𝐂𝐀𝐏𝐈́𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐔́𝐍𝐈𝐂𝐎 | 𝐁𝐄𝐀𝐔𝐓𝐈𝐅𝐔𝐋 𝐁𝐎𝐘
Chico hermoso, es triste decirlo
Estabas escondiendo tu dolor detrás de tu rostro
Debajo de tu sonrisa, solo un niño roto
Chico hermoso, dentro de tu cabeza
No pudiste manejar lo fuertes que se volvían las voces
Espero que estés tranquilo ahora
Park Jimin nació un 13 de octubre en una familia que lo esperaba ansioso, dichosos por la llegada de un nuevo ser al mundo. Sus padres, Park Jiseol y Kim Yeimi, buscaban tener un bebé que los llenara de risas y felicidad, pero parecía que la vida quería hacerlos sufrir al tener un aborto del primer bebé, la mujer sufría todas las noches sintiéndose inútil, llegando a pensar que no sería una buena madre por no tener la dicha de vivir aquel sueño.
Su esposo la consolaba todos los días, ya sea con regalos o mini vacaciones para poder distraer su mente, pero aunque trataban de engañarse que estarían bien siendo un matrimonio sin hijos, el vacío de sus corazones los hacia sentir inhumanos, un dolor inquebrantable que ni ellos mismos podían solucionar.
Hasta que un día, una nueva noticia llegó inesperadamente, cuando después de viajar a Italia para disfrutar su aniversario de bodas, aquella prueba de embarazo marcó dos rayitas dando la noticia de un nuevo ser que se formaría en el vientre de la mujer.
La pareja estaba sorprendida, habían sido meses largos donde no podían concebir o recibir una noticia como aquella, pero el miedo de que pudieran perderlo se hacía presente entre ellos, por lo que no podían disfrutar de la felicidad, así que el destino estuvo favorecido con ellos, por mucho que el embarazo fuera riesgoso, los nueve meses de gestación cumplieron el objetivo.
Ahora Yeimi pudo sentir la dicha de tener en sus brazos a su bebé arcoiris.
—Es hermoso cariño. —murmura la mujer, viendo con adoración a su hijo.
—Gracias por hacerme el hombre más feliz y afortunado, mi amor. —exclama con emoción el hombre, besando a su esposa y después la frente de su hijo.
La vida de la familia Park se iluminó con la llegada de aquel rubio, así que a partir de su nacimiento se encargaron de cumplir un gran rol de padres, con amor y buena estabilidad económica, educando a un gran chico.
Es así como a sus 17 años, Park sabía afrontar diferentes realidades de la vida y aunque no viviera lo mismo, supo entender el sufrimiento de las demás personas.
Era una persona bastante madura a su edad, elogiado también por su inteligencia y amabilidad, sus compañeros lo adoraban por ello, incluso eso atraía a las chicas, pero él se veía obligado a rechazarlas, pues sus gustos iban más allá de lo masculino.
•❅──────✧❅✦❅✧──────❅•
Era otro día más para Jungkook.
Esperaba que fuera un buen día, pero la realidad lo golpeaba tan horrible que aún así, tenía que fingir que todo era bueno en su vida.
Estaba terminando de arreglarse cuando escuchó los gritos provenientes de abajo, supo de inmediato que era su padre. Siempre venía ebrio después de una larga rolación de turno en su trabajo, o eso quería hacerle creer a su madre, que lo esperaba con la comida lista para que este no la golpeara.
Jeon Jaekyung era un hombre demasiado violento, con un pensamiento machista y misógino, creyéndose el dueño de su familia, era un empresario que estaba a punto de quedar en bancarrota, pero gracias a que hizo algunos contratos con su mejor amigo, pudo salvar su empresa.
¿Qué si engañaba a su esposa? Eso era bastante claro, una mujer joven que supo enredar a su antojo para que pudiera satisfacerlo sexualmente, era su amante, su secretaria que estaba casi a la edad de su hijo, pero a él poco le importaba. Su pensamiento era claro, Miyeon ya no lo complacía como antes y en Sofía podía encontrar lo que en su mujer no tenía.
—¡Maldita sea Miyeon, eres tan inútil, no sirves para nada! —gritó este, tirando al suelo el plato de comida, cerca de la mujer.
La castaña agachaba su cabeza del temor, su esposo siempre tenía esos ataques de ira contra ella, no era tonta para saber que su instinto no le fallaba y que Jaekyung la engañaba con otra mujer, su secretaria.
Era algo doloroso para ella, porque a pesar de todo, aún no lo amaba y soportaba estar a su lado para que seguiría apoyando a su hijo en sus estudios.
Su familia le insistía en que lo dejara, pero ella por más que quisiera hacerlo, el miedo que este la matara o atentara contra la vida de su hijo, ganaba más.
—P-perdoname cariño, pediré la comida que gustas si...
Una bofetada la interrumpió, seguida de otra, dejándola en el suelo. Jungkook había visto eso, así que no dudó en abalanzarse hacia su padre, dándole un puñetazo que lo hizo retroceder un poco.
A su corta edad, tenía la fuerza necesaria para poder defender a su madre, aunque también recibiera golpes por hacerlo, su progenitora era una de las razones por las que él seguía viviendo y soportando las estupideces de su padre.
—Eres igual a ella, un par de mediocres que no sirven para nada. —escupió, viéndolos con frialdad. —Ojalá nunca hubiera conocido a la estúpida de tu madre, así jamás habrías nacido.
Jungkook apretaba los puños de la rabia, le dolía con el alma escuchar esas palabras del hombre que le dió la vida, pero que le estaba quitando poco a poco las ganas de seguir estando en la Tierra.
—¡¿Crees que hubiera querido tenerte como padre?! —pregunta exaltado, mirándolo con repulsión, así era desde que fue creciendo. —¡Te metes con una zorra que no es nada a lado de mi madre y que sólo sabe abrirte las piernas!
Jaekyung estaba a punto de darle un puñetazo a su hijo, pero paró en seco al terminar de escucharlo...
—¡No sirves para ser buen padre, solo has traído desgracia a mi madre, te odio tanto papá, que ojalá pudiera verte muerto!—soltó, conteniendo sus lágrimas.
Cogió su mochila que había dejado al suelo cuando fue a ayudar a su madre, para poder despedirse de ella y pasando al lado del hombre que lo veía atónito, golpeando su hombro.
—Un golpe más a mi madre y juro que vas a arrepentirte de todo lo que haz hecho, incluso de que hayas vivido.—susurro para después salir de su hogar, directo a su único refugio, la escuela.
No le importó que su padre saliera para gritarle un sinfín de groserías, mucho menos que su nana intentara alcanzarlo para darle su almuerzo, estaba agotado de todo, incluso de su vida propia.
Porque aunque tuviera todo, al mismo tiempo no tenía nada.
Los empleados de su hogar lo veían con lástima, pues a pesar de que Jeon viviera en un hogar de violencia intrafamiliar, seguía siendo el mismo niño educado y amable que su madre pudo formar, fingiendo una sonrisa que mantenía oculto su verdadero sentir ante los demás.
•❅──────✧❅✦❅✧──────❅•
Las clases daban inicio a un largo día, tantas horas de estudio hacia que miles de estudiantes se agobiaran demasiado, queriendo salir de sus aulas y poder irse de pinta.
Jimin terminaba de acomodar algunos libros que le mandó a hacer el profesor Choi, por lo que ahora estaba ordenándolos de manera alfabética, justo al terminar, sonrió orgulloso por su trabajo.
—¡Jimin!—gritó su mejor amigo, obteniendo miradas fulminantes por parte de los estudiantes que leían concentrados aquellos libros que tenían sobre la mesa. —Vamos a almorzar. —murmura bajito para no ganarse una llamada de atención por parte de la bibliotecaria.
—Claro, pero para la próxima no entres así y mucho menos gritando, que los demás están tratando de concentrarse en leer.
—Perdón, pero muero de hambre y no me gusta comer solo, lo sabes.
Taehyung era el mejor de Jimin desde que tenía memoria. Ambos se conocieron en el preescolar, cuando el castaño lloraba de desesperación por alejarse de su madre, no quería ir a la escuela aún, así que deseaba que aquel berrinche hiciera efecto en su mamá.
Hasta que un pequeño rubio apareció frente a él y le tendió la mano, sonriendo tiernamente.
—Soy Jiminie, mucho gusto. —dijo aquel niño con una sonrisa que hacia esconder sus ojos.
—Anda Tae, saluda no seas grosero. —mencionó su madre, viendo con ternura a aquel par de niños.
Taehyung asintió y limpió sus lágrimas para después darle la mano a Jimin, quien dió pequeños saltitos en su lugar al ver que podía hacer un amigo a partir de ahora, lo cual fue cierto.
—M-mi nombre es Taehyung, pero puedes decirte Tete.
—A partir de ahora eres mi mejor amigo Tete.
Los niños sonrieron y a partir de ese día se hicieron inseparables.
—¿Y qué se te antoja almorzar hoy? —preguntó el rubio, viendo a su alrededor hasta que su mirada se centró en un chico que estaba en el jardín frente a los salones de abajo con unos audífonos en su cabeza y un libro sobre sus piernas.
—Se me antoja una ensalada y una hamburguesa, pero veré que hizo la señora Kang, igual todo lo que hace sabe increíble. —dijo con seguridad mientras caminaban hacia la cafetería.
Pero Jimin en ningún momento dejaba de ver al chico, mucho menos al notar como sus compañeros lo señalaban como un bicho raro y murmuraban entre sí, algunos de manera sería y otros burlándose.
—¿Jimin, que ves? —preguntó Taehyung al verlo distraído. —Ya andas de saltacunas me parece. —exclamó mirándolo con picardía.
—Claro que no, sólo que se ve muy solo...
—Ven, tal vez es su manera de ser o le gusta estar así.
Jimin asintió poco convencido, siguiendo a su amigo para ir hacia una mesa y poder almorzar. Sentía que algo andaba mal en aquel chico pero quería creer que este quería estar solo o no era de muchos amigos.
•❅──────✧❅✦❅✧──────❅•
Las clases habían terminado, eso era lo que mantenía energéticos a los estudiantes, aunque no les quedaba mucho tiempo de descanso podían aprovechar un poco para disfrutar de su juventud y divertirse.
Aunque esto se definiera con uso de violencia hacia sus compañeros.
—¿Así que el nerdaso de Jeon Jungkook cree que es mejor que yo? ¡¿Ah?!
Jungkook tan sólo suspiraba, no quería meterse en problemas así que se dejaba intimidar por aquel grupo de chicos que lo molestaban por envidia e inmadurez.
—¿Ahora no hablas? ¡Maldito bastardo!
El chico se acercó a él con la intención de golpearlo, pero un fuerte dolor en la espalda impidió que continuara con lo que estaba a punto de hacer.
Jimin le había aventado una botella de vidrio en su espalda, al pasar por aquel barrio oscuro para ir a su casa escuchó algunos quejidos y golpes secos que lo hicieron detener su camino.
—¡¿Qué creen que están haciendo?! ¡Déjenlo ahora mismo!
Aquel grupo de chicos empezaron a reírse de él. Estos eran más altos que Jungkook y Jimin, lo que les daba ventaja de poder abusar de los estudiantes de primer año.
—Miren que tenemos aquí, un lindo rubio dispuesto a defender al marica de Jeon.
—¿No eres demasiado grande para actuar como un inmaduro? —exclamó Jimin, mientras lo miraba con enojo.
Jake quedo expectante, estaba realmente molesto por la actitud valiente del rubio.
—¡Chicos, creo que hoy nos vamos a divertir mucho! —le gritó a los dos chicos que sostenían a Jungkook, para poder golpearlo.
Pero Jimin fue más rápido, volviendo a golpear al tipo lanzándole una pelota de béisbol en la cara, no tenía idea de donde la había sacado pero lo tomó del bolsillo de su mochila.
Los dos chicos que acompañaban al tipo corrieron a ayudarlo, olvidándose de Jungkook, quién de inmediato se paró y jaló a Jimin.
—¡Corre!
Ambos iban agarrados de la mano, sintiendo la presencia de los tres grandulones.
—¡No dejen escapar a esos idiotas!
Sus secuaces asistieron, corriendo lo más rápido que sus pies les permitían, sin embargo, para la suerte de Jeon, pudo encontrar la motocicleta que había dejado cerca del lugar.
Así que sin esperar tanto, indicó al rubio que subiera, para después huir del lugar, dejando a los tres chicos de tercer año muy atrás.
—¡Agárrate muy fuerte! —gritó Jungkook para después acelerar, alejándose más del barrio y yendo a otra dirección.
Jimin no preguntó ni tampoco renchistó, después podría decirle porque no podía defenderse de esos tipos y se dejaba golpear por estos.
Mientras tanto, Jungkook iba teniendo un debate mental, sabía perfectamente que eso llegaría a oídos de su padre y le traería problemas enfrentarse con él.
Lo mismo de siempre, y él ya estaba cansándose.
•❅──────✧❅✦❅✧──────❅•
La tarde en el río Han era hermoso, las estrellas brillaban más de la cuenta, lo que daba un aspecto adorable y tierno a los jóvenes que yacían acostados en el pequeño jardín de ahí.
Las hojas de los árboles estaban regadas por todas partes, por lo que cada movimiento hacia que crujieran al romperse.
—¿Por qué dejaste que te lastimaran así? —preguntó Jimin, recargándose en su codo para poder ver a Jungkook.
—Estoy bien, además, ni siquiera nos conocemos, no tenias porque ayudarme.—recriminó, rodando los ojos.
—¡¿A caso estás loco?! ¡Esos tipos estaban golpeándote e incluso agrediéndote verbalmente! —exclamó Jimin con cierta molestia.
—Yo... Lo siento, solo que me agota estar peleando con esa clase de personas. —suspiró, viendo la pulsera de conejo que le había dado su madre cuando cumplió los tres años.
Cuando estaba pequeño aún podía sentir el amor de su padre, convivían como una gran familia, pero todo se vino abajo cuando su padre le ganó la avaricia y formó más dinero de lo que tenía.
Los golpes, gritos y la falsedad reinaban en la familia Jeon, pero aunque eso ya no lo aguantaba el pelinegro, aún así, quería seguir a lado de su madre y protegerla de su padre.
Mientras tanto, Jimin no dijo nada, tampoco podía reclamarle nada, el pelinegro tenía sus razones para actuar de esa manera.
—Perdón, es solo que no me agradó haberte visto en esa situación, por cierto, ¿puedo hacerte una pregunta? —dijo tímido.
—Ya la estás haciendo. —respondió con obviedad.
—Tienes razón. —rieron.—¿Siempre estás así?
Jungkook lo miró confundido, sin entender a lo que se refería.
—Si, a que si siempre estás solo o no tienes amigos.
—Es algo personal, pero sí, siempre lo he estado, me gusta ser solo yo.—el rubio asintió.
—Comprendo.
Un silencio incómodo ser formó en ambos chicos, así que Jungkook carraspeó fuerte, viendo directamente hacia las estrellas.
—¿No me has dicho tu nombre? —comentó matando el silencio.
—Soy Jimin, Park Jimin. Mucho gusto. —sonrió, ofreciéndole su mano.
Jungkook estrechó su mano con la de él gustoso, a pesar de querer estar solo, aquel rubio le daba una hermosa vibra.
—Mi nombre es Jungkook, Jeon Jungkook, un placer.
•❅──────✧❅✦❅✧──────❅•
Jimin había llegado a su casa agotado, pero estaba feliz que al menos había podido interactuar con aquel chico que llamó su atención, aunque no fueron en las circunstancias que él quisiera.
Obviamente recibió una reprimienda por sus padres, pues la hora de llegada era muy tarde y estaban demasiado preocupados por él. Por más que el rubio les explicó las razones, tuvo que recibir un castigo, algo de lo que no pudo oponerse.
Su madre le había dejado su cena recalentada en la mesa, por lo que una vez que terminó se cenar, subió a su habitación para darse una ducha y poder dormir tranquilamente.
En su mente se recreaban las imágenes del pelinegro, aún no comprendía porque se dejaba humillar de tal manera, se veía fuerte para poder defenderse, aunque después recordó sus palabras.
Sin embargo, el que lo viera solo no le agradaba nada, así que decidió que lo acompañaría a la hora del receso junto a su amigo Taehyung.
La mañana no tardaba en llegar, al sonar su alarma se levantó rápidamente y terminó de arreglarse para bajar a desayunar y poder ir a la escuela.
—No comas tan rápido Jimin, te puede atragangar.—exclamó su madre, mientras veía a su hijo comer de bocados grandes.
—Necesito llegar temprano a la escuela.
Sus padres no le dijeron nada, pero querían suponer el porque, ellos no eran tan viejos para saber que su hijo estaba conociendo a más personas que formarían en la etapa de su vida, pero decidieron que era mejor no hablarlo por el momento hasta que Jimin tuviera la descencia de decírselo.
—¡Nos vemos mamá! —se despidió el rubio una vez que terminó de comer y lavar sus dientes, yendo directamente a la preparatoria.
Su mejor amigo lo esperaba con su coche afuera de su casa, así que no se preocuparía en caminar.
—Tienes que contarme a detalle todo lo que sucedió ayer.
Jimin soltó un suspiro pero accedió, contándole a detalle lo que ocurrió con Jungkook y él. El castaño hacia caso a todo lo que su mejor amigo le contaba, hasta que el tiempo pasó y rápidamente llegaron a la escuela.
—Entonces, ¿dices qué lo estaban golpeando? —el rubio asintió. —Pero se ve muy fuerte, ¿por qué no se defendió?
—Es algo personal. —Taehyung asintió.
—Vaya, un lobo solitario eh.—soltó con diversión.
Jimin le dió un zape por su comentario a lo que el castaño lo miró ofendido.
—Mejor vamos a clases, porque ahora quiero golpearte el trasero.
Taehyung tragó saliva y se adelantó a su salón de clases, mientras Jimin reía al verlo huir de él como un bebé.
De pronto, su mirada captó una silueta bastante conocida, era Jungkook que iba directo a su salón, ignorando los llamados de las jovencitas que le hablaban para poder conseguir una cita con él.
Jimin quiso acercarse a hablarle, pero iba un poco tarde a clases así que decidió que mejor lo buscaría a la hora del almuerzo.
•❅──────✧❅✦❅✧──────❅•
Las horas de clase habían pasado rápido, el sonido de la campana daba indicio de la hora de receso.
Taehyung y Jimin caminaban hacia la cafetería, cuando terminaron de comprar lo que comerían, el rubio notó a Jungkook a unas cuantas mesas delante suyo, por lo que tuvo la brillante idea de convivir con él, se lo hizo saber a su amigo y este no dudó en aceptar, después de todo, hacer más amigos no le vendría mal.
—¡Hola Jungkookie! —exclamó el rubio, con una radiante sonrisa.
Jungkook levantó la mirada, dejando su libro sobre la mesa para mirarlo asombrado.
—¿Podemos sentarnos contigo?
—C-claro.—respondió.
Ambos amigos se sentaron frente a él, colocando su charola de comida. Jimin estaba feliz de poder convivir un poco más con Jungkook y que mejor idea que empezando a sentarse con él a la hora del almuerzo.
—¡Ay, pero que maleducado soy! —mencionó Taehyung, asustando al pelinegro por su grito. —Mi nombre es Kim Taehyung, soy el mejor amigo de Jimin, mucho gusto. —concluyó, ofreciéndole su mano como un cordial saludo.
Jungkook dudoso en tomarla, asintió y le dijo su nombre igualmente.
—Jimin me habló maravillas de tí.
El rubio abrió los ojos del asombró, justo en el momento que estaba comiendo se atragantó un poco, lo que hizo a Jeon alterarse y acercarse a él para darle palmaditas en su espalda y que este pudiera toser.
Jimin le dió un codazo a su amigo quien solo alzó los hombros sin tomarle importancia.
Jungkook al ver que estaba mejor, volvió a tomar asiento en su lugar, notando las mejillas rojas de Jimin, lo que le pareció realmente adorable.
—Disculpame, espero no te moleste que le haya platicado de tí a Tae.
—No te preocupes, no hay problema.
Y así pasó el rato de ambos, platicando de diversas cosas, como también de lo que hacían en sus ratos libres y el como aquel par de amigos se conocieron, volviéndose inseparables.
Jungkook contó también los buenos recuerdos que tuvo antes de su vida miserable, ocultando sus problemas con una sonrisa falsa. Estaba seguro que era malo fingir que tenía una vida plena y feliz, pero al ver sonrientes a aquellos chicos, no quiso atormentarlos con sus problemas.
—¡Como ya eres amigo de Jimin, ahora eres el mio! —exclamó el castaño con una felicidad radiante.
—¿Amigos? —preguntó tímidamente Jungkook.
—¡Así es! —respondió Jimin. —A partir de hoy, nos sentaremos juntos y saldremos a divertirnos un poco. No aceptaré un no como respuesta.
—Esta bien, acepto.
—Por el meñique. —dijo el rubio, poniendo su dedo meñique en la mesa, seguido de Taehyung.
—Por el meñique. —comentó alegremente Jungkook, sellando aquella promesa.
Ahora eran un grupo de tres, donde pronto se volverían más cercanos, como unos jóvenes abriendo sus pétalos para poder conocer el mundo.
•❅──────✧❅✦❅✧──────❅•
Era invierno, lo que indicaba que la Navidad estaba más cerca de lo que las personas esperaban.
Taehyung, Jimin y Jungkook se hicieron muy cercanos, formando una linda amistad. El pelinegro ya no estaba solo como le había prometido el rubio, así que podía sentir más cariño por las dos personas aparte de su madre, que conoció gracias al problema que tuvo hace unos meses con aquellos chicos.
Después de que Jimin y él se enfrentaron a Jake y su pandilla, jamás volvieron a molestarlo. Pero los problemas aún existían en su vida.
Aunque su madre no lo notara, Jungkook se veía muy delgado cada vez más, los estúpidos estereotipos del país lo cagaron por completo, al punto de querer cumplir los estándares que la sociedad exigía.
—Mi padre me heredará la empresa, así que debo estudiar aún más para poder cumplir su deseo. —hablaba el pelinegro, jugando con la comida de su plato. —¿Me ayudarán a estudiar, verdad?
Taehyung y Jimin asistieron, aunque ambos lo miraban con preocupación, no eran estúpidos para notar que algo mal estaba pasando el menor.
Desde que se sentaron para poder comer, la comida de Jungkook seguí intacta, pero vacilaba al platicar sobre su rutina diaria y lo que su padre le decía sobre su futuro.
Jimin quería llorar al ver los ojos desgastados de Jungkook, como también habían perdido ese brillo especial cada que se veían.
—Jungkook, ¿porqué mejor no nos cuentas más tarde sobre eso y comes un poco? No has probado nada desde que...
El timbre sonó, lo que fue una salvación para el menor que estaba siendo interrogado por su Hyung.
—¡Los veré después chicos, tengo que ir a clases! —gritó una vez que recogió sus cosas y fue directamente a su salón, dejando su comida sobre la mesa.
—¿Crees que tenga problemas en casa o algo? —preguntó Taehyung, tomando la charola de Jungkook y el suyo, siendo seguido por Jimin.
—No lo sé Tete, siempre anda sonriente y jamás me ha dicho algo que lo atormente.
—Está muy raro. Después nos lo dirá.
—Eso espero.
Pero jamás llegó el día, Jungkook tan sólo se comportaba como siempre, con esa brillante sonrisa que ocultaba todo lo que venía atormentándolo desde que tenía memoria.
Las peleas con sus padres seguían, los golpes a su madre se hacían cada vez más horribles, lo que lo enfurecia demasiado.
Jimin se encargaba de preguntar si estaba pasando por algo, pero este negaba, como siempre. Muy en el fondo deseaba poder desahogarse con alguien de su confianza, pero su mente le jugaba malos ratos, haciéndolo ver como un problema.
Y como su padre siempre le recalcaba cada que discutían, las personas deben deshacerse de los problemas que estorban en su vida.
—Sabes que puedes contarme lo que sea, ¿no? —afirmó Jimin, abrazando a Jungkook ya que este lo llevaba cargando en su espalda.
—Sí hyung, lo sé.
—Entonces, ¿por qué te ves así?
—¿Así cómo? —preguntó divertido, pero intuyendo a lo que el rubio se refería.
—Triste, pero alegre a la vez.
Jungkook paró sus pasos, soltando un suspiro. Quería llorar pero su conciencia le decía que tenía que ser silencioso, no ser un estorbo para nadie más.
—Son ideas tuyas Jiminie, mejor hay que irnos antes de que se haga más tarde.
El rubio no quiso decir más, pues había notado que el pelinegro no quería decir nada más, evitando a cualquier costa que algo saliera de su boca, como si temiera a que descubrieran su más oscuro secreto.
Pero al menos quería vivir feliz estos últimos días de su vida, ya estaba cansado de todo.
De los golpes, de las burlas que aún seguían pero no alzaba la voz para que alguien lo rescatara de ese abismo oscuro en el que estaba.
Sentía un gran nudo en la garganta que no podía soltar, como si estuviera en una alberca y estuviera ahogándose por no saber nadar.
—Te quiero mucho Jimin. —soltó de repente, pero no recibió respuesta, pues el lindo rubio estaba dormido.
•❅──────✧❅✦❅✧──────❅•
24 de diciembre, 2024.
Navidad estaba a punto de llegar, muchas personas corrían apresuradas para llegar a tiempo y cenar en familia.
Es una fecha donde todo mundo festeja por un año más de vida, de amor y paz, aunque existieran miles de altibajos sabían que podían afrontarlo a toda costa.
Pero en ese pequeño niño interior que llevaba Jungkook, deseaba que fuera diferente.
Su casa estaba vacía, rota.
Los empleados de su casa se habían marchado para poder festejar con sus respectivas familias, dejándolo solo.
Solo con sus pensamientos intrusivos.
Solo en aquel retrete donde vaciaba sus más oscuros secretos, los problemas que nunca llegaba a resolver.
Pero sobre todo, dejándolo con la tristeza que inundaba en su ser y el abandono de la que creía era su última esperanza.
Jeon Miyeon lo había abandonado, su propia madre lo había dejado.
¿Era necesario hacerlo cuando su propio hijo sufría por no hacer algo para que pudiera ser feliz?
¿A caso se fijaba en él o como se sentía al respecto por las peleas que tenía con su padre?
¿Eran mentiras el que jamás lo dejaría sólo?
Al parecer era cierto.
La mujer decidió dejar a su familia, olvidándose del hermoso ser que había traído al mundo con un objetivo.
Ahora estaba devastado, herido, pero su corazón latiendo por un lindo rubio de quien no se atrevía a confesarle la verdad.
Pero no serviría de nada, porque como su mente le decía, solo era un problema que debía ser borrado del mapa.
—Perdóname Jimin, perdóname mamá, perdóname papá. No sirvo de nada estando aquí, no debí haber venido al mundo si solo soy un estorbo más en su vida.
Las lágrimas recorrían sus mejillas delicadas, las ojeras de sus ojos reflejaban los sentimientos que decidió guardar para el mismo.
Una navaja en su mano relucia en la luz que daba la Luna a través de la pequeña ventana del baño.
Había llenado la tina de agua sin importar que siguera derramándose fuera de este.
Ingresó en ella, desnudo completamente, cualquier persona que lo viera lloraría por ver a un pequeño joven atentar contra su vida.
Su cuerpo no era el mismo, incluso eso reflejaba su cansancio.
Pero se iba tranquilo, pues el no poder despedirse en persona lo pudo hacer a través de cartas, cartas que llegarían pronto en manos de las personas que lograron sacar unas sonrisas en él.
Ahora, solo podía sentir el dolor de la cuchilla que abría su piel.
Gotas de sangre combinaban con el agua, volviéndose roja al instante gracias al chico que seguía cortándose los brazos hasta sentir alivio.
Un último suspiro salió de sus labios y sus ojos se habían cerrado completamente.
Jeon Jungkook había muerto en aquella tina, con el frío del invierno tocando su cuerpo y alma.
Dejando una carta donde decía todo, declarando sus sentimientos y sacando a flote sus emociones.
En especial, algo que haría un poco feliz a Jimin o eso quería creer él.
—"Aunque no lo notes, siempre estoy mirándote Jimin-shi.
¡HOLAA! LES TRAIGO UNA NUEVA HISTORIA KOOKMIN, ESPERO LES GUSTE, LA VERDAD LLORÉ HACIÉNDOLA Y TRAIGO UN NUDO EN LA GARGANTA 🤧💔.
NUNCA DEJEN QUE SUS EMOCIONES Y LA DEPRESIÓN LOS AGOBIE, HABLENLO CON UNA PERSONA DE CONFIANZA Y JAMÁS PERO JAMÁS, AGUANTEN LOS PROBLEMAS USTEDES SOLOS.
SE LES AMA 🫂💗
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro