
PREFACIO
𝐂𝐀𝐑𝐍𝐄 𝐘 𝐇𝐔𝐄𝐒𝐎.
𝐒𝐔𝐃𝐎𝐑 𝐘 𝐒𝐀𝐍𝐆𝐑𝐄.
𝐎𝐃𝐈𝐎 𝐘 𝐀𝐋𝐄𝐆𝐑Í𝐀.
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La vida de Karina A. Vritasky, siempre había estado vinculada y muy propensa al peligro y la muerte, le había presenciado de primera mano en la ola de la influenza de el trigo de 1908 que había clamado la vida de sus adorables primos gemelos, Anton y Vladimir con tan solo cinco los retoños habían sucumbido para desgracia de sus padres quiénes por igual parecían haber muerto con ellos, la tía Susie jamás se recuperaría de tal perdida al igual que el tío Brandon, seguido entonces en verano de 1911 de el accidente de su querida amiga y confidente Martha MCcoy que le había dejado incapacitada de por vida, dicho evento había marcado otro eslabón en el estrecho y cada vez más turbio camino de su vida, la soledad le estaba carcomiendo los sentidos, y para colocar la ficticia cereza en el pastel, la falta de cariño de su madre había abierto la brecha aún más entre una ya rota familia y puesto en escandalo su estatus, cernió los cimientos de una ruina que cómo una gota de agua sobre la piedra, haría un hueco despacio, como una enfermedad, por ende sólo parecía justo emparejarla con alguien quién encarnara dichos rasgos como si fueran una misma parte de él, ya que bien también podrían haberlo sido.
Han Lue, respiraba y existía por la adrenalina, el peligro y la muerte, su mundo estaba lleno de todos éstos aspectos que amenazaban la fragíl consistencia de su existencia mortal y aún así no podía dejarlos, había venido de la nada, un padre ausente, una madre que parecía si quiera sostenerse a los hilos de la realidad, como un fantasma, y un hermano mayor de el cuál ya ni si quiera recordaba su nombre, el por igual se mantenía sin un nombre propio, solo un pobre chico escarbando por las miserias de los demás en un vasto mundo, hasta que había descubierto su talento, era como una droga, una adicción que jamás curaría de el todo, no que realmente lo desease en todo caso, quería ahogarse lo más profundo posible en los abismos de el olvido, ser otro desahuciado más de la vida, honestamente ya todo le daba igual, era quién era y nada más, ó eso era lo que tenía pensado, y algún día dado, volvería nuevamente a la nada.
Después de la muerte de su antiguo amor, Giselle Yashar y de regresar a su amada ciudad de Tokyo para recuperar aparente mente sus viejas raíces, el moreno asiático corredor de autos se encuentra a si mismo nadando entre aguas peligrosas cuando un hombre desconocido, pero aparentemente esperado hace una aparición en su vida que promete destruir todo lo que él y el resto de sus amigos consideran valioso.
Fue por éste hecho, y exacto momento en dónde entra primera y finalmente la para siempre inmortal y mitad rusa-estadounidense vampiro Karina Anika Vritasky de 19 años, transformada por un desconocido nómada desabrido en la época victoriana de una primavera de 1912 y obligada a irse a la deriva para deambular por el mundo sin un hogar exacto. En lugar de disfrutar de su nueva vida, libre de todas las ataduras de su pasado mortal, había sido todo lo contrario, la sed, la tentación de querer saciar ese ardor en la parte baja de su garganta se había vuelto mucho para su propia convicción, así que, por esto la joven se vió obligada a renunciar a todo lo que una vez había querido y conocido para reafirmar su mente y su cuerpo a su nueva naturaleza.
Eso hasta que conoció a cierto inmortal asiático llamado Toshiro, el había cambiado las cosas, todas sus perspectivas sobre si misma, parecía por primera vez veía el mundo nuevamente con distintos ojos. Compartieron todo, un hogar, una dieta, un estilo de vida, dos contra el mundo, pero las cosas sólo podían durar mucho...
Estaba sola, nuevamente, no tenía a quién acudir, por ende se había dedicado a viajar, a moverse constantemente a todos lados, desde viajar a París y al campo italiano, visitar Roma, caminar sin cesar en Egipto bajo las atentas miradas de las tribus nomadicas que gritaban Apotmink cada que le veían, en ese corto tiempo habia recibido una propuesta por cierto Inmortal llamado Amun, con quien había cruzado caminos inesperadamente.
Pero la joven había declinado su oferta al ver que sus intenciones no eran benevolas si no basadas en la avaricia de poder, tras eso continuando, se habia ido a vivir cinco largos años entre las heladas tundras en la península rusa de kamchatka en plenos 80's bajo el regimiento de la unión soviética, la bella morena había pensado que su existencia la pasaría para siempre en soledad y agonía hasta que pareciera un común año corriente eligiendo por aburrimiento un nuevo destino le encontró, la razón de su existencia.
Su Tua cantante, la denominada "alma gemela", después de ésto, ella nunca se molestó en mirar nuevamente hacia atrás pues ahora él era su vida y eso era todo lo que necesitaba, sus alegrías, sus desesperaciones, todas serían suyas y ella las tomaría a todas juntas por igual con completa satisfacción.
Todo parecía ir tan natural y fluyendo cómo el agua en un río, ella lo mantenía a salvo y lejos de las puertas de la muerte, siempre reservándose a las sombras por miedo a no ser capaz de controlarse hasta que una noche aparentemente normal lo cambia todo, su vida, la vida de éste, las reglas de el juego habían sido destruidas por nada más y nada menos que un calvo bastardo con algunas rocas sueltas por girar.
Un tal, Deckard Shaw.
Oh, como había éste torcido todo y no para lo mejor claro estaba, era hora de dejar de actuar de forma dilatoria... no más de huir de sus destinos, indudablemente sangre correría después de todo.
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