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CAPÍTULO 66: EVERYTHING COMES DOWN TO THE SAME PLACE

—— EVERYTHING COMES DOWN TO THE SAME PLACE ——

—Vuestra tía Rebekah me ha pedido que os de esto, os quiere muchísimo.— Las dijo Freya a las dos hermanas mientras las daba a cada una dos collares exactamente iguales, los cuales eran el escudo familiar con la letra "m". —Las herencias familiares son muy importantes, nos recuerdan de donde venimos y que vayamos donde vayamos nuestra familia nos acompaña.— Las explico mientras las ponía ambos collares a las dos hermanas. —Os quiero.— Las dijo justamente antes de abrazar a ambas.

—Nosotras también, tía Freya.— Sonrió Hope mientras las tres se abrazaban.

—Y quiero que me prometais una cosa, a pesar de que a veces os peleareis y os enfadareis, luchareis la una por la otra.— Las pidió mientras miraba a las dos hermanas, sabiendo que aquello era inevitable y más cuando ambas eran dos Mikaelson, la violencia estaba implícita en el ADN, pero también eran unas Novawood, y en ese mismo ADN, estaba aquel instinto protector que tenían entre ellas.

—Sí una salta la otra también.— Sonrió Eliana justamente cuando Astrid se acercaba a las tres.

—Nos vemos en unos días, Freya.— La dijo mientras ambas se daban un abrazo en señal de despedida. —¿Estáis listas?— Las preguntó a las dos hermanas las cuales aunque no querían irse, sí tenían un gran deseo por iniciar aquella nueva aventura.

—¡Sí!— Exclamó Eliana emocionada, mientras las tres salían fuera del complejo y Astrid ayudaba a ambas a subirse en el coche.

—¿A donde vamos?— Preguntó Hope con curiosidad, ya que su madre no las había dicho a dónde iba a llevarlas.

—Vais a ir a un sitio muy especial, donde aprenderéis muchísimas cosas. Pero antes de ir, voy a enseñaros un lugar que os recordará que a pesar de la distancia siempre estaréis cerca de la familia.— Las explico mientras se subía en el asiento delantero sorprendida de que iba a volver a Mystic Falls, aunque lo que más la sorprendía era que fuera a dejar allí a sus hijas. En aquel lugar donde todos, a su manera, habían sufrido y perdido a alguien.

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—¿Mystic Falls?— Inquirió Hope al ver el cartel de bienvenida en el que la hizo recordar a Astrid que todos sus problemas comenzaron cuando corrió a socorrer a su viejo amigo Stefan Salvatore.

—Aquí es donde nacimos.— Las reveló haciendo que las dos niñas la mirasen sorprendidas.

—¿Vamos a vivir aquí?— Preguntó Eliana emocionada por querer conocer aquel lugar.

—Así es, aunque la gente no sepa que está tierra tiene un pasado muy particular, este lugar fue el hogar de nuestra familia todo el tiempo que fuimos humanos.— Las explico mientras se metía en un camino de tierra, donde aparco para después bajarse ella y bajar a las niñas, con las cuales recorrió un largo trayecto hasta llegar a una vieja cueva. —Vamos, venid.— Las indicó mientras ambas la daban la mano, agarrándose a cada lado de ella.

—No veo nada.— Se quejó Eliana la cual se aferraba a la mano de su madre asustada.

—¿Queréis aprender a hacer un hechizo?— Las preguntó al ver que se sentían algo asustadas por estar en aquel lugar. —Bien, hacer este gesto y decir post tenebras espero lucem.— Las indicó haciendo que Hope y Eliana imitaran su gesto para después crear dos esferas de luz. —Es una esfera de luz.— Las explico al ver la expresión de sorpresa de las dos niñas.

—¿Dónde estamos?— Preguntó Hope con curiosidad al no entender porque su madre las había llevado hasta aquellas cuevas.

—Cuando éramos humanos, nos escondiamos en estas cuevas para evitar que los hombres lobo, durante la luna llena, nos hicieran daño.— Las explico mientras las tres seguían caminando.

—¿Pasabais la noche aquí?— Preguntó Eliana sorprendida por lo que su madre las acababa de contar.

—No era tan desagradable como parece.— Rió mientras soltaba a las dos niñas y estas seguían adelante, quedando delante de la pared donde tiempo atrás ella y Rebekah grabaron los nombres de la familia, y donde posteriormente escribieron la historia de como los vampiros llegaron al mundo.

—¿Por qué tu no entras?— Preguntó Eliana al ver que su madre se había quedado fuera de aquella especie de sala.

—Los vampiros no pueden entrar.— Las explico mientras las niñas miraban a todas partes. —¿Veis esos símbolos?— Las señaló haciendo que ambas se centraran en la pared que su madre las indicaba. —Son runas vikingas, cada conjunto representa un nombre.— Explicó recordando a la perfección los nombre de cada uno de ellos.

—¿De quienes?— Preguntó Eliana al no entender lo que ponía.

—Los de la familia Original, aquí es donde empezó nuestra historia, y donde vosotras dos empezareis la vuestra.— Las explico mientras ambas se acercaban a su madre pero sin apartar la mirada de aquella pared. —Cuando estéis en la escuela, nadie puede saber qué vuestro apellido es Mikaelson, ni que sois hijas de vuestro padre o que sois medio luna.— Las explico sabiendo lo peligroso que eso podía ser para ellas, sobre todo porque había quienes no las aceptarían.

—¿Por qué?— Preguntó Hope sin entender por qué debían de ocultar quienes eran.

—Nuestra familia tiene enemigos, muchos, y buscarán haceros daño. Además, de que a la gente no le gusta lo diferente.— Las recordó mientras volvían a recorrer el mismo camino, pero esta vez para salir fuera de la cueva. —Diréis que vuestro apellido es Morgan, y que las dos sois dos poderosas brujas de las que estoy muy orgullosa.— Sonrió mientras salían fuera de las cuevas, lo que provocó que las esferas de luz desaparecieran.

—Como ya no hay peligro, creo que debo de darte esto.— Empezó a decir Eliana mostrando la intención que tenía de querer quitarse el collar que había sido de su abuela.

—Quedatelo, te será de más utilidad. Y puesto que vuestra tía Rebekah os ha hecho un regalo y que Eliana ya tiene una muy vieja reliquia familiar, esto, Hope, es para ti. Cuando seas más mayor lo podrás llevar.— La dijo a la mayor de las hermanas mientras la mostraba un anillo que la niña cogió y observó, viendo que era exactamente igual a los que sus padres y sus tíos tenían.

—¿Es un anillo de día?— Preguntó al reconocer la piedra azul que le adornaba.

—Sí, el de tu tía Eliana. No puedo explicar como ha llegado hasta aquí, pero esto es tuyo.— La indicó haciendo que la mayor sonriera, ya que eso significaba mucho, tal vez, demasiado.

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—¿Quien es Stefan Salvatore?— Quiso saber Hope al ver que su madre había dejado una rosa delante de la tumba del ex vampiro.

—Un amigo, murió por salvar a las personas que quería.— Las explicó mientras soltaba un suspiró donde mostraba que aquello la afectaba, estaba orgullosa de Stefan pero la dolía saber que ya no estaba. Que ya no tenía ese deber de cuidar de él y de asegurarse de que se mantuviera en la misma línea.

—¿No habías venido a verle?— Preguntó Eliana al ver que parecía ser la primera vez que su madre visitaba aquella tumba.

—Me temo que no, no pude ni evitar que hiciera una locura. Pero él cambió, Stefan fue un vampiro que tenía unos hábitos malos para un vampiro, Lexi y yo le ayudabamos a tener de nuevo el control. Hasta que aprendió que el control no se basaba en reprimir una parte de nosotros, sino también de aceptarla.— Las explico recordando el gran paso que dio al aceptar que su parte de destripador era tan importante como esa parte de humanidad. —Todos tenemos un pasado del que nos avergonzamos, pero a pesar de ello debemos de aprender y de aceptarlo.— Las recordó sabiendo que la experiencia con el vacío les serviría a todos de que no era nada bueno traer de la muerte a un espíritu antiguo y poderoso. —Y siempre respetar a los muertos, aunque no estén con nosotros de forma física siempre nos acompañan.— Añadió haciendo que ambas asintieran ante las indicaciones de su madre.

—Pero sí son mis dos preciosas sobrinas.— Intervino en ese momento Leonidas haciendo que las tres se dieran la vuelta al escucharle.

—¡Tío Leo!— Gritó Eliana mientras corría a los brazos de su tío, el cual la cogió en brazos para después darla un abrazo.

—¿Quien es ella?— Preguntó Hope después de que su tío la abrazara a ella también.

—Ella es Yelena, una muy vieja amiga de vuestra madre.— Respondió mientras Yelena sonreía a Astrid, para después ponerse a la altura de las dos hermanas.

—He oído hablar mucho de vosotras, y me alegra volver a verte, Hope.— Sonrió haciendo que ambas sonrieran en su dirección, al recordar que aquella era la mujer a la que habían desvinculado.

—Vaya, veo que os vais a quedar aquí.— Observó al ver las maletas que había en el maletero del coche de su hermana.

—Mamá nos ha dicho que aquí vivisteis siendo humanos.— Explicó Hope mientras su tío ponía toda su atención en ellas.

—Y aquí están todas las personas a las que hemos querido.— Añadió recordando que en aquel lugar murieron amigos pero también familia, en especial sus padres y su hermana pequeña.

—Es hora de irse.— Las indicó Astrid a las dos niñas.

—¿Vendrás a vernos?— Le preguntó Eliana a su tío, sabiendo que él y Freya eran los únicos que no corrían peligro si estaban cerca de ellas.

—Por supuesto, ¿quien sino jugará con vosotras cuando vuestra madre se enfade?— Inquirió haciendo sonreír a las dos niñas.

—¿Porque habéis traído las pulseras?— Preguntó Astrid al ver que ambas se habían traído las pulseras que anularaban sus capacidades como brujas.

—Tal vez con ellas podamos volver a casa.— Admitió Hope mostrando que ninguna de las dos, muy en el fondo, querían irse.

—Escuchad, se que no queréis quedaros aquí, pero habrá niños y aprenderéis magia, y encontrareis vuestro lugar. Pensar que esta es la próxima gran aventura, pequeñas guerreras.— Las indicó mientras se ponía a su altura entendiendo que tuvieran miedo a todo aquello, pero era lo mejor para ellas. Allí aprenderian y estarían lejos de los problemas.

—Aunque si echáis de menos las pulseras tal vez estas os gusten.— Sugirió Leonidas mientras del interior de su cazadora sacaba dos pulseras exactamente iguales.

—Menudo día de regalos, ¿eh?— Las recordó Astrid haciendo reír a las dos.

—Esta es la flor de lis, un símbolo que siempre ha caracterizado a la familia Original.— Las explico mientras las quitaba las pulseras mágicas, para ponerlas las otras. —Espero que todo esto os recuerde que por muy lejos que todos estén, no hay nada más fuerte que la familia y la unión con un hermano.— Las recordó mientras compartía una mirada con su hermana, la cual le sonrió.

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—Parece que encajan.— Comentó Alaric poniéndose al lado de Astrid, la cual observaba con atención como Hope hablaba con dos niñas, mientras que Eliana corría por todo el patio detrás de Josie Saltzman.

—Se adaptan a todo.— Sonrió orgullosa sabiendo que aquella era una buena decisión y un bien lugar donde ambas crecerian y aprenderian. —Y de verdad creo que esto es lo que siempre han querido, una vida normal con amigos de su edad.— Admitió la híbrida sabiendo que aquel lugar, sin duda, era el indicado.

—Los niños de aquí son geniales, son tolerantes, quieren aprender y lo aprovechamos.— Afirmó el ex cazador orgulloso de lo que Caroline y él habían construido. —Les enseñamos disciplina, compasión, ética...— Empezó a enumerar.

—Pociones mágicas, lanzar hechizos, montar en escoba.— Prosiguió Astrid sarcásticamente riendo.

—Si algo de eso también.— Admitió riendo. —He pasado mucho tiempo con gente sobrenatural que no estaba contenta con quien era.— La explicó sabiendo que todos cometían errores cuando no tenían a alguien que les guiará y les ayudará. —Estos niños serán mejores.— Sentenció con seguridad en sus palabras.

—Tienes razón, Alaric. No comentaran los mismos errores que cometimos nosotros.— Afirmó Astrid mientras la devolvía el saludo a Hope, la cual mostraba una gran sonrisa al ver que finalmente tendría amigos.

—Cuidaré de ellas como si fueran mis hijas, se cual de especiales son y el peligro que las acecha aunque este lejos.— Añadió Alaric haciendo que Astrid le mirase agradecida, a pesar de la historia que compartían, ambos había aprendido a dejar las diferencias a un lado.

—Hope controla sus poderes, ten cuidado con Eliana, es la más... volátil.— Le advirtió sabiendo que la magia que ella tenía era similar a la que la propia Astrid había tenido, y para su desgracia o para su suerte, sufría los mismos descontroles que tiempo atrás tenía su madre.

—Me pregunto a quien habrá salido.— Comentó sarcásticamente haciendo reír a la híbrida con su comentario. —Estarán bien, no te preocupes. Este es su hogar, y siempre lo será.— La tranquilizó esperando que supiera que allí estarán tan seguras como si toda la familia Original estuviera allí, cuidando de ellas.

★★★

Oficialmente podemos dar por concluida la temporada 4, pero aún esto no ha acabado, aún quedad unos 40 capítulos por delante, lo que significa que tenemos aún MUCHAS cosas.

Con este capítulo, quería mantener el legado de los regalos, pero también hacer una referencia a lo que siempre defendió Astrid, con respecto a respetar a los muertos. Y eso es algo que siento que Astrid le inculcaria a las niñas desde bien pequeñas.

También me encanto escribir la escena de Leo, siempre pensé que él tendría que ocupar el lugar de tres tíos. Y aunque no es Rebekah, ni Kol, ni Elijah, siempre estará ahí, y quería mostrarlo en ese momento. Como la introducción de Yelena, ya era momento de que se conocieran.

Y con respecto a los regalos, pues de cierta manera siempre pensé que Hope debía de tener algo de Eliana, algo que la una a su familia materna. Por eso también quise poner la escena de la cueva, ya que sabéis lo mucho que me gustan las referencias, y obviamente creo que meter esa escena es algo que sin duda me hubiera gustado ver. Que las hermanas supieran que sus orígenes estaban ahí.

Obviamente, para Astrid fácil tampoco es, tiene que dejar ir a su familia y a sus hijas, pero ella sabe que es lo correcto, y siempre hará lo correcto para ellas.

Ahora bien, en los próximos capítulos... van a pasar muchísimas cosas. Se podría decir que Diciembre va a estar cargado de capítulos intensos.

¿Qué os ha parecido el capítulo?

Os leo ♥️


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