único
En cuestión de horas y horas de espera, había llegado el momento de actuar para ambos omegas.
— ¡Yeonjun! ¡Sal ya, nos estamos quedando sin tiempo! — pidió el omega pelirrojo desde afuera de la oficina.
— ¡Maldición! Ya voy.
Entonces, Yeonjun salió de la oficina con su mochila en mano, y el otro omega levantó una ceja al verlo de pies a cabeza. Yeonjun detuvo sus movimientos y miró a su amigo a los ojos.
— ¿Qué? — susurró, bajando la mirada hacia su propia ropa y luego volviéndola a levantar.
— ¿Vas a vestirte así? — preguntó sin cambiar su expresión, y Yeonjun volvió a mirar su atuendo.
— Claro, ¿qué tiene de malo?
— Que pareces que vas en busca de una conquista. — dijo negando mientras reía.
Yeonjun bufó, si alguien más se lo hubiera dicho, probablemente lo habría golpeado hasta dejarlo inconsciente.
— Ush, no es cierto. — se quejó el omega, comenzando a caminar.— Estar rodeado de tantos alfas en esta oficina te está afectando la cabeza.
— Lo que digas. — canturreó el omega pelirrojo. El de cabello negro abrió la puerta de salida, encontrándose con su jefe.
— Wow, ¿a dónde vas vestido así? — Yeonjun bufó, esquivando y negándose a responder a su jefe.
— Yo se lo dije. — soltó el omega pelirrojo, siguiendo a su amigo.
— No sabía que por mostrar un poco el abdomen significaba ser una puta — se defendió el omega.
— Dije que pareces, no que lo eras. ¡Y no dije puta! — rio el pelirrojo.
— Pues sé que quisiste decir eso. — dijo el omega pelinegro cruzándose de brazos.
— Yo creo que más bien es porque la ropa está muy ajustada. — el alfa no había dejado de observar a Yeonjun desde que lo vio salir.
— ¡La ropa holgada hace mucho ruido! Deberían saber que la ropa ajustada es mucho mejor.
— Bueno, tiene razón. — soltó el pelirrojo.
— Yo nunca me quejé de la ropa. — dijo el alfa.
— Ya vámonos. — pidió el omega de cabello negro.
•bd•
Yeonjun estaba inquieto, esperando la voz de su compañero al otro lado del comunicador furtivo. Era un dispositivo diseñado por Taehyun y Yeonjun, capaz de bloquear cualquier señal de radio para evitar intervenciones de terceros.
— ¿Desactivaste las cámaras, verdad? — esa era la voz de Beomgyu.
— Claro, te dije hace media hora que encontré una vulnerabilidad en el sistema de seguridad, tonto.
— Ñiñiñi— se burló Beomgyu, y Yeonjun rodó los ojos.
— Apúrate, el cambio de turno está cerca.
— ¿Quién pone el panel de control detrás de la mansión? Hasta yo tengo el sistema de cables en mi sótano.
— Ya, ya, haz tu trabajo.
— Ñiñiñi — Yeonjun se masajeó las sienes, rezando por la vida de Beomgyu, porque definitivamente lo mataría después. — Listo. Como ves, no hay sensores ni nada.
— Por fin.— Yeonjun salió de la camioneta negra y se acercó sigilosamente a su amigo. A lo lejos, pudo ver a los guardaespaldas despidiéndose de sus compañeros.— Es el cambio, vamos, rápido — susurró Yeonjun, y finalmente entraron.
— Wow, no hay nadie — susurró Beomgyu mirando a su alrededor.
— Supongo que están ocupados con la cena.
— Vamos, apresurémonos.
Su plan era obtener información directamente. La entrada trasera y directa al despacho era la más fácil, pero nadie debía saber que habían estado allí, no podía haber cabos sueltos, literalmente. Así que crearon su propia entrada al despacho.
— Sería tan fácil forzar la cerradura — susurró Yeonjun mientras colocaba el dispositivo de interferencia junto al panel y la cerradura.
— Sí — murmuró el omega pelirrojo mientras vigilaba. — Si tuviéramos más tiempo, podríamos haber hecho una tarjeta de acceso. Eso fue cosa tuya y de Kang.
— Shhh, cállate ya.
Aunque pareciera que solo colocar el dispositivo sobre el panel de acceso bastaría para perturbar las señales electromagnéticas y desactivar los mecanismos de seguridad, él sabe que es más difícil de lo que parece. Yeonjun se prepara para ejecutar una serie de movimientos precisos y delicados para asegurarse de que las señales emitidas por el dispositivo interfieran correctamente con el sistema de seguridad de la cerradura.
A medida que el dispositivo se activa, puede sentir las sutiles vibraciones electromagnéticas emanando del dispositivo, listas para desafiar los mecanismos de seguridad.
Con habilidad y destreza, Yeonjun ajusta la potencia y la frecuencia de las señales emitidas por el dispositivo, asegurándose de que estén perfectamente sincronizadas con el sistema de seguridad de la cerradura. Cada movimiento, cada ajuste, es crucial para garantizar que las señales interfieran de manera efectiva y desactiven la cerradura sin dejar rastro.
Después de unos momentos de tensión y concentración, Yeonjun finalmente logra el equilibrio perfecto. Las señales electromagnéticas perturban los mecanismos de seguridad de la cerradura, desactivando temporalmente el sistema
Yeonjun sonríe al ver el mensaje de "acceso permitido" en verde.
— Soy increíble — dice tomando el dispositivo.
Beomgyu gira los ojos mientras sigue al omega.
— ¿No hay censores de movimiento aquí? — preguntó Yeonjun observando la habitación.
— No por ahora.
Con prisa pero mucho ojo, comenzaron a buscar la información que necesitaban. Cualquier cosa era útil, incluso si ese no era el lugar en dónde se encontraba la información tendrían alguna pista sobre la ubicación real.
Yeonjun soltó un leve jadeo cuando encontró en un cajón forzadamente cerrado un documento con gran suma de nombres con sus edades, altura, peso, residencia y trabajo y por supuesto sexo, todos eran omegas.
De pronto, Yeonjun escuchó un quejido que lo hizo voltear hacia un lado.
— ¿Gyu? ¿qué tienes? — susurró el omega mayor observando a su compañero en el suelo.
Quiso acercarse pero primero tuvo el instinto de voltear por todos lados.
— Yo-... no lo sé. — se quejó el pelirrojo.
Cuando Yeonjun no detectó algo fuera de lo común se acercó rápidamente a su amigo.
— ¿Qué duele? ¿qué pasa? — preguntó preocupado pero su amigo no respondía. — Maldición deja de asustarme.
— ¡Duele! — gritó de repente y Yeonjun tapó la boca de su compañero ante su reacción rápida.
Beomgyu no se quejó porque a pesar de todo sabía que él estaba arriesgando la misión.
Yeonjun centró su mirada en el cuerpo caliente y sudoroso de Beomgyu y cuando el olor a durazno y crema inundaron sus fosas nasales notó lo que estaba pasando.
Beomgyu había entrado en celo en medio de la misión y en medio del despacho del objetivo.
— Tiene que ser una puta broma. — murmuró. — Necesitamos salir de aquí. — susurró Yeonjun con urgencia, su voz llena de determinación y ansiedad. Evaluó rápidamente sus opciones, su mente acelerada con posibles rutas de escape.
El corazón de Yeonjun latía acelerado mientras las puertas se cerraban de pronto, atrapándolos dentro de la oficina con el objetivo. La tensión en la habitación se volvía más densa y podía sentir el peso de la situación presionándolo.
Yeonjun rápidamente alzó la mirada. no podía tratarse de los guardaespaldas o algún empleado, así que por supuesto sabía que alzar la mirada se vería a los ojos con el objetivo. Soltó su agarre en la boca de Beomgyu, completamente pendiente a algún movimiento del hombre a unos metros de él.
— Así que han decidido hacer una visita privada a mi despacho, qué encantador — dijo el objetivo con una sonrisa confusa para el omega.
No parecía inquieto, asustado ni sorprendido.
Yeonjun se dio cuenta de inmediato de que emanaba una presencia alfa, y un deseo abrumador de escapar recorrió sus venas cuando el hombre comenzó a acercarse.
Pero no podía abandonar a Beomgyu, menos en ese estado. Debía protegerlo, pase lo que pase.
— Creo que no hay necesidad de preguntarles qué hacen aquí. — dijo el alfa, tan cerca de los omegas que sus zapatos estaban a solo centímetros del caliente cuerpo del omega agonizando en el suelo. El alfa clavó una hambrienta mirada en el pecho un poco descubierta del pelirrojo. — Y he de decir que han sido muy astutos al burlar mi seguridad y que si no fuera por el aroma de esta linda cosita ya se hubieran salido con la suya. — el alfa tuvo la intensión de tomar al omega en celo pero de un momento a otro el omega pelinegro despliega su destreza y agilidad en un instante. Con una velocidad sorprendente, su pierna se eleva en un arco fluido y preciso, apuntando directamente hacia la mandíbula del alfa. El aire se corta con la fuerza y la determinación de su movimiento.
El tacón de las botas de Yeonjun se acerca peligrosamente a la mandíbula de Jeon, rozándola con una precisión milimétrica. El contacto es fugaz, pero se siente como un relámpago de energía concentrada. Aunque el alfa logra esquivar la mayor parte del impacto, la proximidad de la bota de Yeonjun deja una estela de asombro en el aire.
En ese breve instante, Jeon puede percibir la destreza y la agilidad de Yeonjun, así como su capacidad para reaccionar con una velocidad impresionante. El movimiento de Yeonjun es un recordatorio contundente de que los omegas poseen habilidades formidables y no deben subestimarse.
El alfa roza su mandíbula con la yema de sus dedos, no porque le duela, sino de asombro. Ese omega era ágil y valiente.
Con una fuerza impresionante, el omega había sostenido todo su peso corporal solo con sus brazos, elevando su torso del suelo en una posición de equilibrio precario. Su mirada se había fijado en el alfa, determinado a lanzar su ataque y en un movimiento fluido y ágil, Yeonjun había impulsado sus piernas hacia arriba, liberándose del agarre de la gravedad. En ese instante suspendido en el aire, su pierna se extendiéndose con una precisión asombrosa, apuntando directamente a la mandíbula del alfa.
Sonrió de lado ahora más excitado que antes.
A medida que el alfa se recupera de la evasión, su mirada se cruza con la determinación en los ojos de Yeonjun. El mensaje silencioso es claro: los omegas están dispuestos a luchar y a desafiar su autoridad.
— No te atrevas a tocarlo — el omega lanzó una órden firme y contundente.
Sin embargo, el alfa ya se encontraba en un estado de éxtasis, lleno de emoción y anhelando un enfrentamiento cuerpo a cuerpo con aquel omega desafiante. Yeonjun percibió de inmediato la sed de sangre que ardía en los ojos del alfa, la bestia interior que se excitaba ante la perspectiva de la confrontación. Pero Yeonjun, decidido y sin vacilar, estaba dispuesto a poner fin a esa peligrosa situación. Sabía que debía detener al alfa y proteger a su compañero, sin importar las consecuencias.
La pelea estalla en un torbellino de acción y adrenalina. Yeonjun, sin perder ni un segundo, se lanza al ataque con una determinación implacable. Su cuerpo se mueve con una gracia y una agilidad impresionantes, mientras desata una ráfaga de golpes precisos y poderosos.
Con un rápido movimiento, Yeonjun ejecuta un jab directo, lanzando su puño izquierdo con velocidad y precisión hacia el rostro del alfa. El golpe busca impactar en la mandíbula del oponente, con la intención de desequilibrarlo desde el principio.
Sin embargo, el alfa responde con una defensa sorprendente. Con una hábil esquiva hacia atrás, logra evitar el golpe de Yeonjun. El omega no se detiene, inmediatamente sigue con un gancho de derecha, dirigido hacia las costillas del alfa. Su puño se mueve con una fuerza explosiva, buscando debilitar al oponente y abrir una brecha en su defensa.
Pero el alfa es ágil y rápido en su respuesta. Con un movimiento elegante, desvía el gancho de Yeonjun con su antebrazo, bloqueando el ataque de manera efectiva. La pelea se convierte en un duelo de movimientos rápidos y precisos, con ambos luchadores mostrando una habilidad excepcional en el arte del combate.
Yeonjun no se detiene, continúa con una serie de golpes coordinados. Lanza un uppercut ascendente, un poderoso golpe en línea recta dirigido hacia la barbilla del alfa, con la intención de desestabilizarlo. A continuación, ejecuta una patada giratoria baja, un movimiento rápido y circular dirigido hacia las piernas del oponente, buscando debilitar su base y dificultar su movilidad.
El alfa muestra una defensa astuta y precisa. Bloquea el uppercut con un movimiento rápido de su brazo, desviando el golpe hacia un lado.
A medida que la pelea continúa, Yeonjun se da cuenta de que necesita encontrar una estrategia diferente para superar la habilidad del alfa en el bloqueo. Su mente trabaja a toda velocidad, buscando una apertura en la defensa del alfa que pueda aprovechar. La tensión en el aire es palpable mientras ambos luchadores se enfrentan en un duelo de habilidades y resistencia.
Los pensamientos de Yeonjun se apresuran en su mente mientras sus movimientos se vuelven más frenéticos. Se pregunta cómo es posible que el alfa esté bloqueando con tanta facilidad sus ataques, dejándolo sin opciones aparentes. La confianza que solía tener en sus habilidades ahora se ve eclipsada por la incertidumbre y la frustración.
El corazón de Yeonjun late con fuerza mientras lucha por mantener la calma y encontrar una estrategia que le permita superar la destreza del alfa. La duda y la frustración se entrelazan en su mente, pero no está dispuesto a rendirse. A pesar de la adversidad, su determinación se mantiene firme, y está decidido a encontrar una manera de darle la vuelta a la situación.
Yeonjun se esfuerza por encontrar una debilidad en los bloqueos del alfa, pero sus movimientos rápidos y precisos son bloqueados una y otra vez. La superioridad del alfa en este enfrentamiento desafía todo lo que Yeonjun creía saber sobre su propia habilidad en el combate.
Mientras tanto, el alfa se encuentra completamente excitado ante la agilidad y destreza de Yeonjun. Cada movimiento y cada ataque del omega despierta una pasión salvaje en el alfa, alimentando su sed de una lucha intensa y desafiante. La excitación en sus ojos es palpable, reflejando el deleite que siente al enfrentarse a un oponente tan formidable.
En un momento crucial, Yeonjun nota una apertura en la defensa del alfa. Un destello de oportunidad se revela cuando el alfa bloquea un golpe, dejando su lado izquierdo momentáneamente desprotegido. Sin dudarlo, Yeonjun aprovecha este instante y lanza una potente patada sin bajar la guardia dirigida a las costillas del alfa, buscando desequilibrarlo y tomar ventaja.
Sin embargo, el alfa había previsto esa reacción. Con una astucia inesperada, utiliza la patada de Yeonjun como una oportunidad para tomar su muslo y lo arroja al suelo con una fuerza sorprendente. En un rápido movimiento, el alfa se coloca encima de Yeonjun, sosteniendo sus muñecas contra el suelo con un agarre firme
— ¡Maldito! — Yeonjun dejó escapar su frustración en un grito lleno de rabia y desesperación, y el alfa soltó una leve risa cargada de superioridad.
Beomgyu, por otro lado, se había desmayado, pero en ese estado podría despertar del dolor en cualquier momento, sumergido en un mundo de agonía y confusión.
— Shh, vas a despertar a tu amigo — susurró el alfa con un tono burlón, disfrutando del control que tenía sobre la situación.
El omega aún no se rendía, luchaba con todas sus fuerzas por liberarse del agarre implacable del alfa, su mente y su cuerpo llenos de determinación y valentía a pesar de la adversidad.
— Es inútil, incluso si te sueltas, no podrás escapar de mí — pronunció el alfa con una voz llena de desdén y seguridad, dejando en claro que tenía el control absoluto sobre ellos.
Ya no le quedaba nada más que rogar, pero algo en lo más profundo de su ser le decía que suplicar solo lo humillaría y no cambiaría su destino. Sabía que el alfa no tenía la menor intención de soltarlos, sin importar cuánto rogaran o suplicaran por su libertad.
— Buen chico — susurró el alfa con una mezcla de satisfacción y perversión, disfrutando de su posición de poder y control sobre el indefenso omega.
El omega se sobresaltó cuando el alfa comenzó a registrar sus bolsillos, tocando sus muslos y trasero con una mezcla de posesividad y desprecio. A pesar de que sus manos estaban libres, se encontraban atadas por las circunstancias y no podía hacer nada para detener al alfa.
— ¿Cuándo fue que...? — las palabras apenas salieron de los labios de Yeonjun, su voz llena de incredulidad y confusión ante la habilidad del alfa para anticipar sus movimientos.
— ¿Identificaciones falsas? Pensaron en todo — soltó el alfa con una sonrisa siniestra, lanzando las tarjetas de identificación al suelo como una muestra de su poder y conocimiento sobre ellos.
Ambos dirigieron su mirada hacia Beomgyu, quien comenzó a soltar quejidos en su inconsciencia, sumido en un estado de dolor y vulnerabilidad.
— Shhh, ya, tranquilo — susurró el alfa acercándose al omega pelirrojo con una mezcla de malicia y anticipación, disfrutando de la impotencia y el sufrimiento que estaba causando.
— ¡Déjalo! ¡No lo toques! — Yeonjun gritó con desesperación y miedo, su voz temblorosa y llena de angustia ante la idea de que el alfa pudiera hacerle daño a su compañero indefenso.
— ¿O qué? — el alfa respondió con un desafío claro en su mirada, dejando en claro que no tenía miedo ni respeto por las palabras de Yeonjun.
Yeonjun bajó la mirada hacia sus piernas atadas. Este hombre era más que humano, era sobrenatural, y eso les daba una desventaja abrumadora en esta situación desesperada.
— ¡Mmp! D-duele — murmuró el pelirrojo entre dientes, su voz entrecortada por el dolor y la confusión, mientras el alfa sonreía levemente, deleitándose con su sufrimiento y mostrando su poderío sobre ellos.
— Shh, alfa va a ayudarte — tranquilizó el alfa, acariciando el rostro del omega con una mano mientras con la otra acariciaba su cuerpo caliente, observando al otro omega con una mirada intensa y oscura.
— No te atrevas. ¡Suéltalo!
El alfa gruñó en respuesta al desafiante alardeo del otro omega y se acercó a él con determinación, levantándolo y dejándolo sobre el escritorio con un gesto brusco pero controlado.
— No logramos conseguir nada, así que suéltanos y nos iremos — suplicó Yeonjun, consciente de que era una petición casi imposible de cumplir, pero ya no tenía más opciones.
— Claro que voy a soltarte — respondió el alfa con una sonrisa enigmática, sus palabras llenas de una promesa incierta. Yeonjun alzó las cejas en sorpresa ante la inesperada respuesta del alfa, pero la sonrisa en su rostro no le inspiraba confianza. Había algo en esa expresión que le hacía dudar de las verdaderas intenciones del alfa.
De repente, el alfa levantó la corta remera del omega revelando sus pezones.
— No puedes montar mi polla si tus lindas piernas están amarradas, cariño. — dijo completamente excitado de la expresión de Yeonjun al terminar su frase y sin dejar que Yeonjun hable, atacó el pecho del omega, devorando con rudeza sus pezones.
Yeonjun gimió ante el cálido contacto y luego se quejó en oposición de su propio gemido.
El alfa dejó escapar una sonrisa juguetona mientras observaba fijamente a Yeonjun, sus ojos llenos de una mezcla de lujuria y satisfacción. Podía percibir el aroma embriagador que emanaba del omega, una fragancia que despertaba sus instintos más primitivos y lo atraía hacia él de una manera irresistible.
— Puedo oler el aroma que desprendes por mí — susurró el alfa con una voz ronca y cargada de deseo, acercándose lentamente a Yeonjun, como si estuviera cazando a su presa. — Y no puedo evitar notar ese brillo de éxtasis en tus ojos desde que entré. ¿Así que te gusta ser descubierto, Yeonjun?
— ¿Qué? ¿Cómo sabes mi nombre? — preguntó el omega, su voz temblorosa y llena de aprensión. Temía el poder que ese hombre tenía sobre él, cómo podía conocer esos detalles.
El alfa soltó una risa oscura y desafiante, disfrutando del desconcierto en los ojos de Yeonjun.
— No eres el único que ha estado investigando y recopilando información. He estado siguiendo cada uno de tus movimientos, cada paso que has dado en esta misión. Sabía quiénes eran ustedes desde el principio y estaba esperando el momento oportuno para revelarlo. — el alfa de un tirón dejó a Yeonjun sin ese top negro —Claro, ustedes tenían la intención de arrestarme, pero lo que no sabían es que yo tenía la intención de arrestarlos a ustedes dos en mi habitación
— ¿A-a los dos? — balbuceó Yeonjun, incapaz de comprender completamente la situación en la que se encontraba.
— Así es. No es necesario que comprendas más de la situación, ¿bien, cariño? Solo goza de cada momento de placer que voy a darles. Me arrestan después si eso quieren.
El omega sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar las palabras del alfa. La combinación de amenaza y promesa de placer en su voz lo dejó desconcertado y cautivado al mismo tiempo. No podía evitar preguntarse qué tipo de persona se escondía detrás de esa aparentemente hermosa cara, qué oscuros secretos y deseos ocultaba.
La curiosidad comenzó a arder en el interior de Yeonjun, mezclándose con el miedo y la incertidumbre que lo rodeaban. Aunque sabía que estaba en peligro, una parte de él se sentía atraída por la misteriosa aura del alfa, deseando descubrir más sobre él y los placeres que prometía.
El alfa, sin perder ni un segundo, tomó una pequeña botella entre sus manos, emanando un aura intrigante y seductora. Era evidente que contenía algo más que una simple bebida. Con un solo movimiento, dejó caer el contenido en su boca, mostrando una confianza inquebrantable. Y solo para más tarde tomar con fuerza las mejillas del omega y juntar sus labios en beso en donde la bebida también era partícipe.
— ¡Mhp! — Yeonjun se quejó — ¡Mmm! — gritó fuertemente como pudo cuando el alfa mordió su labio inferior haciéndolo sangrar. Soobin se despegó de los regordetes labios de Yeonjun de un solo tirón, haciendo este un audible sonido, los labios de Soobin estaban brillantes al color rojo de su sangre, este sonrió ante la mirada confusa de Yeonjun. Miedo, excitación y curiosidad, los sentimientos más excitantes para el alfa.
Yeonjun observó con atención, preguntándose qué efecto tendría esa misteriosa sustancia en el alfa y en su encuentro. Una mezcla de anticipación y temor se apoderó de él, mientras esperaba descubrir qué nuevos giros tomaría esta situación impredecible.
— A-alfa...— murmuró el otro omega, buscando al hombre con su mano elevada.
— Voy a dejarte un momento. — avisó el alfa al omega pelinegro. Dejándolo sobre el escritorio, marinando en sus propios sentimientos, en su propio miedo, curiosidad y en su propia excitación que iba creciendo poco a poco dentro suyo.
El alfa no pudo evitar sonreír, completamente cautivado por la vista que se desplegaba ante él. El omega de cabello rojo irradiaba una sensualidad irresistible, sus clavículas delicadamente expuestas, invitando al alfa a explorar cada centímetro de su piel. El rostro del omega se contorsionaba en una expresión de deseo y necesidad, sus ojos brillaban con una pasión ardiente que encendía los instintos más profundos del alfa.
— Shh, tranquilo — susurró mientras se arrodillaba en el suelo para tranquilizar al omega nuevamente. Observó los suaves y leves movimientos del cuerpo del omega, fluía como las olas en la orilla y Soobin deseaba mojar sus dedos. Con un irresistible deseo capturó uno de los pezones del omega entre sus dedos. Este gimió fuertemente y el alfa inhaló profundamente ante el aroma a durazno y crema que comenzaba a inundar el despacho.
Siguiendo su instinto y deseo, bajó los pantalones ajustados del omega de un tirón. Los suaves movimientos del omega no pararon, este se extendió más en el suelo deseando ser acariciado en cada rincón de su cuerpo por ese alfa de ojos oscuros y cargados de deseo. Demostró aquello con una sola mirada hacia el alfa mientras este retiraba por completo sus pantalones, se encontraban húmedos así como el tapete bajo el cuerpo del omega, el aroma a durazno se intensificó.
Las manos del alfa descendieron sobre el cuerpo del omega con una mezcla de sensaciones contradictorias. Eran manos grandes y fuertes, que irradiaban un leve frescor en contraste con la calidez ardiente del cuerpo del omega. El contacto entre ellos era como una lucha de fuerzas opuestas, una danza feroz y apasionada que desataba una tormenta de emociones.
El alfa exploraba cada centímetro de la piel del omega, sus manos deslizándose con destreza y determinación. Cada roce, cada caricia, provocaba una reacción intensa en el cuerpo del omega, que se debatía entre la frescura del tacto del alfa y el fuego que ardía en su interior.
La piel del omega se erizaba bajo el contacto del alfa, su cuerpo respondiendo con una mezcla de placer y desafío. Era como si estuvieran en una batalla erótica, donde cada caricia y cada presión de las manos del alfa desataban una pasión desenfrenada.
Las manos de alfa bajaron con una delicadeza erótica hacia los muslos del omega, este cerró sus piernas ante el contacto pero eso no impidió que el alfa acaricie las paredes internas del omega, introduciendo dos dedos de un solo golpe, quitándole todo el aire de los pulmones al omega.
— Me duele tanto verte sufrir así, cariño. — susurró el alfa viendo el cuerpo caliente del omega deseando de él, deseando juntar sus cuerpos de una vez por todas. — Maldición, eres todo un pecado. — dijo entre dientes acelerando los movimientos de sus dedos, siendo más veloz y brusco, los fuertes gemidos del omega siendo el impulso y razón de los mismos.
Un dulce aroma a cacao y frambuesas comenzó a llenar el aire de la oficina, envolviendo las fosas nasales del alfa en una embriagadora mezcla de sabores y fragancias. Una sonrisa se dibujó en su rostro, reflejando el éxtasis y la emoción que sentía al percibir ese delicioso aroma.
El alfa volteó su mirada hacia atrás con la intención de hacer contacto visual con Yeonjun y aún sin dejar de embestir la entrada del pelirrojo con sus dedos. Pero Yeonjun se encontraba con la mirada baja, avergonzado por la situación y por estar completamente excitado de ella.
— ¿Qué pasa, cariño? — preguntó el alfa, su tono cargado de diversión y provocación. Sabía que el otro omega estaba experimentando la misma excitación que él, y disfrutaba de la complicidad que se había creado entre ellos. Y también el hecho de que probablemente Yeonjun lo esté odiando en este momento, incrementaba en el alfa un sentimiento inigualable. — ¿Quieres participar?
Al no oír respuesta por parte del omega pelinegro, el alfa de un tirón el quitó sus dedos del interior del omega pelirrojo, un largo hilo de lubricante se esparció de sus dedos cayendo al suelo. El omega pelirrojo soltó un fuerte quejido ante el vacío en su interior pero pronto fue callado por el alfa que introdujo esos mismos dedos húmedos en su boca.
— Shh, aprende a compartir, o no te daré lo que quieres. ¿Entendido? — Beomgyu asintió con desesperación.
El alfa se acercó al omega con una determinación palpable, su mirada fija en él mientras levantaba su rostro con suavidad. Quería analizar cada matiz de reacción en los ojos del omega, deseaba sumergirse en la profundidad de su mirada y descubrir qué emociones se agitaban en su interior. Sabía que la escena que tenía delante, cargada de pasión y deseo, estaba ejerciendo una atracción irresistible sobre el omega.
Soobin era consciente del poder que ejercía sobre Yeonjun. Quería ver cómo esa mezcla de excitación y vergüenza se reflejaba en los ojos del omega, cómo su mirada revelaba el deseo y la lucha interna que experimentaba en ese momento. Anhelaba sumergirse en la vulnerabilidad de Yeonjun.
— Voy a desamarrarte. — avisó — Y cualquier cosa que intentes vas a lamentarlo. — susurró en su oído — Aunque dudo que estés en condiciones de que querer retarme, ¿no? — la sonrisa del alfa era maliciosa y su mirada apuntaba con burla la humedad sobre el escritorio que escurría de las piernas de Yeonjun.
— Tú me hiciste algo. — acusó el omega mientras sus piernas estaban siendo desamarradas. La acusación resonó en el aire, creando una tensión palpable entre ellos.
— ¿Yo? Sí, te llevé al grado de no querer atacarme y de solo tener en tu mente una imagen mía follándote a ti en lugar de a tu compañero. — dijo con una seguridad implacable que solo quería corromper al dulce omega que lo había desafiado sin pudor alguno.
El omega no puedo evitar soltar un sonoro y dulce gemido cuando el alfa se acomodó entre sus piernas para devorar sus labios como lo hizo con sus pezones anteriormente y sin desamarrar sus manos hizo que estas estén rodeando su cuello peligrosamente excitante para ambos. Porque ambos pensaron en esa pequeña posibilidad mientras estaban besándose con fuerza, con deseo, luchando aún más desesperados que antes. El alfa tomó al omega de los muslos para alzarlo. Yeonjun no había dejado de besarlo, todo lo contrario, demostró una amplia pasión e intención de dominar en ese beso como no había podido hacerlo durante su momento de lucha. Solo pudo dejar de besarlo cuando fue arrojado a un sillón bajo, justo a un lado de su compañero.
El pelirrojo al tener al alfa tan cerca comenzó a moverse nuevamente con desesperación pero movimientos suaves y una mirada hambrienta.
— Alfa...por favor. — pidió el pelirrojo acariciando el pecho aún vestido del alfa, el omega recorrió entre los pliegues de la fina ropa, buscando la atención del alfa.
— ¿Qué pasa, bebé? ¿Duele mucho? — susurró el alfa atrayendo al pelirrojo hacia él de los muslos.
La mandíbula de Yeonjun se tensó levemente mientras cerraba una pierna sobre la otra como si tratase de mostrar que estaba impaciente y observando la escena con algo de celos, Soobin le estaba dando mucha atención a Beomgyu e incluso lo había llamado con otro apodo. El alfa en serio pretendía hacer lo que quisiese con los dos.
El alfa no perdió tiempo, liberó su creciente erección guardada para esta ocasión desde que los vio entrar a su despacho. Rodeó con su palma su miembro mientras con su mano restante, sin piedad introducía sus dedos en la entrada el pelirrojo solo para observar con fijación los espasmos y gemidos desesperados de este.
Lo que no esperó, fue que el omega sobre el sillón se acercase para también rodear su miembro, la mano de Yeonjun era más cálida y de alguna forma estrecha. El alfa dirigió su mirada hacia un lado solo para encontrarse con la candente mirada del omega y su oscura mirada.
— ¿Cuándo te desataste? — preguntó el alfa viendo las manos libres del omega.
El omega sonrió levemente antes de acercar su rostro al ajeno y tomar sus labios mientras presionaba la punta del miembro.
— Cuando estabas ocupado. — dijo con algo de recelo al separarse y alejó su mano del miembro del alfa, este sonrió ante la reacción del omega, quien se sentó junto a él e incluso dejó de observarlo.
— ¡Alfa! — gimió el pelirrojo cuando el alfa tocó aquél sensible punto con sus dedos. — Mm... ¡M-más!
El alfa estuvo a punto de aumentar los movimientos de sus largos dedos pero la escena que se adelantó frente a él lo detuvo. De pronto, Yeonjun había tomado el miembro del omega pelirrojo y cubrió la punta con su pulgar.
— ¿Quieres un trío o no? — preguntó el omega hacia el alfa ahora volteando hacia él. El alfa sonrió de un lado ante la desesperación del pelinegro.
— Lo siento, creí que el que entró en celo aquí, era Beomgyu. — se disculpó falsamente. Y sin darle oportunidad al pelinegro de hablar, lo empujó sin mucha fuerza a un lado de Beomgyu y un solo tirón quitó su pantalón tal como lo hizo con el pelirrojo. El omega pelinegro jadeó de sorpresa ante el aire frío haciendo contacto con su húmeda y caliente piel.
El alfa sintió una oleada de emociones inexplicables que recorrieron su cuerpo con furia. El deseo y el éxtasis que había anhelado con tanta intensidad se habían cumplido, tal y como había predicho en su mente. Había imaginado este momento una y otra vez, y ahora se encontraba viviéndolo en carne propia. La realización de sus fantasías más profundas y secretas creaba una sensación de plenitud y realización que lo embriagaba por completo. Finalmente frente a él esos dos omegas a su disposición, desnudos y desesperados por él y nada más que él.
Sin anticipación, el alfa tomó al omega mayor de la nuca para devorar sus húmedos labios con hambre y un infernal deseo mientras acariciaba su húmeda entrada con la misma necesidad. Beomgyu también estaba siendo atendido pero al escuchar los chasquidos de los húmedos besos se sintió curioso y se levantó suavemente sobre sus codos, observando la escena de Yeonjun siendo follado por los dedos del alfa mientras es besado con vehemencia. Gimió levemente acercándose más al alfa.
— Q.-quiero...— balbuceó — Yo también quiero. — murmuró dejándose caer en el pecho del alfa.
— ¡Ah! Maldición. — gimió el omega cuando sintió los dedos del alfa apresurarse más en su interior y embistiendo con más fuerza, tocado sus paredes más sensibles. El omega se deshacía en gemidos fuertes mientras cerraba sus piernas con fuerza, sintiendo una cálida presión en el estómago.
Beomgyu abrió la camisa del alfa con desesperación y dejó un recorrido de besos húmedos desde sus clavículas hasta su pelvis. Cuando llegó a su miembro jugó un poco con el glande, dando lamidas superficiales que volvieron loco al alfa, ahora lo último que quería en el interior de esos omegas eran sus dedos. El pelirrojo rodeó el miembro erecto con su diestra, comenzando un vaivén lento pero poco suave.
El omega pelinegro de pronto soltó un fuerte gemido mientras el dolor de su vientre se liberaba, Beomgyu no dejó ir la oportunidad y tomó la esencia de Yeonjun en su boca, introduciendo el sensible miembro en su boca por completo.
— A-ah...Gyu, no...— pidió el omega avergonzado.
— Fuiste el primero en venirte, así que serás el último en tenerme adentro. — dijo el alfa hacia el omega y Yeonjun solo lo observó fijamente. Muy sensible por su reciente corrida.
El alfa con un solo movimiento giró el cuerpo del omega pelirrojo, elevando sus rodillas hasta su pecho, la respiración del omega se cortó en el momento en el que el alfa sin delicadeza alguna enterró su miembro en la entrada del pelirrojo. Este gimió ante la brusquedad, sintiendo un punzante calor en cada esquina de su cuerpo.
Como supuso, el alfa no fue delicado en sus movimientos ni sus embestidas, el cuerpo del omega se sobresaltaba en cada potente movimiento del alfa. Sus labios se mantuvieron abiertos todo el tiempo, buscando el aire que le estaba faltando. Entonces en una ocasión su mirada fue hacia el otro omega, que estaba acariciando su miembro y mordiendo su labio inferior con necesidad mientras observaba como la polla del alfa entraba fuertemente en la entrada estrecha del omega, ahora rojiza por la fuerza y fricción.
— ¿Qué pasa, Gyu? — preguntó el alfa— ¿Sientes pena por Yeonjun? — el omega asintió con un puchero en sus labios — ¿Quieres hacerlo sentir mejor? — el omega volvió a asentir.
El alfa sonrió mordiendo su labio inferior ante la imágenes en su mente y con rapidez volteó a Beomgyu para ponerlo sobre sus rodillas frente a él y llamó a Yeonjun para que se acueste frente a Beomgyu, dejando sus piernas abiertas para el otro omega.
— Vas a encargarte de él mientras te follo, ¿puedes? — susurró en el oído del pelirrojo y este asintió frenéticamente. — Bien, hazlo ahora. — Beomgyu acató la orden y enseguida devoró la dilatada entrada de Yeonjun, recibiendo por parte de este un sonoro gemido. La lengua húmeda del pelirrojo se deslizaba con facilidad entre la entrada del pelinegro, también succionando su miembro mientras introducía sus dedos. El pelinegro ya se encontraba sensible y los cambios de movimientos de Beomgyu lo estaban acabando.
Soobin convencido por el buen trabajo de Beomgyu volvió a entrar en él de sola una estocada. Sus movimientos se volvieron erráticos y salvajes, la imagen frente a él de los dos omegas lo estaba llevando a su límite y no podía hacer nada más que entregarles todo lo que tenía. Ambos gemían sin pudor, sin vergüenza y es lo que el alfa más deseaba, que todos escuchen cómo hacía suyos a esos dos omegas.
— ¡Mmh! — el pelirrojo gimió aún con el miembro del pelinegro en su boca mientras se corría fuertemente en la alfombra.
El alfa pudo notar que Yeonjun también había vuelto a correrse, además de su fuerte gemido, los labios de Beomgyu cubiertos de su esencia eran otra pruebas.
— Fóllame ahora. — pidió el otro omega aún no conforme y el alfa de todos modos no pensaba dejarlo ir sin antes enterrar su deseo en ese cuerpo ardiente también.
Al omega ya no le impresionaba lo rápido y ágil que el alfa era para moverlos a su antojo, pues de un momento a otro, Yeonjun estaba en la misma posición que Beomgyu, pero sobre Beomgyu, ambos con sus entradas expuestas para el alfa. Ambos gimieron cuando el alfa introdujo el pene del omega pelinegro en la entrada del omega pelirrojo de un solo golpe.
— ¡A-ah! — gimieron temblando ante los espasmos por sus recientes orgasmos.
El alfa tomó en sus manos ambos glúteos del omega, amasándolo a su antojo abriéndolas para apreciar su húmeda entrada.
— ¡M-maldición! — gimió el omega pelinegro cuando el alfa se introdujo en él estirando su entrada de golpe y sin detenerse, dando más golpes precisos a su punto. — ¡M-más! — los movimientos del alfa ocasionaban que su miembro también haga movimientos duros dentro del otro omega.
Soobin gruñó tomando con fuerza ambos glúteos mientras embestía la entrada de Yeonjun con fuerza, haciendo que el miembro del omega de pronto salga al exterior en un ruido húmedo. Soobin dio un último golpe hondo y duro, Yeonjun gimió corriéndose en la espalda de su compañero y Soobin en su interior, también retirando su miembro para acariciarlo y llenar el agujero de Beomgyu.
Yeonjun se dejó caer a un lado de su compañero, ambos completamente agotados, estando ajenos a los tiroteos y gritos que se oían fuera del lugar. Al parecer Kang se había desesperado al no verlos salir.
no m pregunten no sé q acabo de escribir
avisen errores, cap concluido el sábado 23 de diciembre del 2023 a las 05:38am bruh
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