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El omega pelinegro se encontró sumido en un profundo sueño, sin tener conciencia de cuándo exactamente había sucumbido a su abrazo. Sin embargo, lo último que había vislumbrado antes de dejarse llevar por la oscuridad era a su compañero, también postrado en la misma condición, yaciendo en el suelo a su lado. Habían fracasado en su misión, y el peso de la derrota se aferraba a sus corazones como una losa de desesperanza.
Después de un breve lapso de oscuridad, el omega despertó de golpe, su cuerpo erguido en la cama, mientras sus ojos escudriñaban el entorno con inquietud. Se encontraba en su oficina de trabajo, rodeado por las sombras de la noche. Sus manos, temblorosas, buscaron instintivamente su cuerpo, cubierto por una manta reconfortante, y notó que llevaba puesta ropa, como si alguien hubiera velado por su bienestar mientras él se encontraba sumido en el abismo de los sueños. ¿Qué había sucedido? ¿Acaso todo había sido una ilusión efímera? No, había sido demasiado real, la respiración cálida de aquel hombre en su nuca, su cuerpo que emanaba un calor abrasador capaz de incendiar cada célula de su ser.
Una sensación de opresión se apoderó de su garganta, secando su aliento agitado, y alzó la mirada al ser interrumpido por la repentina intromisión de un alfa, cuya presencia se hizo sentir como un rayo de luz en medio de la penumbra.
— Yeonjun, ¿estás bien? — preguntó Kang, acercándose al omega con una mezcla de preocupación y alivio en sus ojos.
— ¿Yo? Sí — respondió Yeonjun, su voz cargada de una mezcla de confusión y anhelo. Sin embargo, su mirada seguía buscando, anhelando encontrar la figura de su compañero en aquel espacio que parecía haberse convertido en un laberinto de incertidumbre. — ¿Dónde está Beomgyu? — preguntó, mientras sostenía su cabeza con su mano derecha, sintiendo un dolor punzante que parecía provenir del mismísimo infierno.
— Él está en otra habitación — respondió Kang, su voz cargada de una mezcla de preocupación y comprensión al ver el evidente malestar de Yeonjun.
El omega dejó escapar un suspiro cargado de angustia, mientras su mirada se perdía en el vacío. — Nosotros... nosotros fallamos en la misión, ¿verdad? — susurró, sintiendo cómo el peso de la derrota se aferraba a su ser como una sombra implacable.
— No, claro que no, no te preocupes. — dijo el alfa con tranquilidad — Todo salió perfecto, Yeonjun. Atrapamos a Jeon y lo entregamos, está preso como principal sospechoso y se dará una orden para ingresar a inspeccionar su hogar.
El alfa se acercó a Yeonjun, colocando una mano reconfortante en su hombro. — No, claro que no, no te preocupes — dijo con tranquilidad, tratando de infundirle un poco de esperanza en medio de la tormenta emocional que los envolvía. — Todo salió perfecto, Yeonjun. Logramos atrapar a Jeon y entregarlo a las autoridades. Ahora se encuentra bajo custodia como el principal sospechoso, y se ha emitido una orden para ingresar a inspeccionar minuciosamente su hogar en busca de pruebas que confirmen su culpabilidad.
— Entonces... ¿qué sucedió después de caer inconsciente? — preguntó el omega, sintiendo un nudo de nerviosismo en su estómago mientras esperaba ansioso la respuesta.
Yeonjun no sabía si su jefe estaba al tanto de la verdad, de que habían fallado en la misión debido a que sucumbieron a sus deseos carnales en lugar de priorizar el objetivo. El omega se había entregado al criminal en cuerpo y alma, y lo que era aún peor, su amigo Beomgyu también había estado involucrado en aquellos momentos de debilidad.
— Yo temí por ustedes, estaban tardando demasiado, así que decidí intervenir de manera forzada. Nos metimos en graves problemas al ingresar sin una orden o pruebas claras para el fiscal, pero logramos obtener el apoyo de ciertos contactos dentro de la ley — explicó Kang, su voz cargada de preocupación y una pizca de decepción.
Un sentimiento de culpa invadió el corazón de Yeonjun, sintiéndose responsable de todo lo sucedido. — Lo siento, todo fue culpa mía — se disculpó, su voz llena de arrepentimiento. Estaba intrigado por el hecho de que Kang no le preguntara qué había sucedido exactamente. Después de todo, Yeonjun y Beomgyu eran considerados los mejores agentes de Taehyun, y ahora habían fallado estrepitosamente.
Kang soltó un suspiro y se puso de pie, su expresión reflejando una mezcla de compasión y resignación. — No le diré a nadie lo que realmente ocurrió. Dejaremos pasar este incidente, ¿está bien? — sus palabras eran una clara indicación de que conocía la verdad.
Yeonjun asintió frenéticamente, evitando el contacto visual con su jefe. Agradecía en silencio que Kang decidiera proteger su reputación y la de Beomgyu, aunque en su interior, el omega sabía que tendría que lidiar con las consecuencias de sus acciones por el resto de su vida.
— ¿Qué va suceder ahora? — preguntó el omega.
— Posiblemente un golpe de estado y un gran caos, pero no podemos permitir que siga eso.
Después de que Jeon fue llevado a Juicio, el país entero se detuvo. El presidente fue destituido de su cargo de manera casi inmediata y mientras se establecía el nuevo gobierno hubo un período de inestabilidad política y social. Los policías y militares corruptos llevaron a cabo acciones para sabotear los esfuerzos de los opositores y proteger al presidente Soobin. Esto pudo incluir la obstrucción de investigaciones, la liberación de información falsa y la intimidación de testigos clave. Ante el corrupto gobierno Kang llevó a cabo una red para mantener público todo crimen que había cometido Jeon en órdenes de su padre, el presidente. Y también había llevado un plan de protección para que ya no secuestren y maten más manifestantes. El país también recibió ayuda internacional.
Todo ese caos se extendió a lo largo de dos años, dejando a su paso una estela de consecuencias que sacudieron al país en su totalidad. Y justo cuando parecía que las cosas estaban comenzando a mejorar...
Buenas tardes, les traemos una noticia de última hora. El hijo del presidente, Jeon Soobin, ha logrado escapar de la cárcel. Soobin, quien había sido condenado por una serie de delitos graves, entre ellos secuestro, corrupción, abuso de autoridad y asociación ilícita, ha logrado evadir la justicia y su paradero actual es desconocido. — .a voz del presentador de noticias resonó en la tranquila tarde de Yeonjun, quien se sintió abrumado y preocupado por la noticia.
Sin perder tiempo, Yeonjun tomó el control remoto y aumentó el volumen de la televisión, deseando obtener más detalles sobre la situación.
Las autoridades han intensificado la búsqueda de Jeon Soobin y han emitido una orden de captura a nivel nacional e internacional. Se insta a cualquier persona que tenga información sobre su paradero a que se comunique de inmediato con las autoridades competentes.
Continuaremos informando sobre cualquier desarrollo relacionado con este caso. Manténganse atentos a nuestros próximos boletines informativos para obtener las últimas actualizaciones sobre la búsqueda y captura de Jeon Soobin.
Esto ha sido todo por ahora. Gracias por acompañarnos y les deseamos una tarde segura y tranquila.
¿Cómo había sido posible que Jeon lograra escapar de una prisión considerada una de las más seguras y temidas del país? La incredulidad y la preocupación se entrelazaron en su mente, mientras intentaba comprender la magnitud de la situación.
Sin perder tiempo, Yeonjun salió apresuradamente de su hogar en busca de Taehyun. Necesitaba respuestas, necesitaba entender qué estaba sucediendo y qué medidas se estaban tomando para recapturar a Jeon.
Después de la valiosa contribución de la agencia liderada por Taehyun, esta fue finalmente reconocida y aceptada por las fuerzas militares. Taehyun, en su papel como CEO de la organización, recibió una merecida medalla en reconocimiento a su labor y compromiso, lo que lo convirtió en una parte oficial de la policía. La agencia había desempeñado un papel crucial en momentos de gran turbulencia, no solo protegiendo a los ciudadanos de las desapariciones en medio del golpe de estado, sino también siendo los responsables de la captura y encarcelamiento de Jeon. Fueron ellos quienes descubrieron la verdad detrás de los delitos cometidos por Jeon y trabajaron incansablemente para llevarlo ante la justicia.
Por otro lado, Yeonjun había tomado la difícil decisión de renunciar a la agencia. A pesar de que renunciar a la agencia era un proceso complicado debido a la cantidad de información confidencial que cada agente poseía, Taehyun, en su sabiduría, no reprochó la elección de Yeonjun. Él comprendía el peso emocional que Yeonjun llevaba sobre sus hombros y confiaba plenamente en él. Beomgyu, en cambio, se negó a aceptarlo, pero Yeonjun sabía que si Beomgyu recordara algo de lo sucedido, habría tomado la misma decisión de renunciar. Yeonjun no quería contarle la verdad a Beomgyu, ya que este último era un excelente agente y no merecía cargar con la culpa. Yeonjun se sentía responsable de todo lo ocurrido.
La sensación de debilidad se aferraba a Yeonjun, como un recordatorio constante de la dura pelea que había tenido con Jeon. Los recuerdos de aquel enfrentamiento seguían frescos en su memoria, atormentándolo con cada imagen y cada movimiento. Jeon no había atacado directamente a Yeonjun, se había limitado a bloquear sus ataques con una facilidad desconcertante. Era como si estuviera jugando con ellos, como si estuviera disfrutando de su impotencia.
Aquella revelación golpeó a Yeonjun con fuerza. Si Jeon realmente hubiera tenido la intención de matar a los dos omegas, lo habría logrado sin ningún esfuerzo. Pero en lugar de eso, se había dedicado a bloquear y esquivar, dejando en claro que tenía el control absoluto de la situación. Aquel pensamiento llenó a Yeonjun de una mezcla de ira y frustración. Pudieron haber perdido la vida aquel día, a manos de un enemigo que los subestimaba y jugaba con ellos como títeres en sus manos.
Peor aún, Yeonjun se encontraba en una situación en la que no solo había perdido la batalla cuerpo a cuerpo contra Jeon, sino también la batalla mental que se libraba en su interior. Su cuerpo había cedido ante el enemigo, pero fue su mente la que lo había traicionado en primer lugar. Se dejó llevar por la derrota, entregándose a Jeon después de una ardua lucha.
En su mente, resonaban una y otra vez las palabras hirientes de aquellos compañeros que le habían menospreciado y le habían recordado constantemente su condición de omega. Le habían dicho una y otra vez que ser un "maldito omega" sería su perdición, que su naturaleza lo traicionaría en cualquier momento. Esas palabras se habían arraigado en su subconsciente, minando su confianza y alimentando sus dudas más profundas.
Sentía que su identidad de omega lo había convertido en un ser débil y vulnerable, destinado a depender de un alfa para su protección y seguridad. La creencia de que solo era "un omega más" que anhelaba estar con un alfa se había vuelto una realidad dolorosa para él. Se sentía impotente ante el poderío de Jeon, un alfa que había demostrado ser superior en la batalla.
Afortunadamente, esos pensamientos no lograron interrumpir su mente mientras se dirigía hacia la agencia. Aunque ya no contaba con un pase oficial, Taehyun le había asegurado que siempre sería bienvenido, lo cual se reflejó en la facilidad con la que le abrieron las puertas.
El personal de la agencia no había experimentado un crecimiento significativo, pero Taehyun confiaba plenamente en sus hombres y rechazó la oferta de los militares de permitir más personal. Sin embargo, el trabajo se había acumulado considerablemente, especialmente después de su renuncia. La carga de responsabilidad era abrumadora.
En medio de sus tareas, Taehyun se encontraba finalizando una llamada cuando divisó a Yeonjun.
— Yeonjun... — pronunció su ex jefe con una sonrisa leve — ¿Qué te trae por aquí? — le preguntó con curiosidad aunque presentía la razón de su visita.
— Yo... vi las noticias y no pude evitar venir, lo siento. — se disculpó el pelinegro, sintiendo una mezcla de preocupación y alivio al encontrarse nuevamente en ese entorno familiar.
— ¡Yeonjun! — se escuchó un grito.
El pelinegro volteó viendo a su amigo pelirrojo correr hacia él para abrazarlo. Soltó una risa suave mientras acariciaba la cabeza de su amigo, sintiendo una oleada de calidez y gratitud. Ya habían pasado dos años de su retiro.
— ¡Gracias a dios, volviste! — lloriqueó falsamente mientras abrazaba a su mayor. — Nos haces mucha falta, nadie me entiende aquí.
El pelinegro rio levemente acariciando la cabeza de su amigo.
— Yeonjun no va a regresar. — dijo Kang sin sonar cruel — Solo ha venido porque está preocupado. Pero si deseas volver, no tengo problema con eso. — agregó al final, notando la mezcla de emociones en el rostro de Yeonjun.
— ¿Ya me extrañas? — preguntó el pelinegro con una sonrisa burlona, mientras Taehyun simplemente hizo un gesto de indiferencia fingida, ocultando la alegría que sentía al ver a su compañero de vuelta.
— Eres el único que solía provocarme peleas, así que supongo que sí. — dijo antes de esbozar una sonrisa. — ¿Has venido porque deseas saber cómo fue que Jeon logró escapar, verdad?
Yeonjun asintió levemente mientras Beomgyu se soltaba del abrazo, observando a su amigo.
— ¡Yo sé! Lo que pasó fue que-...— el pelirrojo quiso contar pero fue callado por Kang quien apretó las mejillas del pelirrojo — Ayj, ¿qué ts..te pada? — soltó como pudo.
— No podemos revelar información confidencial a alguien que no forma parte de la organización. — le recordó Kang antes de soltar las mejillas del pelirrojo, notando la mirada inquisitiva de Yeonjun.
Yeonjun alzó una ceja ante las palabras de Kang y se cruzó de brazos, mostrando su determinación.
— ¿No vas a decírmelo? — preguntó cruzando los brazos también, con una determinación renovada en su mirada. Kang sonrió con nostalgia y mantuvo su mirada fija en Yeonjun, evaluando su determinación
Aunque Yeonjun no había logrado derrotar a Jeon, sí había logrado hacerlo con Kang en al menos tres ocasiones, lo que demostraba que estaban bastante igualados en habilidades.
— No. — afirmó Kang — Puede que ya no seas un agente, pero sé que eres hábil en eso. — Kang permitió que Yeonjun echara un vistazo a los papeles sobre el escritorio y él los tomó para verificarlos.
Yeonjun examinó los documentos con atención, frunciendo el ceño mientras procesaba la información.
— Jeon se hizo pasar por un prisionero que estaban a punto de trasladar. — dijo mientras levantaba la vista hacia Kang.
— ¿Qué? ¿Eso dice ahí? — preguntó Beomgyu arrebatándole los documentos pero solo vio nombres y fechas. — No dice eso.
Kang suspiró y se acercó a Yeonjun, rodeándole el hombro con su brazo.
— Se cree que Jeon generó un conflicto entre los bandos dentro de la cárcel, utilizando probablemente contactos externos a las celdas para llevar a cabo la operación de traslado. Luego, asesinó al prisionero y se hizo pasar por él. El autobús de la cárcel en el que se suponía que sería trasladado desapareció repentinamente, sin llegar nunca a San Francisco.
Yeonjun alzó las cejas con ligera sorpresa.
— No creí...que escaparía tan pronto. — dijo el pelinegro.
Beomgyu asintió lentamente, dejando escapar un suspiro. Era difícil de creer que Jeon hubiera logrado burlar a las autoridades de esa manera. La mente de Yeonjun se llenaba de imágenes de la mansión vacía y de la trampa en la que habían caído.
— Yo tampoco. — comentó Beomgyu mientras bebía su café — Aw, se acabó. Iré por más. ¿Quieres? — le ofreció a Yeonjun y este negó.
La mirada de Yeonjun se regresó a Kang cuando Beomgyu se fue.
— Pensábamos que no sería meticuloso, que probablemente solo derrumbaría las paredes escapando ruidosamente, pero no. Se escapó en silencio, así que probablemente está protegiendo algo.
— Su ubicación. — sugirió Yeonjun — No permitas que Beomgyu se involucre. — pidió hacia Kang pero pareció más una orden — Si Jeon planeaba salir silenciosamente está en busca de algo y creo que podría ser alguno de los dos.
Kang frunció el ceño, procesando las palabras de Yeonjun. La idea de que Jeon estuviera tras ellos, utilizando su fuga como una forma de acercarse, era preocupante. Sin embargo, también era una posibilidad que no podían ignorar.
— ¿Por qué lo crees? — preguntó Kang.
— Antes de caer inconsciente, escuché a Jeon hablándome. — admitió Yeonjun, su voz ligeramente apenada. — No recuerdo exactamente lo que dijo, pero mencionó que nos volveríamos a ver. Eso significa que nos conocía, que había estado observándonos. Preparó todo con anticipación, sabía de mí y de Beomgyu. Por eso la mansión estaba vacía, nos tendió una trampa.
Kang asimiló la información, su expresión se volvió más seria. Era evidente que Jeon había planeado meticulosamente su escape y había estado un paso adelante de ellos en todo momento.
— No entiendo cómo pudo haberlos visto en algún momento de su vida para planear todo esto. — murmuró Kang, su voz llena de confusión y preocupación.
— Sinceramente yo tampoco. — dijo el omega — Y...él es peligroso. No es como nadie que haya peleado antes, me derribó y siquiera tuvo que golpearme para eso. ¿Cómo fue que pudieron arrestarlo?
— Él se rindió. — dijo Kang, recordando el momento en que Jeon se entregó sin oponer resistencia. — No sabía que era tan hábil en una pelea hasta que lo mencionaste. ¿Por qué te guardaste esa información durante dos años? — preguntó Kang, su voz llena de curiosidad y cierta decepción.
— Porque creí que si estaba encerrado ya no sería útil.
— Está bien. Cuidaré de Beomgyu, pero también debes cuidarte a ti mismo. Si Jeon te está buscando y los ha estado siguiendo significa que sabe datos como sus domicilios y todo eso, sería prudente que te quedes en otro lugar. — propuso Kang, preocupado por la seguridad de Yeonjun.
Yeonjun asintió, agradecido por la preocupación y el apoyo de su jefe y amigo. Sabía que debía tomar precauciones y estar alerta en todo momento.
— No sé dónde podría quedarme, Tae. Ni siquiera tengo familia en Seúl. — admitió Yeonjun.
Kang reflexionó por un momento, buscando una solución. Finalmente, una idea surgió en su mente.
— Podrías quedarte conmigo, al igual que Beomgyu. — propuso Kang, encogiéndose de hombros. — No tengo problemas en compartir mi espacio. He vivido solo durante mucho tiempo, y la verdad es que se vuelve aburrido.
Yeonjun levantó una ceja, sorprendido por la noticia. ¿Desde cuándo él y Beomgyu vivían juntos?
— ¿Beomgyu vive contigo? — preguntó Yeonjun, notando una chispa traviesa en sus ojos mientras sonreía.
Sabía de la atracción de la leve Beomgyu hacia su jefe y viceversa, aunque Taehyun siempre coqueteaba con Yeonjun para no revelar sus sentimientos hacia Beomgyu.
— Se peleó con su compañero de cuarto. — aclaró Kang, y Yeonjun rio negando con la cabeza.
— ¿No sería demasiado? Tres personas en una casa. ¿Quieres que duerma en un armario o algo así? — bromeó Yeonjun, su voz llena de diversión.
— No tengo problema con que los dos duerman en mi cama. — murmuró Kang, insinuando, fingiendo revisar papeles en su escritorio mientras ocultaba su sonrisa y el doble sentido de sus palabras.
— Eres un pervertido. — acusó Yeonjun riendo mientras golpeaba levemente a Taehyun con el teléfono de escritorio.
Taehyun carcajeó igualmente disfrutando del momento de ligereza en medio de la tensión y problemas que los rodeaba.
— En serio, pueden quedarse, no tengo problemas en tener compañía.
— Bien, gracias entonces. — agradeció Yeonjun con una sonrisa.
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Tras semanas y semanas de arduo trabajo, nadie había logrado dar con el paradero de Jeon. Ni los militares ni la organización de Taehyun habían tenido éxito en su búsqueda. Kang estaba comenzando a sentir desesperación, a pesar de tener seguridad en su casa. El hecho de que Jeon hubiera logrado escapar de una cárcel de máxima seguridad no le daba ninguna tranquilidad.
Incluso había llegado a discutir diariamente con Yeonjun, la tensión entre ellos aumentaba cada vez más.
— Estaremos bien, no tienes que preocuparte como si fueras nuestro alfa. — se quejó Yeonjun, y Taehyun no pudo evitar sentirse enojado ante ese comentario.
No necesitaba estar emparejado con ninguno de los dos para preocuparse. Un hombre peligroso estaba suelto y ellos dos se encontraban en su casa. Si algo les sucediera mientras él estuviera fuera, se sentiría totalmente responsable. Yeonjun y Beomgyu eran importantes para él, no solo en el ámbito laboral.
— Tú mismo has dicho que Jeon te supera en pelea cuerpo a cuerpo, Yeonjun. Y si puede vencerte a ti, Beomgyu tampoco será un desafío para él. Hasta que no sepamos las intenciones de ese hombre, no permitiré que Beomgyu participe en ninguna misión y tú tampoco saldrás de aquí si no estoy presente.
— ¿Y quién te crees que eres? — soltó Yeonjun, levantándose de su asiento con furia.
— No pienso discutir más sobre esto. — dijo Kang, tensando su mandíbula mientras se preparaba para salir de su hogar. Tenía una reunión importante con la organización.
— ¿Ah, sí? ¡Bien! Lárgate, no te preocupes, nosotros aquí nos encargaremos de hacer la puta cena, alfa. — Yeonjun cerró la puerta antes de que Kang pudiera escuchar las últimas palabras.
Cuando Yeonjun se dio la vuelta, se encontró con Beomgyu. Este parecía haber oído todo.
— Deberías calmarte, estás hablando sin pensar. — le dijo el pelirrojo cruzándose de brazos.
— ¡¿Yo?! — se quejó Yeonjun — ¡Él es el que...!
— Taehyun solo está preocupado por nosotros y últimamente está agotado por todo lo que ha sucedido. No deberíamos darles más problemas. — interrumpió Beomgyu con un tono triste en su voz.
— ¿Somos una molestia ahora? Beomgyu, no somos unas damiselas en peligro, podríamos ser de gran ayuda en la investigación. No somos cualquier omega. — dijo Yeonjun, elevando un poco su tono de voz, sintiendo la frustración acumulada — Si esos incompetentes nunca encuentran a Jeon, ¿Qué vamos a hacer? ¿Quedarnos encerrados en su casa para siempre? ¡Se supone que tú también eres un agente!
— ¡Ya cállate! — gritó Beomgyu, levantándose de su asiento con determinación — Yo confío en lo que Taehyun hace y si él me pide que me quede en esta maldita casa durante cinco años, ¡lo haré!
— Eres un estúpido. — soltó Yeonjun, sintiéndose frustrado y herido por las palabras de su amigo.
— Deja de arriesgarlo todo, Yeonjun. — dijo Beomgyu, bajando ahora un poco la voz, su expresión reflejando preocupación genuina — ¿Qué harás si vuelves a cometer un error? — preguntó, su ceño fruncido. Las palabras de Beomgyu golpearon a Yeonjun, dejándolo atónito y con un nudo en la garganta.
Beomgyu no lo decía para lastimarlo, solo quería hacerlo entrar en razón.
— ¿Taehyun...?
— Sí, me lo contó. Me dijo que fallaste. Ya te he perdonado, pero ahora quiero que te controles y sigas las instrucciones que él nos dé. Necesitamos ser cautelosos y confiar en su liderazgo.
Yeonjun confiaba en Taehyun y su liderazgo, así como confiaba en sí mismo y estaba seguro de que él y Beomgyu eran una enorme ayuda. Si Taehyun los hubiera dejado participar desde hace tiempo probablemente tendrían más información.
— Bien, hagan lo que quieran. De todos modos, ya no formo parte de esa maldita agencia. — soltó Yeonjun, comenzando a caminar alejándose de la sala.
Estaba cansado de esperar como una princesa encerrada en una torre, esperando a que alguien más derrotara al dragón. Quería salir y tomar las riendas de la situación por sí mismo. La situación con Jeon se había vuelto personal, y él quería ser quien lo derrotara. Si Soobin era lo suficientemente fuerte como para enfrentarlo, Yeonjun quería entrenar hasta poder vencerlo por sí solo, sin poner en riesgo a Beomgyu.
Mientras caminaba, notó que la salida trasera estaba inusualmente desprotegida. Los dos guardias que solían estar allí brillaban por su ausencia. Una chispa de intriga y determinación se encendió en los ojos de Yeonjun, y se acercó cautelosamente.
— Lo siento, pero no puede salir hasta que el señor Kang esté presente. — lo detuvo de repente un alfa imponente, emergiendo de la sombra como un guardián de la puerta.
Yeonjun frunció el ceño, evaluando rápidamente la situación.
— ¿De qué habla? Kang está justo ahí. — dijo el pelinegro, señalando con su dedo índice hacia el frente, sin apartar la mirada del alfa.
En un instante, el alfa se giró para mirar hacia donde Yeonjun señalaba, y ese fue el momento perfecto para que Yeonjun actuara. Con una precisión milimétrica, lanzó un golpe certero que derribó al alfa en un abrir y cerrar de ojos.
Estaba convencido de que si Jeon buscaba a alguien, sería a él. Yeonjun estaba dispuesto a enfrentarlo.
Días atrás, cuando Kang no estaba presente, Yeonjun había aprovechado la oportunidad para transferir información confidencial del ordenador de Kang a su teléfono móvil. En secreto, comenzó a investigar por su cuenta, a pesar de las limitaciones de estar encerrado sin acceso a su propio equipo. Sin embargo, de alguna manera logró obtener información de la tarjeta de crédito y otros detalles del supuesto prisionero que iba a ser trasladado. Aunque los nombres no coincidían, los apellidos y las fechas de uso sí lo hacían. Aunque esto no era lo más relevante, confirmó que el prisionero había tomado un vuelo privado de larga distancia. Sin embargo, ese había sido el último uso registrado a nombre de dicho prisionero. A pesar de la pérdida de rastro, estaba claro para Yeonjun que Jeon seguía utilizando esa tarjeta dentro del país, pero había logrado eludir su seguimiento. Estaba convencido de que Jeon tenía la intención de dirigirse a Seúl.
Yeonjun sabía que necesitaba encontrar una nueva forma de seguir el rastro de Jeon y descubrir más detalles sobre sus movimientos. Decidió centrarse en el rastreo de transacciones financieras como una posible vía de investigación. Aunque Jeon había utilizado una tarjeta de crédito que no estaba a su nombre, Yeonjun sabía que eso no significaba que no hubiera dejado rastros financieros en otros lugares o registros telefónicos.
A pesar de sus esfuerzos, no pudo encontrar ninguna otra actividad relacionada con esa tarjeta en particular. Era posible que, al llegar a Seúl, Soobin ya no necesitara fingir ser otra persona ni utilizar más dinero si tenía hombres de confianza a su lado.
Sin embargo, cuando Yeonjun estaba a solo a unas calles de la casa de Kang, desesperado por encontrar alguna pista adicional, descubrió algo impactante: se había realizado una transacción con la tarjeta hace apenas unos 20 minutos en un bar cercano.
Esta revelación no solo significaba que Soobin estaba en ese lugar, sino también que estaba esperando a Yeonjun y sabía que él lo estaba buscando. Y lo más intrigante era que Yeonjun era el único que tenía conocimiento de esa información. La situación se volvía cada vez más peligrosa y personal, y Yeonjun estaba decidido a enfrentar a Jeon y poner fin a esta persecución de una vez por todas.
Yeonjun se quedó perplejo en su lugar, sintiendo cómo sus manos comenzaban a temblar de los nervios. No entendía por qué, de repente, al darse cuenta de lo cerca que Jeon se encontraba, comenzó a sentir dudas. Después de todo, la última vez que se enfrentaron, Yeonjun salió perdiendo. Pero sabía que debía enfrentarlo, y deseaba hacerlo solo.
Volteó hacia los lados con miedo, temiendo encontrarse por alguna razón con Taehyun. Fue entonces cuando notó que las calles estaban completamente vacías. Dio un suspiro largo, tratando de reunir valor, y comenzó a caminar hacia el bar.
Si Jeon lo esperaba allí, debía de tener un motivo. Yeonjun temía descubrir cuál era.
Cuando finalmente llegó al lugar, pudo confirmar que sus sospechas no eran infundadas. La fachada del bar parecía casi abandonada. A pesar de lo desgastada que se veía la puerta, intentar abrirla resultó en vano.
— Maldición. — susurró Yeonjun, dando unos pasos hacia atrás y asegurándose de que nadie lo estuviera observando. Decidió tomar medidas drásticas y, con determinación, derribó la puerta de una patada. El polvo antiguo se levantó en el aire, dificultando un poco su visión, pero Yeonjun entró de todos modos, como un pollito adentrándose en el territorio de una serpiente.
A medida que avanzaba, el sonido de sus botas resonaba en el suelo de madera, revelando que el lugar estaba vacío y desprovisto de muebles. Aunque todo estaba oscuro, Yeonjun continuó avanzando, preparado para enfrentar lo que sea que le esperara en ese sombrío lugar.
— Ya sal. — ordenó Yeonjun, su voz resonando en todo el lugar, llena de determinación y desafío.
Entonces, una elegante figura emergió de la oscuridad, con una sonrisa en el rostro. Era Jeon, y su sonrisa trajo consigo recuerdos humillantes que atormentaban a Yeonjun.
— No había necesidad de derribar esa puerta, ahora tendré que repararla. — se quejó Jeon falsamente mientras se acercaba lentamente a Yeonjun.
Yeonjun lo examinó detenidamente, notando lo impecable que lucía a pesar de haber escapado de prisión después de dos años. Llevaba un reloj caro en la muñeca y un traje hecho a medida que denotaba su estatus.
— Sé que tenías la intención de que viniera aquí, ¿por qué? — preguntó Yeonjun, tratando de entender las motivaciones de Jeon.
— Porque sabía que me estabas buscando. — respondió Jeon, alzándose de hombros con una sonrisa desafiante. — ¿No tienes la intención de arrestarme?
— Ya no formo parte de la organización, no puedo hacer eso. — respondió Yeonjun.
— ¿Entonces por qué viniste solo? — preguntó Jeon, su sonrisa ampliándose al ver el miedo y los nervios en los ojos de Yeonjun. Parecía disfrutar de la situación.
— ¿Cómo puedes sonreír después de todo el daño que has causado? — preguntó Yeonjun entre dientes, cambiando el tema de la conversación. — ¡Muchas personas han perdido a sus seres queridos por tu culpa!
— Shh, baja la voz, cariño. — dijo Jeon con desprecio, enfureciendo aún más a Yeonjun. — Yo no hice eso, solo di órdenes a los militares. No te preocupes, no soy el único responsable.
La ira se apoderó de Yeonjun y, sin pensar claramente, intentó atacar a Jeon como la última vez. Sin embargo, esta vez Jeon no bloqueó el golpe. Con un solo movimiento, lo derribó al suelo y lo mantuvo inmovilizado.
— Veo que te gusta patear. — dijo Jeon mientras sostenía el brazo de Yeonjun detrás de su espalda y lo mantenía inmovilizado con su rodilla. — Te ves lindo cuando lo haces.
— ¡Maldito! — insultó Yeonjun, su respiración agitada. Jeon soltó una leve carcajada, disfrutando del control que tenía sobre su oponente.
— ¿Debo recordarte que la última vez que me dijiste eso, terminaste rogando por más? — susurró Jeon al oído de Yeonjun, provocando un quejido de frustración y rabia por parte del omega. — Voy a soltarte y vas a comportarte, solo quiero llegar a un acuerdo contigo. — dijo Jeon, su voz llena de una extraña calma.
— Estás loco si piensas que voy a tener un acuerdo contigo. — respondió Yeonjun, luchando por liberarse de la sujeción de Jeon.
— No te equivocas, estoy loco. — dijo Jeon mientras se alejaba bruscamente de Yeonjun, causándole un poco de dolor.
Yeonjun logró soltarse y se sentó en el suelo, mirando a Jeon con desconfianza. Sus ojos se posaron en los zapatos brillantes de cuero negro de Jeon.
— Si planeas atacarme desde abajo, patearé tu estómago antes de que lo hagas. — amenazó Jeon, tratando de mantener su postura desafiante.
— ¿Vas a decirme qué demonios quieres? — preguntó Yeonjun, confundido y frustrado.
— Nada complicado. — respondió Jeon encogiéndose de hombros mientras metía las manos en los bolsillos. — Solo quiero pelear contigo.
— ¿Disculpa? — preguntó Yeonjun, sin poder creer lo que estaba escuchando.
— Quiero luchar contigo, todos los días, eso es todo. — explicó sin rodeos.
Yeonjun dejó ir el aire de sus pulmones de golpe, soltando una risa confusa.
— ¿Pelear? ¿Cómo...?
— Como el día en que te infiltraste en mi casa. — dijo Jeon, recordando el encuentro con una sonrisa perversa.
Yeonjun se sonrojó ligeramente al recordar aquel momento y sintió vergüenza por su reacción.
¿Qué carajos planeaba Jeon y por qué estaba tan intrigado?
— Solo pelear, ¿verdad? — preguntó Yeonjun, sin atreverse a levantar la mirada.
— Así es, a menos que también quieras que terminemos teniendo sexo. Como tú quieras, cariño. — respondió Jeon con una voz cargada de insinuación.
— ¿Por qué demonios aceptaría pelear contigo en primer lugar? — preguntó Yeonjun, finalmente levantando la mirada para enfrentar a Jeon.
— Porque es lo que quieres, ¿no es así? Quieres vencerme, y yo quiero entrenarte. — dijo Jeon, provocando la incredulidad de Yeonjun. El omega esperaba que fuera una broma o una trampa más.
— Ajá, ¿y cómo te beneficia a ti? — preguntó Yeonjun, levantándose del suelo y tratando de mantener su distancia.
Jeon esbozó una sonrisa maliciosa una vez más y, con un movimiento fluido, giró a Yeonjun, sujetando su brazo y presionando su cuerpo contra el del omega. Yeonjun sintió un nudo en la garganta al percibir la erección creciente de Jeon entre sus nalgas, soltando un quejido agudo que escapó de sus labios.
— Porque tengo una pequeña fijación por pelear, y tú, Yeonjun, has logrado despertar mi excitación con un solo golpe. — susurró Jeon en el oído de Yeonjun, sintiendo cómo la piel del omega se erizaba rápidamente. — Supongo que puedes sentirlo. — se burló, disfrutando de la tensión palpable entre ellos. Yeonjun empujó a Jeon, quien lo soltó sin quejarse, pero la electricidad en el aire seguía presente.
— ¿Qué planeas? ¿Quieres que me una a tu bando? — preguntó Yeonjun, tratando de entender las intenciones de Jeon.
Jeon alzó una ceja mientras acariciaba el interior de su boca con la punta de su lengua, provocando una sensación incómoda en Yeonjun.
— Si en algún momento piensas cambiar de bando, ten por seguro que te mataré. — amenazó Jeon con voz firme. — Deseo pelear contigo, moldear tu bonito cuerpo y habilidades. Modestia aparte pero soy mejor que tú, pero me has llamado la atención, Yeonjun y es una pena que no podamos haber peleado en serio, pero planeo arreglar eso ahora. Estoy seguro que lo deseas tanto como yo, por supuesto con sentimientos diferentes.
— ¿Qué te hace pensar que no te traicionaré y traeré a Taehyun y al resto conmigo? — cuestionó Yeonjun, desafiante.
— Porque en primer lugar, no harías esa pregunta tan estúpida. En segundo lugar, sé que no eres tan insensato. Y en tercer lugar... — Jeon interrumpió la distancia entre ellos, acercándose a Yeonjun con sus manos en los bolsillos. Sus rostros estaban peligrosamente cerca, y Jeon disimuladamente acercaba sus labios a los de Yeonjun. — Viniste tú solo porque quieres ser quien se encargue de mí, ¿no es así? — Yeonjun tragó saliva con dificultad, sintiendo la cercanía de Jeon. — ¿Aún no quieres compartirme?
Yeonjun frunció el ceño de repente, recordando su enojo hacia Jeon. Intentó dar un golpe bajo, pero Jeon esquivó su ataque con agilidad, sujetando su muñeca y rodeando su cintura con su otra mano, acercándolo aún más a él. En un movimiento audaz, Jeon colisionó sus labios con los de Yeonjun en un beso rudo, sin delicadeza alguna.
— ¡Suéltame! — se quejó Yeonjun cuando sintió que sus propios deseos comenzaban a responder al beso. Jeon soltó una carcajada, disfrutando de la confusión y la tensión en el aire.
— ¿Estamos listos para empezar, cariño? — preguntó Jeon, desafiante, mientras sus ojos brillaban con una mezcla de deseo y determinación.
Entonces, inesperadamente habían comenzado a pelear ya mismo en ese lugar. Yeonjun no estaba siendo suave ya que Jeon lo provocaba constantemente para que quiera golpearlo sin dudar.
— Mantén los pies separados, ligeramente más anchos que el ancho de tus hombros, y mantén tus rodillas ligeramente flexionadas para tener un mejor equilibrio. — le recordó Soobin.
— Eso ya lo sé. — soltó Yeonjun mientras lanzaba un golpe directo al blanco izquierdo de Soobin.
— Pues te tambaleas, estúpido. — dijo Soobin — Sigue con un jab directo, como la última vez.
Yeonjun tensó su mandíbula lanzando el golpe con rapidez y fuerza.
— Deja de recordarme ese maldito día. — dijo entre dientes mientras seguía golpeando.
— Eres muy bueno analizando los puntos débiles de las personas y las máquinas, también con los golpes al aire, pero no te apresures y mantén el control de tus movimientos. La velocidad sin precisión no te llevará muy lejos.
La sesión de entrenamiento continuó, con Jeon guiando a Yeonjun a través de diferentes técnicas y ejercicios. Cada golpe, cada movimiento, era una oportunidad para Yeonjun mejorar y acercarse a su objetivo de vencer a Jeon. Lo último que se imaginaba al llegar a ese lugar sería recibir un entrenamiento.
Mientras continuaba con los ejercicios para mejorar sus habilidades.
— Bien, déjame atacar a mi también. — dijo Jeon y esquivó el golpe de Yeonjun, colocó su palma en su hombro y lo derribó desde los pies. Jeon sonrió al verlo en el piso. — No sé como no lo viste venir, te lo dije antes.
Yeonjun negó con la respiración agitada.
— Yo...— su mirada fue por la abertura en donde estaba la puerta y se levantó con rapidez — ¡Ya es de noche! Taehyun va matarme.
Jeon sonrió negando.
— ¿Le temes a ese enano? — preguntó mientras se acercaba a Yeonjun.
— Tú cierra la puta boca. — dijo entre dientes mientras se alejaba del bar abandonado.
Jeon se recostó por el marco mientras veía a Yeonjun alejarse.
— ¡Te espero mañana a las una de la tarde! — gritó Jeon.
— ¡Prepárate porque voy a patearte el trasero!
•bd•
Cuando Yeonjun llegó a la casa de Kang, parecía haber olvidado por completo que se había escapado. Entró por la puerta principal con una sonrisa de oreja a oreja, ignorando por completo a los guardaespaldas que lo rodeaban. Sin embargo, su alegría se desvaneció rápidamente cuando levantó la mirada y se encontró con dos sujetos realmente furiosos acercándose hacia él.
— Mierda... — susurró Yeonjun, dándose cuenta de que estaba en problemas. Kang, con su mirada intensa, se acercó rápidamente a él.
— ¿Se puede saber dónde demonios andabas? — preguntó Kang, su tono lleno de frustración y preocupación. Yeonjun frunció el ceño, tratando de encontrar una respuesta adecuada.
— Solo fui a dar un paseo. — explicó Yeonjun, tratando de restar importancia a su ausencia. — No me ha pasado nada, puedes estar tranquilo. — pero cuando intentó irse, Kang lo tomó de la muñeca, impidiéndole escapar.
— No me molesta que hayas salido, pero te fuiste sin avisar y todos estábamos preocupados por ti. — dijo Kang en tono molesto. — Hoy puede que no te haya pasado nada, pero no sabemos hasta cuándo. Jeon te ha seguido durante mucho tiempo en el pasado y ninguno de nosotros lo sabía. No deberías tomarlo tan a la ligera, Yeonjun.
se quedó en silencio por un momento, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda. Sabía que no podía revelar la verdadera razón de su confianza en Jeon, ni tampoco podía mencionar el encuentro íntimo que habían tenido. Era un secreto que debía guardar celosamente, incluso si eso significaba inventar una excusa creíble.
— No creo que me haga daño. — respondió finalmente, buscando una explicación que sonara convincente. — Él solo quería tener sexo conmigo y lo logró. No creo que tenga ningún interés en hacerme algo más.
— ¿Por qué dices eso? ¿Qué sabes? ¿Se ha comunicado contigo? — Kang atacó con una ráfaga de preguntas, buscando respuestas claras.
— Porque... — Yeonjun titubeó, sintiendo la presión de las miradas de Kang y Beomgyu sobre él. Sus ojos se desviaron hacia Beomgyu, quien lo observaba con una mezcla de intriga y preocupación. — Porque me lo dijo ese día. Fue claro en sus intenciones desde el principio. Solo quería tener ese encuentro, no tenía intención de lastimarme. Bloqueaba mis ataques en lugar de atacarme. Creo que eso deja en claro lo que quería. — explicó, tratando de transmitir su punto de vista sin revelar demasiado.
Kang frunció el ceño, claramente escéptico ante la explicación de Yeonjun.
— Aun así, dudo que no busque hacer algo después de que lo metimos en la cárcel. Podría usarte como rehén o hacer algo peor. Deja de poner en juego tu vida de esta manera. — advirtió Kang, su tono lleno de preocupación y frustración.
Yeonjun suspiró, sintiéndose derrotado. Sabía que no podía convencer a Kang por completo, pero también sabía que no podía revelar la verdad. Asintió en silencio cuando Kang finalmente soltó su brazo, dejándolo libre.
— Iré a dormir. — anunció Kang, su voz cargada de cansancio.
Yeonjun asintió, comprendiendo que no había más que decir en ese momento. Observó a Kang salir de la sala y luego se volvió hacia Beomgyu, quien permanecía en silencio, con los brazos cruzados, observándolo atentamente.
— ¿Y tú por qué me miras así? — preguntó Yeonjun, sintiéndose incómodo bajo la mirada penetrante de su amigo.
Beomgyu no dijo nada, simplemente se acercó a Yeonjun y trató de tomar sus manos, pero Yeonjun las alejó bruscamente.
— Déjame ver. — ordenó Beomgyu, su tono lleno de determinación.
— No, ¿para qué? — respondió Yeonjun, tratando de ocultar el dolor en sus manos.
— Porque que tuviste miedo cuando Taehyun tomó de tu muñeca así que déjame ver. — tomó rápidamente el brazo de su amigo y subió la manga de su abrigo para examinar sus manos. La expresión en el rostro de Beomgyu cambió rápidamente a una mezcla de sorpresa y preocupación al ver lo lastimados que estaban los nudillos de Yeonjun. — ¿Qué demonios has estado haciendo? — exclamó Beomgyu confuso.
La confusión se apoderó de Yeonjun mientras bajaba la mirada, sintiéndose expuesto y vulnerable. No quería que nadie supiera la verdad, que había aceptado la propuesta de Jeon. No quería que supieran que se había dejado llevar por su egoísta ambición de querer derrotar a Jeon por sí mismo, incluso permitiendo que este último lo entrenara.
— Solo... solo estaba entrenando, eso es todo. Siento que cada vez me vuelvo más débil y necesitaba mejorar. — confesó Yeonjun, frustrado y honesto.
Beomgyu frunció el ceño, sin estar completamente convencido por la explicación de Yeonjun.
— ¿Entrenando golpeando paredes o qué? — preguntó Beomgyu, soltando el brazo de Yeonjun.
Yeonjun suspiró, sintiéndose agotado por las preguntas y la preocupación constante.
— Estoy cansado de responder preguntas. Solo déjame descansar, mañana te contaré si quieres. — rogó Yeonjun, deseando alejarse de la situación y encontrar un poco de paz.
Sin esperar una respuesta, Yeonjun se alejó, comenzando a subir las escaleras con dificultad. Cada partícula de su cuerpo dolía y pesaba como si estuviera atado a miles de rocas, y cada pisada era como si sus pies estuvieran haciendo contacto con el suelo del mismísimo infierno. No pudo evitar dejarse caer pesadamente en la cama, sumiéndose en un sueño profundo y agotador.
El sol se alzaba en el horizonte, pintando el cielo con tonalidades cálidas mientras Yeonjun se preparaba para otro día de entrenamiento con Jeon, el hombre más buscado del país. Cada día, se encontraba con Jeon en ese lugar apartado, lejos de las miradas curiosas y los oídos indiscretos.
A medida que las semanas pasaban, el entrenamiento se volvía cada vez más intenso y constante. Yeonjun se encontraba completamente inmerso en el mundo de las artes marciales, dedicando horas interminables a perfeccionar sus habilidades bajo la tutela de Jeon. Cada golpe, cada movimiento, era una oportunidad para superarse a sí mismo y alcanzar la excelencia.
Sin embargo, a pesar de su dedicación y esfuerzo, Yeonjun no podía evitar sentir una sombra de confusión y desconfianza en su interior. Aunque Soobin se había convertido en su mentor, Yeonjun no podía evitar preguntarse si todo esto era solo una excusa. ¿Acaso Soobin solo buscaba más aventura y emoción en su vida criminal? ¿Planeaba buscar algo?
Al regresar a casa después de cada agotadora sesión de entrenamiento, Yeonjun escuchaba las conversaciones de Taehyun y Beomgyu, quienes hablaban animadamente sobre cómo atrapar al fugitivo más buscado. Sus palabras resonaban en los oídos de Yeonjun, alimentando aún más sus dudas y temores. ¿Era posible que Soobin estuviera utilizando su relación para obtener una ventaja en su vida criminal?
A pesar de las dudas que lo atormentaban, Yeonjun no podía negar la conexión especial que compartía con Soobin. Había una chispa entre ellos, una atracción magnética que iba más allá de las palabras y los actos. Pero, al mismo tiempo, Yeonjun anhelaba respuestas claras y sinceras. Necesitaba saber si Soobin estaba realmente comprometido con su entrenamiento o si solo era una distracción en su vida delictiva.
El corazón de Yeonjun se debatía entre la esperanza y el temor, mientras continuaba su camino de autodescubrimiento y superación. A medida que el sol se ponía cada noche, Yeonjun se sumergía en un mar de emociones encontradas, preguntándose si alguna vez encontraría la verdad detrás de la mirada enigmática de Soobin.
Esa noche, Soobin había citado a Yeonjun, y este último supo de inmediato que no se trataba de un entrenamiento. A pesar de ello, su corazón se aceleró de emoción y anticipación, y sin importar el lugar vacío, oscuro y apartado, el omega se adentró con determinación, anhelando la presencia de Jeon Soobin.
El ambiente del abandonado bar, envuelto en sombras, creaba una atmósfera cargada de misterio y pasión. Yeonjun sentía cómo la electricidad fluía en el aire, envolviéndolo en una danza seductora. Aunque los nervios comenzaban a apoderarse de él, no permitió que eso lo detuviera. Avanzó con paso firme, ansiando encontrarse con Soobin, sabiendo que su encuentro sería intenso y lleno de emociones encontradas.
Como siempre, Jeon emergió de entre las sombras, su sonrisa rebosante de orgullo y picardía al ver al omega regresar una y otra vez. Era evidente que disfrutaba de su poder sobre Yeonjun, pero también había un fuego ardiente que los unía, una pasión que trascendía las barreras impuestas entre ellos.
— Son las una de la mañana. — pronunció Yeonjun, su voz cargada de anhelo y curiosidad. — ¿Por qué me citaste?—
Soobin suspiró, fingiendo tristeza, y se acercó al omega con paso lento y cautivador. La proximidad entre ambos era intoxicante, y Yeonjun podía sentir el calor de su aliento rozando su piel.
— Vine a despedirme, cariño. — susurró el alfa, con una voz llena de melancolía y deseo. Soobin tenía la intención de acariciar el rostro de Yeonjun, pero este se apartó con rapidez, desafiante. Soobin sonrió con satisfacción, lleno de orgullo al ver al omega decidido a no permitirse sucumbir a otros sentimientos hacia él que no fuera el odio y tal vez pasión.
— ¿De qué hablas? — preguntó Yeonjun, su voz desafiante.
— Tu jefe está muy cerca de encontrarme y no puedo arriesgarme a que arruine mis planes. — reveló Soobin, sus palabras resonando con un tono seductor en el aire.
Yeonjun se quedó estático, procesando las palabras de Soobin, su mente llena de preguntas y anhelos. Yeonjun frunció el ceño, sin comprender del todo por qué aquella noticia no le agradaba. Sin embargo, no tuvo tiempo de reflexionar, pues las palabras brotaron de sus labios con una pasión ardiente.
— Eres un cobarde. — escupió Yeonjun, con una mirada desafiante que encendía el fuego en su interior. Soobin enarcó una ceja, sin borrar su sonrisa, desafiante y lleno de deseo. — Creí que sería fácil para ti enfrentarte a Kang después de todo. — continuó, provocando a Soobin con cada palabra. — En lugar de eso, prefieres esconderte una vez más como la rata que eres.
En ese instante, Jeon tomó el cuello de Yeonjun con firmeza, atrapándolo contra la pared con un agarre apasionado. Con su otra mano, sostuvo la pierna derecha de Yeonjun y la alzó, acomodándola entre las piernas del omega. En todo el proceso, Soobin demostró su fuerza y dominio, pero sin causar daño grave, pues su intención no era lastimar al omega, sino despertar en él una pasión salvaje.
— Deja de tratar de provocarme. — amenazó Jeon, su voz resonando con un tono seductor y dominante. — ¿Por qué no admites que dejaste de venir solo por el entrenamiento? ¿Mh?— Jeon no soltó su agarre en el cuello de Yeonjun, pero tampoco aumentó la presión, solo lo sostuvo con firmeza mientras acercaba su rostro, rozando sus labios con los del omega cargado de deseo.— Pero no vas a decirlo porque eres un maldito orgulloso.
Finalmente, Jeon liberó su agarre en el cuello del omega y también en su pierna, alejándose ligeramente. Mordiendo sus labios que anhelaban más contacto, Soobin se contuvo, recordándose a sí mismo que no podía dejarse llevar por la pasión desenfrenada en ese momento, ya que eso podría alterar sus planes futuros.
—Si decides bajar la guardia durante nuestra pelea solo por este encuentro...— advirtió Jeon, su voz llena de promesas y desafíos, mientras observaba cómo el omega temblaba levemente, con la mirada baja. — Te abandonaré y me encargaré de Beomgyu sin pensarlo dos veces.
Yeonjun alzó la mirada con preocupación ante las palabras del alfa, su corazón latiendo con una mezcla de excitación y temor.
— ¿O sigues sin querer compartirme? — bromeó Soobin, deleitándose con las reacciones del omega. — Solo es una advertencia. Ve a casa, rápido. Es peligroso para ti estar en ese estado y solo. — dijo antes de alejarse de Yeonjun, dejando un rastro de fuego a su paso.
El omega lo observó alejarse con lentitud, su cuerpo aún ardiendo de pasión y deseando más de aquel hombre que lo desafiaba y lo consumía.
Jiji FIN DEL OS
y solo yo sé que pasa dsp eaea
avisen errores
Os concluido el sábado 6 de enero del 2024 a las 12:08 del medio día
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