𝓬𝓪𝓹𝓲𝓽𝓾𝓵𝓸
𝚞𝚗 𝚘𝚖𝚎𝚐𝚊 𝚌𝚘𝚗𝚏𝚞𝚗𝚍𝚒𝚍𝚘

La noche había llegado, los pequeños descansaban en su cama cómodamente.

Toya tenía una mano en el rostro de Shoto mientras Fuyumi se hacia bolita y Natsuo se extendía como estrella, agradeció el tamaño ridículamente grande del mueble y se levantó mirando por última vez a los pequeños que sean durmiendo.

Con sumo cuidado abrió la puerta del baño encendiendo la luz con las manos temblorosas, si bien ya había notado su evidente cambio de apariencia, aún seguía consternado.

Había leído muchos mangas de reencarnación y sabía medianamente cómo debía actuar, considerando el estilo de la pequeña novela que leyó no tardó mucho en darse una idea de cuánto sufriría.

Si hacía cálculos, Shoto debía tener cinco años y también significaba que tenía tres años para cambiar su trágico destino.

Debía ser fuerte.

De lo contrario, Enji lo guiaría a las puertas del infierno.

Otra vez.

Los ojos de la pequeña Fuyumi se abren con cansancio mientras observa a sus hermanos desparramados en la cama, toma una manta y los cubre para después ir en busca de su madre.

El delicioso olor a vainilla la llevó hasta la cocina donde estaba el omega tarareando una canción alegre. 

— ¿Mamá?. — Murmuró la pequeña un tanto confundida.

— ¿Eh?. — De inmediato el adulto volteo regalandole una sonrisa. — Buenos días hija, ¿dormiste bien?.

Ante el repentino interés la menor no supo como contestar simplemente se dedicó a observar al hombre enfrente suyo.

Tenía el mismo rostro de su mamá, las misma altura y el mismo cuerpo... pero, algo no encajaba.

— ¿Fuyumi?. — Pregunto preocupado al ver el rostro de su hija.

— ¿Realmente eres mi mami?. — Susurro sin darse cuenta y de inmediato cubrió su boca. — ¡Perdón ma-!

— No importa. — La interrumpió mirando el pequeño panqueque que se había quemado. — ¿Puedes llamar a tus hermanos por favor?

A pesar de la pequeña interrupción la menor pudo notar la expresión de su mami.

Una completamente hueca, como la de aquellos días grises. 

Mientras sube las escaleras no puede evitar pensar en que le podía estar pasando a su progenitor.

¿Otra vez estaba tomando "pastillas felices" como le había dicho hace dos años?, ¿cuánto iba a durar esta "etapa rosa"?

Una vez estuvo frente al cuarto, abrió la puerta, Natsuo y Shoto seguían dormidos pero Toya estaba despierto con los ojos entrecerrados mientras observaba una calceta que estaba en el suelo.

— Hermano. — Habló Fuyumi captando la atención del pelirrojo. — Mamá dice que bajemos a desayunar.

— ¿Hizo panqueques?. — Pregunto Toya. — Huele a vainilla.

— Si, eso creo.

Ante la confirmación Toya fue el primero en saltar de la cama despertando a Shoto por el brusco movimiento.

— ¿Ya es de día?. — Pregunta el menor de ellos buscando con la mirada a su progenitor. — ¿Y mamá?

— Abajo, está haciendo el desayuno.

La niña no lo entiende, ¿estaba delirando? ¿era la única que notaba el cambio tan brusco en la personalidad de Kimi Todoroki?.

Para una infante como ella es difícil asimilarlo, aun así, se convence en disfrutar aquellos momentos felices como familia.

Natsuo es el último es despertarse pues le ha llegado el delicioso olor a miel, se talla los ojos mientras baja de la cama como cualquier otro dia.

Fuyumi los observa e inevitablemente una sonrisa surcó sus labios.

Si su mami volvía a tratarlos bien habia una posibilidad de que su padre también lo hiciera. De inmediato corrió hacia la cocina contemplando al omega enfrente suyo.

Estaba colocando la mesa, manteles, vasos con jugo, platos con fruta y panqueques esponjosos. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras corría a los brazos del albino.

 El omega no lo comprende pero aun asi le regresa el abrazo con la misma intensidad, permitiéndose acariciar sus cabellos blancos.

— Ya estoy aquí, no voy a irme a ningún lado. 

Ver a la menor aferrarse a él le provocó un nudo en la garganta que apenas pudo disimular, no la soltó y ella tampoco se resistió a perderse en al calor del omega.

 Con sumo cuidado la alzó entre brazos para poder terminar de acomodar la mesa. La pequeña acomodo su rostro en el músculo de su hombro sollozando ligeramente.

Por el lateral del ojo puede observar como sus hermanos bajan de las escaleras con caras cargadas de sueño y ojos hinchados de tanto dormir.

Un pequeño capricho invade su mente aferrándose al cuello del mayor mientras observa el rostro fruncido de Shoto y Toya.

Natsuo, bueno, estaba demasiado concentrado robándose las manzanas de los platos.

— ¿Ya se lavaron las manos?. — Pregunta y Toya tiene que regresar al cuarto.

No puede evitar soltar una risa ante las actitudes del pequeño pelirrojo.

— Natsuo deja de comerte la fruta de tus hermanos. — Lo regaña pero el niño ya se comió dos porciones.

— Que se coma la mia. — Dice el pequeño Toya mientras sacude sus manos en un intento de secarlas.

A pesar de todo no los reprende más, solo les pide que se sienten para poder almorzar y observar sus comportamientos.

Sienta a Fuyumi en una de las sillas y regresa a la cocina para rellenar los platos con fruta, otra vez.

— Fuyumi se dio cuenta. — Murmura con preocupación mordiéndose las uñas. — Logre disuadir y consolarla pero ahora ese es el menor de mis problemas.

Un suspiro frustrado abandona sus labios mientras peina su cabello medianamente largo.

— ¿Qué haré cuando Enji regrese?.

Su rostro palideció ante el inminente recuerdo, solo puede apretar los labios y forzar una sonrisa para encubrir sus sentimientos.

Debía sonreír, era su responsabilidad y no podía fallar. Él tenía que ser mejor que Enji, se lo debía a sus pequeños.

Si tienen preguntas con mucho gusto pueden dejarlas aquí.

Haré una sección de preguntas para la familia. ♡