto exasperado, no era usual que éste perdiera su compostura perfecta, en todo caso usualmente era ella quien perdía más la razón, pero estaba dispuesta a evadir su mirada penetrante lo más posible que pudiera, la morena sabía que no era contrincante contra la sabiduría de el vampiro a sus espaldas y temía que solo una mirada bastaria para cambiarla de opinión, eso no lo permitiría. "¿Asi es como será entonces? bien—, como gustes, ¿estás totalmente segura de que no quieres venir conmigo? completamente convencida de tu noción? vamos, hay muchos lugares disponibles para el vasto deseo de cualquier vampiro, Karina, lejos de ésta ciudad que nunca duerme, sólo piénsalo, un nuevo comienzo, tu y yo, como era antes, ¿acaso es tan horrible de imaginar?.." La voz suave, deleitable y masculina habló detrás de ella, la joven mujer no se inmutó ni se movió porque ya conocía a su visitante invisible, por lo tanto, por qué no se habían disparado las alarmas en sus instintos siempre alertas, lo había escuchado aterrizar a el otro lado, sus pies ágiles como los de un fantasma en el viento, hay un segundo y luego desvanecidos en el otro.

"Curioso que digas eso mi querido Toshiro, y aquí yo que pensé que estabas empezando a disfrutarlo, la moderna vida citadina de Tokio, además, ¿no es Nueva York la ciudad que nunca duerme? me temo que parece que estás perdiendo tu toque, admito eso sería una total lástima.." Murmuró la chica suavemente, una pequeña sonrisa tensa en sus bonitos labios rosados, ella estaba jugando con él, para ver cuánto de su inocente sarcasmo podía soportar sin vacilar, pero ella lo conocía bien, él no era como los demás, por un lado era un hombre muy ingenioso y construido, exudaba la doctrina de tiempos pasados, la imagen de un guerrero, uno entrenado en el arte de el combate y la perseverancia, un Ronin en algunos casos para otros, pero un amigo eterno para ella.

"En efecto sí, pero ese no es el punto y lo sabes, por favor Karina, escúchame, no importa si somos inmortales, destinados a no sufrir nunca el paso de los tiempos, estar aquí estacionaria, mirándolo, en cada momento de cada día, no es bueno para ti amiga mía, te estás marchitando en éste lugar, ¡petrificandote tal como los rumanos! los humanos, ellos avanzan, siguen adelante sin preocuparse por los demás en sus existencias vanas, pero nosotros no, nosotros recordamos, perseveramos, pero tu, tu sigues esperando a que suceda algo diferente y eso es algo que no podemos permitirnos, ¡lo sabes bien! se que sí, ven conmigo, alejémonos de estos tiempos modernos y seamos libres de nuevo, vivamos en el desierto, en el monte Fuji, ¡dónde sea! como solíamos hacerlo, solo un simple sí bastará.." El vampiro asiático se había movido hacia adelante, en una ejecución impecable de pasos, sin vacilar un centímetro, y no lo suficiente como para ser considerado una invasión del espacio personal, pero lo suficientemente cerca como para determinar cuán cercana había sido su amistad, después de todo, ambos se habían conocido desde principios de el siglo XX, ocho años después de haber sido introducida en esta existencia inmortal dura e implacable.

Él le había enseñado los caminos de los vampiros tal como prometido, cómo cazar sin desperdiciar una sola gota de sangre, esto en particular le había llevado bastante tiempo dominar, pero al final lo había hecho de tal manera magistral para el placer de su amigo, como un pequeño aquelarre de dos, tanto él como ella habían vivido una buena vida, al menos hasta que la morena vampiro se encontró anhelando algo más, algo que no podía explicar en ese momento, pero ahora lo sabía, así que con eso, ambos se habían separado maneras, hasta hace poco más de 26 años dónde se habían vuelto a cruzar caminos, viviendo intermitentemente en el lugar de el otro, nunca pasando mucho tiempo un lugar en especifico, todo parecía perfecto, hasta que un remoto día siendo nuevamente persuadida por sus pensamientos de mantener un lugar estable entre los humanos la hermosa morena había plantado pie en el suelo obligando a su acompañante masculino a permanecer, a lo que el había acordado con la esperanza de hacerla feliz.

"—Toshiro, Onichan (hermano) agradezco tu preocupación, sabes que lo hago, pero por igual sabes muy bien por qué no puedo, yo-, no puedo pensar en mi misma dejándolo, no ahora, honestamente no nunca, este es mi lugar y para ser honestos, no creo que verdaderamente requieras de mi compañía de el todo, solo sería una carga más.." Murmuró, cualquiera podía escuchar la lucha en sus palabras, suaves como campanas que se habían esforzado para repicar en medio de el viento de un invierno, huecas y vacías, solo la idea de irse, de abandonar su única razón para quedarse, fue suficiente para romper algo dentro de ella que sin saberlo se había estado manifestando silenciosa mente dentro de si cómo una enfermedad. Detrás de ella, el vampiro asiático le observó, claramente consciente de el hecho de que ninguna cantidad de persuasión funcionaría con la morena, ella ya había tomado su decisión hace mucho tiempo.

"Eso no es cierto y lo sabes, siempre te necesitaré, juntos para siempre recuerdas? lo juramos juntos, ¿nunca es fácil, lo sabías? separarse de ti, eres familia, me juré a mí mismo hace mucho tiempo que te mantendría a salvo, siempre y cuando te quedarás conmigo, pero puedo ver que ya hiciste tu elección y yo no pertenezco en ella, no puedo quitarte eso, hacerlo seria muy cruel de mi parte.." Había murmurado con voz ronca, sus palabras pronunciadas en un suave murmullo, como los pétalos de una rosa sobre la seda, podía sentir su aliento inexistente contra la parte posterior de su cabeza al éste haberse acercado, su cabello color caramelo oscuro acariciado a un lado mientras él se cernía sobre su hombro agarrando su brazo y luego colocó un suave beso en el costado de su mejilla contra el hueso de la mandíbula, sus ojos color borgoña oscuro se cerraron con trémula desesperación, era como perderlo todo de nuevo, pero ésta vez lo recordaría con gran claridad.

"..Pero muy bien entonces, amiga mía, veo que ninguna cantidad de palabras te disuadirá de tu causa, y te deseo honestamente desde lo mas profundo todo lo mejor, hasta que nos volvamos a encontrar, te deseo suerte, y por favor recuerda, los corazones rotos para nosotros no se curan tan fácilmente con canciones y poemas como lo hacen los humanos, odiaría tener que escuchar que perdiste el tiempo con un hombre que ni siquiera sabe tu nombre.." dijo Toshiro final mente, mientras su figura se retiraba una vez más a la sombra, ella no se atrevió a mirar, segundos antes de que desapareciera por completo en un abrir y cerrar de ojos, sus palabras volaron en el aire de la noche, resonando en su mente como el péndulo en el gran reloj de la escalera que colgó décadas en el estado de su familia. Sus palabras no decían mentiras y, sin embargo, ella no pudo evitar resoplar por la broma irónica que era su mera existencia.

La soledad una vez más se deslizó, se cernía sobre su cabeza como las sombras de la muerte, mientras estaba parada sobre uno de los edificios más bajos de la ciudad, las coloridas luces de neón que brotaban de los edificios cercanos casi la cegaban, casi, las palabras y murmullos surgieron en el aire de las diferentes personas que llenaban las calles, el bullicio era tal que bien podía compararse le con la imagen de una colmena, más, aún así era una noche bastante normal en Tokio Japón, al menos para todos, excepto para ella. Era como un ritual, uno personal que repetía una y otra y otra vez sin falta. Sus vigilantes ojos estaban esperando impaciente mente su llegada a diferencia de su postura perfectamente inmóvil que colgaba demasiado peligrosamente baja de la delgada repisa, aun así ésta no mostraba miedo ni vacilación alguna. ¿y por que lo haría? la caída, a diferencia de todos los demás seres humanos debajo de ella, no la mataría, ni siquiera dejaría una mancha ó rasguño en su piel pálida y dura, el suelo a diferencia, sí mostraría claramente los estragos de su desliz.

Son las ventajas de ser un vampiro' entre otras cosas.. pensó distraídamente en un claro golpe sarcástico, la carcajada amarga y seca había muerto en su garganta poco después. Una brisa cálida se extendió por su cabello largo color caramelo, barriéndolo de manera suave a ambos lados, los muchos olores flotando por sus fosas nasales en una lluvia de sudor, rica sangre fresca, smog y pescado crudo. Arrugando sus rasgos con desagrado, la hermosa figura esperó paciente mente tratando de disipar sus pensamientos de la sensación de ardor que ahora se asentaba en su garganta inferior, el veneno se esparció arremolinándose entre su lengua y dientes, la sensación empujando al tratar de corromper su fachada inquebrantable de normalidad poco a poco cómo una entidad autonóma.

"Ahora no, por favor, que acaso no puedo tener un solo segundo de paz?.." Sus labios escupieron en un gruñido suave, su noche no estaba llendo exactamente como ella había planeado después de todo, ella no estaba aquí para cazar ó discutir sobre sus problemas y decisiones, ella estaba aquí para verlo a el, el quién sin falta ni falla veía cada día y cada noche puntualmente hacer de las atestadas calles de Shibuya su parque de juegos personal, alterando su posición actual la morena colocó una esbelta pierna sobre el delgado borde, la pierna casi imposible mente ondeando en la brisa. Él estaría aquí en cualquier momento, siempre lo estaba y sin duda alguna ella le recibiría cómo acostumbrado. Saliendo de sus rosados ​​labios, una amplia sonrisa se extendió, iba a ganar ésta carrera, siempre lo hacía, era bastante habilidoso y experto en dicho terreno por ende siempre había sido tan temerario y rápido, era por eso que éste prefería a Tokio más que a cualquier otro país de el mundo incluído Estados Unidos, éste era su hogar, la tierra de el sol naciente que le había visto crecer y desarrollarse. Los semáforos de abajo cambiaron repentina mente en un parpadeo, de verde vibrante, a un amarillo apagado a un rojo enojado, la moción dejándo sin duda alguna con torticolis a los conductores.

"Tsk, buen intento Fukuhara, pero no funcionará, las tácticas nuevas nunca vencerán a la vieja escuela.." Canturreo ésta sarcástica a la vez que sacudía suavemente la cabeza, sin duda alguna el súbito cambio de las luces se debía a la obra de la nueva capitana interior de la policía central de Tokyo, dicha mujer había visto necesario aplacar con mano firme cualquier tumulto causado por las afamadas carreras ilegales de Shibuya a cómo diese lugar por ende alterar el orden de el patrón de los carriles y demás había sido su más brillante y fastidiosa idea.

Más eso igual no importaba, aún así, ella lo sabía, eso no lo detendría.

"Nunca lo hace, ¿por que lo haría ahora?" murmuró suavemente, expresando sus pensamientos a la atmósfera de la noche solitaria a su alrededor, su propia compañía el único testigo de aquella charla. Debajo de los sonidos de bocinas estruendosas se extendieron clamores a lo largo y ancho cuando los conductores retrocedieron de manera furiosa en la calle, un chillido agudo y en ese momento palpable allí estaba el, conduciendo precisa mente a través de una abertura en las calles llenas de gente, el auto de carreras anaranjado y negro se deslizó al derrapar entre la gente que gritaba y corría despavorida, las llantas en un chillido de negro quemado, humo de goma y gasolina, éste se hechó a reír en lo que parecía la primera vez en meses, el eco de su alegría volando directamente hacia sus oídos motivándola a reír por igual, podía escuchar claramente su corazón latir de emoción en fuertes palpitaciones vigorosas dentro de su pecho.

"—Loco adicto de la adrenalina, no tienes remedio, al menos algo no ha cambiado.." Murmuró débil mente algo a lo largo de las líneas mientras observaba fascinada la escena en curso, el energizado ambiente parecía vibrar con expectación, cómo una ola en la tempestad. Tras ésto, cuando el momento de adrenalina finalmente mermó gradualmente, en eso otro chillido sonó peligrosamente no muy lejos, incitando otra ola de quejas y chillidos de los peatones presentes, ¿quizás su oponente? debió haber sido, mientras un par de otros vehículos conducían furiosamente no muy atrás, verde, azul y amarillo conformaron la caravana en una gama de colores neón, los reconoció, pero uno se destacó entre los demás extrañamente. Mirando hacia adelante a otro semáforo en la misma esquina sur de la calle, la vampiro evaluó dicho auto, el vehículo ronroneó cómo un león salvaje en la noche oscura, su conductor no podía ser muy bien visto entre las tintadas ventanas oscuras. Algo en ésto no le gustó para nada, un sentimiento demasiado humano se instaló en su estómago, peligro..tan frío cómo el filo de una daga, pero aun así, igual aguardó.

Luego, en lo que parecieron ser unos segundos eternos, el otro auto plateado casi gris se estrelló contra el naranja en una fuerza aplastante, era un auto elegante, enfocando su atención en el frente notó que era un Bentley, dicho auto no muy conocido por sus carreras en general, jadeando en estado de shock, la morena gimió cuando el auto de carreras naranja que parecía un trozo de fuego borroso incandescente voló en el aire por segundos que bien parecieron eternos para finalmente chocar boca abajo en un montón de metal retorcido sobre la atiborrada calle.

"Oh por dios..¡NO! ¡HAN!" Ella gritó el alarido penetrante quebrantando la estática atmósfera a su alrededor, sus dientes rechinaron, la exclamación dejó sus labios en un gemido como el de una campanilla amplificada por un rayo, está vez sonó terrible mente rota, como un aullido de lamentos de terror, como su propio corazón mientras miraba la escena que estaba presenciando calle abajo. Claramente, sin pensar racionalmente en las repercusiones conocidas de sus actos, la morena literalmente se arrojó de la repisa, su delgada figura pálida cortando el aire cómo una daga de plata en la noche descendió en segundos, afortunadamente, su cuerpo vestido de gris y negro no llamaría la atención ya que aterrizó silenciosamente en el oscuro callejón contiguo, igual mente tenía cierta ventaja de su lado dado el caso de que Toshiro no se encontraba presente, éste le hubiera posiblemente obligado a desistir de tal acto, pero no ahora. La gente seguía gritando, sus voces como alaridos rotos aumentaron exponencialmente su confianza en lo que ella estaba a sólo segundos de hacer, no había vuelta atrás.

Caminando de una manera ágil y elegante, caminó entre las multitudes empujando a la gente lejos de su camino, algunos de los que se atrevían a negarse a moverse de dónde se encontraban se enfrentaban sorpresiva mente contra el toque helado de sus manos, dicha táctica los hizo estremecerse en un escalofrío, eso los envió en una ráfaga de maldiciones indulgentes japonesas a su espalda, ignorando ésto, continuó caminando, su descontento no era su máxima prioridad a partir de ahora.

"¡Jama ni naranai! (!Fuera de mi camino¡)" Exclamó duramente en un siseo que se asemejó a el gruñido de un animal salvaje, Les sirve bien.. pensó cuando finalmente se abrió paso entre las masas, sus oscuros ojos color borgoña recayeron sobre la figura de un hombre blanco caucásico con una cabeza calva quién asombrosa mente caminó con confianza hacia el auto de Han sin inmutarse por el desastre, como si fuera nada más que un inconveniente simple con su elegante traje de dos piezas impecable debajo las luces de la ciudad.

¿Quién demonios es éste tipo? Pensó venenosa, un siseó se elevó en sus labios y su pecho reverberando en represalia se sacudió.

"Escúchame bien por que no lo pienso repetir, no me conoces Toretto, pero prometo pronto lo harás, eso tenlo por seguro.." Habló através de un teléfono con un acento marcado en tonos ingleses, ella había vislumbrado brevemente hacia atrás como para corroborar que no era una especie de serpiente pues su tono había llevado puro veneno en su amenaza, ignorando su conversación, la morena vampiro centró su atención en el coche ahora peligrosamente goteando, el nitro y el refrigerante goteando sin parar en la parte superior de el asiático corredor de autos en un charco de productos químicos, el olor ácido obstruyendo sus sentidos enormemente y de alguna manera macabra lejos de los pensamientos de su cálida sangre cobriza.

Siseando entre dientes ante ésto y incapaz de esperar más, la vampiro impulsada por la motivación corrió imposible mente rápido hacia el auto, deteniéndose a escasos centímetros de la puerta, la morena sin tardar se agachó, sus manos flacas se aferraron en el proceso a el metal retorcido, que de un tirón lo arranco y arrojó lejos hasta que aterrizó en el otro lado de la calle, preferiblemente para ésta en el auto de el otro bastardo.

"..El no, el no, el no, por favor, vamos, dios por favor, lo que pido no es mucho.." Sus palabras cayeron en oídos sordos en un jadeo a dolorido mientras se obligaba a tragar sus lamentos hacía el interior, debía enfocar su mente en el ahora, la morena estimó un corto período de tiempo antes de que los diversos químicos se mezclasen con uno y otros explotando, tenía que ser rápida y precisa si no gustaba el prospecto de arder en llamas.

Enfocándose en su tarea, ésta estiró su brazo delgado y liso dentro, el olor a sangre cobriza y de buen gusto casi ya la estaba poniendo frenética, aun así luchó contra la sed y finalmente agarró el hombro vestido de el inconsciente asiático, sin esperar que éste lo atrapara, cuero, sangre y vidrios rotos fueron llevados consigo en una nube de polvo. El tiempo a su alrededor se detuvo, todo ésto, por supuesto, una ventaja de la velocidad extrema en sus movimientos, de dicha velocidad vampírica, sosteniéndolo firmemente ella se puso de pie, sosteniéndole sobre sus delgados brazos mientras se giraba y escupía sobre los brillantes zapatos negros de el bastardo británico, sin duda alguna dicho calzado tendría un buen agujero en poco tiempo debido a su veneno plateado cristal claro que salía de su boca profusamente.

Sin dar más oportunidades para sus pensamientos asesinos, ésta se dió la vuelta rápidamente hacia las calles cubiertas de neón rosadas, detrás de ella, la explosión de fuego y productos químicos explotaron profunda mente consumiendo todo el ruido en las cercanías, desde la distancia se podían escuchar las sirenas de el departamento de bomberos y la policía.

"—Dios, por favor, no lo permitas, te lo pido, aguanta Han, aguanta por mí, sólo un poco más, un poco mas y estarás bien, lo prometo.." Jadeó ésta tragando su desprecio y angustia mientras el cuerpo destrozado y bronceado de el piloto asiático colgaba de sus pálidos brazos cómo una muñeca de trapo rota, sus ojos oscuros rodando a la parte posterior de su cabeza inconsciente, acelerando más rápido hacia la oscuridad la vampiro prometió vengarse en ese momento, ya fuese que el lo quisiera ó no, algún día ella encontraría a el bastardo británico y lo destruiría por completo, esto incluyendo todo lo que él amaba y defendía, dicho crímen definitivamente no quedaría impune, mientras ésta viviera y caminase sobre la tierra éste recibiría la furia de su venganza con la potencia más pura de su ira.

Después de todo, tenía una eternidad por delante.






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3638 palabras.

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