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𝟬𝟵 | ᴄᴏɴғɪᴀɴᴢᴀ

𝓬𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸
𝚌𝚘𝚗𝚏𝚒𝚊𝚗𝚣𝚊

El sonido de la lluvia impacta contra el cristal de la ventana, el ligero sonido lo cautiva de forma innegable. 

Sus cabellos blancos se encuentran envueltos en una toalla, el calor le cala la piel cubierta y puede soltar un suspiro lleno de tranquilidad. Aquellas cuatro paredes le proporcionan una tranquilidad arrolladora que poco a poco penetra su ser.

Observa el reloj pegado en la pared, las manecillas marcan las dos de la madrugada pero el no parece inmutarse ante la idea de un desvelo, de hecho la idea le parece tentadora.

Solo el y la lluvia.

Con pasos calmados se acerca a la puerta, el único impedimento al exterior se encuentra abierto frente a sus ojos. 

Las gotas de agua comienzan a mojar su cuerpo de forma tan delicada y dulce, levanta la mirada encontrándose con el cielo nocturno cubierto por las hermosas nubes grises que dejan al descubierto la hermosa luz de luna.

La toalla resbala de sus cabellos y se permite cerrar los ojos ante el cálido sentimiento. A pesar de la penumbra de la noche, se encuentra demasiado tranquilo.

A lo lejos, la figura de Enji emerge como si del infierno se tratara, largos pasos restan la distancia entre ellos y como si fuera una explosión ambos se miran con un sentimiento que son incapaces de reconocer.

Frente a frente.

Rojo y blanco.

La furia emerge en el cuerpo ajeno.

Resentimiento que no puede ser callado más tiempo, la culpa inconmensurable.

Enji se encuentra arrodillado frente al cuerpo del que una vez fue su otra mitad, absorto en los pies ensangrentados del albino se encuentra reconfortado cuando él le hace compañía en el suelo, mirándolo directamente a los ojos.

Las manos maltratadas rodean su cuello en un agarre furioso, el héroe no parece oponer resistencia y tampoco busca piedad. Solo se encuentra con esos ojos oceánicos llenos de ira mientras la lluvia encubre sus lágrimas.

Su boca se entreabre al sentir aquel agarre perder fuerza mientras se desploma enfrente suyo, el cuerpo tembloroso y lleno de dolor parece querer decirle algo.

Estaba listo para escucharlo, incluso si la verdad lo aplastara el lo soportaría.

Ahora, más que nunca era consciente de su alrededor. Sabía que su perdón estaba muy lejos para alguien como él.

Pensó en lo majestuoso que era aquel ser enfrente suyo.

Era como un ángel que había bajado del reino de los cielos para iluminar aquel camino lleno de espinas que le cortaban con tan solo dar unos pasos.

Aquella oscuridad que siempre lo rodeaba se vio iluminada por aquella presencia que lo acurrucaba de un calor febril casi asfixiante pero atrayente.

El devoró su corazón y él se comió el suyo en un acto lleno de amor.

Sus manos cubrieron las suyas y sus brazos rodearon el cuerpo enfermo.

Hablemos. — Dice en su susurro tan suave que el omega solo puede mirar hacia abajo. — Necesito que escuches.

La mañana había llegado, los niños observan el cuerpo dormido de su padre. Se encuentra totalmente incómodo en el pequeño sofá. Sus manos están frías y pueden ver pequeños cristales helados incrustados en su piel.

¿Se habrán peleado?. — Pregunta Fuyumi, siendo cautelosa.

Creo que gano mamá. — Completa Touya. — Que genial.

La niña lo mira mal para después observar como Natsuo se acerca con un plumón permanente, se podía notar todas las intenciones de hacerle una travesura.

¿Qué haces Natsu?

Cobrando venganza. — Responde sin remordimiento, detrás de él esta Shoto sosteniendo un oso de peluche mientras simula enseñarle a pintar un pato deforme.

¿Y si se enoja? — Cuestiona temerosa.

El siempre se enoja. — Respondió el mayor tomando un plumón de las manos de Shoto para después extender uno a su hermana. — Además, mamá nos protegerá... lo prometió.

Con algo de nervios, la niña accede a seguirles la travesura. Con cuidado, la piel es pintada de varias figuras amorfas y la niña puede por fin soltarse un poco más.

Detrás de ellos se encuentra su madre, con una taza de café cubriendo su risa. Quizás debió esperar a la tarde para darle esos plumones pero sabía que su creatividad no debía ser reprimida.

Quién era él para negarse, sobre todo cuando sus hijos se estaban riendo por una travesura sin importancia, no pensó en castigarlos, eran niños.

Se alegraba de verlos comportarse como tal.

Y sin darle más vuelta al asunto se dio la vuelta para desaparecer en la cocina y preparar el desayuno, pensó en desayunos ricos pero nada vino a su mente.

Mientras observa la despensa enfrente suyo un pequeño disgusto se forma en su humor mañanero al estar carente de ideas.

Mami. — Dio un salto en su lugar al escuchar la vocecita de Shoto. — ¿Podemos desayunar en el patio?

¿En el patio?. — Repite confundido. — ¿Por que?.

Hay un arcoiris, Natsuo dijo que si lo veíamos antes de que desapareciera nos iba a conceder un deseo.

Ante la inocencia no puede evitar sonreír, aceptando la propuesta de su hijo.

El cuarteto de niños lo miran desde la puerta, con mantas y almohadas para cubrirse del frío.

Ustedes ya lo había planeado, ¿verdad?

Los pequeños le muestran una carita inocente que solo reafirma su teoría.

Vayan afuera, les llevaré comida para que podamos desayunar.

Ante las palabras afirmativas todos corren hacia el enorme jardín, esperando pacientemente a su madre.

El día estaba frío y el pasto levemente húmedo, don cuidado pusieron la gran manta debajo de ellos y se cubrieron con las demás que traían, sus dedos estaban manchados de tinta al igual que algunas partes de su cara.

Mamá luce mejor. — Comenta Fuyumi observando el pasto mientras abraza sus piernas. — Me alegra que este devuelta.

Incluso ahora juega con nosotros. — Dice Shoto.

Y nos prepara comida deliciosa. — Agrega Natsuo.

Ya no le molesta mi presencia. — Murmuró Touya. — Parece una persona diferente pero eso es algo bueno, ¿no?, incluso si dura poco tiempo.

Mentí— Admite Fuyumi bajando la mirada. — Aun no puedo confiar plenamente en él, se que ahora todo parece diferente y que no nos lastimaría de forma física pero aun así...

La niña se esconde entre sus rodillas viendo el pasto mecerse con la brisa de la mañana.

Yo tambien mentí. — Confiesa Touya. — Pero ahora, quiero intentar confiar en el, no importa cuanto dure quiero saber que esta vez fue mi elección acercarme.

¿Incluso si falla?.

Si falla, entonces ya no será su culpa, será nuestra.

El pequeño bicolor abraza su osos de peluche, observando como sus hermanos mayores parecen tan acomplejados.

Yo quiero creer en mamá. — Dice, sorprendiendolos. — Ya no me aleja, incluso me abraza y me cuenta cuentos por las noches, también espera a que duerma y me dice lo mucho que me quiere... para mi eso es suficiente.

Ante la repentina declaración, todos miran hacia el arcoiris.

¿Y si compartimos nuestro deseo? — Declara Fuyumi. — Estoy segura que todos queremos lo mismo.

Compartiendo miradas, todos se inclinan hacia el arcoiris, poniendo sus palmas frente a su pecho y cerrando sus ojos mientras sus labios se mueven hacia una oración corta.

"No cambies a mama".

Las manos dejan de estar entrelazadas y observan la figura de su madre acercarse a ellos con vasos de chocolate caliente y grandes platos de arroz con carne.

¿Tarde mucho? — Pregunta, envolviéndose junto a Shoto.

No, para nada. — Asegura Fuyumi poniéndose a su lado mientras prueba aquel delicioso arroz.

Sus hermanos imitan la acción y prueban grandes bocados mientras el mayor los observa.

Cuando era niño, mi madre siempre decía que los días de lluvia eran signo de buen augurio. — Relata observando al arcoiris. — Que si le contabas tus problemas a la lluvia, ella las sacaría de tu cuerpo y te traería un arcoíris para hacerte saber que había logrado su cometido.

¿Le has pedido cosas a la lluvia? — Pregunta Touya.

Si.

¿Y te concedió tu deseo?

Me dio todo lo que necesitaba, estoy conforme con el resultado. — Dice, mirándolo. — No necesito nada más.

Cuando vuelva a llover, ¿podemos intentarlo también? — Cuestiona Fuyumi.

Supongo que si, pero después se meten a bañar rápido para que no se enfermen.

Mami, mataste el elemento de misterio. — Farfulla Natsuo, negando con la cabeza.

Es cierto. — Secunda Shoto

¡Pero-!

¡Todos sobre mamá!. — Grita Natsuo derribandolo en el suelo para ser seguido por Touya y Fuyumi.

El frío le cala en la nuca, apenas puede entender que paso pero no piensa mucho y los abraza contra su cuerpo mientras les hace cosquillas.

¡Soy el monstruo de la sabana y me los comeré!. — Grita mientras se coloca el gran pedazo de tela sobre la cabeza y comienza a perseguirlos.

Todos corren mientras gritan y se ríen, la primera en caer es Fuyumi que es atacada con muchos besos y cosquillas que la deja incapaz de seguir corriendo.

¡Oh, no! ¡Fuyumi cayó!.

Es seguido de Shoto que voluntariamente se deja caer en los brazos de su madre, que repite cada beso con el mismo amor para dejarlo riendo sobre el suelo.

Continua con Touya que parece avergonzado pero finalmente cede a las muestras de amor, recostandose en el suelo mientras observa a Natsuo saltar a la cara de su madre en un reflejo.

Ambos vuelven a caer en el suelo, riendo como desquiciados mientras están esparcidos por el enorme patio.

¿No te lastimaste, hijito? — Pregunta Kimi, sosteniendo a Natsuo.

No mami. — Niega aferrándose a su pecho. — Gracias.

Se queda un poco más en el suelo, recuperando el aire mientras se recarga en la cabeza de su hijo.

Mira hacia el arcoiris que de a poco comienza a desvanecerse con la salida del sol.

Con cuidado, entrelaza sus manos y ante el último destello de luz pide su deseo.

¡Mami, ¿que pediste?! — Cuestiona Fuyumi.

Es un secreto.

¡Pero, ma!


Hola, cuánto tiempo ¿verdad?


Solo quiero agradecerles todo el apoyo que me brindan comentando y votando, se que a lo mejor esta no es la mejor historia pero yo de verdad valoro cada acción.

Los quiero mucho 💕

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