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Sunoo se encontraba en su descanso, sentado en una de las cafeterías cercanas al hospital donde trabaja. Tamborileaba los dedos contra la superficie de la mesa, el café humeando de su taza mientras observaba a las personas pasar por la calzada, en espera a la llegada de su mejor amigo que había prometido estar a dos minutos de distancia.

Cuando la puerta de la cafetería sonó, se giró rápidamente para observar como el omega se acercaba con gesto acalorado por el recorrido que se había aventado desde su trabajo hasta el lugar. Asintió en modo de disculpa a un par de personas que lo miraban con gesto extraño, caminando hasta llegar a la mesa del castaño.

—¡Hola, perdón por la demora! —se disculpó con una sonrisa apenada, tomando asiento frente suyo.

—Hola, Wonnie. No te preocupes, no tengo mucho aquí. —cuando el rubio hizo el intento de levantarse, lo detuvo. —Ya ordené por ti, solo esperaba a que llegaras para que empezaran a prepararlo.

Deteniendo a uno de los meseros, le mencionó del pedido especial que había solicitado, por lo que el hombre beta se apresuró detrás de la barra para que iniciaran a preparar la bebida. Jungwon sonrió, encantado por lo atento que su amigo era siempre con él, prestando atención al semblante rígido que el omega presenciaba.

—Gracias, Sunoo. Ahora que estoy aquí, ¿Puedes decirme qué es eso importante que tenías que decirme? Por teléfono te escuchabas ajetreado, ni siquiera dormí bien pensando de lo que podía tratarse.

Tomando un sorbo, dudó. —No sé por dónde iniciar, es un tanto peculiar por hablar.

—¿De qué va? No te detengas, puedes decirme lo que quieras. ¿Acaso encontraste a tu destinado? Eso sería muy loco, ¿Cuánto tiempo te la pasaste buscando, y ahora que no lo haces más, resulta que te lo encontraste? Ah, eso sería descabellado en todos los sentidos.

Sunoo apretó la servilleta que se encontraba a un lado de su café, mordiendo su labio. —De hecho, encontré a mi destinado.

Jungwon se detuvo a gritar en completa sorpresa debido a que el mesero se acercó a dejar su café, agradeciéndole con una sonrisa antes de volver su mirada al castaño. —¿Cómo es que encontraste a tu destinado?

—Fue en el hospital, precisamente en el área donde trabajo.

—¿Es un doctor? ¿O es un enfermero? Quiero saber cómo es, ¿De qué casta pertenece? ¿Es una persona apuesta?

—Él es uno de los padres de los cachorros que están en neonatos, lo conocí porque su cachorro nació prematuro, por lo que requería cuidados intensivos, y al verlo afligido decidí ayudarlo. —Explicó brevemente.

—Oh, ¿Es el padre quien lo tuvo? Espera, si es uno de los padres... ¿Significa que tiene pareja? Eso es un gran problema, no hay que interferir en esos casos, aunque tu lobo pueda tomarlo mal por conocerlo y no hacer nada. —mostró una expresión pensativa, tratando de formar posibles respuestas en su mente.

—El caso es que es un alfa, pero solo son su cachorro y él, no tiene una pareja porque su omega falleció el día del parto.

—¿Y cómo sobrelleva el dolor? Perder a tu pareja es muy doloroso, a lo que han contado, sobre todo con una unión entre ellos y al ser parejas destinadas.

—Ellos jamás tuvieron una marca, simplemente no sucedió, a lo que entendí cuando él me contó breves historias con su omega. Supongo que por ello está sobrellevando el dolor, además que pasa todo el tiempo con su cachorro, también ello puede influir en no dejarse llevar por la depresión ante su pérdida.

—Dios, esto suena tan complicado. —tomando un sorbo, se inclinó sobre la mesa. —¿Crees que él sepa que son destinados? ¿Cómo te enteraste tú?

—El primer día en que lo dejé entrar al área para que conociera a su cachorro, me di cuenta de un aroma peculiar en la habitación, y sabes que toda el área está con neutralizadores para evitar alterar a los cachorros. Pero cuando me di cuenta del olor, mi lobo reaccionó inquieto de manera casi inmediata, y no solo está lo del aroma, sino que en general el tiempo que paso a su lado hace que mi lobo reaccione, que esté atento y... Eso no es lo peor, pero debo de parar esto porque no quiero causar problemas.

Ante el rostro afligido del omega, Jungwon cuestionó. —¿Qué más pasó?

—Me estoy encariñando con el cachorro, ¿Sabes? Estoy acostumbrado a cuidar a los cachorros de los demás, ese es mi trabajo y lo adoro, pero con Dongmin es diferente, se siente diferente. —bajando la mirada, se encogió de hombros. —En cuanto lo vi con su cachorro, mi lobo aulló por querer protegerlos, ser esa persona que les hace falta en su vida, pero ¿No sería muy grosero de mi parte? Perdieron a un ser querido los dos, perdieron a su pareja de vida y a una madre, ¿Cómo podría meterme ahí? Trato de meditarlo con mi lobo, pero es imposible por el hecho de saber que es mi destinado, pero no pienso meterme ahí sabiendo su historia, no podría.

—Entiendo, Sunoo. Está bien que mantengas una postura recta sobre esto, pero también debes de pensar en que si conoces a tu destinado, tu lobo se encapricha con él sin importar las circunstancias. Ahora que sabes como tu lobo reacciona, estás en peligro porque si no sucede nada entre ustedes, caerás en una depresión por sentirte rechazado, será tu lobo hablando, pero se reflejará en ti. Es una situación crítica, pero debes de saber si él también ha sentido que eres su destinado, a lo mejor pueden hablar de la situación.

—No estoy seguro, Jungwon. A decir verdad, no me parece correcto y no creo que pueda actuar sobre mis principios, por donde lo veas se ve como algo incorrecto, ¿Y si piensa que me estoy aprovechando de su depresión? No quiero verme mal frente a él, solo deseo que estén bien, sin importar lo que pueda ocurrir conmigo.

El rubio le mostró una mirada de desaprobación, queriendo hacerle entender que también importaba lo que ocurriría con él, no quería verlo sufrir una depresión solo por guardarse ese descubrimiento tan importante para él mismo. Cuando Sunoo recibió una llamada a su celular, se levantó rápidamente al percatarse que su hora de descanso ya había pasado y tenía que regresar para retomar su turno.

—Maldición, ya acabó mi descanso. —tomando un último sorbo, palpó sus bolsillos para comprobar que llevaba todo consigo. —¿Te parece si quedamos otro día y hablamos con más calma? Tengo que volver ahora mismo.

—Por supuesto, mándame mensaje cuando tengas algo de tiempo libre, estaré esperándolo. —abrazándolo rápidamente, sonrió. —Por favor, piensa bien en lo que harás y si es en verdad lo que quieres hacer, te apoyaré en cualquier decisión pero solo si es algo que realmente quieres.

Asintiendo, le devolvió la sonrisa. —Gracias, trataré de tomar mi día libre a la par que el tuyo.

—No te preocupes, ya sabremos cómo vernos. —despidiéndolo con un gesto de mano, observó como salía corriendo de la cafetería, totalmente apresurado hacia el hospital.

La enfermera que lo estaba cubriendo ya estaba por irse a casa, por lo que Sunoo tuvo que correr lo más rápido que podía para no dejar el área en completa soledad. Se maldijo por no poner alguna alarma, pero no contaba con que estaría ahí más tiempo del debido, confiándose completamente.

Por la agitación y su carrera al hospital, desprendió feromonas dulces por todo el lugar donde pasaba, haciendo que varios rostros voltearan en su dirección curiosos por el aroma. Cuando llegó al área en un tiempo récord, trató de tomar aire mientras presenciaba como cierto pelinegro se asomaba por el pasillo, sorprendiéndose de verlo.

—Oh, Sunoo. —sonrió al verlo, acercándose. —La enfermera acaba de irse, y tengo que ir a casa por unas cosas, me preguntaba si ya venías.

—Perdón, realmente perdí la noción del tiempo. —pasando ambas manos por su cabello, lo apartó de su rostro. —Puede ir sin problema, ya estoy aquí para cuidar a los cachorros. Cualquier cosa, estaré notificándole inmediatamente.

—Gracias, estaré atento al celular. —antes de apartarse del lugar, se percató del peculiar aroma dulce que rondaba por el pasillo.

¿Ese era el aroma del omega? Lo hizo agitar a su lobo, el cual parecía curioso por olfatear, queriendo asegurarse de la fuente que portaba ese aroma. Se giró al tiempo para ver a Sunoo entrar a la pequeña habitación de aseo, llevando consigo lo dulce que flotaba en el aire, resguardándolo consigo. Sunghoon frunció la frente ante la curiosidad que palpitaba en su lobo, queriendo seguir al omega.

Extrañado por el comportamiento, decidió ignorarlo antes de siquiera seguir pensando en ello, dirigiéndose a la salida del hospital. No tenía tiempo para meditarlo, solo quería volver tan pronto como fuera posible.

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