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O18

Después de las últimas semanas de convivencia, Sunghoon comenzó a notar cambios en su relación con Sunoo. Lo que antes era una mera convivencia por el bienestar de su hijo y por el mismo omega, ahora se tornaba en algo más profundo. Sus conversaciones se volvían más íntimas, y cada vez disfrutaba más de la compañía del omega. Sin embargo, algo dentro de él comenzaba a inquietarse, una sensación que no podía ignorar desde hace días.

Si bien no se caracterizaba por tener una buena comunicación con su lobo en el último tiempo, ahora comenzaba a comprender lo que decía y seguir sus instintos. Sabía que aquel compañerismo que tenía en un inicio con Sunoo había cambiado, transformándose en algo más puro e inusual.

Conforme los días pasaban y la unión que mantenían se intensificaba, Sunghoon se dio cuenta no solo de la comodidad de estar a su lado, sino de la compatibilidad de sus almas. Cada segundo a su lado parecía borrar un recuerdo amargo, y el alfa no pudo negarse a pensar que estando juntos se curaban las heridas y cicatrices del pasado, además de encontrar nuevamente la felicidad que les había sido arrebatada. La presencia del otro se convirtió en un bálsamo para las cicatrices emocionales que ambos llevaban consigo.

Por ello, con la determinación de aquel pensamiento, llegó a su hogar con una sonrisa al poder impregnarse de los aromas del omega y de su cachorro. Dejando sus pertenencias en la entrada, se dirigió a la sala donde provenían ruidos infantiles de la televisión, presenciando como Sunoo seguía los pasos que los personajes animados hacían al bailar y cantar, mientras Dongmin lo seguía con la mirada atentamente.

Recargando su hombro contra el marco de la pared, sonrió cuando el omega saltó y extendió sus brazos, moviéndolos en círculos hasta que comenzó a girar como los personajes, soltando un grito cuando lo encontró mirándole.

—¡Sunghoon, Dios! —sostuvo su pecho, tomando el control de la televisión para ponerle pausa al vídeo. —¿Cuándo llegaste? No te escuché.

—No tiene mucho, y no te culpo por no haberme escuchado, parecías muy centrado en la coreografía del vídeo. —sonrió con gracia, caminando en su dirección.

Con un rubor, negó. —Min no durmió mucho, por lo que estuvo un poco inquieto en la última hora, pensé que si lo entretenía lograría que se calmara.

Sunghoon se acuclilló hasta el portabebé, sacando a su cachorro para abrazarlo contra su pecho, besando una de sus mejillas mientras lo envolvía con su propio aroma.

—¿Cómo estás hoy?

—Oh, bien. Realmente no hice mucho hoy, dimos un paseo por el patio y eso fue lo más entretenido que hicimos durante el día. —confesó con una carcajada. —¿Cómo te fue a ti en el trabajo?

—Bien, no hubo mucha diferencia en comparación a otros días, solamente mucho papeleo y un par de reuniones. —tomando asiento en el sillón individual, comprobó con una mirada como su cachorro parecía comenzar a arrullarse contra su brazo. —Estuve pensando todo el día, y quería preguntarte algo.

—Claro, ¿Qué pasa? —copiando su acción, tomó lugar en el sillón de al lado, prestando atención a lo que diría.

—Sé que estar aquí puede ser aburrido, y que tienes planes para volver al trabajo, pero es diferente salir con el propósito de divertirte a solo ir a trabajar. Creía que sería bueno si rompemos la rutina, y en lugar de pasar el fin de semana en casa, ¿Por qué no vamos a algún lugar?

—¿Te refieres a salir? —abrió ligeramente los ojos con sorpresa, sin esperar aquello.

Asintió. —Podríamos ir a comer, y a unos minutos de aquí queda una pequeña playa que se caracteriza por unos platillos fantásticos. Podemos ir a donde sea, solo pensé que sería buena idea salir para no seguir aquí, entiendo que llega a ser frustrante e inclusive cansado.

—En realidad, no soy una persona que anteriormente se la haya pasado saliendo porque mi trabajo no me lo permitía, pero me encantaría salir. —comentó, dejando caer sus manos a su regazo. —De hecho, por mí estaría bien salir.

—Perfecto, ¿Tienes alguna petición?

Pensando su respuesta, terminó negando. —No tengo ninguna petición, cualquier lugar está bien para mí.

—Entonces me encargaré de ello, creo conocer un lugar que te gustará. —levantándose del sillón, asintió al pasillo. —Iré a acostarlo, parece que se quedó dormido. Ahora vuelvo para cenar y vemos lo de la salida, ¿Te parece?

—Claro, estaré en la cocina por mientras. —siguiéndolo hasta el pasillo, lo observó subir antes de correr hasta la cocina, sin poder evitar la sonrisa que adornaba sus labios.

¿Debería de pensar que esa salida era una cita? Su lobo dio vueltas con emoción, dejando salir un par de feromonas que delataban su felicidad creciendo en su pecho. No podía esperar a que el fin de semana llegara, deseando que el resto de los días pasaran rápido para descubrir aquel lugar dónde lo llevaría.

Sunoo bajó vistiendo un pantalón corto de mezclilla, una camiseta de manga larga blanca con rayas azules y una boina del mismo color azul adornando su cabellera. Sunghoon le había dicho que irían vestidos de manera casual, que sus planes estaban cerca de una costa y que por tanto podría ir con algo relajado y veraniego. Había cambiado sus prendas un par de veces, pensando si estaba bien vestido o debería de seguir buscando algo más, hasta que el alfa bajó con el cachorro en brazos y sonrió cuando sus miradas se encontraron.

Sunghoon iba con una vestimenta similar al del omega, a diferencia de llevar una camisa blanca pero con estampado azul, y cabello caía sobre su frente de manera casual y una gran mochila adornaba su espalda. Cuando terminó de bajar las escaleras, le pidió a Sunoo que cuidara a Min mientras él subía las cosas al automóvil, previniéndose con un par de juguetes y otras cosas para su primera salida con su cachorro.

El omega parecía divertido conforme lo veía revisar las cosas una y otra vez, tratando de asegurarse que nada le hacía falta. Una vez que subieron al automóvil y el alfa hizo un nuevo recuento de las cosas, Sunoo no pudo evitar la carcajada que se le había escapado de entre sus labios.

—Dios, siento que algo me hace falta. —murmuró, observando a su alrededor.

—Sunghoon, ¿Traes contigo las llaves del auto? —cuestionó el pelinegro al percatarse que no había ninguna llave colgada para prender el auto.

—¡Ya vuelvo! —salió del interior del auto, corriendo hasta la entrada de la casa para recoger las llaves.

Negando con diversión, observó como el cachorro veía por la ventana hacia la casa. —Tu padre está algo nervioso por su primera salida, ¿No es así?

Como si entendiera sus palabras, Dongmin mostró una pequeña sonrisa que derritió el corazón de Sunoo. Una vez que observó cómo el alfa corría de regreso al automóvil y lo prendía, fue su turno de sonreír, encantado con la expectativa de su primera salida.

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