
𝗖𝗮𝗽𝗶𝘁𝘂𝗹𝗼 𝗫𝗩
Taehyung
No recibí noticias de Arriete, durante los días que ha pasado, no he llamado para saber cómo le fue en su primer día de clases, papá me ha llamado a diario, yo no he ido a ver al doctor del centro de salud, solo he querido mantener mi cabeza en blanco y no pensar en nada.
Sin embargo, hoy me levanté con ganas de mantenerme ocupado, así que justo ahora me estoy dirigiendo al centro de salud del Doctor Martín, el taxi tomó rumbo por el puerto, dándome una vista espectacular, el día era soleado dándole una vista magnífica, el mar tenía destellos brillantes. La gente iba y venía en ropa ligera, después de todo el clima me daba tranquilidad.
Pollensa, la localidad de Mallorca, fue un buen lugar para alojarme, el taxi me dejó en el lugar que dije, agradecí pagando en euros. Cuando bajé y caminé al supuesto lugar que era el consultorio de Martín, fruncí mi ceño, no era un lugar pequeño y descuidado, más bien, me topé con un edificio de cinco pisos, una estructura moderna, con gente entrando y saliendo del lugar. Un señor, algo veterano, me miró sonriente, lo reconocí al instante que se acercaba a mí. Me sirvió de algo las clases extras de idiomas en la facultad.
─ ¡Mi querido Taehyung! ─saludó con un tono efusivo. Me dio un ligero abrazo, era como si me hubiera estado esperando con ansias.
─Martín ─asentí con mi cabeza─ esto no parece a nada de lo que me dijiste ─murmuré mientras empezamos una caminata por el sendero del hospital, había un cerrado de áreas verdes, árboles hecho figuras llamando la atención a primera vista, asientos de madera bien cuidadas, se veía como volaban mariposas, etc.
─Bien, me atrapaste ─soltó una risa ronca, sus manos entrelazadas en su espalda, a Martín lo había conocido en un seminario hace años, cuando recién estaba empezando a meterme por completo en el área de ginecología, había sido muy atento a mis conocimientos. ─este es el consultorio que será tu nuevo hogar ─me dijo animado─ me enteré de lo sucedido con Martha y aproveché para traerte a mi hospital ─soltó así sin más, yo le vi sorprendido─ ¿Qué? No me digas que fue una buena jugada, tus dones de ginecólogo no eran explotados en una clínica, te eché el ojo desde la primera vez que vi tu trabajo.
─Doctor Martín ─llamó una enfermera─ le solicitan en Cardiología.
─Gracias Marisa ─sonrió─ por favor, enséñale el área, nos vemos más luego en mi oficina Taehyung, bienvenido. ─me sonrió mostrando sus dientes y se fue caminando con ese andar elegante que siempre se le caracterizó, Martin debe rondar por sesenta años, su cabello ya es un color próximo al blanco, por sus canas, y no olvidemos su bata de doctor.
─Mucho gusto, soy Marisa Hernández. ─se presentó amablemente.
─Kim Taehyung, ginecólogo
─Oh, olvidé esa parte ─rio─ Marisa Hernández, enfermera ─tendió su mano, estreché la mía con la suya. ─empecemos el tour por el hospital del doctor Martín.
Asentí relajado, necesitaba un lugar lejos de mi estrés, donde nadie me conocía, donde nadie se enterara del amor enfermizo que sentía hacia mi hermana. Marisa supo guiarme y explicarme cómo funcionaba cada departamento del hospital, en el camino me fue presentando cada jefe que existía, los turnos que rodaban cada uno, incluso tuve el placer de presentarme con los guardias de seguridad. Hasta que llegamos a mi departamento, Ginecología y obstetricia.
Se encontraba en el tercer piso junto a la unidad de cuidados intensivos neonatales, me llevó a una oficina.
─No sé si estás enterado, pero la jefa de Ginecología y obstetricia se jubiló, lamentablemente fue diagnosticada con Alzheimer, fue una noticia muy dura para todos, ya que, ella fue una de las primeras en fundar el hospital junto a Martín.
─Lo lamento ─musite de forma sincera.
─Gracias, entonces, esta será tu oficina...
─Pero no creo que me merezca estar en el puesto de jefe, soy el recién llegado...
─Martín y Josefa, han estado siguiendo tu trabajo desde hace tiempo, Josefa estuvo más de acuerdo con que una persona como tú, ocupe su lugar.
Mierda, no pensé que me otorgarían un puesto muy importante, en la clínica de Martha siempre busqué un ascenso, y ahora venía a este lugar dándome el puesto en bandeja de plata.
─Me siento extraño aparecer y robar el puesto de alguien que desee.
─No lo repliques más, Martín se hará oídos sordos y será como hablar con una pared. Bienvenido Kim ─pasó por mi lado dando unas palmadas en mi hombro. Marisa no debe pasar de los treinta años. Suelto un suspiro paseando mi mirada por el lugar, la oficina resultó ser grande, más de la que tenía en la clínica. Había un ordenador, un estante con folders...
Salí del espacio 4x4, diagonal a mi oficina estaba la unidad de cuidados intensivos neonatales, una doctora estaba chequeando a un bebé, esta unidad trataba a los bebés nacidos prematuramente, a la vista parecía que constaba con aproximadamente treinta camas. La mujer alzó su mirada chocando con la mía, frunció su ceño y siguió con su trabajo.
Debía ponerme al día si trabajaría aquí.
[...]
─Si papá, te agradezco tanto lo que haces ─musite en voz baja.
─No agradezcas hijo, después de todo es tu madre ─apareció una presión en mi pecho. Papá la había encontrado desmayada por intoxicación, había estado al límite de alcohol. ─mejor dime como te va en tu nuevo trabajo
Tomé aire relajándome
─Me va muy bien papá, todos aquí son muy amables, soy jefe en el área de Ginecología y Obstetricia, es un trabajo duro y de mucha responsabilidad, sin embargo, me siento bien y muy cómodo.
─Papá ya me voy ─se escuchó al fondo─ HyunJin ya me vino a ver─ tragué grueso al oír su voz
─ Vale hija, estoy hablando con tu hermano, ¿quieres decirle algo?
Rogué porque por lo menos me salude, quería oír su voz decir mi nombre. Entonces ella habló nuevamente.
─No, ya estoy atrasada, nos vemos tarde ─se oyó lejano, relamí mis labios sintiendo ese dolor en el pecho
─ Vaya, esa hermana tuya pasa más ocupada que yo en la empresa ─rió.
─Así son a esa edad ─no sabía que más decir.
─Y creo que anda ilusionada, ya la oigo hablar de ese tal HyunJin más veces de lo que me gustaría ─volvió a reír, solté una risa corta convencido de que no me dolió─ ¿Taehyung?
─Perdón, estaba leyendo un informe de una paciente ─contesté tenso.
─Oh, por supuesto hijo, te dejo para no quitarte más el tiempo, el profesional debe trabajar
─Está bien papá, te llamo más luego, espero tener algo de tiempo
─No te esfuerces hijo, llámame cuando estés libre, no me busques tiempo, tu trabajo es lo primero.
─Gracias otra vez papá, manténme informado de mamá ¿sí?
─Claro que sí, Tae, adiós ─me despedí por última vez de papá, todavía seguía asimilando la idea de que Arriete perdió el interés en mí, no la culpaba, me porté como un imbécil la última vez que hablamos.
No me merecía ni su saludo, pensé y pensé en toda la tarde, si la llamaba de seguro que no respondería, necesitaba oír su voz, escucharla por lo menos una vez, entendía muy bien que ella merecía a alguien que no tenga miedo a presumirla, a gritar a los cuatro vientos que la amaba con locura.
Algo que yo no podía darle y que ella lo merecía. Sopese todo lo que sucedió ese día, estaba al borde del colapso, sabía toda la historia de nuestros padres, de la trágica y miserable vida de mi madre. Yo tenía las respuestas que tanto anhelaba Arriete y yo en mi cobardía, solo hui.
─Kim ─abrí mis ojos, Thais, la médica especialista en pediatría me veía seriamente─ niña de quince años, embarazo aproximadamente de catorce a semana diecisiete ─me informa con voz tensa. Mi respiración se atascó. ¿Quince años? Me pongo de pie asintiendo.
─Que pase por favor.
─Ya pasó por psicología, la chica vino sola ─murmuró.
─Vale. ─Thais resultó ser la doctora apasionada por su trabajo, a pesar de no formar parte de algunas áreas, ella siempre prestaba su conocimiento para ayudar en lo que podía.
─ ¿Puedo estar cuando hables con ella? Necesitará una figura femenina.
─Por supuesto, con gusto ─Thais asintió trayendo con ella a una jovencita que no debe medir más de 1.49. ─Hola linda, soy Kim Taehyung, tu médico ginecólogo y obstetra.
─Soy Ana ─saludó, tímida, tomé asiento en mi silla, Thais se paró a mi lado.
─Cuéntame Ana. ¿Es la primera vez que vienes a un chequeo? ─hablé suavemente.
─Si...yo ─calló─ tenía miedo de venir ─susurró.
─ ¿Cuántos meses tienes, cariño? ─preguntó Thais con tono amable. En todo nuestro trayecto, algunos doctores se aprendemos a tratar a nuestros pacientes, no puedo generalizar ya que, algunos doctores pierden el tacto o no lo aprenden.
─Cuatro meses ─murmuró bajando la cabeza. Tenía un mal presentimiento, Ana se veía baja en peso, apenas vi sus ojos parecía estar rondando por la anemia, y eso no era buen augurio.
─ ¿Puedo chequear cómo va el bebé? ─Ana titubeo, asintiendo al final.
Thais se movió rápido llevándola a un espacio para que se ponga la bata. A los segundos volvió a mi lado.
─No me gusta nada ─susurró, una enfermera tocó la puerta asomando su cabeza.
─Doctor Kim, aquí está los signos vitales de la señorita Ana Gómez ─me dejó la carpeta, agradecí y ella salió enseguida, mis ojos observaron con cuidado cada dato, Ana tenía quince años cumplidos hace unos meses, mide 1.49 y pesa 44 kg. Solté un suspiro masajeando el puente de mi nariz.
─La niña está lista, Kim ─me puse de pie, Thais la llevó a la camilla y con delicadeza la vi, movía sus ojos nerviosa, sus manos se hacían puños a su lado.
─Tranquila, tú y tu bebé estarán bien ─le murmuré, le puse el gel en su vientre, soltó un jadeo de sorpresa─ siempre les pasa a todas las mujeres ─le sonreí, pasé el ecógrafo por su vientre y automáticamente la pantalla mostró las imágenes, su cuerpo se tensó y Thais a mi lado le sostuvo su mano.
─El bebé parece estar yendo bien, Ana ─le murmuró Thais. ─ ¿no es así Doctor Kim?
─En efecto, estás en la semana 15, es decir en el cuarto mes, debes haberte dado cuenta que los síntomas del primer trimestre ya no son iguales, no hay vómitos, náuseas, el bebé ya escucha, especialmente la voz de su madre, está midiendo 9 cm y pesa 68 gramos, así que si, tu bebé está muy bien, Ana
─ ¿Cuándo podré saber que sexo es? ─pregunto suavemente.
─En tres semanas podrás saber que sexo es ─le dije, le tendí una toalla de papel─ límpiate y puedes cambiarte en el mismo lugar ─me saqué los guantes y la mascarilla. ─El bebé está bien, pero ella no tanto ─le dije a Thais una vez la chica fue a cambiarse.
─Puedo llevarla con el médico especialista en nutrición, la chica parece de bajos recursos.
─Si, hay que hacerle un chequeo profundo ─le sonreí, Thais sonrió ligeramente.
[...]
El viento chocaba contra mi cuerpo, tenía frío, pero no me quería mover de aquí, había salido del hospital hace una hora, hoy tenía la valentía de llamarla y preguntar como está, no obstante, cuando entré a su Instagram todas las ganas se esfumaron.
Había una foto de ella junto a un chico, parecía que era de su edad, Arriete estaba en la espalda de este, y lo principal... ella sonreía, no había una sola foto, había más de dos, creo que son muy buenos amigos, ya había pasado una semana y cinco días. El contacto de Arriete estaba ahí, bailando frente a mis ojos, podía oír las olas de la playa, las estrellas brillaban en Pollensa y yo deseaba oír su voz, ver sus ojos, verla vestir como siempre le ha gustado, sus insinuaciones tiempo atrás, verla portar sus tatuajes con orgullo. Deseaba tanto estar con ella, pero no sé podía, la vida algún día resultaba ser demasiado cruel.
Hubiera deseado nacer en la otra punta de Corea del Sur si era posible, conocer a Arriete en diferente situación, cerré mis ojos soltando un suspiro. Ella estaba feliz, tal vez solo fui una ilusión de su adolescencia, tal vez por la mala relación de nuestro hogar y confundió todo. En cambio, yo, suspiro, amo a mi media hermana, todo esto era prohibido, enfermo y rechazado, pero, aun así, mis sentimientos no flaquean.
Debía hablar con ella. La llamé, estaba nervioso, sabía el temperamento de Arriete que temía porque me cuelgue apenas hable o que me grite por como la trate la última vez. El teléfono seguía sonando con ese típico sonido de estar marcando, mis ilusiones cayeron cuando me mandó al buzón, intenté dos veces más con el mismo resultado.
Dibujé una sonrisa triste, creo que era la respuesta que debía tener, era lo mejor, debíamos separarnos para que todo siga su curso normal, necesitaba estar lejos de ella para que conozca a otros chicos, alguien que si le de lo que merece y no unos cuantos besos y un amorío lleno de inseguridades. Por no recordar esa línea intima que cruzamos en el auto.
Me desplomé en la arena viendo el cielo estrellado, no estaba tan lejos del hospital, veía las luces de la ciudad también, debíamos sanar, pero también tenía que decirle a mi padre que le cuente todo a Arriete, era su obligación, ella merecía saberlo al igual que yo. Es así como le envié un mensaje a mi padre pidiéndole que le diga la verdad a Arriete.
Unos pasos me hicieron abrir los ojos, una figura femenina se sentó a mi lado.
─Siempre escogemos lugares demasiado lejos de nuestro hogar para olvidar ─murmuró aspirando el aire puro.
─Parece que lo hiciste tú también ─susurré volviendo a cerrar mis ojos.
─Mi marido y mi hija murieron hace un año, toda la ciudad de Nueva Orleans me recordaba a ellos que preferí huir de ahí, no funciona al cien por ciento, pero lo voy superando ─sus palabras me hicieron reincorporar, dejé mis brazos en mis rodillas. ─ ¿y tú historia?
─Lo mío es absurdo a comparación de lo tuyo ─dije desviando la mirada.
─Nada es absurdo si te lastima, no minimices tu dolor ─me tomé un tiempo para hablar.
─Me enamoré de la persona equivocada ─bajé la mirada, no podía decirle que es mi media hermana, eso la espantaría─ me enteré que mi padre no es mi padre, que mi madre nunca nos quiso ─murmure─ mi familia fue toda una mentira y mi hermana me odia ─terminé de relatar.
─El tiempo lo cura todo, o eso dicen ─regresé ver a Thais y me sonrió─ lastimosamente el tiempo no se detiene por nuestro dolor, solo debemos alzar la cabeza y demostrar que nada es más fuerte que nosotros mismos, si ella es para ti y tú para ella, podrán estar juntos, no mañana o la semana que viene, tal vez tarde, pero estarán juntos, respecto a tu padre, no es padre el que engendra, es el que cría, el que te cuida y presta sus brazos para acurrucarse en ellos, tal vez tu familia no fue lo que algunas personas tiene el privilegio de tener, pero sí que tienes a tu padre, que presiento fue el mejor que pudiste tener, y tú hermana, no sé qué pasó pero deben arreglarlo, nadie sabe qué puede pasar mañana, la vida es prestada Kim, trabajamos en un hospital, eres consciente que la vida puede acabarse en segundos.
Thais no era una mujer de treinta o cuarenta años, parecía de mi edad, sus facciones juveniles me lo mostraron, pero sus palabras eran sabias. Como el de una persona adulta, solté un suspiro mirando mis manos.
─Te agradezco, necesitaba palabras alentadoras, sentía que me asfixiaba
─Todos nos sentimos así alguna vez en la vida ─susurró.
─Tu marido y tu hija deben estar orgullosos de ti, el hospital habla de la mejor médica especialista en pediatría que hay ─Thais sonrió limpiándose las mejillas, sus lágrimas habían empezado a derramarse ─ eres una mujer excepcional Thais.
Los dos en un silencio tranquilo nos quedamos sentados en la arena mirando el mar y las estrellas, en un momento de la noche me mostró la foto de su marido y su hija, una niña hermosa de dos años, cabello rubio oscuro y unos ojazos verdes. Los ojos, muy seguro lo sacó de mi compañera de trabajo, y el cabello de su esposo.
Quería creer en las palabras de Thais, tal vez algún día no tan lejano, sea el momento para estar junto a Arriete, tal vez en algún momento, pero no ahora.
▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃▃
Ay dios, ¿Qué opinan de la situación entre estos dos?
No sé qué más decir, solo que les tengo una sorpresa y lo estaré avisando en el siguiente capítulo.
PERDÓN POR LA TARDANZA 😭😭
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Bay bay ❤
🍃; 「 NOCHU VANGOGH 2022©」
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