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𝟢𝟣│𝐓𝐡𝐞 𝐖𝐨𝐨𝐝𝐬𝐛𝐨𝐫𝐨 𝐤𝐢𝐥𝐥𝐞𝐫𝐬

( CAPÍTULO  UNO ! ˚₊ ✧ )
❝ los asesinos de woodsboro❞

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Supongo que hizo amigos.

Junio de 1995

Woodsboro, California, era una ciudad pequeña y por eso, cayó víctima de la misma maldición que afectaba a todas las ciudades pequeñas de Estados Unidos, no había nada que hacer para conseguir entrenamiento de calidad. Los viernes cuando no había temporada de fútbol, las opciones eran limitadas. Podías ir al cine o al Blockbuster, reunirte con tus amigos y acosar a un empleado del restaurante, o tirar mierda desde la torre de agua mientras estás drogado. Y si había una fiesta, era bastante tranquila en comparación con las fiestas que todos habían visto mientras crecían en la televisión.

Entonces, Indiana Winger sabía que su verano antes de su tercer año de secundaria sería aburrido cuando ella y su hermana mayor hicieron maletas para mudarse a la pequeña ciudad que no se parecía en nada a Raleigh, California del Norte, de donde ellas vienen. Las vacaciones de verano habían comenzado hacía apenas dos semanas, lo que significaba que la joven tenía dos meses completos sin amigos y sola antes de que comenzaran las clases y pudiera realmente instalarse.

Ella no estaba sola, la extrovertida adolescente de dieciséis años ansiaba gente y multitudes para distraerse de los pensamientos sobre la verdadera razón por la que ella y su hermana se mudaron.

Pero como Indiana aún no tenía amigos en Woodsboro, ya que sólo llevaban un día y medio instalados, se conformó con escuchar música a todo volumen desde su Walkman a través de sus auriculares amarillos. Los Runaways eran tan ruidosos que no podía oírse a sí misma pensar, que era exactamente lo que quería mientras bailaba alrededor de la nueva sala de estar que estaba casi vacía de muebles, ya que las hermanas Winger decidieron empacar livianos y llenar la casa con cosas una vez que llegaran a California.

Como Cherry Bomb destruyó su capacidad auditiva, Indiana no se dio cuenta de que la llamaban repetidamente. Estaba demasiado concentrada en dividir su tiempo entre bailar y pintar una capa de pintura azul claro sobre las paredes que antes eran grises. Después de terminar la tercera pared, se llevó el extremo cubierto de azul del rodillo de pintura a la boca como si fuera un micrófono.

—Hello world, I'm your wild gril. I'm your ch-ch-ch-ch- cherry bomb!— gimió antes de girar el rodillo de pintura y posicionar el palo como si fuera una guitarra, tocando las cuerdas invisibles al ritmo del riff de la canción.— Hey, street boy ¡OYE!

De repente, algo golpeó a Indiana directamente en la cara, rebotó en su frente y golpeó la tela protectora del suelo. Interrumpió su improvisado concierto  para mirar el objeto: una cuchara de madera de la cocina. Luego miró hacia arriba y vio que su hermana era la supuesta atacante.

Virginia Winger— a sus padres les parecía gracioso ponerles nombres de estados— tenía solo veinticuatro años y se parecía mucho a su hermana menor. Tenían el mismo cabello castaño, ojos color avellana y rasgos marcados. La mujer miraba fijamente a su hermana con una ceja levantada y las manos en las caderas, esperando que su hermana finalmente le prestara atención.

Ella no estaba sola.

Unos pasos detrás de Virginia había dos personas, una mujer baja y ligeramente obesa y un chico de más o menos la edad de Indiana, con el pelo cayéndole sobre su atractivo rostro y con un aspecto de preferir estar en cualquier otro lugar.

Finalmente, al comprender por qué le había arrojado la cuchara, Indiana se quitó los auriculares y los dejó colgando de su cuello, sintiendo aún las vibraciones de vez en cuando en su piel mientras la canción terminaba de sonar. Sonrió tímidamente a su hermana y a los desconocidos mientras dejaba el rodillo de pintura en el suelo.

—Perdón por interrumpir el solo, Jimi Hendrix— dijó Virginia en tono de broma.— Esta es la señora Nancy Loomis y su hijo Billy. Viven en la casa que está justo al lado de la nuestra.

Las chicas se habían mudado a un barrio bastante agradable, con casas perfectamente alineadas. Era muy diferente a crecer en un complejo de apartamentos con inquilinos que hacían sus cosas sin prestar atención a los demás habitantes del edificio, pero las hermanas con el tiempo se acostumbrarían a tener tanto espacio y vecinos que las reconocían.

—Solo queríamos darles la bienvenida al vecindario. Mi parido está trabajando en este momento, pero espero que lo vean pronto.— Le dijo Nancy con una sonrisa.

—Es un placer conocerla, señora Loomis— respondió contéstenme.— Soy Indiana Winger.

—¿Indiana?— preguntó el chico, Billy. Claro, había oído a Virginia llamarla así, así que no era una sorpresa, pero la comisura de su labio se alzó de manera burlona.— Como...

—Nací antes de que saliera la película— interrumpió Indiana, acostumbrada a dieciséis años de comentarios sobre Indiana Jones. No eran tan molestos dado que amaba esas películas.

—Entonces, Indiana, ¿en que grado vas a ir? Pareces de la edad de mi Billy— dijo Nancy, queriendo concoer un poco mejor a la niña. Billy se encogió un poco, avergonzado de que su madre lo llamara así delante de una chica linda.

—Voy a empezar el undécimo grado— respondió.

—¡Ah, él también!— dijo encantada.— Te puede enseñar todo el lugar el primer día.

—Es una gran idea— asintió Virginia con su sonrisa divertida. Puede que no fuera la madre de Indiana, pero seguro que podría intentar avergonzarla como si lo fuera.

Indy miró a Billy, que claramente odiaba que su madre pensara que necesitaba ayuda para hacer amigos. Sin embargo, la verdad es que a Nancy nunca le gustó el mejor amigo de Billy, Stu Macher. Esperaba que algún día se distanciara de ese muchacho desagradable e infantil.

Cuando Nancy no estaba mirando, Indiana se tomó un segundo para decir en silencio: "No tienes que mostrarme los alrededores". Billy simplemente se encogió de hombros; decidiría el primer día de clases si quería molestarse con ella o no.

—Entonces, ¿sus padres ya están trabajando?— preguntó Nancy, mirando alrededor de la sala de estar. Sólo había un pequeño sofá verde y una de esas sillas inflables de plástico rosa, diseñadas para niños, ambas apuntando hacía un televisor cuadrado que estaba en el suelo.— ¿O están comprando muebles?

—No, somos solo Indy y yo—le respondió Virginia. Miró rápidamente a su hermana menor, que estaba mirando el rodillo de pintura.— Nuestros padres fallecieron hace poco.

Nancy no pudo evitar soltar un grito ahogado y se llevó la mano al corazón. Con lo mucho que se asfixiaba a su propia hija, no podía imaginar cómo dos niñas podían sobrevivir sin una madre. — Oh, qué horrible debe haber sido eso para ustedes dos.— ¿Qué diablos pasó?— Billy casi le dió un codazo a su madre  por hacer una pregunta tan insensible. Claro, él también quería saberlo, pero no se podía preguntar directamente a dos extrañas cómo murieron sus padres en los últimos meses.

—No nos gusta hablar de eso— murmuró Indiana, cogiendo de nuevo el rodillo de pintura para volver a trabajar. Luego, en un intento de cambiar de tema, añadió:— Pero el sábado vamos a ir a comprar muebles.

—Bueno, pobrecitas— dijo la señora Loomis. Indiana odiaba la expresión de compasión en su rostro.— Si necesitan algo mientras se instalan, háganmelo saber. Y Billy puede venir a traer los muebles grandes que consigan el sabado.

Billy miró a su madre con exasperación, sin poder creer que le estuviera ofreciendo su sabado.— Tengo planes para el sabado.— Pasaba casi todos los dias de la semana en sesionea de entretenimiento de fútbol de verano, por lo que el fin de semana era su único tiempo libre. No quería pasarlo moviendo sofas y colchones.

—No te preocupes, Billy— mencionó Virginia con una pequeña sonrisa, comprendiendo la expresión de su rostro.— No te mantendremos como rehén. Para eso están los gastos de envío. Gracias por ofrecerlo, señora Loomis.

—Bueno, avísame si cambias de opinión y lo traeré aquí temprano por la mañana— mencionó, sin importale lo que Billy quisiera. Si llegaba el momento, no discutiría con ella, ya que habia sido criado para hacer todo lo que su madre le pidiera.— Entonces, ¿estás buscando trabajo, Virginia? Tal vez conozca algunas vacantes.

—No, señora. Tengo un trabajo de tiempo parcial en el hospital como enfermera de urgencias— explicó.

—¡Oh, una enfermera! ¡Qué emocionante!— exclamó Nancy entusiasmada, acercándose a ella.— Debes de ayudar a mucha gente.

—Ni es nada, Es solo el trabajo— comentó con hamabilidad.— Pero me obliga a trabajar en horarios extraños y a hacer muchos turnos de noche.

—Bueno, puedo llevarle la cena a Indiana en cualquier momento si me avisan con anticipación— les ofreció a ambas.— Tengo una receta de lasaña que es para morirse.

—Ooh. debería mostrarle la caja de recetas de nuestra madre— sugirió Virginia.— Nunca tengo tiempo para cocinar, e Indy es un huracán en la cocina, así que al menos sé que alguien podría sacarles provecho.

—Siempre puedo ampliar mi libro de recetas— señaló Nancy, siguiendo a la mujer a la cocina.

—Le doy una semana antes de que los invite a cenar en una noche en la que no trabaja— mencionó Indiana, mirando a Billy. Luego volvió a pintar la pared, pues no quería dejar que lo que había en la bandeja de pintura se secara mientras hablaba.

—Si ella puede encontrar un momento. Mis padres también están bastante ocupados; no hay muchas cenas familiares en la casa de al lado— respondió, señalando con la cabeza hacia su casa que podían ver a través de las grandes ventanas. Luego metió las manos en los bolsillos de sus jeans, sintiéndose un poco fuera de lugar en la sala de estar con la chica que no conocía.

Era una de las pocas mañanas en las que no tenía el acondicionamiento físico de verano para el fútbol, por lo que no estaba muy contento cuando su madre lo sacó de la cama para ir a conocer a los nuevos vecinos.

Indiana no respondió realmente a lo que él dijo, salvo asentir con la cabeza en señal de compresión. El silencio le dió a Billy un momento para estudiarla mientras ella continuaba cubriendo la última pared de azul. Llevaba el pelo recogido en una trenza desordenada y su enorme top morado tenía algunas manchas de pintura, al igual que los pantalones deportivos gruses que llevaba en las piernas. Pensó que parecía cansada, probablemente por haberse mudado varios estados al otro lado.

—Bien, Billy Loomis— soltó finalmente Indiana mientras lo miraba por encima del hombro.— ¿Que hace uno para divertirse en un pueblo como este?

Billy no pudo evitar resoplar.— No mucho— admitió, sacudiendo la cabeza.— Para cualquier cosa, salvo para ir al cine, hay que conducir hasta otra ciudad.

Indiana echó la cabeza hacía atras y gimió dramáticamente.— No tener un auto todavía va a ser muy doloroso.

—¿No puedes convencer a tu hermana mayor para que compre uno?

—Mi hermana mayor es sobreprotectora y no quiere que tenga la libertad que conlleva un auto— se quejó. Aunque no podía estar demasiado enojada, la preocupación de Virginia estaba justificada hasta cierto punto.

—¿Qué? ¿Ella no confía en ti?— preguntó Billy con una pequeña sonrisa. No podía entender la expresión en el rostro de Indiana cuando le preguntó eso.

—Algo así— respondió vagamente, encogiéndose de hombros.— Pero conseguiré un trabajo en algún lado y ahorrare para conseguirlo. Anoche fuimos a un restaurante y tenía un cartel de "se busca personal", así que tal vez allí, o en uno de los otros lugares por los que pasamos al llegar aquí: Blockbuster, una dienda de comestibles. Ya veremos.

—Supongo que te deseo suerte con eso— le dijo Billy. No sabía que mas decir, con un padre abogado, nunca tuvo que pensar en el dinero ni en conseguir un trabajo en la escuela secundaria. Incluso vivían en la casa mas grande del vecindario. La casa de las Winger tenía dos pisos, pero era muy compacta en comparación con la que estaba justo al lado. Sus amigos tampoco tenían trabajo, aparte de Randy, en quien Billy apenas pensaba. Diablos, los padres de Stu estaban incluso mejor que los de Billy.

Puede que la conversación no fluyera con facilidad para Billy, pero siempre lo hizo para Indiana, que podía hablar con cualquiera sobre cualquier tema.

—Entonces, ¿cómo será la escuela?— preguntó.

Billy se encogió de hombros, sin saber muy bien cómo describirlo.— Es bastante pequeña, supongo. Y todos nos conocemos desde el jardín de infantes. No recibimos mucha gente nueva en Woodsboro, así que destacarás.

—Supongo que sobreviviré— bromeó con una sonrisa. A la chica le encantaba que le prestarn atención.— Y, enserio, no tienes que mostrarme los alrededores como dijo tu madre. Supongo que la escuela asignará a alguien para que me haga un recorrido o algo así.

Mientras ella hablaba, siguió pintando. Y Billy casi no se dio cuenta de cómo hizo una mueca de dolor al tomar aire bruscamente al final de la frase. Había levantado el brazo hasta arriba, poniendose de puntillas para alcanzar el techo. Mientras lo hacía, se le subió la camisa y Billy vio una gasa gruesa que le sujetaba la parte superior de su abdomen. Se debía tratar de algún tipo de herida.

—¿Que pasó allí?— no pudo evitar preguntar con voz entrometida. En cuanto lo hizo, sacudió la cabeza.— Lo siento, no es asunto mío.

—No, está bien. Es un poco vergonzoso— declaró Indiana con una sonrisa divertida.— Estaba jugando con algunos de mis antiguos compañeros de equipo que me ayudaban a empacar el camión de mudanzas. Uno me desafió a subir en patineta por la rampa que conducía al camión. Chocó y destruyó la caja de cartón con todos los cuchillos de cocina de Virginia.

—Jesus— exclamó Billy, haciéndo una mueca al imaginar lo que pasó.

Por supuesto no podía imaginarselo con presión porque Indiana estaba mintiendo, pero no conocía a la chica lo suficiente como para saberlo.

—Quince puntos— mencionó Indiana, mientras se subía el dobladillo de la camiseta para mostrar el vendaje.— Dolió demasiado, pero me libró de tener que hacer el trabajo pesado para esta mudanza.

—Oh— frunció el seño.— Supongo que si necesitas ayuda para mudarte...

Indiana no pudo evitar reírse,  sabiendo que era lo último que Billy quería hacer.— No, está bidn. Te lo prometo. Disfruta de tu verano de libertad.

—Estoy seguro de que tu también disfrutarás de la tuya entre la instalación y la búsqueda de un trabajo— le dijo.— Haz dicho "compañeros de equipo". ¿Qué deporte practicas?

—Baloncesto.

—Genial. Mi mejor amigo también juega.

—¿No eres tú?— preguntó mirandolo. Indiana era bastante alta, media 1.78 m, pero Billy todavía le sacaba varios centímetros. Podía imaginarlo jugando baloncesto.

—El fútbol es mi deporte, mariscal de campo— aclaró.

—Oh, Dios mío— no pude evitar reírse entre dientes.— El mariscal de campo de un pueblo pequeño también es el chico de al lado. Es como una película. Que cliché tan increíble de tu parte.

Las comisuras de los labios de Billy se curvaron hacia arriba.— Supongo que me disculpo.

—Te perdonaré siempre y cuando te asegures de hacer que me mantengan alerta. Me aburriré de tu y de esta ciudad si eres demasiado predecible, Loomis.

El inclinó la cabeza.— ¿Y cómo se que no me aburrirás?— bromeó.

—Creeme, Loomis— pronunció Indiana con un brillo en los ojos que Billy no podía dejar de mirar— todos en esta ciudad sabrán mi nombre cuando termine con esto.

‧₊˚🎸✩ ₊˚🎧⊹♡

Dos dias después, Indiana estaba sentada en un taburete de color verde azulado dentro de un restaurante con un letrero de neón brillante que decía "Cricket's"— esperaba que se refiriera a una persona con el apodo Cricket y no a una referencia a los grillos que se servían en la comida.— Por otra parte, ya había comido allí dos veces, así que no había vuelta atrás si era así.

No pasó mucho tiempo hasta que una camarera se acercó a Indiana en el mostrador, con el pelo rizado recogido hacía atras y apartado de la cara. Llevaba un uniforme morado y verde azulado que usaban todos los demás empleados; también tenía un sombrero vergonzoso, pero esta chica optó por no ponérselo.

—¿Qué puedo ofrecerle?— preguntó la camarera, levantando la vista de su bloc de pedidos.

—Um, un batido de fresa, una ración de papas fritas y una solicitud de empleo— respondió Indiana, sonriendo con confianza a la chica. Su nombre era Sophia, según su etiqueta con el nombre.— A menos que tú, personalmente, pienses que este es el peor trabajo del mundo.

—Está bien— dijo encogiéndose de hombros.— El cricket es muy bueno y se adapta a mi horario escolar. Vuelvo enseguida.

Mientras Sophia se alejaba, Indiana permaneció sentada, golpeando la suela de sus Vans a cuadros azules y blancos al ritmo de la canción de Elvis que sonaba en los altavoces. Tenía muchas esperanzas de que el restaurante la contratara. El trayecto en patineta desde su casa era de tan solo cinco minutos, incluso más corto que el que tomaría ir a la escuela. Por mo tanto, no tener coche no afectaría su capacidad para ir al trabajo.

No pasó mucho tiempo hasta que le entregaron una solicitud junto con un bolígrafo que, por alguna razón, estaba pegajoso. Sophia no dijo mucho mientras Indiana comenzaba a completarla, anotando toda su información y disponibilidad de horario. La camarera optó por rellenar todos los saleros y pimienteros del mostrador mientras esperaba; eran solo las tres de la tarde, por lo que el restaurante apenas tenía clientes.

Cuando la chica nueva estaba a mitad de camino, sonó la campana sobre la puerta y una figura entró corriendo directamente al mostrador.— ¡Pásame el chili con queso, cretina!

Indiana se mordió el interior de la mejilla y miró al chico que había llamado cretina a Sophia. Su piel era mas oscura que la de la chica, pero tenían los mismos ojos, nariz y forma de cara, lo que la llevó a creer que eran parientes. Después de todo, su propia hermana la llamaba gremlin la mitad del tiempo— ella devolvía el favor llamándola duente— así que un hermano llamara cretina a su hermana no era tan descabellado.

Sophia puso los ojos en blanco y miro al chico.— Vete a la mierda— murmuró. Pero al mismo tiempo, volvió a caminar hacia la ventana y miró hacia la cocina, mientras recortaba el pedido de un hot dog.

—¿Hermana?— adivinó Indiana, mirando al chico.

Le sonrió, mostrando una hilera de dientes perfectamente blancos.— Hermanita— confirmó. Luego inclinó la cabeza y estudió sus rasgos.— ¿Eres nueva en la ciudad?

—Llegue el lunes— le respondió asintiendo con la cabeza.— Intenté solicitar un trabajo en esa tienda de discos, pero el dueño es...

—¿Un idiota?— acompleto el chico por ella, levantando una ceja.

—Un gran idiota— intervino ella. El dueño la había mirado y había hecho algunas suposiciones absurdas sobre ella, pensando que una chica no sabría lo suficiente sobre los diferentes géneros musicales como para ser de alguna ayuda fuera de la sección de musica pop. Así que Cricket's era la siguiente mejor opción; en realidad, la única opción.— Y no sabe nada de música. Dice que Out Ta Get Me es el mejor solo de guitarra de Guns 'N Roses, que, como guitarrista, admito que es genial, pero no se compara con...

Los dos hicieron contacto visual y hablaron en sincronía, sus ojos se iluminaron más a medida que sus sílabas coincidían.— ¡Sweet Child O' Mine!

El sonrió y se sento en el taburete que estaba a su lado.— ¡Exactamente! Y el bajo de Sweet child también es mwjor. Me encanta tocarlo.

—¿Tocas el bajo?

El asintió.— Si, desde hace unos tres años. Crecí tocando el clntrabajo, pero me cansé de la música clásica y aprendí a tocar el bajo.

—¿Aprendiste por tu cuenta? Impresionante. Aprendí de mi padre. También puedo tocar el bajo, pero no me gusta.— le mencionó.— Aunque el bajo compone algunas de las mejores canciones. Como, ¿hola? ¿For Whom the Bells Toll? ¿Hysteria? ¿Anything by Queen o Micher Jackson?

—Estábamos destinados a ser mejores amigos— declaró el chico con seriedad, inclinándose hacía él.— Tengo que escucharte tocar algun día.

—Y tu— respondió sonriente— siento en mis entrañas que eres el mejor bajista del mundo.

Soltó una mueca arrogante.— Obviamente— anunció.— Y tú sabes claramente cómo hacer shrinking en eléctrico.

—Deberíamos formar una banda— expresó Indiana  después de pensarlo sólo medio segundo.

Y no le dio mucha importancia, sus ojos se iluminaron. A Indy le recordó un poco a un cachorro emocionado.— ¡Deberíamos formar  una banda!

Entonces, es oficial. Ahora estamos en una banda— declaró ella, asintiendo con la cabeza. Luego inclinó la cabez.— Por cierto, ¿cómo te llamas? Probablemente deberías saberlo, ya que estamos en una banda juntos.

—Jackson Martin— se presentó, entendiéndole la mano para que se la estrechar. Luego hizo un gesto con la cabeza hacia Sophia, que estaba cogiendo dos platos de la ventana.—  Será una junior. Esa es Sophia. Es un año más joven.

—Genial. Soy Indiana Winger— dijo.— Me acabo de mudar a Marsh Street.

—Papas fritas, malteada y un hot dog con chili— recitó Sophia mientras colocaba todos los platos frente a ellos.— Jax, deja una buena propina o se lo diré a mamá.

Jackson simplemente sacó la lengua mientras acercaba su hot dog. Le dio un mordisco antes de seguir hablando, sin importale la comida que tenía en la boca.— Indiana y yo vamos a formar una banda. Necesitamos un baterista. ¿Te apuntas?

—¿Tocas la batería?— preguntó Indiana, sonriendo a la chica que estaba de pie.

—Sí, aunque más que nada solo percusión en la banda de música— respondió Sophia asintiendo. Luego miró a su hermano.— ¿En serio? ¿O es como cuando dijiste que ibas a entrenar para participar en Leyendas del Templo Escondido?

—Estoy hablando muy en serio, mocosa— le dijo. Entonces Jackson volvió su vista a Indiana, que estaba mojando una papa frita en su batido.— Es muy buena, te lo prometo. No me arriesgaría a pasar la vergüenza de estar en una banda con mi hermana si no lo fuera.

—Está bien, pero vamos a necesitar un cuarto y quizás un quinto miembro— declaró Indiana, sabiendo que tres instrumentos realmente no serían suficientes.

—Quizás tenga una idea— mencionó Sophia, apoyándose en el mostrador. Poco a poco, las comisuras de sus labios se fueron curvando en una sonrisa mientras pensaba más en la idea de la banda.— Pero también necesitamos un lugar para practicar, porque Dios sabe que mamá no va a tolerar que hagamos tanto ruido.

—Tengo un garaje y una hermana que trabaja hasta tarde— les propuso con una sonrisa. Indiana levantó su vaso de batido como si fuera champán.— ¡Por la banda!

—¡Por la banda! repitió Jackson mientras levantaba también su hot dog como si fuera un vaso, chocando el vaso con el de Indiana, ignorando el encogimiento de las dos chicas.

—¡Amigo, derramaste chili en mi batido!

‧₊˚🎸✩ ₊˚🎧⊹♡

Pasó casi una semana entera antes de que Billy Loomis volviera a ver a Indiana Winger. Después de todo, ella tenía un trabajo y él una vida. Pero por primera vez desde que comenzó el verano, el chico se preparaba para irse a la cama temprano, no se quedaba despierto hasta tan tarde que prácticamente todos los demás estaban dormidos.

Billy se movía por su habitación, con un par de boxers bajos hasta las caderas mientras se secaba el pelo mojado con una toalla, recién salido de la ducha. Agarró una camiseta que parecía limpia, pero olió las axilas y se dio cuenta de que definitivamente estaba desprendiendo algunos vapores apestosos. Se encogió antes de tirarla a un lado y agarrar otra que olía un poco mejor. Pero solo marginalmente. Después de ponérsela por la cabeza, finalmente miró por la ventana y notó algo por primera vez.

La habitación de Indiana estaba justo al lado de la suya, con solo veinte pies de césped separando las dos habitaciones del segundo piso.

Billy sabía que era la habitación d Indiana por que las luces estaban encendidas y ella se movía con un puñado de personas más en el interior. Los reconoció un poco, pero solo conocía a Jackson Martin, que estaba en el equipo de baloncesto con Stu. Pero la hermana de Jackson también estaba allí, así como un chico de la banda de música.

Su nombre era Isaiah Starnes, y Billy sólo lo sabía porque todo el maldito pueblo sabía lo increíblemente estricta y religiosa que era su madre, Annabelle Starnes. En la escuela, Isaiah normalmente se quedaba con dos personas y se encogía en sí mismo cuando alguien se dirigía a él. Pero ahora, parecía estar riéndose de lo que fuera que estuvieran haciendo los cuatro en la habitación.

—Supongo que hizo amigos— murmuró Billy para sí mismo sin darle importancia. Antes de irse a la cama, miró hacia la ventana unas cuantas veces más, preguntandose si la chica nueva era consciente de lo inútiles que eran esas cortinas rosas transparentes.

Dentro de la habitación, sin saber que su vecino los estaba observando, Indiana estaba desparramada en su cama con Sophia prácticamente encima de ella. Jackson estaba sentado en su escritorio. Y el nuevo miembro, Isaiah, estaba sentado en la silla inflable de plástico rosa que fue trasladada a su habitación después de que Virginia comprara muebles de verdad.

Un día y medio después de decidir formar una banda, mientras Indy se entrenaba en Cricket's, Sophia arrastró a Isaiah por la muñeca y lo presentó como su nuevo tecladista. El chico, que estaba en el mismo grado que Sophia, parecía tímido y vacilante, pero a Indiana no le llevó mucho tiempo lograr que se encariñara con ella.

Cuando no estaba trabajando, Indiana se tomaba el tiempo para conocer a sus tres amigos tanto como podía.

Se enteró que Jackson ocupaba un lugar bastante alto en la cadena alimentaria social. Claro, su formación clásica en contrabajo lo hacía parecer un poco friki, pero era atractivo, divertido y el capitán del equipo de baloncesto. Sin duda, tenía la mayor energía de todos, algo que Indiana podía igualar con mucho gusto.

Sophia era similar a su hermano en cuanto a personalidad,  aunque un poco más sarcastica y mordaz. Siempre estaba dispuesta a despotricar durante cinco horas sobre películas— sus favoritas eran las comedias románticas, pero le hizo prometer a Indiana que se lo llevaría a la tumba para que todos los demás pensaran que el terror era su género favorito.

Al principio, Isaiah era tranquilo, pero Indiana aprendió rápidamente que era un mecanismo de defensa para lidiar con su controladora y autoritaria madre. Le encantaba la música disco, el soft rock y el synth-pop de los 80's. Jackson intentó burlarse de él por eso, pero Indiana lo detuvo y comenzó a poner a todo volumen a ABBA, coincidiendo con él en que era una de las mejores bandas del mundo.

Ahora, la banda recién formada y aún sin nombre estaba pasando el rato en el dormitorio medio decorado de Indiana. Las paredes eran de un color verde oscuro y, lentamente, ella las cubría con carteles y desempacaba las cajas que estaban amontonadas en las esquinas.

—De verdad, puedo reunirme cuando sea para ensayar— les dijo Jackson encogiéndose de hombros. A diferencia de las chicas, él no tenía trabajo. Y la madre de Isaiah lo tenía bajo control, así que estaban tratando de averiguar los mejores momentos para ensayar en el garaje que estaba justo debajo de la habitación de Indiana.

—Crick nos obliga a Indy y a mí a seguir el mismo horario casi todos los días durante el resto del verano— le informó Sophia.— No podemos reunirnos los domingos por la mañana ni los miércoles por la noche debido al estudio biblico de Zay.

Isaiah sonrió agradecido, contento de que ella lo recorara, aunque estuviera muy emocionado por ir cada semana.— Pero estoy bastante libre durante la semana por que mamá esta trabajando. Los fines de semana, sin embargo, son un dilema— mencionó, hablando con un ligero acento sureño. Isaiah había vivido en Woodsboro toda su vida, pero sus padres eran de Texas, por lo que el acento se le quedó grabado.

—Entonces, ¿qué tal los martes, miércoles y viernes a las doce y terminar antes de que tengan que ponerse a trabajar para el turno de la cena? ¿Y los lunes y jueves a las tres? Nos aseguraremos de que Isaiah llegue a casa antes que su mamá— propuso Jackson, pensando que eso funcionaba para todos.— Y los fines de semana, justo cuando ellos trabajan.

—Creo que tenemos un cronograma de ensayos— dijo Indiana mientras anotaba los horarios. Tenía algunos bolígrafos de gel con brillantina sobre el colchón, lo que le daba muchas opciones de color.— Ahora, volvamos a las canciones que podemos tocar.

De camino a la casa de las Winger, loa cuatro empezaron a enumerar versiones de canciones que sabían tocar. Sophia sólo conocía las más populares, ya que a la banda de música le gustaba tocarlas. Pero la chica aprendía rápido. Isaiah conocía algunas de sus canciones favoritas, pero no podía practicarlas mucho, porque no quería que su madre lo escuchara y le gritara. Indiana y Jackson tenían los repertorios más amplios, y ambos estaban entusiasmados por enseñarles a los otros dos todas las canciones.

Después de tener algunas versiones y seguidores sólidos, podían trabajar en hacer su propia música, aunque ese era un objetivo que estaba muy lejos de alcanzar. Por ahora, querían divertirse y curar su aburrimiento mientras se conocían mejor.

—Está bien— dijo Indiana, mirando la lista de canciones por encima del hombro de Sophia.— Creo que empezaremos con Take On Me. Te encanta esa canción, Isaiah, así que te ayudaremos a aprenderla.

—Esto va a ser genial— expresó Isaiah con una sonrisa. Luego se puso nervioso.— Pero también aterrador. ¿Qué pasa si alguien nos escucha?

Jackson echó la cabeza hacía atras y se río.— Esa es la cuestión, Isaiah. No te preocupes. No te dará más miedo que cuando toques para la banda.

—Eso da miedo— afirmó, mirandolo fijamente.

—Si te hace sentir mejor, mañana no habrá nadie— le dijo Indiana.— Mi hermana estará trabajando.

—¿Y que pasa con tus vecinos y esas cosas? Preferiría que no me escucharan hasta que sepa que no voy a cometer errores.

Antes de que Indiana pydiera siquiera señalar que la mayoría de sus vecinos estaban fuera trabajando durante el día, y Billy, el único otro adolescente que conocía, estaba fuera practicando fútbol la mayoría de los días, Sophia intervino.— Zay, eres, como, irritantemente bueno leyendo música a primera vista. No vas a avergonzarte, al menos no más que el resto de nosotros.

—Si, si te equivocas y hay un testigo, lo haré a propósito y diez veces peor para desviar la atención de ti— prometió Indiana.— Pero eres parte de Indiana y los tres cretinos. Automáticamente eres la persona más genial de Woodsboro.

—¡Es el nombre de banda más patético que he oído jamás!— exclamó Jackson mientras le arrojaba un bolígrafo.— ¿Tres cretinos? ¡La única cretina que hay aquí es Soph!

En respuesta, Sophia le arrojó el bolígrafo azul brillante de Indiana y li golpeó justo en la nariz. Hizo pucheros mientras se frotaba la zona.

—Bueno, ¿cómo quieres llamarnos?— preguntó Indiana. levantando una ceja.

Sonrió alegremente y se sentó un poco más erugido.— Los Jackson Four.

—Dios, eso es peor— expresó Sophia, frotándose la frente.

—Y pidiendo una demanda— murmuró Isaiah con una sonrisa burlona.— ¿Isaiah and the killers?

—¿The killers? ¿Estamos matando gente en lugar de escribir canciones?— preguntó Indiana, riéndose por el extraño nombre. Isaiah se encogió de hombros tímidamente, sólo quería lanzar una canción con su nombre en el título.

Entonces Sophia se inclinó hacia delante emocionada, y estuvo a punto de caerse por el borde.— Espera— dijo sonriendo alegremente.— ¿Que hay de esto? ¿The Woodsboro Killers?

—Oh, no, sólo estaba bromeando. Si mi madre descubre que estoy en una banda que tiene la palabra "asesinos", me matara— respondió Isaiah sacudiendo la cabeza.

—Suena como si te fuera a matar pir estar en la banda de todas formas— admitió Indiana antes de mirar a Sophia.— Aunque me gusta un poco.

—Suena muy rock 'n roll— le dijo Jackson a Sophia.— ¿Qué hay de Jackson and the Woodsboro Kille? ¡Oye!— Sophia lo hizo callar arrojándole una de las almohadas de Indiana en esa ocasión, casi tirandolo del escritorio.

—Mira, ¿todos están a favor?— preguntó Indiana sentandose de rodillas y levantando la mano. Sophia levantó la suya rápidamente, al igual que Jackson después de un momento. Con un suspiro y una sonrisa renuente, sabiendo que realmente estaba desafiando el destino y el control de su madre, Isaiah también levantó su mano.

—¡The Woodsboro Killers llegan a una ciudad cerca de ti!— exclamó Jackson aplaudiendo.— Este va a ser el mejor año de todos.

Indiana no podía dejar de sonreír mientras se dejaba caer sobre el colchón y les sonreía a sus nuevos amigos.— Woodsboro no sabrá qué les pasó.

n/t

¿Qué tal les parece el cast que eligió la autora? Yo personalmente amo que Jonathan Daviss sea Jackson, para los que no sepan, Jonathan interpreta a Pope Heyward en la serie de Outer banks, y yo amo esa serie jiji.

🌷T.

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